miércoles, 26 de febrero de 2014

Llamar al sacerdote cuando hay un enfermo "no trae mala suerte"


(RV).- (Con audio y video) La Plaza de San Pedro volvió a llenarse de miles de fieles y peregrinos para la audiencia general con el Papa. Francisco dedicó su catequesis de este miércoles al “sacramento de la compasión de Dios con el sufrimiento del hombre”: la Unción de los enfermos. El Obispo de Roma nos recordó que “Jesús enseñó a sus discípulos a tener su misma predilección por los enfermos y necesitados, y les confió la tarea de atenderlos en su nombre por medio de este sacramento”. “Qué alegría da saber que en los momentos de dolor no estamos solos: el sacerdote y la comunidad cristiana, reunida junto al que sufre, alimentan su fe y su esperanza”, constató el Santo Padre, agregando que a esto se une el consuelo que otorga la presencia de Cristo, “que nos toma de la mano y nos recuerda que le pertenecemos, y que nada, ni nadie –ningún mal, ni siquiera la muerte- podrán separarnos de Él.” (RC-RV)
Resumen de su catequesis y saludo del Papa en nuestro idioma RealAudioMP3
En la catequesis de hoy les hablaré de la Unción de los enfermos, sacramento de la compasión de Dios con el sufrimiento del hombre. La parábola del “buen samaritano” expresa el misterio que se celebra en este sacramento: Jesús se acerca a quien sufre y lo conforta con el aceite del consuelo y el vino de la esperanza. Luego, lo lleva a la posada, que representa a la Iglesia, a la que Cristo confía a cuantos sufren en su cuerpo o en su espíritu, para experimentar su misericordia y su salvación. Jesús enseñó a sus discípulos a tener su misma predilección por los enfermos y necesitados, y les confió la tarea de atenderlos en su nombre por medio de este sacramento. Aunque la muerte es un misterio que nos supera, la Unción de los enfermos nos ayuda a ampliar la mirada y a radicarla en el misterio más grande del amor de Dios. Qué alegría da saber que en los momentos de dolor no estamos solos: el sacerdote y la comunidad cristiana, reunida junto al que sufre y su familia, alimentan su fe y su esperanza y lo sostienen con la plegaria y el afecto fraterno. A eso se une el consuelo que otorga la presencia de Cristo, que nos toma de la mano y nos recuerda que le pertenecemos, y que nada, ni nadie –ningún mal, ni siquiera la muerte- podrán separarnos de Él. Saludo a los peregrinos de lengua española, en particular a los grupos provenientes de las Diócesis de Mérida-Badajoz, Plasencia y Córdoba, así como a los Paracaidistas del Ejército de Tierra, de Madrid, y los demás fieles provenientes de España, Nicaragua, México, Argentina y otros países latinoamericanos. Invito a todos a valorar la paz y el ánimo que Cristo nos comunica en el sacramento de la Unción de los enfermos para sobrellevar cristianamente los sufrimientos. Muchas gracias.

Texto completo de la catequesis del Papa en español

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

Hoy las previsiones decían “lluvia” ¡y ustedes han venido lo mismo! ¡Tienen coraje!, ¿eh? ¡Felicitaciones!
Hoy quisiera hablarles del Sacramento de la Unción de los enfermos, que nos permite tocar con la mano la compasión de Dios por el hombre. En el pasado era llamado “extrema unción”, porque se entendía como consuelo espiritual en la inminencia de la muerte. Hablar en cambio de “Unción de los enfermos” nos ayuda a ampliar la mirada hacia la experiencia de la enfermedad y del sufrimiento, en el horizonte de la misericordia de Dios.

Hay un ícono bíblico que expresa en toda su profundidad el misterio que se trasluce en la Unción de los enfermos: es la parábola del buen samaritano, en el evangelio de Lucas (10,30-35). Cada vez que celebramos este Sacramento, el Señor Jesús, en la persona del sacerdote, se acerca a la persona que sufre y está gravemente enfermo, o anciano. La parábola dice que el buen samaritano cuida del hombre sufriente derramando sobre sus heridas aceite y vino. El aceite nos hace pensar en aquel que es bendecido por el Obispo cada año, en la Misa Crismal del Jueves Santo, justamente en vista de la Unción de los enfermos. El vino, en cambio, es signo del amor y de la gracia de Cristo que brotan del don de su vida por nosotros y que se expresan en toda su riqueza en la vida sacramental de la Iglesia. Por último, la persona que sufre es confiada al dueño del albergue para que pueda continuar cuidando de ella, sin considerar los gastos. Entonces, ¿quién es este dueño del albergue? Es la Iglesia, la comunidad cristiana, somos nosotros, a los cuales cada día el Señor Jesús nos confía a aquellos que están afligidos, en el cuerpo y en el espíritu, para que podamos continuar derramando sobre ellos, sin medida, toda su misericordia y su salvación.

Este mandato está confirmado de modo explícito y preciso en la epístola de Santiago – hemos escuchado - donde se recomienda: “Quién está enfermo, que llame a los presbíteros de la Iglesia para que ellos oren por él y lo unjan con aceite en el nombre del Señor. Y la oración que nace de la fe salvará al enfermo, el Señor lo aliviará y, si tuviera pecados, le serán perdonados” (5,14-15). Se trata por lo tanto de una praxis que estaba en uso ya en tiempos de los Apóstoles. Jesús, de hecho, ha enseñado a sus discípulos a tener su misma predilección por lo enfermos y por los sufrientes y les ha transmitido la capacidad y el deber de continuar derramando, en su nombre y según su corazón, alivio y paz, a través de la gracia especial de este Sacramento. Pero esto no nos debe hacer caer en la búsqueda obsesiva del milagro o en la presunción de poder obtener siempre y de todos modos la curación.
Pero, es la seguridad de la cercanía de Jesús al enfermo, también al anciano, porque todo anciano, toda persona de más de 65 años puede recibir este Sacramento: es Jesús que se acerca. Pero cuando hay un enfermo se piensa: “Llamemos al cura, al sacerdote para que venga. No, no, porque trae mala suerte, entonces no, no lo llamamos” o “después se asustará el enfermo”. ¿Por qué? Porque existe un poco la idea que, cuando hay un enfermo y viene el sacerdote, después de él llega la pompa fúnebre: y eso no es verdad, ¡eh! El sacerdote viene para ayudar al enfermo o al anciano: por esto es tan importante la visita del sacerdote a los enfermos. Llamarlo: “hay un enfermo, venga, dele la unción, bendígalo”. Porque es Jesús que llega para aliviarlo, para darle fuerza, para darle esperanza, para ayudarlo. También para perdonarle los pecados. ¡Y esto es hermoso! Y no piensen que esto sea un tabú, porque siempre es hermoso saber que en el momento del dolor y de la enfermedad nosotros no estamos solos: el sacerdote y aquellos que están presentes durante la Unción de los enfermos representan, en efecto, a toda la comunidad cristiana que, como un único cuerpo, con Jesús, se estrecha entorno a quien sufre y a los familiares, alimentando en ellos la fe y la esperanza y apoyándolos con la oración y el calor fraterno. Pero el consuelo más grande deriva del hecho que, el que se hace presente en el Sacramento es el mismo Señor Jesús, que nos toma de la mano, nos acaricia como hacía con los enfermos, Él, y nos recuerda que ya le pertenecemos y que nada – ni siquiera el mal y la muerte – podrá nunca separarnos de Él. Pero tengamos esta costumbre de llamar al sacerdote, porque a nuestros enfermos – no digo los enfermos de gripe, de tres, cuatro días, sino cuando es una enfermedad seria – y también a nuestros ancianos, venga y les dé este Sacramento, este consuelo, esta fuerza de Jesús para seguir adelante. ¡Hagámoslo! Gracias.

(Traducción del italiano: María Cecilia Mutual)
Entre sus saludos a los numerosísimos grupos de peregrinos, el Papa se dirigió también a los participantes en un congreso dedicado al Día Mundial de las enfermedades raras, que se celebra el 28 de febrero. Con su cordial bienvenida a los enfermos y autoridades académicas, el Santo Padre expresó su profundo anhelo de que «los pacientes y sus familiares sean sostenidos adecuadamente en las dificultades de su camino, tanto en ámbito médico como legislativo».
Luego, como es tradicional saludó a los jóvenes, a los enfermos y a los recién casados. Recordando que el 27 de febrero se celebra la memoria de san Gabriel de la Dolorosa, el Obispo de Roma deseó que el ejemplo de este santo ayude a los queridos jóvenes a ser discípulos entusiasmados de Jesús. Que aliente a los queridos enfermos a ofrecer sus sufrimientos en unión con los de Cristo y mueva a los queridos recién casados a hacer que el Evangelio sea la regla fundamental de su vida conyugal.

domingo, 23 de febrero de 2014

Quienes tienen un ministerio de guía y predicación no deben considerarse propietarios de poderes especiales, sino ponerse al servicio de la comunidad.



(RV).- (Con audio y video) RealAudioMP3 A la hora del Ángelus dominical el Papa Francisco recordó el problema de las divisiones a las que se enfrenta el Apóstol San Pablo según refiere la segunda lectura del día. Y explicó que se trata de un modo de pensar equivocado, porque la comunidad no pertenece a los apóstoles, sino que son ellos los que pertenecen a la comunidad; a la vez que toda la comunidad ¡pertenece a Cristo!

