jueves, 31 de mayo de 2012

El “Pupi” Zanetti en el Encuentro Mundial de las Familias

Milán (Italia) , 31 May. 12 (AICA)


El jugador de fútbol argentino y capitán del equipo italiano Inter, Javier Zanetti, dio su testimonio como padre de familia en el Encuentro Mundial de Familias que se está desarrollando en Milán y que contará con la presencia del papa Benedicto XVI.

“Mi sueño era ser futbolista y he hecho de todo por lograr convertirme en un futbolista importante, pero me gusta mucho estar en familia, estar en mi casa con mi mujer y mis hijos”, dijo en declaraciones dadas a conocer por los organizadores del Encuentro.
“De mi padre aprendí el sacrificio. Nosotros somos privilegiados, aunque tenemos la posibilidad de dar todo a nuestros hijos es necesario decir no: a ellos debemos hacerles comprender que sin sacrificio no se obtiene nada”, agregó el capital del Inter.

El sábado próximo, el propio papa Benedicto XVI estará justamente en el estadio del Inter "Giuseppe Meazza", donde se reunirá con cientos de jóvenes próximos a recibir el sacramento de la confirmación.+



miércoles, 30 de mayo de 2012

Encuentro de la Familia: Misa para los argentinos en Milán

Buenos Aires, 30 May. 12 (AICA)

El próximo sábado 2 de junio, a las 12.30 (hora de Italia), los argentinos que participan del VII Encuentro Mundial de la Familia, que se desarrolla en Milán (Italia), compartirán la misa y rezarán en comunidad y desde la distancia por el país, las familias y la vida.
Promovida por la delegación de la Conferencia Episcopal Argentina al Encuentro Mundial de Familias, la misa tendrá lugar en la parroquia Santa María del Rosario (Vía Solari 22, Milán) y será concelebrada por monseñor Pedro Laxague, obispo auxiliar de Bahía Blanca, y el padre Gustavo Antico.

Luego de la celebración litúrgica, y a modo de cierre, se realizará un almuerzo a la canasta donde se podrán compartir las experiencias vividas hasta el momento y las expectativas para el resto de las jornadas.

Además está previsto salir juntos hacia el Milano Parco Nord, en el Aeropuerto de Bresso, donde se realizará la Fiesta de los Testimonios.
Tanto para esta misa como para las jornadas del Encuentro, el Secretariado para la Familia recuerda la convocatoria a los argentinos que participen de Milán a llevar, como signo de comunión y de reconocimiento, una escarapela nacional bien visible.

Informes: cea-en-milan@googlegrups.com y secretariado@familiasecnacional.org.ar o en la página web www.familiasecnacional.org.ar .+

VATICANO, 25 May. 12 / 12:07 pm (ACI/EWTN Noticias).- El Papa Benedicto XVI dispuso conceder la indulgencia plenaria a los católicos en cualquier lugar del mundo que recen en familia y cumplan algunos requisitos adicionales, con motivo del Encuentro Mundial de las Familias que se realizará del 30 de mayo al 3 de junio en Milán (Italia).


Como suele suceder en estas grandes celebraciones, el Santo Padre concede la indulgencia a los participantes del evento. La novedad esta vez está en que este don puede ser ahora obtenido desde cualquier parte del planeta.
La indulgencia plenaria puede ser obtenida por quienes, sin estar en Milán, se unan espiritualmente a los fieles en esa ciudad italiana y recen, en familia, las oraciones del Padre Nuestro y el Credo, además de "otras devotas oraciones", especialmente cuando se transmitan por radio o televisión las palabras del Papa en el evento.

Esto debe ir acompañado de las habituales condiciones generales: confesión sacramental, la comunión eucarística y la oración por las intenciones del Papa.
Así lo señala el decreto publicado hoy en latín e italiano por el Penitenciario Mayor de la Santa Iglesia Romana, Cardenal Manuel Monteiro de Castro.

El decreto indica que "se concede indulgencia plenaria bajo las habituales condiciones (confesión sacramental, comunión eucarística y oración según las intenciones del Santo Padre) a los fieles que, con el ánimo de separarse de cualquier pecado, participen devotamente en alguna función durante el mencionado Encuentro Mundial de las Familias, así como en su solemne conclusión".
"Además se concede la indulgencia parcial a los fieles que en las mismas condiciones, con el corazón arrepentido, oren en el tiempo indicado por el bien de la familia", indica el texto.
El decreto señala también que el Papa ha decidido otorgar estas indulgencias para que las personas "verdaderamente arrepentidas y estimuladas por la caridad se dediquen a la santificación de la familia, siguiendo el ejemplo de la Sagrada Familia de Jesús, María y José".

El 7º Encuentro Mundial de las Familias se celebra este año bajo el tema "La familia, el trabajo y la fiesta".

El decreto dado a conocer hoy indica que el evento busca "indicar cómo conciliar de la mejor manera posible las exigencias de la familia con las del trabajo y los días de fiesta, de manera especial el domingo, Pascua semanal, y día del Señor y del hombre, día de la familia y de la comunidad".

Un párroco muere por salvar la imagen de la Virgen en el terremoto

Robereto (Italia) , 30 May. 12 (AICA)


Murió por su Virgen. El párroco de la iglesia de Santa Catalina en Rovereto, Italia, murió tras el derrumbe del templo en el terremoto que este martes sacudió el norte de Italia. El padre Iván Martini trató de salvar la estatuilla de la Virgen por la que sentía tanta devoción, y el gesto lo llevó a la muerte. El párroco entró a la iglesia con dos bomberos tras la primera sacudida, para evaluar las consecuencias del sismo y recuperar algunos muebles.
Tras una inesperada réplica una viga se derrumbó sobre el sacerdote aplastándolo. El cura se había quedado atrás porque quería recuperar la estatua de la “madona”.

Mientras se evalúan los daños causados por el terremoto y se auxilia a los heridos, muchos de ellos ancianos, los vecinos lloran la muerte del padre Iván, hasta el momento única víctima en Rovereto.

La muerte del párroco de Santa Catalina recuerda la de los dos frailes de Asís, Angelo Api y el seminarista polaco Borowec Zdzislaw, que el 26 de septiembre de 1997 fueron sepultados por los frescos de una de las iglesias más bellas del mundo.
El terremoto registrado este martes a primera hora de la mañana en el norte de Italia dejó por el momento quince muertos y más de 5.000 personas evacuadas de sus hogares, según datos del Gobierno regional de Emilia Romaña.+





lunes, 28 de mayo de 2012

El Espíritu Santo vence la aridez y abre los corazones

Ciudad del Vaticano , 28 May. 12

En su discurso previo al rezo del Regina Caeli, este domingo ante miles de fieles reunidos en la Plaza de San Pedro, el papa Benedicto XVI afirmó que el Espíritu Santo , al irrumpir en la historia de la humanidad “vence la aridez, abre los corazones a la esperanza, anima y favorece en nosotros la madurez interior en la relación con Dios y con el prójimo”.

El Santo Padre señaló que “el Espíritu, que habló por medio de los profetas, con los dones de la sabiduría y de la ciencia sigue inspirando a las mujeres y a los hombres que se empeñan en la búsqueda de la verdad, proponiendo vías originales de conocimiento y de profundización del misterio de Dios, del hombre y del mundo”.
Benedicto XVI también expresó su alegría por anunciar que el 7 de octubre de 2012, al inicio de la Asamblea Ordinaria del Sínodo de los Obispos, proclamará como Doctores de la Iglesia a San Juan de Ávila y a Santa Hildegarda de Bingen.

El Papa explicó que si bien ambos testigos de la fe vivieron en períodos históricos muy diferentes, “la santidad de la vida y la profundidad de la doctrina los hacen perennemente actuales. En efecto, la gracia del Espíritu Santo, los proyectó hacia esa experiencia de penetrante comprensión de la revelación divina y de diálogo inteligente con el mundo que constituyen el horizonte permanente de la vida y de la acción de la Iglesia”.

“Hildegarda fue monja benedictina en el corazón del Medioevo alemán, auténtica maestra de teología y profunda estudiosa de las ciencias naturales y de la música. Juan, sacerdote diocesano en los años del renacimiento español, participó en el afán de la renovación cultural y religiosa de la Iglesia y de la coordinación en los albores de la modernidad”, indicó el Santo Padre.

