domingo, 30 de noviembre de 2014

Alegres por Él, con Él y en Él

Comienza el año de la Vida Consagrada

Su Santidad el papa Francisco ha convocado a toda la iglesia a celebrar el año de la Vida Consagrada. El mismo tendrá inicio junto con el nuevo año litúrgico el próximo domingo 30 de Noviembre (Domingo I de Adviento).
Por este motivo, el mismo día, en Bahía Blanca se realizará una Celebración Eucarística en la Porciúncula (Capilla del Hospital Penna) a las 19hs.
Se invita a todos los fieles a acompañar este año tan especial para todos los consagrados, que quiere ser ocasión de renovación y celebración de la acción misericordiosa del Dios de la Vida en la historia de los religiosos.
Se ruega a todos tener presente este acontecimiento delante del altar de Dios, en la misa de las respectivas comunidades.
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Indulgencias plenarias por el Año de la Vida Consagrada


|El Santo Padre, con ocasión del Año de la Vida Consagrada, concederá indulgencia plenaria, con las condiciones habituales (confesión sacramental, comunión eucarística y oración por las intenciones del Santo Padre) a todos los miembros de las instituciones de vida consagrada y a los demás fieles verdaderamente arrepentidos y movidos por un espíritu de caridad, a partir del primer domingo de Adviento de este año hasta el 2 de febrero 2016, día de clausura del Año de la vida consagrada. La indulgencia puede aplicarse también como sufragio por las almas del Purgatorio. 

La indulgencia se obtendrá: 

En Roma, cada vez que participen en las reuniones y celebraciones internacionales establecidas en el calendario de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, y por un período de tiempo apropiado mediten con piedad, concluyendo con Padre nuestro, la Profesión de fe en cualquier forma legítima aprobada e invocaciones a la Virgen María. 

En todas las Iglesias particulares, cada vez que en los días diocesanos dedicados a la vida consagrada y en las celebraciones diocesanas organizadas para el Año de la Vida Consagrada, visiten la catedral u otro lugar sagrado designado con el consentimiento del Ordinario del lugar, o una iglesia conventual o el oratorio de un monasterio de clausura y recen públicamente allí la Liturgia de las Horas, o un período de tiempo apropiado meditarán con piedad concluyendo con Padre nuestro, la Profesión de fe en cualquier forma legítima aprobada e invocaciones a la Virgen María. 

Los miembros de los Institutos de vida consagrada que, por enfermedad u otra causa grave no puedan visitar los lugares sagrados, podrán obtener la indulgencia plenaria si, con total desapego de cualquier pecado y con la intención de poder cumplir tan pronto como sea posible las tres condiciones habituales, efectúen la visita espiritual con profundo deseo y ofrezcan las enfermedades y molestias de su vida a Dios misericordioso a través de María misericordioso, añadiendo las oraciones más arriba indicadas. 

Para facilitar el conseguimiento de la gracia divina por medio de la caridad pastoral, la Penitenciaría Apostólica, -que firma el decreto de indulgencia- pide a los canónigos, los miembros del capítulo, los sacerdotes de los Institutos de Vida Consagrada y a todos los que tienen la facultades de escuchar las confesiones que administren con frecuencia el sacramento de la Penitencia y la Sagrada Comunión a los enfermos.+
Más información sobre el año de la vida consagrada aquí: http://www.vatican.va/roman_curia/congregations/ccscrlife/index_sp.htm

CANTOS DE ADVIENTO

ADVIENTO 2014-TIEMPO DE PREPARAR EL CORAZÓN- Sol de justicia concédenos ...

sábado, 29 de noviembre de 2014

Papa Francisco en la catedral de Estambul: Provocamos división cuando nos encerramos en nosotros mismos...

Oyelo, escuchalo

En todo el mundo de habla hispana se ha lamentado el fallecimiento de Roberto Gómez Bolaños, ChespiritoChapulín Colorao o El Chavo del 8, un hombre que hizo reír a varias generaciones de niños y también de adultos. He aquí una de las canciones con las que triunfaba en sus mejores momentos


Defendió la vida y enfrentó la muerte con esperanza

El médico pidió abortarlo, pero él nació, vivió 85 años e hizo felices a muchos millones: Chespirito




Ha muerto con 85 años el actor cómico mexicano Roberto Gómez Bolaños “Chespirito”, conocido en todo el mundo de lengua española por sus personajes cómicos televisivos "el Chavo del 8" y "el Chapulín Colorao",aunque creó casi medio centenar de personajes. Fue escritor, publicista, dibujante, compositor de música y letras de canciones populares, actor, director, productor y padre de seis hijos. 

Dio alegría a millones de niños y adultos, hoy es un orgullo para México. Todo el mundo hispano lo considera suyo, llora su muerte y agradece su vida. 

Pero todo eso podría haberse truncado si su madre hubiera hecho caso al médico que cuando ella estaba embarazada le pidió abortar. 

El mismo Chespirito lo contó en un anuncio televisivo en marzo de 2007 en la campaña providawww.denmechance.org . Él lo explicaba así.