Por esta razón el Santo Padre afirmó que de esta pertenencia deriva que en las comunidades cristianas – diócesis, parroquias, asociaciones, movimientos – las diferencias no pueden contradecir el hecho de que todos, por el Bautismo, tenemos la misma dignidad: todos, en Jesucristo, somos hijos de Dios. Y destacó que los que han recibido un ministerio de guía, de predicación, de administrar los Sacramentos, no deben considerarse propietarios de poderes especiales, sino ponerse al servicio de la comunidad, ayudándola a recorrer con alegría el camino de la santidad.
Además, al recordar que la Iglesia hoy encomienda el testimonio de este estilo de vida pastoral a los nuevos Cardenales, con quienes había celebrado poco antes la Santa Misa, el Obispo de Roma dijo que tanto Consistorio del sábado 22 de febrero como la Celebración del VII Domingo del Tiempo Ordinario, les han ofrecido una ocasión preciosa para experimentar la catolicidad de la Iglesia, bien representada por la variegada procedencia de los miembros del Colegio Cardenalicio, reunidos en estrecha comunión en torno al Sucesor de Pedro.

El Papa Francisco también formuló votos para que los momentos litúrgicos y de fiesta, que tuvieron la oportunidad de vivir, refuercen en todos la fe, el amor por Cristo y por su Iglesia. De la misma manera, el Pontífice invitó a sostener a estos Pastores y a asistirlos con la oración, a fin de que guíen siempre con celo al pueblo que les ha sido encomendado, mostrando a todos la ternura y el amor del Señor.

“Todos juntos – dijo el Papa antes de Rezar a la Madre de Dios – Obispos, presbíteros, personas consagradas y fieles laicos debemos ofrecer el testimonio de una Iglesia fiel a Cristo, animada por el deseo de servir a los hermanos y dispuesta a salir al encuentro con coraje profético de las expectativas y exigencias espirituales de los hombres y de las mujeres de nuestro tiempo. Que la Virgen nos acompañe y nos proteja en este camino”.
(María Fernanda Bernasconi – RV).


Texto completo de las palabras del Papa antes de la oración del Ángelus

(Con audio) RealAudioMP3
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días! En la segunda Lectura de este domingo, San Pablo afirma: “Así que, no se gloríe nadie en los hombres, pues todo es suyo: ya sea Pablo, Apolo, Cefas (es decir, Pedro), el mundo, la vida, la muerte, el presente, el futuro, todo es suyo; y ustedes, de Cristo y Cristo de Dios” (1 Cor 3,23). ¿Por qué dice esto el Apóstol? Porque el problema que el Apóstol se encuentra es el de las divisiones en la comunidad de Corinto, donde se habían formado grupos que se referían a los diversos predicadores considerándolos jefes; decían: “Yo soy de Pablo, yo de Apolo, yo de Cefas…” (1, 12). San Pablo explica que este modo de pensar está equivocado, porque la comunidad no pertenece a los apóstoles, sino que son ellos los que pertenecen a la comunidad; pero la comunidad, toda entera, ¡pertenece a Cristo!

De esta pertenencia deriva que en las comunidades cristianas – diócesis, parroquias, asociaciones, movimientos – las diferencias no pueden contradecir el hecho de que todos, por el Bautismo, tenemos la misma dignidad: todos, en Jesucristo, somos hijos de Dios. Y ésta es nuestra dignidad: en Jesucristo somos hijos de Dios. Aquellos que han recibido un ministerio de guía, de predicación, de administrar los Sacramentos, no deben considerarse propietarios de poderes especiales, sino ponerse al servicio de la comunidad, ayudándola a recorrer con alegría el camino de la santidad.

Hoy la Iglesia encomienda el testimonio de este estilo de vida pastoral a los nuevos Cardenales, con quienes celebré esta mañana la Santa Misa. Podemos saludar todos a los nuevos cardenales con un aplauso, ¡saludémoslos a todos!. El Consistorio de ayer y la Celebración Eucarística de hoy nos han ofrecido una ocasión preciosa para experimentar la catolicidad, la universalidad de la Iglesia, bien representada por la variada procedencia de los miembros del Colegio Cardenalicio, reunidos en estrecha comunión en torno al Sucesor de Pedro. Y que el Señor nos dé la gracia de trabajar por la unidad de la Iglesia, de construir esta unidad, porque la unidad es más, más importante que los conflictos. La unidad de la Iglesia está en Cristo. Los conflictos son problemas que no siempre son “de Cristo”.
¡Que los momentos litúrgicos y de fiesta, que hemos tenido la oportunidad de vivir en el curso de las últimas dos jornadas, refuercen en todos nosotros la fe, el amor por Cristo y por su Iglesia! También los invito a sostener a estos Pastores y a asistirlos con la oración, a fin de que guíen siempre con celo al pueblo que les ha sido encomendado, mostrando a todos la ternura y el amor del Señor. Pero, ¡cuánta necesidad de oración tiene un Obispo, un Cardenal, un Papa, para que pueda ayudar a seguir adelante al pueblo de Dios! Digo “ayudar”, es decir, servir al pueblo de Dios. Porque la vocación del Obispo, del Cardenal y del Papa es, justamente, ésta: ser servidor, servir en nombre de Cristo. Recen por nosotros para que todos seamos buenos servidores, buenos “servidores” no buenos “patrones”. Todos juntos, Obispos, presbíteros, personas consagradas y fieles laicos debemos ofrecer el testimonio de una Iglesia fiel a Cristo, animada por el deseo de servir a los hermanos y dispuesta a salir al encuentro con coraje profético de las expectativas y exigencias espirituales de los hombres y de las mujeres de nuestro tiempo. Que la Virgen nos acompañe y nos proteja en este camino.

Saludos del Santo Padre tras el rezo del Ángelus


Saludo a todos los peregrinos presentes, en particular a los venidos con ocasión del Consistorio, para acompañar a los nuevos Cardenales; y agradezco mucho a los países que han querido estar presentes en este evento con Delegaciones oficiales.

Saludo a los estudiantes de Tolosa y a la comunidad de los venezolanos residentes en Italia.

Saludo a los fieles de Caltanissetta, Reggio Calabria, Sortino, Altamura, Ruvo e Lido degli Estensi; a los chicos de Reggio Emilia y a los de la diócesis de Lodi; a la Asociación ciclística de Agrigento y a los voluntarios de la Protección civil de la Bassa Padovana.

¡A todos les deseo un feliz domingo y buen almuerzo! ¡Hasta pronto!

Noticias de Magnificat.tv -23.02.2014

sábado, 22 de febrero de 2014

Desde Groenlandia nos escribe el Padre Fabio Schilereff.

“Queridos todos:
Por gracia de Dios vivimos nuestra primer Navidad blanca... ¡blanquísima! Cenamos a las 19hs acompañados de un matrimonio, él uruguayo y ella de las Islas Canarias. Y a las 23hs celebramos la Santa Misa, mitad en danés y mitad en inglés. Gracias a Dios, participó mucha gente, es decir, notablemente más que en una misa dominical. Luego de la ceremonia, festejamos con el P. Gerardus, saludamos a nuestras familias y a descansar. 