Al concluir su discurso, Benedicto XVI invocó la intercesión de Santa María, para que “obtenga que la Iglesia sea animada poderosamente por el Espíritu Santo, para testimoniar a Cristo con franqueza evangélica y para que se abra cada vez más a la plenitud de la verdad”.+



domingo, 27 de mayo de 2012

El mundo tiene necesidad de oración

VATICANO, 26 May. 12 / 10:10 am - El Papa Benedicto XVI afirmó que el mundo está necesitado de oración, para lo cual es importante que son necesarios hombres y mujeres “que sientan la atracción del Cielo en su vida, que hagan de la alabanza al Señor un estilo de vida nueva”.

Al recibir a un numeroso grupo de miembros de la Renovación en el Espritu Santo en la Plaza de San Pedro, con motivo del 40 aniversario de su nacimiento en Italia, el Papa les exhortó a que sean cristianos gozosos y que no se cansen de dirigirse al cielo en oración.
Benedicto XVI indicó que “en la sociedad actual vivimos una situación en cierto modo precaria, caracterizada por la inseguridad y por el carácter fragmentario de las elecciones. Con frecuencia faltan válidos puntos de referencia en los que inspirar la propia existencia”.

“Por tanto, se hace cada vez más importante construir el edificio de la vida y el conjunto de las relaciones sociales sobre la roca estable de la Palabra de Dios, dejándose guiar por el Magisterio de la Iglesia”.

El Papa remarcó que en la actualidad, los fieles también están llamados a dar “un convencido, sincero y creíble testimonio de fe, estrechamente unido al empeño de la caridad”.

“Mediante la caridad, también personas lejanas o indiferentes al Mensaje del Evangelio logran acercarse a la verdad y convertirse al amor misericordioso del Padre celestial”.

El Santo Padre exhortó a los presentes a continuar testimoniando en sus vidas “la alegría de la fe en Cristo, la belleza de ser discípulos de Jesús, el poder del amor que brota de su Evangelio en la historia, así como la incomparable gracia que cada creyente puede experimentar en la Iglesia con la práctica santificadora de los Sacramentos y el ejercicio humilde y desinteresado de los carismas”.
Estos carismas, precisó Benedicto XVI, “deben ser utilizados siempre para el bien común”.

“¡No cedáis a la tentación de la mediocridad y de la costumbre! ¡Cultivad en el ánimo deseos altos y generosos! ¡Haced vuestros los pensamientos, los sentimientos y las acciones de Jesús!”, exclamó.

viernes, 25 de mayo de 2012

El amor a la Patria hace que miremos el terruño, el pago, con gratitud. También la Nación es como comunidad política un regalo de Dios.

Te Deum en Bariloche - Homilía de Mons. Fernando Maletti


Muy queridos hermanas y hermanos,
Sra. Presidenta de la Nación,
Autoridades Nacionales, Provinciales y Municipales.
Señores Embajadores representantes de otras Naciones del mundo.
Representantes de otros credos y de pueblos originarios
Querido Pueblo de Dios aquí reunido y aquellos que nos siguen por los medios de Comunicación social

Una antigua Tradición nos congrega, una urgente Misión nos compromete. Nos hemos reunido en esta Iglesia Catedral de Nuestra Señora del Nahuel Huapi, para orar por nuestra Patria. Desde lo más profundo del corazón estamos juntos en oración de súplica y de acción de gracias por la República Argentina. Nuestra Patria. Don de Dios recibido y tarea que supone compromiso para hacer fecundo este regalo del Altísimo. Hemos venido a implorar al Padre Dios en Jesucristo, Señor de la Historia, para que ilumine nuestro camino y fortaleza nuestras almas.

El Evangelio que acabamos de escuchar nos habla de una “acumulación” egoísta, cerrada a la mirada solidaria: “dile a mi hermano que comparta la herencia” (Lc. 12, 13). En el Evangelio de San Mateo (6, 20-21), sin embargo, Jesús nos da la mirada positiva de la “acumulación de tesoros” y nos enseña que los únicos tesoros que tenemos que acumular son los Tesoros del Cielo, que no se pueden robar, destruir ni arruinar, que son los valores permanentes de orden trascendente.

Una cosa es la “riqueza” realidad que se puede valuar, pero que no nos asegura la “vida” y otra son los “tesoros” invaluables, que para Dios están en todo ser humano. Son los que no tienen precio y conforman la imagen y semejanza de El en nosotros. Como Pueblo somos herederos de grandes tesoros que nos han legado nuestros mayores. Uno de esos tesoros es la fe en Dios como Padre, y que estuvo en el corazón de los hombres y mujeres que forjaron el “primer grito de libertad” de aquel 25 de mayo de 1810. Otro legado es la confianza en la Providencia de ese Dios Padre.

Hablar de Mayo es una muy buena ocasión para hablar de nosotros, los argentinos. Estamos muy conmovidos por las oraciones y mensajes de los hermanos de otras iglesias cristianas y religiosas, y de los Pueblos Originarios, que nos acaban de compartir.

Nuestro Pueblo es religioso. Visita los santuarios, reza ante el dolor y la muerte, da gracias en la fiesta. Este espíritu religioso nos hace mirarnos como hermanos, con un origen y un destino común. Por eso la amistad social que buscamos es algo más que un simple pacto de no agresión. Es la capacidad de caminar juntos construyendo la paz y la justicia.

Reconocemos que la vida es un regalo de Dios. No somos fruto de la casualidad, y menos todavía producto de la fatalidad. La vida de los otros también es regalo de Dios. Estamos llamados a vivir en sociedad. Nuestro ideal no es como decía uno de los padres del liberalismo ver al “hombre lobo del hombre”. Un “Nosotros” que, retomando lo que estaba en nuestros orígenes, hizo que nuestros hombres y mujeres se pusieran en movimiento, continuando el sueño de construir una Patria Grande, no por conquistadora, sino por acogedora.

“El desierto será un vergel y el vergel parecerá un bosque”, nos dice el Profeta Isaías (32, 15b): la vida del Planeta es un don de Dios. Las montañas y los lagos que hoy nos sirven de escenario son también un templo en que alabamos a Dios por la belleza de la creación. Los ríos, llanuras, desiertos, la variedad de vegetación y de especies animales son también regalos de Dios. Una hermosa casa que debemos cuidar y proteger para que habite la familia humana.

Los pueblos originarios nos enseñaron a valorar la tierra como hábitat y cuidarla como a una madre. Las diversas tradiciones religiosas nos muestran la dimensión trascendente de la persona humana. San Francisco de Asís nos enseñó a cantar con belleza y sencillez la fraternidad universal de lo creado: al hermano sol, la hermana luna, la hermana agua...

El amor a la Patria hace que miremos el terruño, el pago, con gratitud. También la Nación es como comunidad política un regalo de Dios. No estamos “condenados” a vivir juntos, sino que nuestra naturaleza y vocación es vivir con otros, de allí la palabra con-vivir.

Nuestra Patria ha crecido -no sin tensiones- en una integración de culturas: pueblos originarios, diversas corrientes migratorias de Europa y de otros Continentes, como también de países vecinos. Hemos aprendido a convivir y a trazarnos objetivos comunes. Demos gracias a Dios entonces por tantos beneficios con que el Padre del cielo nos ha bendecido en nuestra historia.

Pero pensemos también unos momentos: ¿Qué queremos dejar nosotros para las futuras generaciones?

Nosotros estamos de paso: (Lc 12, 20) “Dios le dijo: `insensato ésta misma noche vas a morir´”. Por eso respecto de la creación, quienes vivan en estas tierras dentro de 5, 10 o 200 años tienen el mismo derecho que nosotros al aire puro, al agua potable, a los alimentos. El derecho a contemplar la belleza de este paisaje y gozarse como lo hacemos hoy. Así estaremos compartiendo la herencia del evangelio.

Volviendo a la predicación de Jesús, podemos decir sin lugar a dudas que nosotros somos un tesoro para Dios. Él nos quiere de verdad y para siempre. Renovemos, entonces, nuestro compromiso por el bien común. Estamos en un tiempo histórico privilegiado de Bicentenario del 2010 al 2016. Renovemos el compromiso para erradicar la pobreza y promover el desarrollo integral.