“Hola, soy su amigo Chespirito. Cuando estaba yo en el vientre de mi madre, ella sufrió un accidente que la puso al borde de la muerte. El médico le dijo: ‘Tendrás que abortar’. Y ella respondió: ‘¿Abortar yo? Jamás’. Es decir, defendió la vida, mi vida. Y gracias a ello estoy aquí”.
Roberto nació así en Ciudad de México en 1929 y viviría 85 años. La vida venció a la muerte, la esperanza al miedo, la risa a la tristeza... y Chespirito llevó alegría a millones de personas

Su testimonio provida no logró impedir que se legalizase el aborto en el Distrito Federal de México. Desde entonces se han practicado más de 120.000 abortos legales allí, un tercio en madres con educación secundaria, la mitad en mujeres casadas, dicen las estadísticas. 

Pero la campaña creó conciencia provida en México y todo el mundo hispano y muchos estados mexicanos cambiaron sus constituciones o leyes para defender mejor al no nacido, a los futuros "chespiritos" que son todos los bebés. Así lo hicieron Morelos, Baja California, Colima, Durango, Campeche, Guanajuato, Hidalgo, Jalisco, Nayarit, Puebla, Quintana Roo, San Luis Potosí, Sonora, Yucatán, Querétaro, Oaxaca y Tamaulipas.



El Chapulín Colorado... muchos no contaron con su astucia y se arrepintieron

Doblado al japonés, homenaje en Los Simpson
Roberto Gómez Bolaños deja un recuerdo imborrable. El corresponsal de la agencia Dpa en Santiago de Chile, Víctor Gutiérrez, escribe: "El creativo Chespirito puede hacer descansar su cuerpo tranquilamente. Sus inmortales personajes siguen recibiendo el cariño de niñitos de dos a 90 años, y no sólo en español -a estas alturas-, en lenguas europeas y hasta japonés, donde su latino humor es doblado con los resultados esperados: una inocente sonrisa. Las consecuencias parecen ser claras a decir por la respuesta sempiterna de los telespectadores: Chespirito podrá envejecer, pero El Chavo jamás... eso, eso, eso".

Incluso en Los Simpson, serie que admiraba, se le homenajeaba con el personaje del Hombre-Abeja, una versión gringa del Chapulín Colorado que los niños Simpson adoran en el canal 8 de Springfield TV. 

El humor ingenioso, contra el grosero
Este gran artista explicaba las claves de su humor y sus límites criticando lo burdo y grosero en una entrevista en 1999.

"Me muero de la risa cuando Armando Hoyos pregunta ´las elefantas que no quieren tener hijos, ¿se amarran las trompas?´. ¡Me encanta, me muero de risa! Pero cuando veo ese programa donde hacen parodias de canciones y dicen ´el piojo y la pulga se quieren casar, pero en la iglesia en vez de arroz les aventaron condones´, eso es burdo, corriente. ¿Es notoria la diferencia, no?"

Gómez Bolaños llegó a decir en una entrevista con Gatopardo en 2001 que entre guiones, poemas y otros textos, escribió un total de 60.000 cuartillas.
"Me da mucha envidia (Juan) Rulfo que con dos libros logró tanta fama… y a mí me ha costado 60,000 cuartillas", apuntó el comediante, comparándose con el autor de Pedro Páramo y El llano en llamas.

Televisión, teatro, Internet
Su salto a la fama llegaría en 1968 cuando apostó por el humor televisivo. Aunque en 1995 dejaron de producirse nuevos capítulos de sus personajes cómicos, quedaron en el imaginario colectivo para siempre. Fuera de televisión Gómez Bolaños se mantuvo activo en el teatro con la obra 11 y 12 que llevó por varios países del continente durante una década. En 2007 regresó con la puesta sólo para despedirse definitivamente de la escena pública. En 2010 ya avisó de que había tenido "unos infartitos". En el 2011 enviaba su primer mensaje de Twitter: "Hola. Soy Chespirito. Tengo 82 años y ésta es la primera vez que ´tuteo´. Estoy debutando. ¡Síganme los buenos!", escribió, y la respuesta llegó de inmediato, hasta alcanzar más de 6 millones de seguidores en la red social.



El Chavo del Ocho siempre dice "Tómalo por el lado amable" 
y "bueno, pero no te enojes"...

5 grandes frases del Chavo del Ocho
"Fue sin querer queriendo"
... es lo que dice el Chavo cada vez que trata de disculparse por alguna de sus travesuras.

"Tómalo por el lado amable"
...el Chavo repite esta frase cada vez que enfurece a alguien.

"Bueno, pero no te enojes"
...Lo dice frecuentemente cuando saca a alguien de quicio

"Sí tengo padres... nomás no me los han presentado"
...dice el Chavo cuando le dicen preguntan por sus papás o le dicen que es huérfano

"Primero muerto antes que perder la vida"
...grita el Chavo enfundando una escoba con la que juega como si fuera un arma, mientras corre a esconderse.

5 grandes frases del Chapulín colorado
"Qué no panda el cúnico":
... variante chapulinesca de "que no cunda el pánico".

"Síganme los buenos"
...dice el Chapulín Colorado justo antes de estrellarse contra un muro o un obstáculo.

"No contaban con mi astucia"
...es la frase con la que responde el Chapulín después de alguna "genialidad".

"Lo sospeché desde un principio"
...es la frase del Chapulín cuando "resuelve" un caso que ya está resuelto.