Misa de Noche Buena
El Adviento nos despierta y arranca de lo prosaico suscitando en nosotros el deseo del Niño Dios, encendiendo la virtud de la esperanza, la cual nos da esas especiales ansias de ver a Jesús, el Juez de vivos y muertos que vendrá en majestuosa victoria dándole fin a este mundo. Esperanza que es el único soporte, y no solo espiritual, en medio de tan diversos dolores y sufrimientos en esta corta vida. Por eso, cuanto más recogidamente se viven esas cuatro semanas, más provechoso es el Misterio de la Natividad. Esos días constituyen entonces un ambiente donde la esperanza adquiere un nuevo matiz, cierto protagonismo. Y en Nuuk esta virtud posee una nota particular, pues es, o mejor dicho, debería ser, la virtud distintiva de este pueblo, tan sufrido por cierto.
¿Por qué digo esto? Porque en realidad el nombre con el cual la ciudad fue fundada en 1728 por el misionero luterano Hans Egede, fue “Buena Esperanza”. Recién en 1979 se le cambió el nombre por Nuuk, que en groenlandés significa ‘cabo’. Desde sus orígenes este poblado tuvo la referencia a la virtud teologal, esta referencia a pensar en el más allá, en el Hacedor de estos hielos. De hecho me decía un biólogo que hace unos meses navegó junto con otros científicos más al norte de Nuuk: “Aquello es un terreno primigenio. Allí parecería que Dios nos había enviado ‘5 minutos después de la Creación’. Es un mundo primigenio, de gran coherencia y belleza. Ahí me di cuenta, definitivamente, sobre la PRESENCIA de Elohim, en todos lados y que, en la Creación hay sólo bondad”.
Pero esta ‘esperanza groenlandesa’ debería, necesariamente, conectarse con quien es la Madre de Esperanza. Lo explico con un escrito del P. Agustín Bollini: “Al tiempo de haber llegado a Nuuk, me sorprendió no haber escuchado una advocación de la Virgen propia de Groenlandia. Pensé en Nuestra Señora de las Nieves que aparentemente sería muy apropiada para este territorio blanco, eternamente cubierto de nieves casi en su mayor parte. Cuando pregunté si existía alguna advocación especial de la Virgen, me contestaron que sí, y me mostraron un cuadro en el living-comedor de nuestra casa, con la pintura de una mujer esquimal llevando a su niño en las espaldas. Al pie tiene una placa de bronce que dice: THE GREENLAND MADONNA - by Dominic A. Caronna in memory of his mother and mother – 1983. O sea, que esta única mención a nuestra Señora de Groenlandia solo existe colgada en la pared de nuestro living-comedor!!! Y así, juntando el cuadro de la Madonnna y el nombre de la ciudad, surgió esta idea - advocación: 
MADRE DE LA BUENA ESPERANZA DE GROENLANDIA, en inglés MOTHER OF THE GOOD HOPE OF GREENLAND”
Todo está en los designios de Dios y no pretenderemos buscar mayores explicaciones. Sí me atrevo a buscar un posible motivo o ‘razón de conveniencia’ por la cual esta virtud teologal debe ser el distintivo de estas tierras, especialmente a través de la Virgen María, a quién entonces podemos llamar “Madre de la Buena Esperanza de Groenlandia”. Me refiero al hecho de que este país tiene uno de los índices de suicidios más alto en todo el planeta, según algunos estudios. En internet se encuentran distintas estadísticas, algunas más creíbles que otras. Pero más allá de esos números, aquí solo en Nuuk llegan al hospital frecuentemente casos de suicidios, principalmente de jóvenes. Y recuerden que estamos hablando de una ciudad de solo 16.000 habitantes. 
Una mujer, que se autodefine con algo de sangre inuit, aunque criada en Dinamarca, describía esta triste situación de su queridos paisanos: “En la actualidad hay más gente quitándose la vida en Groenlandia que en cualquier otro lugar. Con relación al número de habitantes, su tasa de suicidios es la más alta de todo el mundo. ¿Y sabéis lo más inquietante? Que son los niños y los adolescentes quienes están haciendo que las estadísticas sean tan altas… Gran parte de la tristeza y desesperación de Groenlandia puede achacarse al rápido proceso de modernización que ha atravesado el país… Hace sólo cien años, la población groenlandesa aún cazaba con arpones y vivía de forma precaria, día a día. Hoy navegan por Internet y se interesan por basuras humanas como 50 Cent y Britney Spears, pero cuando se es tan pobre y se está tan aislado como los groenlandeses, Internet y la televisión no son tanto medios para conectar con el resto del mundo sino más bien focos de frustración, ventanas por las que asomarse a lo que parece un planeta lejano. A menudo sólo sirven para recalcar lo aislada que es la vida en Groenlandia, lejos de las cosas que suceden en cualquier otro sitio… Los jóvenes no se pueden identificar con la antigua forma de vida, aquella de la que sus padres formaban parte, pero tampoco disponen de una forma tangible de conectarse con el mundo moderno. Intentan desesperadamente ajustarse a la Sociedad que ven básicamente por televisión. La juventud groenlandesa tiene que afrontar temas como el abuso sexual (en Groenlandia hay menos mujeres que hombres, lo cual conduce a un alto porcentaje de abusos), el alcoholismo de padres y parientes, aislamiento extremo, meses de oscuridad y, por supuesto, el hecho de que en las comunidades pequeñas el suicidio puede ser contagioso. Cuanta más gente decide suicidarse, más empieza a parecer una opción válida. Antes de que te des cuenta se ha convertido en una corriente.
Por supuesto, sabemos que las causas últimas van más allá de estas contingencias, pues la explicación es que sin Jesucristo nada podemos hacer. Y menos aun cuándo se vive en situaciones un tanto extremas. Por eso creo que es ‘sobrenaturalmente oportuno’ para este pequeño rebaño, mayormente protestante, que su Madre, a quién deben descubrir y amar, sea la verdadera fuente de esperanza. Y para acompañar a estos hombres que probablemente sin saberlo están en busca de los ojos esperanzadores de la Virgen, se encuentra en esta Isla la incipiente Iglesia Católica, con el mandato divino de difundir una sólida y verdadera esperanza en el pueblo Inuit, para que ellos se alegren al saberse hijos de la que siempre esperó contra toda esperanza. Un conocido que hace pocos meses vive en Nuuk nos envió un saludo diciéndonos: “Que ustedes estén aquí, nos da una gran tranquilidad. Gracias a Dios por haberlos enviado a esta Nova Finis Terrae, a abrir camino hacia La Luz, a pico y pala. La Iglesia Apostólica Romana es atemporal y universal”. 
Termino con uno hermoso episodio de la vida de aquél que fue un ‘campeón del Ártico’, el P. Segundo Llorente. Un día lo llamó por teléfono a su hermano, también sacerdote jesuita, y le dijo: “Amando, quiero decirte que se acabó el Segundo Llorente en este mundo y empieza el del otro. Me han dicho que tengo cáncer, y he llamado al provincial para decirle que no quiero tener ningún tratamiento, pero quiero contar con él. El provincial me aprobó la decisión, así que no voy a seguir ningún tratamiento. No se te ocurra ponerte triste, porque llevo años que no sueño más que con ir al cielo. Me han dado la noticia más feliz de mi vida, y no quiero que me quiten ni un minuto de ese cielo al que estoy seguro de ir; no puedo dudarlo”. ¡Eso es Esperanza!
En esta misión nos encomendamos bajo el amparo de la ‘Madre de la Buena Esperanza de Groenlandia’, para que nos destaquemos en ese anhelo del Cielo y así trasmitirlo más eficazmente a este pueblo que de hecho tiene ‘vocación de esperanza’. 
Padre Fabio Schilereff, IVE
(La Nueva Radio Suárez - - 101.3 Mhz. - - LRM 818 - 02926-430005)

Claves para triunfar en Internet, según seminarista bloguero que arrasa ...

¿Quién es Jorge Enrique Mújica?
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¿Quién es Jorge Enrique Mújica?
¿Quién es Jorge Enrique Mújica?
Jorge Enrique Mújica es un religioso mexicano de la congregación de los legionarios de Cristo. Ha cursado estudios en los centros de formación de la congregación en Monterrey, México; Salamanca, Madrid y Ontaneda, España; y en Roma, Italia. Es licenciado en filosofía por la Universidad Pontificia Regina Apostolorum. Tiene diplomados en Humanidades clásicas, Ciencias de la comunicación oral y escrita, Mujer, cultura y sociedad e Iglesia, ecumenismo y religión.

Está especializado en temas relacionados con Ética de las comunicaciones sociales, Medios de comunicación, Mujer y feminismo, Literatura española y Religión, mismos sobre los que ha ofrecido conferencias y charlas. Ha sido director espiritual y profesor de moral en uno de los colegios de su familia religiosa en Monterrey, asesor y consejero para medios de comunicación y coordinador para la sección española de la oficina de prensa del Centro de Estudios Superiores en Roma.

Además de su labor pastoral, es autor de numerosos artículos de carácter científico y divulgativo sobre sus especializaciones los cuales han sido publicados en revistas, periódicos y páginas digitales de prestigio y amplia difusión.

Colabora habitualmente como escritor en Forumlibertas.com, conoZe.com, catholic.net, Buenas noticias y en la revista de carácter cultural de difusión “ad intra” en la legión de Cristo, “In-formarse”.

Consistorio 2014

Francisco crea cardenales al arzobispo de Buenos Aires y al de Seúl


RealAudioMP3 Ante la presencia de Benedicto XVI, en la Basílica Vaticana, en esta fiesta de la Cátedra de San Pedro, el Papa Francisco presidió el primer Consistorio ordinario público de su pontificado, para la creación de 19 nuevos Cardenales, la imposición de la birreta, la entrega del anillo y la asignación del título o diaconía. En su intensa alocución el Papa Bergoglio destacó que también en este momento Jesús camina delante de nosotros y recordó la primera Misa con los purpurados después de su elección pontificia, con las palabras del Señor: caminar, construir, confesar. Sin olvidar la importancia de que Jesús no vino a enseñar una filosofía o ideología, sino un camino – el de la Cruz - , el Obispo de Roma hizo hincapié en la pasión, muerte y resurrección del Señor. Y alentando a dejarnos convocar por nuestro único Maestro, el Santo Padre indicó lo que la Iglesia necesita: colaboración, comunión, valentía para anunciar el Evangelio, testimonio y oración. Y rogando e invitando a rezar por la paz, en particular en este momento de dolor y de sufrimiento en tantos países del mundo, el Papa Francisco recordó a las comunidades eclesiales y a los cristianos que padecen discriminaciones y persecuciones. (CdM - RV)



Texto completo de la homilía del Santo Padre Francisco:

RealAudioMP3 «Y Jesús iba delante de ellos...» (Mc 10, 32)

También en este momento Jesús camina delante de nosotros. Él siempre está delante de nosotros. Él nos precede y nos abre el camino... Y ésta es nuestra confianza y nuestra alegría: ser discípulos suyos, estar con él, caminar detrás de él, seguirlo...

Cuando con los cardenales hemos concelebrado juntos la primera Misa en la Capilla Sixtina, «caminar» ha sido la primera palabra que el Señor nos ha propuesto: caminar, y después construir y confesar.