Los obispos argentinos en nuestro aporte para los dos Bicentenarios reflexionamos: “Creemos que existe la capacidad para proyectar, como prioridad nacional, la erradicación de la pobreza y el desarrollo integral de todos. Anhelamos poder celebrar un Bicentenario con justicia e inclusión social. Estar a la altura de este desafío histórico, depende de cada uno de los Argentinos” (C.E.A. 2008). Mucho es lo que hemos alcanzado, mucho es lo que nos queda por hacer.

Dios los bendiga a todos ustedes. A sus hogares y familias. A todos los argentinos y a toda persona que vive en nuestro suelo, en especial a los que sufren y pasan necesidades, y nos conceda “que no nos falte el Pan en nuestras mesas, el trabajo digno en nuestras manos, la paz en nuestros corazones y la justicia en nuestras estructuras”. Amén.

Bergoglio: Homilía sobre el amor a Dios y al prójimo

Buenos Aires, 25 May. 12 (AICA)

“Esta fecha patria es un momento propicio para detenernos y preguntarnos por el corazón, el alma, el espíritu y las fuerzas de nuestro amor ciudadano y familiar. Ese amor que nos enseña a vivir bien y ayudar en el crecimiento de los otros, que son como nosotros, que merecen el amor como nosotros por ser personas y compatriotas”, afirmó el arzobispo de Buenos Aires y Primado de la Argentina, cardenal Jorge Mario Bergoglio SJ, en la homilía que pronunció hoy durante el solemne tedeum de acción de gracias que presidió en la catedral metropolitana en la fiesta del 25 de Mayo, aniversario del Primer Gobierno Patrio.

Asistió al tedeum, convocado por el cardenal Bergoglio, la vicejefa del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, María Eugenia Vidal, acompañada por los miembros del gabinete y otros funcionarios del gobierno porteño.
También asistieron el nuncio apostólico, monseñor Emil Paul Tscherrig y los obispos auxiliares de la arquidiócesis de Buenos Aires.

Según la tradición dos veces centenaria, la celebración del tedeum en la catedral porteña era solicitada por el Presidente de la Nación, pero desde hace unos años las autoridades nacionales, sin explicación alguna, decidieron concurrir al tedeum en el interior del país. Este año la presidenta Cristina Fernández lo hará en la catedral de San Carlos de Bariloche.

Solo el amor es plenamente confiable
Previamente a la homilía, se dio lectura a un pasaje del evangelio de San Marcos, en el que a la pregunta de un escriba acerca de cuál es el primero de los mandamientos, Jesús le responde: “Amar al Señor, tu Dios, con todo tu corazón y con todas tus fuerzas, y al prójimo como a ti mismo. No hay otro mandamiento más grande que éstos”.
Basado en estas palabras el purpurado porteño dedicó su homilía al amor. “Sólo la nobleza de corazón, de un corazón que no puede dejar de amar, puede tender puentes y vínculos. Sólo el amor es plenamente confiable”, afirmó.

Luego recordó que “salvando los vaivenes de la historia y las ambigüedades de los hombres, nuestros padres de Mayo, con sus muchas diferencias y errores, apostaron a la confianza mutua que es raíz y fruto del amor. La confianza de poder poner las bases para conducir nuestro propio destino y todo lo que simbolizamos como Patria y Nación”.

“Y sin enunciados previos -agregó-, un verdadero amor social se fue dando en el sacrificio diario de la construcción de esta Nación. Sangre y trabajo, renuncias y destierros llenan las páginas de nuestra historia. Aun oponiéndose el odio fratricida y las ambiciones particulares que traban y atrasan, no hacen sino confirmar que el amor a aquel proyecto fundante iba llevando a cabo este sueño de ser argentino. Inconcluso o truncado, herido o debilitado, el sueño está ahí para seguir siendo realizado y el Evangelio que hoy nos ilumina nos recuerda el amor fundante”.

“Jesús no da sólo un mandamiento en el sentido más común de la palabra -continúa- sino que proclama la única forma de fundar un vínculo y una comunidad que sea humanizadora: el amor gratuito, sin reclamos, que es consistente por convicciones, que siente y piensa a los otros como prójimos, es decir como a sí mismo. El amor que propone Jesús es gratuito e ilimitado y por ello muchos lo consideran, a Él y su enseñanza, un delirio, una locura y prefieren conformarse con la mediocridad ambigua… sin críticas ni desafíos.

Esta ‘locura’ del mandamiento del amor que propone el Señor y nos defiende en nuestro ser aleja también las otras ‘locuras’ tan cotidianas que mienten y dañan y terminan impidiendo la realización del proyecto de Nación: la del relativismo y la del poder como ideología única. El relativismo que, con la excusa del respeto de las diferencias, homogeiniza en la transgresión y en la demagogia; todo lo permite para no asumir la contrariedad que exige el coraje maduro de sostener valores y principios. El relativismo es, curiosamente, absolutista y totalitario, no permite diferir del propio relativismo, en nada difiere con el “cállese” o “no te metas”.

“El poder como ideología única es otra mentira. Si los prejuicios ideológicos deforman la mirada sobre el prójimo y la sociedad según las propias seguridades y miedos, el poder hecho ideología única acentúa el foco persecutorio y prejuicioso de que todas las posturas son esquemas de poder y todos buscan dominar sobre los otros. De esta manera se erosiona la confianza social que es raíz y fruto del amor”.

Llamamiento a un examen de conciencia

El cardenal Bergoglio señaló que “esta fecha patria es un momento propicio para detenernos y preguntarnos por el corazón, el alma, el espíritu y las fuerzas de nuestro amor ciudadano y familiar. Ese amor que nos enseña a vivir bien y ayudar en el crecimiento de los otros, que son como nosotros, que merecen el amor como nosotros por ser personas y compatriotas. Ningún sistema o ideología asegura por sí mismo este cuidadoso y justo trabajo político del bien de los otros, de todos nosotros. Para ello hace falta vivir el amor como don preciado e invocado, que inspira la ética y el sacrificio, la prudencia y la decisión. Entonces, ante este mandamiento que pide todas nuestras fuerzas, ante este don que ayuda a fundar nuestra conciencia cívica y política más honda y que, sobre todo, pide un corazón noble, nos hará bien hoy, con coraje genuino, hacer un examen de conciencia y preguntarnos en concreto sobre una realidad cotidiana que precisamente es lo contrario al amor, es consecuencia del desamor: ¿qué nos lleva a ser cómplices, con nuestra indiferencia, de las manifestaciones de abandono y desprecio hacia los más débiles de la sociedad?

“Porque en la voracidad insaciable de poder, consumismo y falsa “eterna-juventud”, los extremos débiles son descartados como material desechable de una sociedad que se torna hipócrita, entretenida en saciar su “vivir como se quiere” (como si eso fuera posible), con el único criterio de los caprichos adolescentes no resueltos. Parecería que el bien público y común poco importa mientras sintamos el “ego” satisfecho. Nos escandalizamos cuando los medios muestran ciertas realidades sociales… pero luego volvemos al caparazón y nada nos mueve hacia esa consecuencia política que está llamada a ser la más alta expresión de la caridad. Los extremos débiles son descartados: los niños y los ancianos”.

Más adelante advirtió “¡con qué facilidad, cuando no hay amor, se adormece la conciencia! Entregamos las vidas de nuestros niños y jóvenes a las soluciones mágicas y destructivas de las drogas (legales e ilegales), del juego legalizado, de la medicación fácil, de la banalización hueca del espectáculo, del cuidado fetichista del cuerpo. Y, a nuestros ancianos, que para este narcisismo y consumismo son material descartable, los tiramos al volquete existencial. Y así, la falta de amor instaura la “cultura del volquete”. Lo que no sirve, se tira”.