"Mis antenitas de vinil detectan la presencia del enemigo"
...el Chapulín tiene dos antenas en su capucha que emplea para detectar peligros

Gómez Bolaños sobre la muerte y la esperanza
El diario El Universal recuerda ahora una entrevista en Colombia, en 2009, cuando el escritor habló sobre la muerte, afirmando que pensaba mucho en ella.

“Yo pienso en la muerte. Suena duro pero es el acontecimiento futuro más importante que puede tener cualquier ser humano, desde un niño hasta un grande”, señaló. Aprovechó el tema para recitaruno de sus poemas, sobre la muerte, dirigido a Dios, con humor y esperanza. Dura un minuto y vale la pena escucharlo. Él, que defendió la vida, supo hablar de la muerte y la vida eterna.

https://soundcloud.com/el-nuevo-dia/la-muerte-el-acontecimiento-mas-importante-chespirito

Andrés y Pedro, hermanos en la fe y en la caridad. Hermanos en la esperanza del Señor Resucitado


(RV).- La intensa jornada de Francisco en Estambul continuó la tarde de este sábado 29 con la oración ecuménica en la Iglesia Patriarcal de San Jorge y el encuentro privado con Bartolomé I en el Fanar, la histórica residencia del patriarca ortodoxo. Al “venerado y querido Hermano” Bartolomé, el Obispo de Roma agradeció cordialmente por su acogida fraterna. “Siento que nuestra alegría es más grande porque la fuente está más allá; no está en nosotros, no en nuestro compromiso y en nuestros esfuerzos, que también deben hacerse, sino en la común confianza en la fidelidad de Dios, que pone el fundamento  para la reconstrucción de su templo que es la Iglesia”, precisó el Papa, recordando luego que Andrés y Pedro eran hermanos de sangre, pero el encuentro con Cristo los transformó en hermanos en la fe y en la caridad. “Y en esta tarde gozosa, en esta vigilia de oración, quisiera decir sobre todo: hermanos en la esperanza”.  
Palabras del Santo Padre Francisco