Hoy vuelve esta palabra, pero como un acto, como una acción de Jesús que continúa: «Jesús caminaba...». Nos llama la atención esto en los evangelios: Jesús camina mucho e instruye a los suyos a lo largo del camino. Esto es importante. Jesús no ha venido a enseñar una filosofía, una ideología..., sino un «camino», una senda para recorrerla con él, y la senda se aprende haciéndola, caminando. Sí, queridos hermanos, esta es nuestra alegría: caminar con Jesús.

Y esto no es fácil, no es cómodo, porque la senda que Jesús elije es el camino de la cruz. Mientras van de camino, él habla a sus discípulos de lo que le sucederá en Jerusalén: anuncia su pasión, muerte y resurrección. Y ellos se quedan «sorprendidos» y «asustados». Sorprendidos, ciertamente, porque para ellos subir a Jerusalén significaba participar en el triunfo del Mesías, en su victoria, como se ve luego en la petición de Santiago y Juan; y asustados por lo que Jesús habría tenido que sufrir, y que también ellos corrían el riesgo de padecer.

A diferencia de los discípulos de entonces, nosotros sabemos que Jesús ha vencido, y no deberíamos tener miedo de la cruz, aún más, en la Cruz tenemos nuestra esperanza. No obstante, también nosotros somos humanos, pecadores, y estamos expuestos a la tentación de pensar según el modo de los hombres y no de Dios.

Y cuando se piensa de modo mundano, ¿cuál es la consecuencia? Dice el Evangelio: «Los otros diez se indignaron contra Santiago y Juan» (v. 41). Ellos se indignaron. Si prevalece la mentalidad del mundo, surgen las rivalidades, las envidias, los bandos...

Así pues, esta palabra que hoy nos dirige el Señor es muy saludable. Nos purifica interiormente, ilumina nuestra conciencia y nos ayuda a ponernos en plena sintonía con Jesús, y a hacerlo juntos, en el momento en que el Colegio de Cardenales se incrementa con el ingreso de nuevos miembros.

«Llamándolos Jesús a sí...» (Mc 10, 42). He aquí el otro gesto del Señor. Durante el camino, se da cuenta de que necesita hablar a los Doce, se detiene y los llama a sí. Hermanos, dejemos que el Señor Jesús nos llame a sí. Dejémonos con-vocar por él. Y escuchémosle con la alegría de acoger juntos su palabra, de dejarnos enseñar por ella y por el Espíritu Santo, para ser cada vez más un solo corazón y una sola alma alrededor de él.

Y mientras estamos así, convocados, «llamados a sí» por nuestro único Maestro, también yo les digo lo que la Iglesia necesita: tiene necesidad de ustedes, de su colaboración y, por encima de todo, de su comunión, conmigo y entre ustedes. La Iglesia necesita su valor para anunciar el Evangelio en toda ocasión, oportuna e inoportunamente, y para dar testimonio de la verdad. La Iglesia necesita sus oraciones, - ¡no lo olvidemos! - para el buen camino del rebaño de Cristo, la oración que, con el anuncio de la Palabra, es el primer deber del Obispo. La Iglesia necesita su compasión sobre todo en estos momentos de dolor y sufrimiento en tantos países del mundo. Expresemos juntos nuestra cercanía espiritual a las comunidades eclesiales y a todos los cristianos que sufren discriminación y persecución. ¡Debemos luchar contra toda discriminación! La Iglesia necesita que recemos por ellos, para que sean fuertes en la fe y sepan reaccionar con el bien ante el mal. Y esta oración nuestra se extiende a todos los hombres y mujeres que padecen injusticia a causa de sus convicciones religiosas.

La Iglesia también necesita de nosotros para que seamos hombres de paz y construyamos la paz con nuestras obras, nuestros deseos, nuestras oraciones: ¡hacer la paz! ¡Artesanos de la paz! por ello imploramos la paz y la reconciliación para los pueblos que en estos tiempos sufren la prueba de la violencia, de la exclusión y de la guerra. 

Gracias, queridos hermanos. ¡Gracias! Caminemos juntos tras el Señor, y en medio del Pueblo fiel - del santo Pueblo fiel de Dios - dejémonos convocar cada vez más por él a la Santa Madre Iglesia. ¡Gracias!


Los nuevos cardenales son: 

- Arzobispo Pietro Parolin, Secretario de Estado.

-Arzobispo Lorenzo Baldisseri, Secretario General del Sínodo de los Obispos

- Arzobispo Gerhard Ludwig Müller, emérito de Regensburg (Alemania) Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe.

– Arzobispo Beniamino Stella, Prefecto de la Congregación para el Clero.

– Arzobispo Vincent Nichols, de Westminster (Gran Bretaña).

– Arzobispo Leopoldo José Brenes Solórzano, de Managua (Nicaragua).

– Arzobispo Gérald Cyprien Lacroix, de Québec (Canadá).

– Arzobispo Jean-Pierre Kutwa, de Abidjan (Costa de Marfil).

– Arzobispo Orani João Tempesta, O. Cist., de Río de Janeiro (Brasil).

– Arzobispo Gualtiero Bassetti, de Perugia-Città della Pieve (Italia).

– Arzobispo Mario Aurelio Poli, de Buenos Aires (Argentina).

– Arzobispo Andrew Yeom Soo jung, de Seúl (Corea).

– Arzobispo Ricardo Ezzati Andrello, S.D.B., de Santiago del Chile (Chile).

– Arzobispo Philippe Nakellentuba Ouédraogo, de Ouagadougou (Burkina Faso).

– Arzobispo Orlando B. Quevedo, O.M.I., de Cotabato (Filipinas)

– Arzobispo Chibly Langlois, de Les Cayes (Haití).

Los tres Arzobispos eméritos son:

– Arzobispo Loris Francesco Capovilla, Ex Prelado del Santuario de Loreto (Italia) y ex secretario personal del beato Juan XXIII.

– Arzobispo Fernando Sebastián Aguilar, C.M.F., emérito de Pamplona (España)

– Arzobispo Kelvin Edward Felix, emérito de Castries (Santa Lucía). 

viernes, 21 de febrero de 2014

Una fe sin obras no es fe...

(RV).-“Una fe que no da fruto en las obras no es fe”. Fue la afirmación con la que el Papa Francisco inició la homilía de la Misa presidida esta mañana en la Casa de Santa Marta. El mundo está lleno de cristianos que recitan demasiado las palabras del Credo y las practican poco. O de eruditos que encasillan la teología en una serie de posibilidades, sin que esa sabiduría tenga luego reflejos concretos en la vida. Es un riesgo que hace dos mil años Santiago había ya temido y que el Papa retomó hoy en su homilía, comentando el pasaje en el que el Apóstol habla de ello en su Epístola. “Su afirmación – observó – es clara: la fe sin fruto en la vida, una fe que no da fruto en las obras, no es fe”:

“También nosotros nos equivocamos muchas veces sobre esto: ‘Pero yo tengo tanta fe’, escuchamos decir. ‘Yo creo todo, todo…’. Y tal vez esta persona que lo dice tiene una vida tibia, débil. Su fe es como una teoría, pero no está viva en su vida. El Apóstol Santiago, cuando habla de fe, habla precisamente de la doctrina, de aquello que es el contenido de la fe. Ustedes pueden conocer todos los mandamientos, todas las profecías, todas las verdades de fe, pero si esto no se pone en práctica, no lleva a las obras, no sirve. Podemos recitar el Credo teóricamente, también sin fe, y hay tantas personas que lo hacen así. ¡También los demonios! Los demonios conocen muy bien aquello que se dice en el Credo y saben que es Verdad”.

Las palabras del Santo Padre resuenan en la aserción de Santiago: “¿Tú crees que hay un solo Dios? Haces bien; también los demonios lo creen y tiemblan”. La diferencia, agregó el Papa, es que los demonios “no tienen fe”, porque “tener fe no es tener un conocimiento”, sino “recibir el mensaje de Dios” traído por Cristo. 

En el Evangelio – prosiguió el Pontífice – se encuentran dos signos reveladores de quien “sabe aquello que se debe creer, pero no tiene fe”. El primer signo es la “casuística”, representado por aquellos que preguntaban a Jesús si fuese lícito pagar los impuestos o cual de los siete hermanos del marido habría tenido que casarse con la viuda. El segundo signo es “la ideología”:

“Los cristianos que piensan en la fe como un sistema de ideas, ideológico: existían también en tiempos de Jesús. El Apóstol Juan dice de ellos que son el anticristo, los ideólogos de la fe, de cualquier tipo sean. En aquel tiempo existían los gnósticos, pero habrá tantos otros… Y así, estos que caen en la casuística o aquellos que caen en la ideología son cristianos que conocen la doctrina pero sin fe, como los demonios. Con la diferencia que unos tiemblan, los otros no: viven tranquilos”.
Al contrario, recordó Francisco, en el Evangelio hay también ejemplos de “personas que no conocen la doctrina pero que tienen mucha fe”. El Obispo de Roma citó el episodio de la Cananea, que con su fe consigue la sanación para su hija, víctima de una posesión, y la Samaritana que abre su corazón porque – dijo el Papa “encontró no verdades abstractas”, sino a “Jesucristo”. Y también el ciego sanado por Jesús y que por este motivo es interrogado por los fariseos y los doctores de la Ley hasta que se arrodilla con humildad y adora a quien lo ha sanado. Tres personas que demuestran cómo la fe y el testimonio sean indisolubles:

“La fe lleva siempre al testimonio. La fe es un encuentro con Jesucristo, con Dios, y de allí nace y te lleva al testimonio. Es esto lo que el Apóstol quiere decir: una fe sin obras, una fe que no te involucre, que no te lleve al testimonio, no es fe. Son palabras y nada más que palabras”. (RC-RV)

jueves, 20 de febrero de 2014

El Espíritu Santo es un gran trabajador, es un gran trabajador y trabaja en nosotros, siempre."