Sólo el amor podrá salvarnos

Tras otros conceptos, el arzobispo de Buenos Aires concluyó su homilía asegurando que “lejos de ser un sentimentalismo común, y una mera impulsividad, el amor es una tarea fundamental, sublime e irreemplazable que hoy se torna una necesidad para ser propuesta a una sociedad deshumanizada. Sólo así viviremos nuestros esfuerzos, logros y fracasos con un sentido sólido y refundante, aunque sean mezclados y conflictivos como los de mayo de 1810. Ya conocemos hacia donde nos llevan las pretensiones voraces de poder, la imposición de lo propio como absoluto y la denostación del que opina diferente: al adormecimiento de las conciencias y al abandono. Sólo la mística simple del mandamiento del amor, constante, humilde y sin pretensiones de vanidad pero con firmeza en sus convicciones y en su entrega a los demás podrá salvarnos”.+

La satisfacción de apostar por la vida

Hace 42 años, su madre quedó embarazada tras ser drogada y violada por varios hombres en Medellín. Pero no quiso abortar y lo trajo al mundo. Hoy es sacerdote, a cargo de dos parroquias en Comodoro Rivadavia. Sergio Rubin
Ella era una joven de condición humilde, buena y bonita, llena de ilusiones a sus 27 años, allá por 1968. Había dejado su pueblo, Argelia de María, en la provincia colombiana de Antioquia, para ir a su capital, Medellín, a cursar la carrera de medicina. Trabajaba duro en una empresa para costearse los estudios. Sola en la ciudad, iba relacionándose, buscando hacer amistades en su círculo más cercano. Por eso, un día aceptó inocentemente la invitación a una fiesta que le hicieron sus jefes y compañeros de oficina. Fue una decisión con consecuencias horrorosas. Esos mismos jefes y compañeros le habían tendido una trampa: en la fiesta la drogaron, luego la llevaron a un sitio apartado y -borrachos- la violaron repetidamente. Como consecuencia de ello quedó embarazada. Fiel a sus convicciones, asentadas en una profunda religiosidad, decidió no abortar y salir adelante. Así es que dio a luz a Alfar Antonio, que con el tiempo conocería su tan traumática concepción y se sobrepondría apelando también a la fe. Una fe creciente que lo llevaría a descubrir su vocación sacerdotal, ordenarse y llegar a ser el mayor orgullo de su madre.



Llevado por su carisma misionero, el hoy padre Alfar Antonio Vélez vive desde hace unos años en Comodoro Rivadavia, en la provincia de Chubut, donde tiene a su cargo dos parroquias (San Jorge y Santa María Goretti), siendo muy valorada su labor religiosa por sus superiores. A raíz del reciente fallo de la Corte que – al interpretar el artículo 86 del Código Penal- determinó que todos los abortos por violación -no sólo los de una mujer insana- son "no punibles", decidió abandonar su discreción y contar por primera vez, ante el pedido de Valores Religiosos, su conmovedor caso.


-¿Cuándo y cómo se enteró de algo tan dramático?


-Primero debo decirle que la familia de mi mamá era muy moralista y que, cuando se enteraron de que había quedado embarazada, la obligaron a casarse con un viudo para tratar de tapar todo. Pero ese matrimonio no funcionó porque, cuando volvió a quedar embarazada, su marido empezó a tener una doble vida, además de que la golpeaba y se emborrachaba. Como sus padres la presionaban para que no se separara, decidió seguir con su marido y el hijo de ambos, pero para sobrellevar tanta adversidad me entregó a mi abuela.


-¿Y entonces?


-Mi abuela empezó a darme todo lo que necesitaba: alimentación, llevarme a la escuela ... y yo fui abriéndome paso un poco por mi cuenta. Ello provocó una relación de cierta distancia con mi madre que, al final, no pudo vivir más con su marido y le tocó sola salir adelante con mi hermano. Un día, como mi abuela me pedía que le diga papá a mi abuelo, le pregunté cómo podía ser él mi abuelo y mi papá a la vez. Ello provocó una reunión con mi madre, que me contó lo que le había pasado. Que mucha gente quería que me abortara, otras que me vendiera y otras que me regalara. Y que, incluso, había mucha gente interesada en mí.


-¿Por qué ella no quiso abortar? ¿No temía que su maternidad fuese muy traumática?


-Mi madre era una mujer de mucha fe, muy practicante y muy santa. Ella decía que, pese a las tan terribles circunstancias, llevaba en su seno el milagro de una nueva vida, una vida que Dios le había dado y que, por sus convicciones, no podía abortar. Y que si Dios se la había dado debía encontrarle el sentido. Para ella lo más duro era no poder mostrarme un padre que me amara, que me enseñara a caminar, pero lo sobrellevaba sintiendo que yo la llenaba totalmente. Y que, tarde o temprano, sería su bastón. De hecho, los tres años que vivió conmigo a raíz de una larga enfermedad hasta su muerte, en 2009, fueron para ella los años más bellos de su vida.


-¿Cómo fue su reacción cuando se enteró? ¿Qué edad tenía?


-Para mí fue muy duro. Tenía apenas 10 años. Reaccioné con mucha severidad contra mi madre. Con el paso del tiempo y de una vida muy triste, fui a la iglesia a reclamarle a Dios, a preguntarle por qué a mí. Como yo le hablaba a los gritos, vino un sacerdote y me dijo que estaba formulando mal la pregunta: "No es por qué, sino para qué", señaló. Que creía que Dios, precisamente a raíz de mi situación, me estaba llamando para cosas grandes. En fin, me dijo que Dios escribe derecho sobre renglones torcidos y que iba a ser un instrumento de El. Y me leyó el pasaje de Jeremías, donde Dios lo llama, pero este se resiste y el Señor le dice: "No te preocupes, yo haré todo por ti".


¿A partir de entonces su vida dio un vuelco?


-Si, aquella charla me marcó. Ese sacerdote terminó siendo como un padre. Y fue construyendo en mí la obra de Dios porque el Señor se vale del hombre para salvar al hombre. Empecé a valorar la vida, a integrarme a personas de bien que valoraban mi esfuerzo para superar la situación. Llegué a ser catequista sin darme cuenta de que Dios me estaba preparando para elegir el sacerdocio. Alcancé a tener una novia, aunque la relación no fue realmente seria, hasta que decidí ir al seminario, hablé con el director espiritual y terminé confirmando mi vocación religiosa. Comprendí que Dios había querido que mi mamá no abortara porque confiaba en mí y anhelaba que, aunque fuese fruto de un pecado muy grave, sea su instrumento para llegar a tantas partes con su luz, su gracia y su amor. -¿Tuvo asistencia psicológica? -No. Sólo religiosa, y la amistad muy grande que entablé con todos los sacerdotes de la parroquia. -¿Qué le diría a su padre si tuviera ocasión de encontrarse con él? -Sólo lo abrazaría. Y le daría gracias a Dios por ser mi verdadero padre y darme la oportunidad de vivir, pues sé que los padres de este mundo son una especie de boceto, un borrador. Padre, lo que se dice padre, solo es Dios.


-¿Cuál sería su mensaje a la sociedad sobre la punibilidad o no del aborto en caso de violación?


-Que volvamos a leer el Génesis, donde dice que Dios tomó barro, hizo al hombre y le insufló aliento de vida. Dios nos creó a su imagen y semejanza. Mi respiración es la respiración de Dios. Somos lo más bello del mundo. Entonces, no tenemos derecho a quitarle la vida a ningún inocente porque no tiene la culpa de cómo vino al mundo. La culpa las tenemos aquellos que, de pronto, nos equivocamos y no hacemos la voluntad de Dios.


-¿Y qué palabra tendría para una mujer que fue violada?

-Le diría que Dios es el dueño de la vida y que a ella la hizo instrumento de vida. Que la culpa la tiene el violador, no el niño que lleva en su seno. Creo que la decisión de abortar se acabará cuando pensemos que toda vida es un regalo de Dios, más allá de cómo fue concebida, del dolor, o de la alegría. El sabe por qué y con el tiempo uno va descubriendo el para qué.

-¿No puede llegar a ser una carga terrible para la madre?

-Para mi madre fue su máximo orgullo haber defendido la vida. Y su máxima satisfacción y alegría fue haber visto en mí a un hombre de bien para la sociedad. Ella pensaba acerca de cuántos hombres y mujeres de bien se privó la sociedad por el aborto.

-¿Qué hubiera sido de usted sin su fe?

-Siempre digo que la fe es lo más valioso que tenemos. Y que –aunque perdamos todo- no la podemos perder. Dios se vale de mí para hacer obras; yo soy solo su instrumento. Y si el quiere que mi testimonio ayude a hacer recapacitar a una persona y salve una vida, entonces esta entrevista habrá valido la pena.