Santidad, querido Hermano
            El atardecer trae siempre un doble sentimiento, el de gratitud por el día vivido y el de la ansiada confianza ante el caer de la noche. Esta tarde mí corazón está colmado de gratitud a Dios, que me ha concedido estar aquí para rezar junto con Vuestra Santidad y con esta Iglesia hermana, al término de una intensa jornada de visita apostólica; y, al mismo tiempo, mi corazón está a la espera del día que litúrgicamente hemos comenzado: la fiesta de San Andrés Apóstol, que es el Patrono de esta Iglesia.
            En esta oración vespertina, a través de las palabras del profeta Zacarías, el Señor nos ha dado una vez más el fundamento que está a la base de nuestro avanzar entre un hoy y un mañana, la roca firme sobre la que podemos mover juntos nuestros pasos con alegría y esperanza; este fundamento rocoso es la promesa del Señor: «Aquí estoy yo para salvar a mi pueblo de Oriente a Occidente... en fidelidad y justicia» (8,7.8).
            Sí, venerado y querido Hermano Bartolomé, mientras expreso mi sentido «gracias» por su acogida fraterna, siento que nuestra alegría es más grande porque la fuente está más allá; no está en nosotros, no en nuestro compromiso y en nuestros esfuerzos, que también deben hacerse, sino en la común confianza en la fidelidad de Dios, que pone el fundamento  para la reconstrucción de su templo que es la Iglesia (cf. Za 8,9). «¡He aquí la semilla de la paz!» (Za 8,12); ¡he aquí la semilla de la alegría! Esa paz y esa alegría que el mundo no puede dar, pero que el Señor Jesús ha prometido a sus discípulos, y se la ha entregado como Resucitado, en el poder del Espíritu Santo.
            Andrés y Pedro han escuchado esta promesa, han recibido este don. Eran hermanos de sangre, pero el encuentro con Cristo los ha transformado en hermanos en la fe y en la caridad. Y en esta tarde gozosa, en esta vigilia de oración, quisiera decir sobre todo: hermanos en la esperanza. Qué gracia, Santidad, poder ser hermanos en la esperanza del Señor Resucitado. Qué gracia – y qué responsabilidad – poder caminar juntos en esta esperanza, sostenidos por la intercesión de los santos hermanos, los Apóstoles Andrés y Pedro. Y saber que esta esperanza común no defrauda, porque no se funda en nosotros y nuestras pobres fuerzas, sino en la fidelidad de Dios.
            Con esta esperanza gozosa, llena de gratitud y anhelante espera, expreso a Vuestra Santidad, a todos los presentes y a la Iglesia de Constantinopla mis mejores deseos, cordiales y fraternos, en la fiesta del santo Patrón.
(RV).- La tarde del sábado 29 de noviembre Francisco celebró la Santa Misa en la Catedral del Espíritu Santo de Estambul. En la liturgia estaban presentes el patriarca ecuménico Bartolomé, el patriarca siro-católico Ignacio III Younan, representantes de la Iglesia apostólica armenia, de aquella siro-ortodoxa y de las confesiones evangélicas. Entre los concelebrantes se encontraban el secretario de Estado vaticano, cardenal Pietro Parolin; el nuncio Antonio Lucibello, el card. Leonardo Sandri, Prefecto de la Congregación para las Iglesias Orientales y el portavoz vaticano y nuestro director, padre Federico Lombardi. En su homilía el Obispo de Roma enfatizó que el Espíritu Santo es el alma de la Iglesia. “Él da la vida, suscita los diferentes carismas que enriquecen al Pueblo de Dios y, sobre todo, crea la unidad entre los creyentes: de muchos, hace un solo cuerpo, el cuerpo de Cristo. Toda la vida y la misión de la Iglesia dependen del Espíritu Santo; él realiza todas las cosas”.     
HOMILIA DEL SANTO PADRE:
En el Evangelio, Jesús se presenta al hombre sediento de salvación como la fuente a la que acudir, la roca de la que el Padre hace surgir ríos de agua viva para todos los que creen en él (cf. Jn 7,38). Con esta profecía, proclamada públicamente en Jerusalén, Jesús anuncia el don del Espíritu Santo que recibirán sus discípulos después de su glorificación, es decir, su muerte y resurrección (cf. v. 39).
El Espíritu Santo es el alma de la Iglesia. Él da la vida, suscita los diferentes carismas que enriquecen al Pueblo de Dios y, sobre todo, crea la unidad entre los creyentes: de muchos, hace un solo cuerpo, el cuerpo de Cristo. Toda la vida y la misión de la Iglesia dependen del Espíritu Santo; él realiza todas las cosas.
La misma profesión de fe, como nos recuerda san Pablo en la primera Lectura de hoy, sólo es posible porque es sugerida por el Espíritu Santo: «Nadie puede decir: “¡Jesús es el Señor!”, sino por el Espíritu Santo» (1 Co 12,3b). Cuando rezamos, es porque el Espíritu Santo inspira la oración en el corazón. Cuando rompemos el cerco de nuestro egoísmo, salimos de nosotros mismos y nos acercamos a los demás para encontrarlos, escucharlos, ayudarlos, es el Espíritu de Dios que nos ha impulsado. Cuando descubrimos en nosotros una extraña capacidad de perdonar, de amar a quien no nos quiere, es el Espíritu el que nos ha impregnado. Cuando vamos más allá de las palabras de conveniencia y nos dirigimos a los hermanos con esa ternura que hace arder el corazón, hemos sido sin duda tocados por el Espíritu Santo.
Es verdad, el Espíritu Santo suscita los diferentes carismas en la Iglesia; en apariencia, esto parece crear desorden, pero en realidad, bajo su guía, es una inmensa riqueza, porque el Espíritu Santo es el Espíritu de unidad, que no significa uniformidad. Sólo el Espíritu Santo puede suscitar la diversidad, la multiplicidad y, al mismo tiempo, producir la unidad. Cuando somos nosotros quienes deseamos crear la diversidad, y nos encerramos en nuestros particularismos y exclusivismos, provocamos la división; y cuando queremos hacer la unidad según nuestros planes humanos, terminamos implantando la uniformidad y la homogeneidad. Por el contrario, si nos dejamos guiar por el Espíritu, la riqueza, la variedad, la diversidad nunca crean conflicto, porque él nos impulsa a vivir la variedad en la comunión de la Iglesia.
Los diversos miembros y carismas tienen su principio armonizador en el Espíritu de Cristo, que el Padre ha enviado y sigue enviando, para edificar la unidad entre los creyentes. El Espíritu Santo hace la unidad de la Iglesia: unidad en la fe, unidad en la caridad, unidad en la cohesión interior. La Iglesia y las Iglesias están llamadas a dejarse guiar por el Espíritu Santo, adoptando una actitud de apertura, docilidad y obediencia.
Es una visión de esperanza, pero al mismo tiempo fatigosa, pues siempre tenemos la tentación de poner resistencia al Espíritu Santo, porque trastorna, porque remueve, hace caminar, impulsa a la Iglesia a seguir adelante. Y siempre es más fácil y cómodo instalarse en las propias posiciones estáticas e inamovibles. En realidad, la Iglesia se muestra fiel al Espíritu Santo en la medida en que no pretende regularlo ni domesticarlo. Y nosotros, los cristianos, nos convertimos en auténticos discípulos misioneros, capaces de interpelar las conciencias, si abandonamos un estilo defensivo para dejarnos conducir por el Espíritu. Él es frescura, fantasía, novedad.
Nuestras defensas pueden manifestarse en una confianza excesiva en nuestras ideas, nuestras fuerzas – pero así se deriva hacia el pelagianismo –, o en una actitud de ambición y vanidad. Estos mecanismos de defensa nos impiden comprender verdaderamente a los demás y estar abiertos a un diálogo sincero con ellos. Pero la Iglesia que surge en Pentecostés recibe en custodia el fuego del Espíritu Santo, que no llena tanto la mente de ideas, sino que hace arder el corazón; es investida por el viento del Espíritu que no transmite un poder, sino que dispone para un servicio de amor, un lenguaje que todos pueden entender.
En nuestro camino de fe y de vida fraterna, cuanto más nos dejemos guiar con humildad por el Espíritu del Señor, tanto mejor superaremos las incomprensiones, las divisiones y las controversias, y seremos signo creíble de unidad y de paz.
Con esta gozosa certeza, los abrazo a todos ustedes, queridos hermanos y hermanas: al Patriarca Siro-Católico, al Presidente de la Conferencia Episcopal, el Vicario Apostólico, Mons. Pelâtre, a los demás obispos y Exarcas, a los presbíteros y diáconos, a las personas consagradas y fieles laicos pertenecientes a las diferentes comunidades y a los diversos ritos de la Iglesia Católica. Deseo saludar con afecto fraterno al Patriarca de Constantinopla, Su Santidad Bartolomé I, al Metropolita Siro-Ortodoxo, al Vicario Patriarcal Armenio Apostólico y a los representantes de las comunidades protestantes, que han querido rezar con nosotros durante esta celebración. Les expreso mi reconocimiento por este gesto fraterno. Envío un saludo afectuoso al Patriarca Armenio Apostólico, Mesrob II, asegurándole mis oraciones.
Hermanos y hermanas, dirijámonos a la Virgen María, Madre de Dios. Junto a ella, que oraba en el cenáculo con los Apóstoles en espera de Pentecostés, roguemos al Señor para que envíe su Santo Espíritu a nuestros corazones y nos haga testigos de su Evangelio en todo el mundo. Amén.  