(RV).- A Jesús se le conoce siguiéndolo, antes que estudiándolo. Lo afirmó el Papa Francisco en la homilía de la Misa celebrada esta mañana en la Casa de Santa Marta. Cada día, explicó, Cristo nos pregunta "quién" sea Él para nosotros. Es posible dar la respuesta viviendo como sus discípulos.

Es una vida de discípulo, más que una vida de estudioso, la que permite a un cristiano conocer verdaderamente quién sea Jesús para él. Un camino sobre las huellas del Maestro, donde pueden cruzarse testimonios transparentes y también traiciones, caídas y nuevos impulsos, pero no solamente una aproximación de tipo intelectual. Para explicarlo, el Papa tomó como modelo a Pedro, que el Evangelio del día retrata contemporáneamente en los paños de “valiente” testimonio – aquel que a la pregunta de Jesús a los Apóstoles: “¿Quién dice la gente que soy yo?”, afirma: “Tú eres el Cristo” – y de inmediato en los paños del adversario, cuando considera que tiene que reprender a Jesús que acaba de anunciar que tiene que sufrir y morir, para después resucitar. “Tantas veces”, observó el Santo Padre, “Jesús se dirige a nosotros y nos pregunta: ‘¿Quién soy yo para ti?’”, obteniendo “la misma respuesta de Pedro, aquella que hemos aprendido en el catecismo”, pero no es suficiente:

“Parece que para responder a esa pregunta que todos nosotros sentimos en el corazón – ‘¿Quién es Jesús para nosotros?’ – no es suficiente aquello que hemos aprendido, estudiado en el catecismo, que es importante estudiarlo y conocerlo, pero no es suficiente. Para conocer a Jesús es necesario recorrer el camino que ha recorrido Pedro: después de esa humillación, Pedro fue adelante con Jesús, vio los milagros que Jesús hacía, vio su poder, luego pagó los impuestos, como le había dicho Jesús, ha pescado un pez, ha sacado la moneda, vio tantos milagros así. Pero, a un cierto punto, Pedro negó a Jesús, traicionó a Jesús, y aprendió aquella ciencia tan difícil – más que ciencia, sabiduría – de las lágrimas, del llanto”.

Pedro, prosiguió Francisco, pidió perdón a Jesús y no obstante ello, luego de la Resurrección, es interrogado por Él en la playa de Tiberíades, y probablemente – manifestó el Papa – en el reafirmar el amor total por su Maestro llora y se avergüenza recordando las tres veces que lo negó:

“Esta primera pregunta a Pedro ‘¿Quién es Jesús para ti?’ se entiende solo a lo largo de un camino, después de un largo camino de gracia y de pecado, un camino de discípulo. Jesús no dijo a Pedro y a sus Apóstoles '¡Conóceme!' dijo ‘¡Sígueme!’. Y este seguir a Jesús nos hace conocer a Jesús. Seguir a Jesús con nuestras virtudes, también con nuestros pecados, seguir siempre a Jesús. No es un estudio de cosas lo que es necesario, sino una vida de discípulo”.

Es necesario, insistió Francisco, “un encuentro cotidiano con el Señor, todos los días, con nuestras victorias y nuestras debilidades”. Pero, agregó, es también “un camino que nosotros no podemos realizar solos”. Es necesaria la intervención del Espíritu Santo:

“Conocer a Jesús es un don del Padre, es Él que nos hace conocer a Jesús; es una obra del Espíritu Santo, que es un gran trabajador. No es un sindicalista, es un gran trabajador y trabaja en nosotros, siempre. Hace este trabajo de explicar el misterio de Jesús de darnos este sentido de Cristo. Miremos a Jesús, a Pedro, a los apóstoles y sintamos en nuestro corazón esta pregunta: ‘¿Para ti quien soy yo?’. Y como discípulos pidamos al Padre que nos dé el conocimiento de Cristo en el Espíritu Santo, nos explique este misterio”. (RC-RV)

 

viernes, 14 de febrero de 2014

"Siempre quise venir a África"

María Magrane tiene 24 años y desde septiembre del año pasado vive en un centro de la Obra en Camerún. Es la sexta de nueve hermanos e hija de Miguel y Mariuqui, “dos tesoros en la tierra” y "una de las razones que me ayudan a estar en África". 

¿Cómo descubriste tu vocación?

Qué pregunta corta y a la vez tan larga de contestar… Diría que todo empezó cuando Anita, una amiga, me invitó a un campamento de promoción social. Tenía 14 años. Fuimos y fue ahí cuando Dios me tocó el corazón. La pobreza que vi ahí me movilizó mucho. Después empecé a ir por el Centro Montes Grandes, en San Isidro (Argentina), cerca de la casa de mis padres y así empecé a conocer más el Opus Dei.

Opus Dei - María con Lea, sobrina de una de las mujeres que participa de los cursos de formación
María con Lea, sobrina de una de las mujeres que participa de los cursos de formación
Al tiempo hice otra promoción social y me hice más amiga de la chica que daba los medios de formación cristiana a los que yo asistía. Hablé mucho con ella y recuerdo haberle dicho –entre lágrimas– que sentía que Dios me pedía más. Pero también le dije que quería ser cualquier cosa menos numeraria. Mientras tanto, seguí conociendo más el Opus Dei y me confesaba con un sacerdote de la Obra.

Mi vida continuaba pero yo no estaba tranquila, y esa falta de tranquilidad se notaba también exteriormente. Al mismo tiempo, le pedía al Señor que si quería algo de mí, me mostrara una señal. Llegó la fiesta de la Transfiguración y ese día, cuando volví del colegio, me puse a rezar como hacía habitualmente. Busqué en la Biblia para leer sobre la Transfiguración y vi que la cita era Mt, 19,16. En vez de lo que estaba buscando me encontré con el joven rico. Voluntad de Dios que me confundiera la cita. Después de leer ese pasaje cerré la Biblia y dije: “No quiero ser numeraria”, y me puse a llorar porque era claramente lo que Dios me estaba pidiendo; dejarlo todo y seguirlo. Fue así como vi mi vocación; el 19 de septiembre del 2003, cuando el Padre, Mons. Javier Echevarría estaba en Argentina, escribí la carta pidiendo la admisión como numeraria.

Opus Dei - María (izquierda), con sus amigas Nelly y Setph
María (izquierda), con sus amigas Nelly y Setph
No puedo dejar de contar que la Virgen de Luján tuvo y tiene mucho que ver con esto. Es por eso que le tengo gran devoción y desde Camerún le encomiendo muchas cosas.

¿Qué significa para ti ser del Opus Dei?
Para mí la Obra es mi familia. Es una familia muy grande a la cual tengo que cuidar y cuida mucho de mí. Es mi camino de santidad, la ruta para llegar al cielo. Siento que San Josemaría me cuida; y mucho. Agregaría que desde que estoy en Camerún, más aún. Es en las cosas pequeñas de cada día que me ayuda, pero es increíble, me cuida como un padre. 

¿Desde cuándo y por qué estás en Camerún?
Llegué a Camerún el 3 de septiembre de 2010, hace ya, ocho meses. Desde entonces, cada día aprendo algo nuevo de las personas que viven en este país. El porqué o más bien la razón por la cual estoy acá, es Dios. Descubrí mi vocación hace poco más de siete años y desde entonces siempre quise venir a África. Siempre se lo comentaba en las cartas que le escribía al Prelado de la Obra y a las directoras. Y, después de un tiempo, me preguntaron si me gustaría ir a Camerún. Y aquí estoy, tratando de vivir cada día como si fuera el único y trabajando con los cameruneses. 

¿Cuál fue tu primera impresión del lugar?
La primera impresión fue lo verde que era el lugar, muy tropical; y recuerdo que hacía mucho calor. También me gustó ver, apenas bajé del avión, a todas las personas de color. Pero otro recuerdo que tengo, muy significativo y a partir del cual empecé a entablar un lazo con África, es el viaje en avión. Estaba sentada entre dos personas, un señor congolés que leía el libro “Comer, Rezar, Amar”, y otro más joven, muy robusto, que viajaba a Camerún a visitar a su familia. Eran como dos angelotes de la guarda, uno en cada costado.

Opus Dei -
¿Dirías que estás adaptada? ¿Te cuesta?
La adaptación creo que la sigo haciendo; es un proceso dinámico e intensivo. Ahora que ha pasado un poco de tiempo, diría que lo que más costó fue el idioma; en definitiva, es lo que te permite entablar relaciones. También cuesta dejar a las personas que quieres y que te quieren. Llego a la conclusión de que lo importante son las personas, el amor que les das y que ellas te dan; no lo que comes o el lugar en el que vives. Y algo que ayuda mucho es el hecho de que no estoy sola, vivo con otras personas y eso contribuye a que la adaptación sea más fácil. También el apoyo y cariño que recibo desde Argentina.