VER MAS:

http://www.arquidiocesissalta.org.ar/vida_familia/vida2.html

miércoles, 23 de mayo de 2012

"Jesús nos enseña a llamar Padre a Dios"

VATICANO, 23 May. 12 / 10:29 am (ACI/EWTN Noticias).- En la audiencia general de esta mañana el Papa Benedicto XVI señaló que "el cristianismo no es una religión del miedo, sino de la confianza y del amor al Padre que nos ama".


En su catequesis habitual de los miércoles y ante miles de peregrinos en la Plaza de San Pedro, el Papa hizo una profunda reflexión sobre el sentido de llamar Padre a Dios, teniendo como ejemplo a Cristo en la cruz que le dice "¡Abbá! ¡Padre!" (papá o papito).
Desde el comienzo de su camino, señala Benedicto XVI, "la Iglesia ha aceptado esta invocación y la ha hecho suya, sobre todo en la oración del Padre Nuestro, donde todos los días decimos: ‘Padre... Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo’".

"El cristianismo no es una religión del miedo, sino de la confianza y del amor al Padre que nos ama. Estas dos densas afirmaciones nos hablan del envío y de la acogida del Espíritu Santo, el don del Resucitado, que nos hace hijos en Cristo, el Hijo Unigénito, y nos pone en una relación filial con Dios, relación de profunda confianza, como la de los niños; una relación filial similar a la de Jesús, aunque si el origen es distinto y diferente es también la importancia", explica el Santo Padre
Jesús, prosigue, "es el Hijo eterno de Dios que se hizo carne, nosotros en cambio nos convertimos hijos en Él, en el tiempo, mediante la fe y los sacramentos del Bautismo y la Confirmación, gracias a estos dos sacramentos estamos inmersos en el misterio pascual de Cristo".

Según señala la nota de Radio Vaticano, Benedicto XVI lamenta luego que "tal vez el hombre moderno no percibe la belleza, la grandeza y el gran consuelo que contiene la palabra ‘padre’ con la que podemos dirigirnos a Dios en oración, porque la figura paterna a menudo hoy en día no suele estar suficientemente presente y a menudo no es lo suficientemente positiva en la vida cotidiana".
Ante ello, continúa, "del mismo Jesús, de su relación filial con Dios, podemos aprender qué significa padre exactamente, sea cual sea la verdadera naturaleza del Padre que está en los cielos".

"Podríamos decir que en Dios el ser Padre asume dos dimensiones. En primer lugar, Dios es nuestro Padre, porque Él es nuestro Creador. Cada uno de nosotros, cada hombre y cada mujer es un milagro de Dios, es querido por Él, y es conocido personalmente por Él.

Cuando en el libro del Génesis se dice que el ser humano es creado a imagen de Dios, se quiere expresar precisamente esta realidad: Dios es nuestro Padre, por medio de Él no somos seres anónimos, impersonales, sino que tenemos un nombre".
Además, indica, "el Espíritu de Cristo nos abre a una segunda dimensión de la paternidad de Dios, más allá de la creación, porque Jesús es el ‘Hijo’ en el sentido más amplio, ‘de la misma substancia del Padre’, como profesamos en el Credo".

"Convirtiéndose en un ser humano como nosotros, con la Encarnación, Muerte y Resurrección, Jesús, a su vez, nos recibe en su humanidad y su propio ser Hijo, para poder entrar también nosotros en su específica y especial pertenencia a Dios", agrega.
El Papa Benedicto XVI afirma también que "desde cuando existe el homo sapiens, está siempre en la búsqueda de Dios, intenta hablar con Dios porque Dios se ha inscrito a sí mismo en nuestros corazones, por lo que la primera iniciativa es de Dios y con el bautismo Dios vuelve a actuar de nuevo en nosotros".

"El Espíritu Santo actúa en nosotros como primer iniciador de la oración, para que podamos luego hablar realmente con Dios y decirle Abbà a Dios. Por lo tanto su presencia abre nuestra oración y nuestra vida se abra a los horizontes de la Trinidad y de la Iglesia".

"Cuando nos dirigimos al Padre nuestro en nuestra celda interior, en el silencio y en el recogimiento, nunca estamos solos. El que habla con Dios nunca está solo. Estamos en la gran oración de la Iglesia, formamos parte de una gran sinfonía que la comunidad cristiana esparcida en cada parte de la tierra y en todo tiempo eleva a Dios; ciertamente los músicos y los instrumentos son distintos –éste es un elemento de riqueza– pero la melodía de alabanza es única y armoniosa".

Al hablar sobre la diversidad de carismas en la Iglesia, el Santo Padre resalta que "la oración guiada por el Espíritu Santo, que nos hace clamar ‘¡Abbá! ¡Padre!’ con Cristo y en Cristo, nos inserta en el único gran mosaico de la familia de Dios, en la que cada uno tiene un lugar y un rol importante, en profunda unidad con todo el conjunto".
"Una nota más para terminar: nosotros aprendemos a clamar ‘¡Abbá!, ¡Padre!’ también con María, la Madre del Hijo de Dios. El cumplimiento de la plenitud del tiempo, de la que habla San Pablo en la Carta a los Gálatas, sucede en el momento del ‘sí’ de María, de su adhesión plena a la voluntad de Dios: ‘Heme aquí, soy la sierva del Señor’"

"Queridos hermanos y hermanas, aprendamos a saborear en nuestra oración la belleza de ser amigos, aún más hijos de Dios, de poderlo invocar con la familiaridad y la confianza que tiene un niño hacia sus padres que lo aman", concluyó.

En español el Papa saludó a "los peregrinos de lengua española, en particular a los venidos de España, Argentina, El Salvador, México y otros países latinoamericanos" e hizo votos para "que Dios, nuestro Padre, aliente nuestro coloquio frecuente y devoto con él. Muchas gracias".

VER MAS: http://www.romereports.com/palio/audiencia-general-jesus-nos-ensena-a-llamar-padre-a-dios-spanish-6866.html

domingo, 20 de mayo de 2012

Juan Carr: sólo el amor puede sostener

El creador de Red Solidaria está nominado, por quinta vez, para el Premio Nobel de la Paz; vida y obra de un hombre que se convirtió en sinónimo de lucha contra la injusticia. Y es nuestro.
Hace años creó un proyecto que se mantiene como vínculo entre el que necesita y el que puede dar. Este año, por quinta vez, está nominado para el Premio Nobel de la Paz. Vida y obra de un hombre que se convirtió en sinónimo de solidaridad y lucha contra la injusticia.

"Nosotros somos cualquier persona, somos los cualquieras -dice el creador de Red Solidaria-. La red es un modelo para que la gente común haga. La gente común puede traer una frazada, mandar por e-mail la foto de un chico perdido, ser donante de órganos."

Cuenta que una noche, mientras estaba entre un grupo de voluntarios que entregaba abrigo y comida a gente en situación de calle, una voluntaria no lo reconoció y se puso a explicarle qué era la Red Solidaria. "Fue un momento mágico. Alguien me explicaba en la calle lo que habíamos soñado hacía años. Me lo explicaba perfecto".
Lo que no cuenta tan frecuentemente es que en1983, antes de la creación de la Red, todo se detuvo. Un tumor hizo que durante cinco años Juan se dedicara a retener la vida. Controles cada mes, cada dos meses, cada seis meses y cada año. En marzo de 1988, el último. En septiembre de ese año, como todo indicaba que, al final, no se iba a morir, se casó con María, su novia. Los médicos les decían que no iban a poder tener hijos. Tuvieron cinco.