miércoles, 26 de noviembre de 2014

El Paraíso no es un lugar sino un “estado”, donde nuestras esperanzas serán colmadas, recordó el Papa en su catequesis...


(RV).- Tras su breve pero intenso viaje apostólico a Estrasburgo del día anterior, el Papa Francisco celebró el último miércoles de noviembre su tradicional audiencia general en la Plaza de San Pedro, ante la presencia de varios miles de fieles y peregrinos procedentes de numerosos países, deseosos de escuchar su catequesis y de recibir su bendición apostólica.
En su catequesis el Santo Padre se refirió a la Iglesia que peregrina hacia el Reino, explicando que, como afirma el Concilio Vaticano II, la Iglesia no es una realidad estática, sino que camina continuamente en la historia hacia la meta última y maravillosa que es el Reino de los Cielos.
El Papa dijo que en este camino es hermoso percibir la comunión entre la Iglesia celestial, que nos sostiene con su intercesión, y nosotros, que en la Eucaristía estamos invitados a ofrecer oraciones por las almas que se encuentran a la espera de la felicidad eterna.
También afirmó que aunque ignoramos el tiempo en el que llegará el fin de todo lo creado, sabemos por la Revelación que Dios nos prepara una nueva tierra, donde habitará la justicia y la felicidad saciará de manera sobreabundante los deseos del corazón del hombre, lo que constituye el “Paraíso”, que no es un lugar sino un “estado”, en el que nuestras esperanzas serán verdaderamente colmadas, en una nueva creación, con plenitud de ser, verdad y belleza, libre de todo mal y de la misma muerte.
Al saludar a los peregrinos de lengua española el Obispo de Roma los invitó a pedir a la Virgen María, nuestra Madre del cielo, que nos acompañe siempre y nos ayude a ser, como ella, signo gozoso de esperanza para nuestros hermanos.
Mientras hablando en italiano, el Papa Francisco recordó que pasado mañana viajará a Turquía, para realizar un nuevo viaje apostólico, razón por la cual invitó a todos a rezar para que esta visita de Pedro a su hermano Andrés produzca frutos de paz, diálogo sincero entre las religiones y concordia en la nación turca.
(María Fernanda Bernasconi - RV).
Texto completo de la catequesis del Papa
La Iglesia: peregrina hacia el Reino
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
Un poco feo el día, pero ustedes son valientes. ¡Felicitaciones! Esperamos rezar juntos hoy.
Al presentar la Iglesia a los hombres de nuestro tiempo, el Concilio Vaticano II tenía bien presente un verdad fundamental, que no hay que olvidar jamás: la Iglesia no es una realidad estática, detenida, con fin en sí misma, sino que está continuamente en camino en la historia, hacia la meta última y maravillosa que es el Reino de los cielos, del cual la Iglesia en la tierra es el germen y el inicio (cfr Conc. Ecum. Vat. II, Cost. Dogm. sobre la Iglesia Lumen Gentium, 5). Cuando nos dirigimos hacia este horizonte, nos damos cuenta que nuestra imaginación se detiene, revelándose apenas capaz de intuir el esplendor del misterio que domina nuestros sentidos. Y surgen espontáneas en nosotros algunas preguntas: ¿cuándo llegará este pasaje final? ¿Cómo será la nueva dimensión en la cual la Iglesia entrará? ¿Qué será entonces la humanidad? ¿Y de lo creado que nos circunda?
Pero estas preguntas no son nuevas, las habían hecho los discípulos a Jesús en aquel tiempo ¿pero cuándo sucederá esto? ¿Cuándo será el triunfo del Espíritu sobre la creación, sobre lo creado, sobre todo? Son preguntas humanas, preguntas antiguas. También nosotros hacemos estas preguntas.
La Constitución conciliar Gaudium et spes, de frente a estos interrogativos que resuenan desde siempre en el corazón del hombre, afirma: “Ignoramos el tiempo en que se hará la consumación de la tierra y de la humanidad. Tampoco conocemos de qué manera se transformará el universo. La figura de este mundo, deformada por el pecado, pasa, pero Dios nos enseña que nos prepara una nueva morada y una nueva tierra donde habita la justicia y cuya bienaventuranza es capaz de saciar y rebasar todos los anhelos de paz que surgen en el corazón humano” (n. 39). He aquí la meta a la cual aspira la Iglesia: es como dice la Biblia la “Jerusalén nueva”, el “Paraíso”. Más que de un lugar, se trata de un “estado” del alma, en el cual nuestras expectativas más profundas serán cumplidas de manera superabundante y nuestro ser, como criaturas y como hijos de Dios, alcanzará la plena maduración. ¡Seremos finalmente revestidos de la alegría, de la paz y del amor de Dios en modo completo, sin más ningún límite, y estaremos cara a cara con Él! ¡Es bello pensar esto! Pensar en el cielo. Todos nosotros nos encontraremos allí. Todos, todos, allí, todos. Es bello. ¡Da fuerza al alma!
2. En esta perspectiva, es bello percibir cómo hay una continuidad y una comunión de fondo entre la Iglesia que está en el cielo y aquella todavía en camino sobre la tierra. Aquellos que ya viven en la presencia de Dios, de hecho, nos pueden sostener e interceder por nosotros, rezar por nosotros. Por otro lado, también nosotros estamos siempre invitados a ofrecer buenas acciones, oraciones y la Eucaristía misma para aliviar las tribulaciones de las almas que todavía están esperando la beatitud sin fin. Sí, porque en la perspectiva cristiana, la distinción no es más entre quien ya está muerto y que todavía no lo está, sino entre quien está en Cristo y quién no lo está. Éste es el elemento determinante, realmente decisivo para nuestra salvación y para nuestra felicidad.
3. Al mismo tiempo, la Sagrada Escritura nos enseña que el cumplimiento de este diseño maravilloso no puede no interesar también todo aquello que nos rodea, y que ha salido del pensamiento y del corazón de Dios. El apóstol Pablo lo afirma explícitamente, cuando dice que también “la creación será liberada de la esclavitud de la corrupción para participar de la gloriosa libertad de los hijos de Dios”. (Rom 8,21). Otros textos utilizan la imagen del “cielo nuevo” y la “tierra nueva” (cf. 2 P 3,13; Ap 21,1), en el sentido de que todo el universo será renovado y liberado de una vez para siempre de todos los rastros del mal y de la misma  muerte. Lo que se prospecta, como cumplimiento de una transformación que en realidad ya está en acto a partir de la muerte y resurrección de Cristo, es por lo tanto una nueva creación; no una aniquilación del cosmos y de todo lo que nos rodea, sino que es llevar cada cosa a su plenitud de ser, de verdad, de belleza. Este es el diseño que Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo, desde siempre quiere realizar y está realizando.
Queridos amigos, cuando pensamos en estas maravillosas realidades que nos esperan, nos damos cuenta del maravilloso don que es pertenecer a la Iglesia, que lleva inscrita una vocación altísima. Pidamos entonces a la Virgen María, Madre de la Iglesia, que vigile siempre sobre nuestro camino y nos ayude a ser, como ella, un signo gozoso de confianza y esperanza entre nuestros hermanos.