¿Qué rescatas de los cameruneses en general?
Rescato el espíritu que tienen, diría la “energía” y alegría con la que viven cada día; la generosidad, aún cuando se tiene muy poco; y la hospitalidad: cómo te reciben, te agasajan y se preocupan por ti. También la perseverancia, no bajan los brazos por nada.

Opus Dei - María trabaja en dos proyectos de formación vinculados al mundo rural
María trabaja en dos proyectos de formación vinculados al mundo rural
¿Y de la gente de tu edad?
La gente de mi edad es muy estudiosa. Me sorprendió ver a muchas chicas cursando su segunda carrera. Tienen proyectos muy ambiciosos –aunque serias dificultades para llevarlos a cabo–, son inquietas y muy divertidas.

¿Cuál es tu trabajo profesional?
Estoy trabajando en dos proyectos que me ayudan mucho a conocer Camerún. En uno damos formación en gestión a mujeres rurales para que comiencen o mejoren la actividad que realizan. El otro proyecto tiene que ver con escuelas rurales y consiste en dar formación a padres, profesores y alumnos.

Opus Dei - La próxima casa de convivencias en Mehandan, a las afueras de Yaundé (Camerún)
La próxima casa de convivencias en Mehandan, a las afueras de Yaundé (Camerún)
¿En qué consiste la labor del Opus Dei en Camerún y en África en general?
Cada país de África es muy diferente; la Obra está en Nigeria, Costa de Marfil, Congo, Uganda, Kenia y Sudáfrica. En lo que refiere a Camerún, estamos en dos capitales Yaundé y Douala. En la primera hay tres centros para chicas: Sorawell –una escuela hotelera–, Rigel –un centro de estudios al que vienen muchas chicas a estudiar y organizamos actividades–, y Valdor –un centro para la formación de las mamás–.

En Douala hay un centro que se llama Portbell y es muy completo. También estamos en Buea, donde vive Verónica, una supernumeraria, y en estos días estamos comenzando la casa de convivencias en Mehandan, a las afueras de Yaoundé. También hacemos viajes a Bamenda para actividades concretas. Hay mucho por hacer, así que invito a todos los que lean esta entrevista a echar una mano porque es “Time for Africa”.

¿Conseguiste hacer amigas? ¿Quiénes son?
Hice muchas amigos y muy variadas. ¿De dónde? Personas de la Obra, gente que viene a Rigel, personas que estudiaron francés conmigo, personas que conocí en la pileta donde suelo ir a nadar los domingos, y locales de los pueblos que voy conociendo.

Opus Dei - María Magrane (abajo a la derecha) con amigas
María Magrane (abajo a la derecha) con amigas
¿Cómo vive tu familia el hecho de que estés tan lejos?
Habría que preguntarle a cada uno; las respuestas pueden ser tantas y tan variadas como cantidad de personas hay en mi familia. Pero, a raíz de esta entrevista, aproveché para preguntarles a algunos qué pensaban. Y la respuesta de mi madre fue: “Lo vivo con mucha paz y cuando te extraño, pienso que es un proyecto que quieres vivir a fondo y que la Virgen te cuida mejor que nadie”. Mis hermanos sé que me extrañan muchísimo pero están contentos de que esté haciendo lo que me gusta.

¿Cómo te imaginás el futuro?
Me apasiona el presente. Porque para que haya un mañana tiene que haber un hoy, y si no eliges bien hoy, difícil será hacerlo mañana. Vivo cada día preparando un mañana y tratando de sacar experiencia del pasado.

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El cristiano es “enviado” y anuncia el Evangelio “con alegría”. Lamentándose no se hace un favor al Señor

(RV).- (Audio y video) RealAudioMP3 El cristiano no se detiene, camina siempre más allá de las dificultades. Lo afirmó el Papa Francisco en la Misa de esta mañana en la Casa de Santa Marta. En la fiesta de los Santos Patronos de Europa, Cirilo y Metodio, el Pontífice se concentró en la identidad del discípulo. El Evangelio, advirtió, se anuncia con alegría, lamentándose no se hace un favor al Señor. Y puso en guardia sobre las tentaciones de hacerse lobo entre los lobos.

¿Cómo debe ser un discípulo de Jesús? El Papa se inspiró en las figuras de Cirilo y Metodio para detenerse en la identidad del cristiano. Y comentando la primera Lectura tomada de los Hechos de los Apóstoles subrayó que el cristiano es “enviado”. El Señor envía a sus discípulos, les pide ir adelante. “Y esto – observó – significa que el cristiano es un discípulo del Señor que camina, que va siempre adelante”:

“No se puede pensar en un cristiano inmóvil: un cristiano que se detiene está enfermo, sufre alguna enfermedad en su identidad cristiana, tiene alguna enfermedad en aquella identidad. El cristiano es discípulo para caminar, para avanzar. Al final lo hemos escuchado en el Salmo, la despedida del Señor: ‘Vayan por todo el mundo y proclamen el Evangelio’. Vayan. Caminen. Esto: una primera actitud de la identidad cristiana es caminar, y caminar también si hay dificultades, ir más allá de las dificultades”.

Esto, agregó, es lo que sucedió con Pablo en Antioquia de Pisidia, “donde había dificultades con la comunidad judía”. Jesús, recordó el Obispo de Roma, “exhorta a ir a los cruces de los caminos” y a invitar a “todos, buenos y malos”. Así dice el Evangelio, reiteró: “¡También a los malos! Todos”. El cristiano, por lo tanto, “camina” y “si hay dificultades, va más allá, para anunciar que el Reino de Dios está cerca”. Un segundo aspecto de la identidad del cristiano, continuó, “es que el cristiano debe permanecer siempre cordero”. El cristiano, repitió, “es un cordero, y debe conservar esta identidad”. El Señor nos envía “como corderos en medio de los lobos”. Pero, se preguntó el Papa, alguien podría proponer usar la “fuerza contra ellos”. Pensemos en David, y de esta forma observó, “cuando debía luchar contra el filisteo: querían vestirlo con todas las armaduras de Saúl y no podía moverse”. Así, explicó Francisco, “no era el mismo, no era el humilde, no era el simple David. Al final, él tomó solo la honda y venció la batalla”:

“Como corderos… No volverse lobos… Porque, a veces, la tentación nos hace pensar: ‘Esto es difícil, estos lobos son astutos y yo seré más astuto que ellos, ¿eh?’. Cordero. No tonto, sino cordero. Cordero. Con la astucia cristiana, pero cordero siempre. Porque si tú eres cordero, Él te defiende. Pero si tú te sientes fuerte como el lobo, Él no te defiende, te deja solo, y los lobos te comerán inmediatamente. Como cordero”.

El tercer aspecto de esta identidad, dijo, es el “estilo del cristiano” que es “la alegría”. Los cristianos, afirmó, “son personas que exultan porque conocen al Señor y llevan consigo al Señor”. Y advirtió que “no se puede caminar como cristiano sin alegría, no se puede caminar como cordero sin gozo”. También “en los problemas, también en las dificultades, también en los propios errores y pecados – insistió – está la alegría de Jesús que perdona y ayuda siempre”. El Evangelio entonces “debe ir adelante, llevado por estos corderos enviados por el Señor que camina, con alegría”:

“Aquellos cristianos que tienen un tiempo de adagio-lamentoso, que viven siempre así, quejándose de todo, tristes, no le hacen un favor ni al Señor ni a la Iglesia… Éste no es el estilo del discípulo. San Agustín dice a los cristianos: ‘¡Anda, va adelante, canta y camina!’. Con alegría: y ese es el estilo del cristiano. Anunciar el Evangelio con alegría. Y el Señor lo hace todo. En cambio, la excesiva tristeza, esta excesiva tristeza, también la amargura nos lleva a vivir un, por así decirlo, cristianismo sin Cristo: la Cruz vacía a los cristianos que están ante el Sepulcro llorando, como la Magdalena, pero sin la alegría de haber encontrado al Resucitado”. (RC-RV)




