Algunos de ellos entregaron regalos al Papa y otros pidieron que bendijera rosarios y artículos religiosos que llevarán a su país de origen como recuerdo de este día histórico.
Ambiente de fiesta en la plaza de San Pedro para dar la bienvenida al nuevo Papa Un día espléndido en Roma acompañó a las miles de personas que se acercaron hasta la plaza de San Pedro con la ilusión de ver al Papa Francisco. Le esperaban con pancartas con mensajes de apoyo y hasta con música para convertir en una verdadera fiesta la Misa de Inicio de Pontificado.
“Estoy tocando la guitarra porque me ha emocionado este Papa, ha llegado el momento propicio de la Iglesia, es la persona que todos necesitábamos”
“Felices, felices llenos de felicidad. Realmente es una bendición la elección de este Papa ha sido maravilloso, es un gesto de humildad para todo el mundo”.
“Hemos venido con el colegio, algunos los más vagos se han quedado durmiendo pero estamos aquí representándolos. 0,10 Es una ocasión única no todas las personas lo pueden hacer en su vida y ya que nos ha pillado justo esta semana aquí estamos”.
Vinieron desde todas las partes del mundo, pidieron el día libre en el trabajo y algunos llegaron sin dormir porque aprovecharon la noche para viajar hasta el corazón de Roma.
“Estamos aquí yendo a la misa bastante emocionados 0,12 Llevamos aquí desde el domingo, vinimos con el colegio y aquí estamos. 0,12 “Yo también vine con el colegio una semana en Roma y por casualidad nos ha pillado ver al Papa y y aquí estamos. Es una oportunidad y había que venir”.
“Yo desde el domingo, y yo desde hace dos horas. Que llegamos con el tren de Milán el tren lleno de peregrinos. También de argentinos”.
Estas personas vieron cumplida su ilusión de poder acompañar al nuevo Papa en la celebración que marca el inicio de su pontificado. Para mostrarle su apoyo y para ser testigos de un momento histórico.
El Papa reserva el saludo más cariñoso al personal de la basílica
El saludo más entrañable del Papa Francisco tras la Misa de Inicio del Pontificado fue el que reservó para el personal de la basílica de San Pedro, que durante casi dos horas había visto pasar desde las vallas a líderes políticos de todo el mundo.
Tras la maratoniana sesión de saludos, el Papa no quiso retirarse sin acercarse para agradecer el trabajo oculto del equipo encargado de poner a punto la basílica.
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