Queridos hermanos y hermanas:
En la catequesis de hoy reflexionamos sobre la Iglesia que peregrina hacia el Reino. Bueno el Reino ya está dentro de nosotros. Vamos caminando hacia el encuentro con Dios, con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, que es la plenitud del Reino.
Como bien afirma el Concilio Vaticano II, la Iglesia no es una realidad estática, sino que camina continuamente en la historia hacia la meta última y maravillosa que es el Reino de los Cielos, del cual la Iglesia es en la tierra su semilla y su inicio. En este camino, es hermoso percibir la comunión entre la Iglesia del cielo, que nos sostiene con su intercesión, y nosotros, que en la Eucaristía estamos invitados a ofrecer oraciones por las almas que se encuentran a la espera de la felicidad eterna.
Desde la perspectiva cristiana, la distinción ya no es entre quien está muerto o quien no lo está, sino entre quien está con Cristo y quien no está con Cristo; éste es el elemento fundamental y decisivo para nuestra felicidad.
Aunque no sabemos el tiempo en el que llegará el fin de todo lo creado, sabemos por la Revelación que Dios nos prepara una nueva tierra, donde habitará la justicia y la felicidad saciará de manera sobreabundante los deseos del corazón del hombre. Esto es el “Paraíso”, que no es un lugar sino un “estado”, donde nuestras esperanzas serán verdaderamente colmadas, en una nueva creación, con plenitud de ser, verdad y belleza, libre de todo mal y de la misma muerte.
Saludo a los peregrinos de lengua española, en particular a los grupos provenientes de España, Argentina, México, así como a los venidos de otros países latinoamericanos. Conscientes del don maravilloso de pertenecer a la Iglesia, pidamos a la Virgen María, nuestra Madre del cielo, que nos acompañe siempre y nos ayude a ser, como ella, signo gozoso de esperanza para nuestros hermanos. Muchas gracias.

lunes, 24 de noviembre de 2014

¿Qué pasa cuando los familiares ponen pegas a la unción del enfermo? ¡Y tienen varias excusas!

Es la hora de la verdad: la enfermedad grave toca a la puerta, hay que reconocer nuestra debilidad y plantearse en serio nuestra necesidad de Dios, para nuestro cuerpo y nuestra alma. Es el momento de pedir el sacramento de la Unción de los Enfermos. 

Sin embargo, en muchos países de cultura católica occidental hay cosas que dificultan al enfermo acudir a este sacramento... entre ellas los propios parientes.