jueves, 13 de febrero de 2014

Tener fe no significa ser capaces de recitar el Credo

(RV).- (Audio y video) RealAudioMP3 Un creyente puede perder la fe como causa de sus pasiones y vanidades, mientras que un pagano puede convertirse en creyente a través de su humildad: es en resumen, el mensaje del Papa Francisco en su homilía de la mañana del jueves en la Misa presidida en la Casa de Santa Marta.
Las lecturas del día hacen reflexionar sobre un camino doble: “de la idolatría al Dios viviente” y, al contrario, “del Dios viviente hacia la idolatría”. La meditación del Papa partió del Evangelio, en el que una “mujer valiente”, una cananea, o sea una pagana, pide a Jesús librar a su hija del demonio. Es una madre “desesperada” – comentó el Papa – “y una madre, ante la salud de un hijo, hace de todo”. “Jesús le explica que él ha venido antes por las ovejas de la casa de Israel, pero se lo explica con un lenguaje duro: ‘Deja que antes se sacien los hijos; no está bien tomar el pan de los hijos para tirárselo a los cachorros’. Esta mujer, que ciertamente no había ido a la universidad, sabía cómo responder”. Y responde – subrayó el Pontífice – “no con su inteligencia, sino con sus entrañas de madre, con su amor: ‘¡Es verdad, Señor, pero los cachorros, debajo de la mesa, comen las migajas que dejan caer los hijos!’”. Esta mujer – explicó el Santo Padre – “no tuvo vergüenza” y por su fe Jesús “le hizo el milagro”:
“Se expuso con el riesgo de hacer un papelón, pero insistió, y pasando del paganismo y de la idolatría encontró la salud para su hija y encontró para ella al Dios viviente. He aquí el camino de una persona de buena voluntad, que busca a Dios y lo encuentra. El Señor la bendice. ¡Cuánta gente hace este camino y el Señor la espera! Pero es el mismo Espíritu Santo que los lleva adelante para realizar este camino. Cada día en la Iglesia del Señor hay personas que realizan este camino, silenciosamente, para encontrar al Señor, porque se dejan llevar adelante por el Espíritu Santo”.
“Pero existe también el camino contrario” -observó el Obispo de Roma - aquel de Salomón, como está narrado en la primera lectura. Salomón era “el hombre más sabio de la tierra”, había recibido de Dios grandes bendiciones, tenía “una fama universal, todo el poder”, era “un creyente en Dios, pero ¿qué pasó?”. Le gustaban las mujeres y tenía muchas concubinas paganas que le hicieron “desviar el corazón para seguir a otros dioses”: de esta forma introdujo los ídolos en Israel. “Y estas mujeres debilitaron el corazón de Salomón lentamente, lentamente. Su corazón no permaneció enteramente con el Señor, como el corazón de David, su padre”:
“Su corazón se debilitó, se debilitó y así perdió la fe. Perdió la fe. El hombre más sabio del mundo se dejó llevar por un amor indiscreto, sin discreción; se dejó llevar por sus pasiones. ‘Pero padre, ¡Salomón no perdió la fe, él creía en Dios y era capaz de recitar la Biblia!’. Sí, es verdad, pero tener fe no significa ser capaces de recitar el Credo. Tú puedes recitar el Credo y haber perdido la fe”.
Salomón – prosiguió Francisco – “era pecador, como su padre David. Pero luego continuó y de pecador se convirtió en corrupto. Su corazón era corrupto, por esta idolatría. Su padre era pecador, pero el Señor le había perdonado todos los pecados, porque él era humilde y pedía perdón”. Salomón, en cambio, era “tan sabio”, pero la vanidad y sus pasiones lo llevaron a la corrupción. Es precisamente en el corazón, donde se pierde la fe”:
“La semilla maligna de sus pasiones creció en el corazón de Salomón y lo condujo a la idolatría. Y hemos escuchado, después de la primera Lectura, en el Aleluya, este hermoso consejo: ‘Acojan con docilidad la Palabra’ - con docilidad – ‘la Palabra que ha sido plantada en ustedes puede llevarlos a la salvación’. Recorramos el camino de aquella mujer cananea, de aquella mujer pagana, acogiendo la Palabra de Dios, que ha sido plantada en nosotros y que nos llevará a la salvación. Que la Palabra de Dios, poderosa, nos custodie en este camino y no permita que terminemos en la corrupción y ésta nos lleve a la idolatría”. (RC-RV)




martes, 11 de febrero de 2014

Cardenal Bertone: Viví el secreto de la renuncia como un peso tremendo


Los cooperadores del Opus Dei: una lámpara encendida.

“El mundo siempre estará necesitado de hombres y mujeres que se propongan dar la luz de Cristo y siembren —con obras de caridad— la paz y la alegría. Pido a Dios Nuestro Señor que cada uno de los cooperadores sepa dejar una estela de concordia y de servicio a la sociedad”, dice el Prelado del Opus Dei en una reciente publicación.


Opus Dei - Sello de los Cooperadores del Opus DeiLa Oficina de Información del Opus Dei ha editado una breve publicación (que se puede descargar en PDF) en la que se explica qué es un cooperador, cómo puede ayudar y ser ayudado, y recoge muchos testimonios de personas de los cinco continentes.

En el texto introductorio, el Prelado del Opus Dei dice:

En una parábola del Evangelio, la lámpara encendida simboliza la luz de la fe que se manifiesta en las obras buenas (Mt 25, 1-13).

El mundo siempre estará necesitado de hombres y mujeres que se propongan dar la luz de Cristo y siembren —con obras de caridad— la paz y la alegría. Pido a Dios Nuestro Señor que cada uno de los cooperadores sepa dejar una estela de concordia y de servicio a la sociedad.

Gracias a Dios, son muchas las iniciativas educativas y sociales que han surgido en innumerables lugares por la colaboración de los miembros del Opus Dei, de los cooperadores y de muchas otras personas de buena voluntad. También en los próximos años será necesario estudiar y poner en marcha otras iniciativas, encaminadas al servicio de necesidades locales específicas, que sean —al mismo tiempo— un punto de referencia cultural, social y espiritual.

Al rezar cotidianamente por los cooperadores, como hacen todos en el Opus Dei, pido a Dios que premie su generosa ayuda, para que puedan conocer cada vez mejor la Verdad consoladora de Cristo.”

Reproducimos a continuación algunas cuestiones sobre los cooperadores, recogidas en esta publicación:


Opus Dei - Portada de la publicación sobre los Cooperadores del Opus Dei
Portada de la publicación sobre los Cooperadores del Opus Dei
¿Qué es un cooperador del Opus Dei?

Los cooperadores son hombres o mujeres que, sin formar parte de la prelatura del Opus Dei, ayudan de diversas maneras a sus apostolados. Para ser cooperador no se requiere una vocación específica. Por lo general, son parientes, amigos, compañeros de trabajo, etc., de los fieles de la Prelatura, o bien personas que reciben algún beneficio espiritual del apostolado del Opus Dei, o que se dan cuenta de la gran tarea de promoción humana y social que se realiza a través de las diversas labores apostólicas de la Obra. Pueden ser también cooperadores cristianos no católicos, personas de otras religiones, o quienes no profesen ninguna.

¿Qué lleva consigo ser cooperador del Opus Dei?

El cometido de los cooperadores es colaborar —espiritual o materialmente— con las iniciativas apostólicas del Opus Dei. La ayuda espiritual se puede concretar en la oración, diaria si es posible, por el Opus Dei y sus apostolados. La aportación material consiste en colaborar con su trabajo en alguna labor apostólica de la Prelatura o en la ayuda económica. Además, quienes lo desean, participan en los medios de formación cristiana que proporciona la Prelatura.

Opus Dei - La publicación contiene numerosos testimonios de cooperadores del Opus Dei
La publicación contiene numerosos testimonios de cooperadores del Opus Dei
¿Qué beneficios reciben los cooperadores?

Los fieles del Opus Dei rezan a diario por todos los que de un modo u otro ayudan o han ayudado a la Prelatura. En determinadas ocasiones, además, los sacerdotes de la Prelatura ofrecen la Misa por las almas de los cooperadores fallecidos. Por otra parte, la Santa Sede ha concedido unas indulgencias que los cooperadores católicos lucran, en unas determinadas fechas del año, si, además de cumplir las condiciones establecidas por la Iglesia, renuevan, por devoción, sus obligaciones como cooperadores.

¿Cómo se nombra a alguien cooperador del Opus Dei?

El Vicario Regional del Opus Dei nombra cooperador a una persona que lo desea, a propuesta de un fiel de la Prelatura. Una vez aprobada la propuesta, se notifica al interesado; éste es cooperador —o cooperadora— desde el día en que se le comunica el nombramiento. Precisamente ese día, un cooperador católico puede ganar indulgencia plenaria, con las condiciones habituales.

MENSAJE DEL SANTO PADRE FRANCISCO CON OCASIÓN DE LA XXII JORNADA MUNDIAL DEL ENFERMO 2014 Fe y caridad: «También nosotros debemos dar la vida por los hermanos» (1 Jn 3,16)