"Yo tengo los problemas que tiene todo el mundo -asegura-. De personalidad especial, nada. Todavía no pagué las últimas dos cuotas del colegio de mis hijos. Tengo unas goteras en mi casa. Lo que sí puedo decir es que en la situación de sufrimiento me volví muy respetuoso del dolor de los demás. Y que reafirmé todos los sueños que tenía. Reafirmé un estilo de vida cristiano. Reafirmé mi fe."
Y un día, casi sin querer, Juan puso a prueba su ego. Creó, con cinco amigos, la Red Solidaria y se arriesgó a convertirse en un personaje público. Ser menos Juan y más Juan Carr. Sobre él dice el rabino Daniel Goldman: "La tradición judía dice que el mundo se sostiene gracias a 36 justos. Yo no sé decir si Juan es el más bueno del mundo, pero te aseguro que es uno de los 36 justos. Gracias a Juan y a 35 personas más, que yo no conozco, el mundo se mantiene".
(Fuente: La Nación)



Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales: Hablar de Dios a golpe de clic

19 de Mayo, 2012. (Romereports.com) El 20 de mayo la Iglesia celebra la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales. Para este año, Benedicto XVI publicó un mensaje titulado “Silencio y Palabra: camino de evangelización”. Una jornada que recuerda también a las muchas personas que dentro de la Iglesia trabajan en la evangelización a través de Internet.


P. Juan Antonio Martínez
Estudiante, Comunicación Social de la Iglesia (Roma)

“Lo fundamental son las personas que hay detrás. Si esas personas sienten realmente la responsabilidad de llevar ahí, a la red, el Evangelio, puede ser una oportunidad para evangelizar. Pero en última instancia, la evangelización consiste en poner a la gente ante Cristo. No olvidemos que Internet es un buen medio, pero el fin último es Cristo”.

Cientos de sacerdotes y laicos buscan la mejor forma de comunicar el Evangelio a través de Internet. Existen miles de blogs y webs cuyo hilo conductor es la fe. El padre Antonio Montero gestiona desde hace años uno de ellos en el que publica historias relacionadas con su diócesis en España.

P. Antonio Montero-TuDiocesis.com

“La Iglesia tiene el mejor y mayor mensaje que podemos comunicar y lo lleva haciendo desde hace ya más de 2000 años. La Iglesia, en la medida en que comunica a Cristo y comunica el Evangelio, es fiel al mensaje. Y tiene que saber adaptar a las nuevas tecnologias a los nuevos medios en el tiempo en el que vivimos aquellos mensajes que puedan llegar de manera mas eficaz a todos los usuarios”.

Benedicto XVI dice que “silencio y palabra son elementos esenciales e integrantes de la acción comunicativa de la Iglesia”. Un consejo que siguen al pie de la letra algunos blogueros como Juan Antonio Ruiz. Para él, cada nueva entrada en el blog o noticia en redes sociales debe tener claro el objetivo: acercar a Dios.

P. Juan Antonio Ruiz´-Buenas-Noticias.org

“Cada vez que mando un 'tuit', cada vez que voy a responder algo, siempre le digo, 'bueno, Señor, que esto llegue al mayor número de personas y que ayude al mayor número de personas'. Creo que como comunicadores católicos el silencio es fundamental porque te ayuda a encontrarte a ti mismo, encontrar a Dios dentro de ti y lograr que cuando tú tecleas algo, mandas algo o comunicas algo, no eres tú quien lo comunica sino que es Dios quien habla a través de ti”.

Además del trabajo en la red de muchos sacerdotes, cada día miles de laicos publican noticias y mensajes sobre Dios en sus páginas web, blogs y redes sociales. Saben que no es una tarea fácil pero no cesan en su empeño. Cuentan con el silencio y la palabra para su camino de evangelización.


VER MAS: http://www.romereports.com/palio/jornada-mundial-de-las-comunicaciones-sociales-hablar-de-dios-a-golpe-de-clic-spanish-6838.html


viernes, 18 de mayo de 2012

Sin la oración no hacemos el bien que queremos, sino más bien el mal que no queremos

Queridos hermanos y hermanas:


En las últimas catequesis hemos reflexionado sobre la oración en los Hechos de los Apóstoles, hoy quisiera iniciar a hablar de la oración en las cartas de san Pablo, el apóstol de las gentes. Antes de todo querría notar como no es causal que sus cartas sean introducidas y se cierren con expresiones de oración: al inicio agradecimiento y oración, al final la esperanza de que la gracia de Dios guíe el camino de la comunidad a la cual está dirigida el escrito. Entre la fórmula de apertura: “agradezco a mi Dios por medio de Jesucristo” (Rm. 1,8), y del deseo final: la “gracia del Señor Jesucristo esté con todos ustedes” (1Cor. 16,23), se desarrollan los contenidos de las cartas del apóstol. La de san Pablo son una oración que se manifiesta en una gran riqueza de formas que van del agradecimiento a la bendición, de la alabanza a la solicitud y a la intercesión, del himno a la súplica: una variedad de expresiones que demuestra como la oración involucra y penetra todas las situaciones de la vida, sean aquellas personales, sean aquellas de la comunidad a la que se dirige.
Un primer elemento que el apóstol nos quiere hacer entender es que la oración no tiene que ser vista como una simple obra buena realizada por nosotros hacia Dios, una acción nuestra. Es sobre todo un don, fruto de la presencia viva, vivificante del Padre y de Jesucristo en nosotros. En la carta a los Romanos escribe: “Del mismo modo también el Espíritu viene para ayudar a nuestra debilidad: no sabemos de hecho cómo rezar de manera adecuada, pero el Espíritu mismo intercede con gemidos inexpresables” (8,26). Y sabemos cuanto sea verdad lo que dice el apóstol: “No sabemos cómo rezar de manera conveniente”. Queremos rezar pero Dios está lejos, no tenemos las palabras, el lenguaje para hablar con Dios, ni siquiera el pensamiento.

Solamente podemos abrirnos, poner nuestro tiempo a disposición de Dios, esperar que Él nos ayude a entrar en el verdadero diálogo. El apóstol dice: justamente esta falta de palabras, esta ausencia de palabras, o este deseo de entrar en contacto con Dios es oración que el Espíritu Santo no sólo entiende, pero lleva, interpreta hacia Dios. Justamente esta debilidad nuestra se vuelve –gracias al Espíritu Santo–, verdadera oración, verdadero contacto con Dios. El Espíritu Santo es casi el intérprete que nos hace entender a nosotros mismos y a Dios qué es lo que queremos decirle.

En la oración nosotros experimentamos más que en otras dimensiones de la existencia, nuestra debilidad, nuestra pobreza, el ser creaturas, pues somos puestos delante de la omnipotencia y la trascendencia de Dios. Y cuanto más progresamos en el escuchar y dialogar con Dios –de manera que la oración se vuelve la respiración cotidiana de nuestra alma–, tanto más percibimos también el sentido de nuestro límite, no solamente delante a las situaciones concretas de cada día, pero también en la misma relación con el Señor. Crece entones en nosotros la necesidad de confiar, de confiarnos siempre a Él; entendemos que “no sabemos … cómo rezar de manera conveniente”. (Rm. 8,26). Y es el Espíritu Santo que ayuda nuestra incapacidad, ilumina nuestra mente y calienta nuestro corazón, guiando nuestro dirigirse a Dios.
Para san Pablo la oración es sobre todo el operar del Espíritu en nuestra humanidad, para hacerse cargo de nuestra debilidad y transformarnos de hombres atados a la realidad material, a hombres espirituales.

En la primera carta a los Corintios dice: “Por lo tanto, nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu de Dios que nos permite conocer lo que Dios nos ha donado. De estas cosas nosotros hablamos con palabras que no son sugeridas por la sabiduría humana, en cambio enseñadas por el Espíritu, expresando cosas espirituales en términos espirituales” (2,12-13). Con su habitar en nuestra fragilidad humana, el Espíritu Santo nos cambia, intercede por nosotros y nos conduce hacia las alturas de Dios. (cfr Rm 8,26).
Con esta presencia del Espíritu Santo se realiza nuestra unión con Cristo, pues se trata del espíritu del Hijo de Dios, en el cual nos hemos vuelto hijos. San Pablo habla del espíritu de Cristo (cfr. Rm. 8,9) y no solamente del Espíritu de Dios. Es obvio: si Cristo es el Hijo de Dios, su espíritu es también el Espíritu de Dios, y así si el Espíritu de Dios se vuelve muy cercano a nosotros en el Hijo de Dios y el Hijo del hombre, el Espíritu de Dios se vuelve también espíritu humano y nos toca, y podemos entrar en la comunión del Espíritu.