Fernando Poyatos, un laico que lleva muchos años en la pastoral con enfermos, ha reflexionado sobre el tema en su libro "Pastoral de la Salud: Guía espiritual y práctica" (Ediciones De Buena Tinta). Reproducimos su análisis.


















Los familiares como posible escollo para la Unción de los Enfermos

Volvamos con más detalle al gran escollo que en nuestra pastoral suponen esos familiares que, por un amor por su enfermo totalmente mal entendido, se niegan a proporcionarles la Unción “porque se va a asustar”. 

Algunos no se niegan totalmente, pero dicen: “Más adelante”, “todavía no está para eso”, o nos cuchichean con vehemencia: “¡No, no, que se asustaría!”

Lo ideal es que la persona esté lo bastante lúcida como para hacer una buena confesión, aunque nos digan sus familiares que “él siempre ha sido muy bueno”.
O que “es muy creyente”, o “mi madre es muy devota de la Virgen del Carmen”. 

Yo suelo contestarles que todos somos pecadores y que hasta los santos y los papas, “bastante buenas personas”, han pedido confesarse y recibir la Unción y el Viático cuando han enfermado gravemente.

Como explico tantas veces: “Ya sabemos que la misericordia de Dios es infinita, y que ‘Dios es amor’, como se dice mucho ahora para no sentirse responsable de muchas cosas (comentado más detalladamente en el capítulo 8), pero también su justicia es infinita, y no puede perdonar si no le pedimos perdón”. 

Además, como leí una vez, «nadie se muere por llamar a tiempo al sacerdote», pero sí quepodemos morir sin estar en gracia de Dios por ese irracional y peligroso miedo a que se asuste, pero no a que pueda condenarse para toda la eternidad por no haberse preparado para su encuentro con Cristo. 

Nadie le pide a los médicos que no le den quimio a su enfermo por si se asusta,porque saben que es necesario. 

Bien claro lo dice el padre Cantalamessa:

«Hay casos en los cuales asustar a alguno es un acto de caridad. Así hace un buen médico, cuando no tiene otro remedio, para hacer entender al enfermo que debe dejar de fumar o de hacer otra cosa peligrosa para su salud.»

Además, todo hijo de Dios tiene derecho a conocer la verdad sobre sí mismo y a salvarse. 

Pero, desgraciadamente, podría contar bastantes casos de familias que, por haber esperado demasiado, se han quedado con el remordimiento de no haber proporcionado a su enfermo el sacramento de la Unción.



No hace mucho, en Cuidados Paliativos, una señora mayor a quien veía debilitarse día a día, cuando le expliqué brevemente en qué consistía el sacramento y sus beneficios, me dijo: “Más adelante”. Al menos traté de reflexionar un poco con ella:

-Pero, María, ese regalo tan grande que nos ha dejado Jesús es para ahora; en realidad, para cuando empezaste a ponerte enferma. ¿A que al médico no le dirías “más adelante”, si te ofrece un tratamiento o un calmante para el dolor, que él sabe que necesitas ahora? Pues Dios es quien nos da los médicos, lo mismo que les ha dado esos calmantes que te quitan el dolor, y ese gotero, y tantos otros inventos para nuestra salud corporal. Y a la vez nos da la Unción de Enfermos, porque Él te ama a ti en cuerpo y espíritu y quiere que tengas los dos sanos.

A veces, al ver a un enfermo o su familia tan reacios al sacramento, o tratando de aplazarlo todo lo posible, intento hacerles razonar de otra forma, diciéndoles, más o menos:

-Vuestros padres quisieron el Bautismo para vosotros y ese sacramento os hizo hijos de Dios; luego quisieron que recibierais la primera Comunión, otro sacramento, y os confesasteis por primera vez, otro sacramento; más tarde hemos recibido el sacramento de la Confirmación; luego quisisteis casaros en la iglesia, otro sacramento. Todos esos sacramentos que Jesús nos dejó los habéis deseado y recibido, ¿no? Y ahora, ¿cómo vais a contradeciros, como cristianos católicos, si Jesús os ofrece la Unción de Enfermos? Pero no para más tarde. Para ahora. Cada sacramento tiene su momento. ¿Lo vais a despreciar? La Unción es la medicina que Él os ofrece para sanarnos espiritualmente y, si Él quiere, aliviarnos en la enfermedad y hasta curarnos.

Por supuesto, especialmente con los mayores, les aseguro a la vez que la Unción les dará la paz que necesitan, les cuento, para avivar su fe, algún testimonio de sanación física por la Unción que yo conozca de primera mano. Pero siempre advirtiendo que esto no significa prometer nada, excepto la sanación espiritual, si reciben el sacramento en gracia de Dios, pues estamos en sus manos y Él, en su infinita sabiduría, sabe lo que más nos conviene.



Ejemplos de curación tras recibir la Unción de los enfermos
Barbara Shlemon [evangelizadora y conferenciante católica norteamericana que murió en 2011] dejó su profesión de enfermera psiquiátrica por el ministerio de intercesión (en la enfermedad y otras situaciones) después de haber visto a una paciente de cáncer moribunda, por cuya sanación había pedido la noche anterior, recuperarse literalmente de la noche a la mañana tras recibir la Unción de los Enfermos y orar Barbara por ella . [...]

En 2003 un hombre de cuarenta años, a quien llamaré Antonio, además de haber sido operado de un cáncer de cadera, tenía diversos daños orgánicos por haber usado drogas durante algunos años debido a malas amistades.