Queridos hermanos y hermanas:
1. Con ocasión de la XXII Jornada Mundial del Enfermo, que este año tiene como tema Fe y caridad: «También nosotros debemos dar la vida por los hermanos» (1 Jn 3,16), me dirijo particularmente a las personas enfermas y a todos los que les prestan asistencia y cuidado. Queridos enfermos, la Iglesia reconoce en vosotros una presencia especial de Cristo que sufre. En efecto, junto, o mejor aún, dentro de nuestro sufrimiento está el de Jesús, que lleva a nuestro lado el peso y revela su sentido. Cuando el Hijo de Dios fue crucificado, destruyó la soledad del sufrimiento e iluminó su oscuridad. De este modo, estamos frente al misterio del amor de Dios por nosotros, que nos infunde esperanza y valor: esperanza, porque en el plan de amor de Dios también la noche del dolor se abre a la luz pascual; y valor para hacer frente a toda adversidad en su compañía, unidos a él.
2.  El Hijo de Dios hecho hombre no ha eliminado de la experiencia humana la enfermedad y el sufrimiento sino que, tomándolos sobre sí, los ha transformado y delimitado. Delimitado, porque ya no tienen la última palabra que, por el contrario, es la vida nueva en plenitud; transformado, porque en unión con Cristo, de experiencias negativas, pueden llegar a ser positivas. Jesús es el camino, y con su Espíritu podemos seguirle. Como el Padre ha entregado al Hijo por amor, y el Hijo se entregó por el mismo amor, también nosotros podemos amar a los demás como Dios nos ha amado, dando la vida por nuestros hermanos. La fe en el Dios bueno se convierte en bondad, la fe en Cristo Crucificado se convierte en fuerza para amar hasta el final y hasta a los enemigos. La prueba de la fe auténtica en Cristo es el don de sí, el difundirse del amor por el prójimo, especialmente por el que no lo merece, por el que sufre, por el que está marginado.
3. En virtud del Bautismo y de la Confirmación estamos llamados a configurarnos con Cristo, el Buen Samaritano de todos los que sufren. «En esto hemos conocido lo que es el amor: en que él dio su vida por nosotros. También nosotros debemos dar la vida por los hermanos» (1 Jn 3,16). Cuando nos acercamos con ternura a los que necesitan atención, llevamos la esperanza y la sonrisa de Dios en medio de las contradicciones del mundo. Cuando la entrega generosa hacia los demás se vuelve el estilo de nuestras acciones, damos espacio al Corazón de Cristo y el nuestro se inflama, ofreciendo así nuestra aportación a la llegada del Reino de Dios.
4. Para crecer en la ternura, en la caridad respetuosa y delicada, nosotros tenemos un modelo cristiano a quien dirigir con seguridad nuestra mirada. Es la Madre de Jesús y Madre nuestra, atenta a la voz de Dios y a las necesidades y dificultades de sus hijos. María, animada por la divina misericordia, que en ella se hace carne, se olvida de sí misma y se encamina rápidamente de Galilea a Judá para encontrar y ayudar a su prima Isabel; intercede ante su Hijo en las bodas de Caná cuando ve que falta el vino para la fiesta; a lo largo de su vida, lleva en su corazón las palabras del anciano Simeón anunciando que una espada atravesará su alma, y permanece con fortaleza a los pies de la cruz de Jesús. Ella sabe muy bien cómo se sigue este camino y por eso es la Madre de todos los enfermos y de todos los que sufren. Podemos recurrir confiados a ella con filial devoción, seguros decque nos asistirá, nos sostendrá y no nos abandonará. Es la Madre del crucificado resucitado: permanece al lado de nuestras cruces y nos acompaña en el camino hacia la resurrección y la vida plena.
5. San Juan, el discípulo que estaba con María a los pies de la Cruz, hace que nos remontemos a las fuentes de la fe y de la caridad, al corazón de Dios que «es amor» (1 Jn 4,8.16), y nos recuerda que no podemos amar a Dios si no amamos a los hermanos. El que está bajo la cruz con María, aprende a amar como Jesús. La Cruz  es «la certeza del amor fiel de Dios por nosotros. Un amor tan grande que entra en nuestro pecado y lo perdona, entra en nuestro sufrimiento y nos da fuerza para sobrellevarlo, entra también en la muerte para vencerla y salvarnos… La Cruz de Cristo invita también a dejarnos contagiar por este amor, nos enseña así a mirar siempre al otro con misericordia y amor, sobre todo a quien sufre, a quien tiene necesidad de ayuda» (Via Crucis con los jóvenes, Río de Janeiro, 26 de julio de 2013).
Confío esta XXII Jornada Mundial del Enfermo a la intercesión de María, para que ayude a las personas enfermas a vivir su propio sufrimiento en comunión con Jesucristo, y sostenga a los que los cuidan. A todos, enfermos, agentes sanitarios y voluntarios, imparto de corazón la Bendición Apostólica.
Vaticano, 6 de diciembre de 2013
FRANCISCO

 Virgen de Lourdes puede ayudarte a pedir la intercesión de la Virgen por la sanación de otra persona o por tu propia sanación.

¡Oh amabilísima Virgen de Lourdes,
Madre de Dios y Madre nuestra!
Llenos de aflicción y con lágrimas fluyendo de los ojos,
acudimos en las horas amargas de la enfermedad a tu maternal corazón,
para pedirte que derrames a manos llenas
el tesoro de tu misericordia sobre nosotros.
Indignos somos por nuestros pecados de que nos escuches:
pero acuérdate de que jamás se ha oído decir que ninguno de los que han acudido a Ti
haya sido abandonado.
¡Madre tierna! ¡Madre bondadosa! ¡Madre dulcísima!
Ya que Dios obra por tu mano curaciones innumerables en la Gruta prodigiosa de Lourdes,
sanando tantas víctimas del dolor,
guarda también una mirada de bendición para nuestro pobre enfermo…(dígase el nombre del enfermo/a).
Alcánzale de tu Divino Hijo Jesucristo la deseada salud,
si ha de ser para mayor gloria de Dios.
Pero mucho más, alcánzanos a todos el perdón de nuestros pecados,
paciencia y resignación en los sufrimientos
y sobre todo un amor grande y eterno a nuestro Dios,
prisionero por nosotros en los Sagrarios.
Amén.



lunes, 10 de febrero de 2014

La Misa es tiempo de Dios, no se cuentan los minutos

(RV).- (Audio y video) RealAudioMP3 Redescubrir el sentido de lo sagrado, el misterio de la presencia real de Dios en la Misa: fue la invitación del Papa Francisco durante la celebración eucarística presidida el lunes por la mañana en la Casa de Santa Marta.

La primera Lectura del día habla de una teofanía de Dios en tiempos del rey Salomón. El Señor desciende como una nube sobre el Templo, que viene colmado por la gloria de Dios. El Señor – comentó el Santo Padre – habla a su Pueblo de muchas formas: a través de los profetas, los sacerdotes, la Sagrada Escritura. Pero con las teofanías habla de otra manera, “diferente de la Palabra: es otra presencia, más cercana, sin mediación, cercana. Es Su presencia”. “Esto – explicó - ocurre en la celebración litúrgica. La celebración litúrgica no es un acto social, un buen acto social; no es una reunión de los creyentes para rezar juntos. Es otra cosa. En la liturgia, Dios está presente”, pero es una presencia más cercana. En la Misa, de hecho, “la presencia del Señor es real, justamente real”

“Cuando nosotros celebramos la Misa, no hacemos una representación de la Última Cena: no, no es una representación. Es otra cosa: es justamente la Última Cena. Es justamente vivir de nuevo la Pasión y la muerte redentora del Señor. Es una teofanía: el Señor se hace presente sobre el altar para ser ofrecido al Padre para la salvación del mundo. Nosotros escuchamos o decimos: ‘Pero, yo no puedo, ahora, debo ir a la Misa, debo ir a escuchar Misa’. La Misa no se ‘escucha’, se participa, y se participa en esta teofanía, en este misterio de la presencia del Señor entre nosotros”.

El pesebre, el Vía Crucis, son representaciones – explicó Francisco – la Misa, en cambio, “es una conmemoración real, o sea es una teofanía: Dios se acerca y está con nosotros, y nosotros participamos del misterio de la Redención”. Lamentablemente –subrayó – tantas veces en la Misa miramos el reloj, “contamos los minutos”: “no es precisamente la actitud que nos pide la liturgia: la liturgia es tiempo de Dios y espacio de Dios, y nosotros debemos entrar allí, en el tiempo de Dios, en el espacio de Dios y no mirar el reloj”:

“La liturgia es precisamente entrar en el misterio de Dios, dejarse llevar al misterio y estar en el misterio. Por ejemplo, estoy seguro que todos ustedes vienen aquí para entrar en el misterio; pero, quizás alguno dice: ‘Ah, debo ir a la Misa en Santa Marta porque en la excursión turística de Roma se incluye ir a visitar al Papa en Santa Marta, todas las mañanas: es un lugar turístico, ¿no?’. Todos ustedes vienen aquí, nosotros nos reunimos aquí para entrar en el misterio: esta es la liturgia. Es el tiempo de Dios, es el espacio de Dios, es la nube de Dios que nos envuelve a todos”.

El Obispo de Roma recordó que, de niño, durante la preparación para la Primera Comunión, había un canto que indicaba que el altar estuviese custodiado por los ángeles para dar “el sentido de la gloria de Dios, del espacio de Dios, del tiempo de Dios”. Y cuando, durante las pruebas, se llevaban las ostias, se decía a los niños: “¡Miren que éstas no son aquellas que recibirán: éstas no valen nada, porque les falta la consagración!”. De esta forma, “celebrar la liturgia es tener esta disponibilidad a entrar en el misterio de Dios”, en su espacio, en su tiempo, y confiarse “en este misterio”:

“Hoy nos hará bien pedir al Señor que dé a todos nosotros este ‘sentido de lo sagrado’, este sentido que nos hace entender que una cosa es rezar en casa, rezar en la iglesia, rezar el Rosario, rezar tantas oraciones hermosas, hacer el Vía Crucis, muchas cosas bellas, leer la Biblia … y otra cosa es la celebración eucarística. En la celebración entramos en el misterio de Dios, en aquel camino que nosotros no podemos controlar: solamente Él es el Único, Él la gloria, Él es el poder, Él es todo. Pidamos esta gracia: que el Señor nos enseñe a entrar en el misterio de Dios”. (RC-RV)