Es como si se dijera que no solamente Dios Padre se hizo visible en la encarnación del Hijo, sino también el Espíritu de Dios se manifiesta en la vida y en la acción de Jesús, de Jesucristo que vivió, fue crucificado, murió y resucitó.
El apóstol recuerda que “nadie puede decir 'Jesús es el Señor', si no es bajo la acción del Espíritu Santo” (1 Cor. 12,3). Por lo tanto el Espíritu orienta nuestro corazón hacia Jesucristo, de manera que “no vivimos más nosotros, sino es Cristo que vive en nosotros” (cfr. Gal. 2,20).

En su catequesis sobre los sacramentos, al reflexionar sobre la Eucaristía, san Ambrosio afirma: “Quien se inebria del Espíritu está radicado en Cristo” (5, 3, 17: PL 16, 450).
Y querría ahora evidenciar tres consecuencias en nuestra vida cristiana cuando permitimos operar en nosotros no al espíritu del mundo, sino al espíritu de Cristo como principio interior de todo nuestro actuar.

Sobre todo con la oración animada por el Espíritu somos puesto en condiciones de abandonar y superar toda forma de miedo o de esclavitud, viviendo la auténtica libertad de hijos de Dios. Sin la oración que alimenta cada día nuestro estar en Cristo, en una intimidad que crece progresivamente, nos encontramos en la condición descrita por san Pablo en la Carta a los Romanos: no hacemos el bien que queremos, sino más bien el mal que no queremos (cfr. Rm. 7,19). Y esta es la expresión de la alienación del ser humano, de la destrucción de nuestra libertad, debido a las circunstancias de nuestro ser por el pecado original: queremos el bien que no hacemos y hacemos lo que no queremos, el mal.

El apóstol quiere hacernos entender que no es antes de todo nuestra voluntad la que nos libera de estas condiciones, y ni siquiera la Ley, sino más bien el Espíritu Santo. Y visto que “dónde está el Espíritu del Señor hay libertad” (2 Cor. 3,17), con la oración experimentamos la libertad que nos dona el Espíritu: una libertad auténtica que liberarnos del mal y del pecado en favor del bien y la vida, y por Dios. La libertad del Espíritu, prosigue san Pablo, no se identifica nunca ni con el libertinaje ni con la posibilidad de elegir el mal, sino con el fruto del Espíritu que es amor, alegría, paz, magnanimidad, benevolencia, bondad, fidelidad, mansedumbre y dominio de sí” (Gal. 5,22). Esta es la verdadera libertad: poder realmente seguir el deseo de bien, de verdadera alegría, de comunión con Dios y no estar oprimido por las circunstancias que nos indican otras direcciones.

Una segunda consecuencia se verifica en nuestra vida cuando dejamos operar en nosotros al espíritu de Cristo, de esta manera la relación con Dios se vuelve tan profunda que no puede ser afectada por ninguna realidad o situación.

Entendamos entonces que con la oración no nos liberamos de las pruebas o de los sufrimientos, pero los podemos vivir en unión con Cristo, con sus sufrimientos, en la perspectiva de participar también de su gloria (cfr. Rm. 8,17). Muchas veces, en nuestra oración, le pedimos a Dios que nos libere del mal físico y espiritual, y lo hacemos con gran confianza. Entretanto muchas veces tenemos la impresión de que no somos escuchados y entonces corremos el riesgo de desanimarnos y de no perseverar. En realidad no hay grito humano que no sea escuchado por Dios y justamente en la oración constante y fiel que entendemos con san Pablo que “los sufrimientos del tiempo presente no son un obstáculo a la gloria futura que será revelada en nosotros” (Rm. 8,18). La oración no nos exenta de las pruebas o de los sufrimientos, mas bien –dice san Pablo–, nosotros “gemimos interiormente esperando ser adoptados como hijos, la redención de nuestro cuerpo” (Rm. 8,26).

Él nos dice que la oración no nos exenta del sufrimiento si bien la oración nos permite vivirla y enfrentarla con una fuerza nueva, con la misma confianza de Jesús, quien --según la Carta a los Hebreos--, “en los días de su vida terrena ofreció oraciones y súplicas con fuertes gritos y lágrimas a Dios que podía salvarlo de la muerte, y que debido a su pleno abandono en Él fue escuchado” (5,7). La respuesta de Dios Padre al Hijo, a sus fuertes gritos y lágrimas no fue la liberación de los sufrimientos, pero un exaudir mucho más grande, una respuesta mucho más profunda: a través de la cruz y de la muerte, Dios respondió con la resurrección del Hijo, con la nueva vida. La oración animada por el Espíritu Santo nos lleva además a vivir cada día el camino de la vida con sus pruebas y sufrimientos, con plena esperanza en la confianza de Dios que responde como respondió al Hijo.

Y en tercer lugar, la oración del creyente se abre también a las dimensiones de la humanidad y de todo lo creado, haciéndose cargo de la “ardiente expectativa de la creación, inclinada hacia la revelación de los hijos de Dios” (Rm 8,19). Esto significa que la oración, sostenida por el espíritu de Cristo que habla en lo íntimo de nosotros mismos nunca se queda cerrada en si misma, nunca es una oración solamente por mi, pero se abre para compartir los sufrimientos de nuestro tiempo y de los otros. Se vuelve intercesión hacia los otros y así liberación para mi, y canal de esperanza para toda la creación, expresión de aquel amor de Dios que se ha volcado en nuestros corazones por medio del Espíritu que nos fue dado (cfr. Rm. 5,5). Es justamente esto un signo de una oración verdadera que no termina en nosotros mismos sino que se abre a los otros y así me libera y ayuda para la redención del mundo.

Queridos hermanos y hermanas, san Pablo nos enseña que en nuestra oración tenemos que abrirnos a la presencia del Espíritu Santo, quien reza en nosotros con gemidos inexpresables, para llevarnos a adherir a Dios con todo nuestro corazón y con todo nuestro ser. El espíritu de Cristo se vuelve la fuerza de nuestra oración 'débil', la luz de nuestra oración 'apagada', el fuego de nuestra oración 'árida', donándonos la verdadera libertad interior, enseñándonos a vivir enfrentando las pruebas de la existencia, con la certeza de no estar solos, abriéndonos a los horizontes de la humanidad y de la creación “que gime y sufre dolores de parto” (Rm. 8,22). Gracias.



© Librería Editorial Vaticana


jueves, 17 de mayo de 2012

Padre de 7 hijos y líder de Acción Católica fue muerto por nazis tras salvar a judíos

MADRID, 17 May. 12 / 06:05 am (ACI/EWTN Noticias).- Odoardo Focherini es un periodista italiano padre de siete hijos y líder de la Acción Católica que fue muerto por los nazis a los 37 años, tras salvar a numerosos judíos durante la Segunda Guerra Mundial. Este laico ha sido declarado mártir el 10 de mayo a través de un decreto aprobado por el Papa Benedicto XVI.

Focherini fue un ferviente católico que desde muy joven se opuso al fascismo, inspirado por la encíclica "Non abbiamo bisogno (No necesitamos)" de Pío XI, según informa el sitio web Religión en Libertad.

A los 19 años fundó los scouts católicos en Carpi, su ciudad natal, llegando a ser jefe del movimiento scout en su diócesis y uno de los referentes en toda Italia.
A los 23 años se casó con María Marchesi, con quien tuvo siete hijos y a los 27 fue presidente de Acción Católica en Italia, en una época en que las asociaciones fascistas competían por captar a los jóvenes.

Lo que lo hizo mártir tiene que ver con su lucha por salvar a los judíos de la persecución, ante las leyes raciales de la época. En 1943, con 36 años, organizó una red para enviar a Suiza a más de cien judíos, y logró que escapen del fascismo italiano.

Al año siguiente fue detenido por los nazis en un hospital mientas atendía a un judío enfermo. Lo trasladaron al campo de concentración de Hersbruck en donde las condiciones eran muy difíciles. En ese lugar una herida en la pierna que nadie atendió le ocasionó una septicemia que le quitó la vida en 1944, a los 37 años.