Su moral estaba por los suelos, la vida no le importaba y ni me respondió cuando le sugerí la Unción de Enfermos, pero la pidió poco después (aunque no la recibió hasta que, al declarársele neumonía y pleuresía, el médico aconsejó a su madre no dejarle ya aquella noche y que sacaran a su compañero de la habitación). 

Al recibirla dijo: “Dejadme solo, que quiero pensar en esto”; la fiebre le empezó a bajar sin haberle dado aún el antibiótico que requería; su madre contaba: “Aquella noche pasé mucho miedo cada vez que parecía no respirar, porque nunca lo había visto dormir tan plácidamente”; por la mañana pidió la Comunión, y lo mismo los ocho o diez días que siguió en el hospital; yo se la llevé a su casa durante dos semanas. 

La primera vez que nos vimos en la calle sonrió y dijo mirando para arriba: “¡Esto no me lo quita a mí nadie!”. A partir de ahí su crecimiento espiritual ha sido muy grande.

“La Iglesia brille con la luz de Cristo y no con luz propia”


(RV).- Cuando la Iglesia es humilde y pobre, entonces “es fiel” a Cristo, de lo contrario es tentada de brillar con “luz propia” en vez de donar al mundo aquella de Dios. Lo afirmó el Papa Francisco en su homilía de la Misa matutina celebrada en la capilla de la Casa de Santa Marta.
Dar tanto y públicamente, porque hay una riqueza que se nutre de ostentación y goza de vanidad. Y dar lo poco que se tiene, sin atraer la atención sino sólo la de Dios, porque Él es el todo en quien confiamos. En el episodio evangélico de la viuda que ante los ojos de Jesús entrega sus dos únicas monedas en el tesoro del templo – mientras los ricos habían arrojado gruesas cifras haciendo ver que para ellos eran superfluas – el Papa Francisco señala dos tendencias siempre presentes en la historia de la Iglesia. La Iglesia tentada por la vanidad y la “Iglesia pobre”, que – afirma el Pontífice – “no debe tener otras riquezas que su Esposo”, como la humilde mujer del templo:
«Me gusta ver en esta figura a la Iglesia que es en cierto modo un poco viuda, porque espera a su Esposo que regresará… Pero tiene a su Esposo en la Eucaristía, en la Palabra de Dios, en los pobres, si: pero espera que regrese, ¿no? Esta actitud de la Iglesia… Esta viuda no era importante, el nombre de esta viuda no aparecía en los diarios.  Nadie la conocía. No tenía títulos… nada. Nada. No brillaba con luz propia. Es esto que me hace ver en esta mujer la figura de la Iglesia. La gran virtud de la Iglesia debe ser no brillar con luz propia, sino brillar de la luz que viene de su Esposo. Que viene propio de su Esposo. Y en los siglos, cuando la Iglesia ha querido tener luz propia, se ha equivocado».
“Es verdad – reconoce el Papa Francisco – que algunas veces el Señor puede pedir a su Iglesia tener, tomar un poco de luz propia”, pero eso se entiende, explicó el Papa, si la misión de la Iglesia es iluminar a la humanidad, la luz que viene donada debe ser únicamente aquella recibida de Cristo en actitud de humildad:
«Todos los servicios que nosotros hacemos en la Iglesia son para ayudarnos en esto, para recibir aquella luz. Y un servicio sin esta luz no está bien: hace que la Iglesia se vuelva o rica, o potente, o que busca el poder, o que se equivoque de camino, como ha sucedido tantas veces en la historia y como sucede en nuestras vidas, cuando nosotros queremos tener otra luz, que no es precisamente aquella del Señor: una luz propia».
Cuando la Iglesia “es fiel a la esperanza y a su esposo – repite el Santo Padre – es feliz de recibir la luz de Él, de ser en este sentido “viuda”, en espera, como la luna, del “sol que vendrá”:
«Cuando la Iglesia es humilde, cuando la Iglesia es pobre, también cuando la Iglesia confiesa sus miserias – pues todos las tenemos – la Iglesia es fiel. La Iglesia dice: ‘!Pero, yo soy oscura, pero la luz me viene de ahí!’ y esto nos hace tanto bien. Pero oremos a esta viuda que está en el Cielo, seguramente, oremos a esta viuda que nos enseñe a ser Iglesia así, dando de la vida todo lo que tenemos: nada para nosotros. Todo para el Señor y para el prójimo. Humildes. Sin vanagloriarnos de tener luz propia, buscando siempre la luz que viene del Señor. Así sea».

domingo, 23 de noviembre de 2014

Dora del Hoyo

Dora del Hoyo, nació en Boca de Huérgano, León (España) en 1914 y falleció en Roma en 2004. En 2012 se inició su Causa de Canonización. Dora buscó siempre la felicidad, la felicidad más profunda que se puede encontrar: la felicidad de servir a los demás, a Dios, a la Iglesia, en cada instante. Hoy en día el ejemplo de Dora es más válido que nunca, en lo laboral porque ayudar a crear calor de hogar es cada vez más necesario en este mundo deshumanizado; y en lo espiritual porque su ejemplo de fidelidad en los momentos más duros nos contagia su fuerza. Dora nos enseña a ser felices en lo escondido, a ser felices cuando Jesús reluce, a ocultarnos en Su luz.
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