Antes de morir dictó a un amigo suyo la siguiente carta:
"Mis siete hijos... Querría verlos antes de morir... No obstante, acepta, oh, Señor, también este sacrificio, y protégelos Tú, junto a mi mujer, a mis padres, a todos mis seres queridos. Declaro morir en la más pura fe católica, apostólica, romana y en la plena sumisión a la voluntad de Dios, ofreciendo mi vida en holocausto por mi diócesis, por Acción Católica, por el Papa y por el retorno de la paz al mundo. Os ruego que digáis a mi esposa que siempre le he sido fiel, que siempre he pensado en ella y que siempre la he amado intensamente".

En su memoria, la Unión de las Comunidades judías de Italia le otorgó una medalla de oro en 1955 y el Instituto conmemorativo de los mártires y de los héroes Yad Vashem de Jerusalén le proclamó Justo entre las Naciones.

miércoles, 16 de mayo de 2012

En el dulce silencio místico de su monasterio, ahí Laura está encontrando la verdadera felicidad...

Madrid (España), 16 May. 12 (AICA)


Laura Adshead fue novia del actual primer ministro inglés, David Cameron, y hoy es monja contemplativa en un monasterio de clausura en los Estados Unidos. Pero Laura tiene una historia que narra la agencia brasileña Gaudium Press, basada en la información que dio The Daily Mail y difundió la agencia electrónica Religión en Libertad.

Es una de esas historias que no se sabe (¿o sí se sabe?) por qué no circulan o no tienen cabida en los grandes medios informativos. Abrumados muchas veces por las banalidades o las verdaderas sandeces con que las grandes agencias con frecuencia nos invaden, creemos ciertamente que la bella historia de Laura Adshead merece más de un titular y más que un titular. Entremos, pues, respetuosamente en su vida -dice Gaudium Press-, en la historia de la que hoy es la hermana John Mary, una de las 36 religiosas de clausura de un monasterio benedictino en los Estados Unidos.

Laura estudió en un prestigioso instituto inglés, el Colegio de Mujeres de Chelteham. De allí pasó a Oxford, donde conoció a David Cameron, actual primer ministro inglés. Y fueron novios durante más de un año, entre 1990 y 1991. Cameron ya colaboraba entonces en la sede central del Partido de los ‘Tories', el Partido Conservador Británico y Laura era una de las secretarias del por entonces primer ministro Mayor.

La Hermana John Mary
Tras terminar su relación con Cameron, Laura cambió su trabajo en la sede del gobierno por un viaje a Filadelfia, Estados Unidos, donde fue a estudiar en la Escuela de Negocios Wharton. En esa ciudad su destacada capacidad profesional la llevaron a ser directora general de Ogilvy & Mather, la conocida agencia de publicidad, y además casi se convierte en estrella de televisión en una conocida serie.

El Daily Mail, que es el que descubre la historia, no deja de revelar detalles de la otrora ‘glamorosa’ y mundana vida de la rubia exnovia de Cameron. Muchos acontecimientos de la alta sociedad neoyorkina contaban con su presencia. Las páginas sociales de las revistas frecuentemente exhibían su figura. En el exclusivo ‘The Hamptons', en el Long Island neoyorkino, Laura arrendaba periódicamente una lujosa casa veraniega, donde la vida social ciertamente no faltaba. Sin embargo, nada de eso la hacía verdaderamente feliz, al punto de querer buscar la dicha ansiada en el abismo de la adicción, lo que casi la lleva a la tumba.
“Yo pensaba que mi vida iba a progresar normalmente. Que conocería a alguien, me casaría, tendría hijos, pero ese no era el camino que Dios me había marcado”, reconoce. “Siento que he intentado muchas cosas en la vida que se supone que te hacen feliz. Ese viaje me llevó al alcoholismo y la adicción a las drogas”, afirma.

Y he aquí que sí, Dios habló a su alma.
En el año 2008 comenzó un camino que la llevó finalmente a tomar los hábitos de monja.
“Recuerdo haber tenido que decirle a mi madre ‘Voy a entrar a un convento’ y ella me dijo: ‘Sí, puedo ver que este mundo ya no tiene un significado real para ti’. Conocí este lugar y vi que en él había lo que buscaba”, cuenta.

Hoy la Hermana John Mary tiene 44 años. Sigue conservando en su rostro los rasgos que un día atrajeron las miradas de todo un primer ministro. Pero su belleza material y espiritual está enteramente consagrada a Dios. Ya no diseña o gerencia una campaña publicitaria de una gran marca, sino que a veces ordeña vacas, reza mucho, periódicamente lava los trastos, limpia los pisos y otros sacros oficios propios de un recinto monacal. No viste ahora los costosos vestidos propios de su otrora tren de vida, sino que porta con orgullo el modesto, oscuro y humilde traje de monja.

Y allí, no bajo los reflectores de la gran publicidad del mundo, sino en el dulce silencio místico de su monasterio, ahí Laura está encontrando la verdadera felicidad.+

martes, 15 de mayo de 2012

Promover la confesión sacramental, deber urgente de la Iglesia”

Ciudad del Vaticano, 15 May. 12 (AICA)


“Promover la confesión sacramental es un deber urgente para la Iglesia del siglo XXI”, explicó el Prefecto del Archivo Secreto Vaticano, monseñor Sergio Pagano, en una entrevista concedida a la agencia Zenit. En ocasión del lanzamiento de dos libros sobre la historia de la Penitenciaría Apostólica y el Archivo Secreto Vaticano se profundizó en la historia e importancia del Sacramento de la Penitencia, en servicio del cual se crearon estas dos instituciones pontificias.

“Siendo nosotros sacerdotes u obispos, -expresó monseñor Pagano-, tenemos este grave problema al ver que muchos fieles se acercan a la comunión sin la confesión”, afirmó el prelado. “Ahora, este sentido del pecado y de las faltas ha disminuido y esto es un grave problema pastoral”.

El prefecto del Archivo Secreto Vaticano manifestó su preocupación por las comuniones sacrílegas cometidas por fieles que no se acercan al sacramento de la Penitencia.

Sobre el preocupante abandono de la Confesión por parte de los fieles, que atrajo la atención durante su ponencia, el prefecto del Archivo Secreto Vaticano llamó a un mejor conocimiento y práctica de los aspectos básicos de la fe católica: “Quizás es necesario retomar desde la catequesis de base: desde el Credo a los sacramentos de la Iglesia, por qué fueron instituidos, qué comportan, cuál es la ventaja de recibirlos”.

Monseñor Pagano también alertó sobre la preparación de los sacerdotes para celebrar el sacramento de la Penitencia: “faltan confesores, unos son muy severos, otros muy amplios, otros quieren realizar una tarea de inquisidores, psicólogos, o de directores, que no es la tarea del confesor”.
La Confesión sacramental, tal como se practica hoy, fue el fruto de la experiencia de la Iglesia a lo largo de los siglos, y es una gracia mucho más fácil de obtener en la actualidad, según expuso el prelado. “La Iglesia antigua invitaba -como Jesús- a la conversión única y decisiva y le daba a quien se arrepentía el perdón de los pecados en un acto único e irrepetible: el bautismo”.

Pero esta única oportunidad demostró no ser expresión suficiente de la misericordia divina: “Jesús, de hecho, había enseñado a sus discípulos que habían recibido el perdón de Dios, que era no para sí mismos o para negarlo a los otros, sino para perdonar como Dios perdona, sin límites ni condiciones, a no ser el arrepentimiento y la conversión”, comentó el prelado.
La forma de administrar el perdón de Dios fue objeto de mucho estudio y discusión al interior de la Iglesia: “Fue un caso largo, discutido y encendido”, explicó. “También sobre quién tenía el poder penitencial. Y cómo, por ejemplo, la praxis penitencial del siglo II, en una pequeña Iglesia al margen de la vida pública era inadecuada para el siglo IV”.
Monseñor Pagano describió formas tempranas del sacramento, realizadas de forma pública y con penas severas, que incluso eran desaconsejadas a los jóvenes por su dureza. Estas formas, explicó, se practicaron “hasta el nacimiento de la penitencia privada que se originó en el VII siglo y rápidamente fue aceptada y se radicó”.

El acto fue presidido por el cardenal Manuel Monteiro de Castro, Penitenciario Mayor, y contó con la participación de monseñor Gianfranco Girotti, regente de la Penitenciería Apostólica, monseñor Pagano, prefecto del Archivo Secreto Vaticano, y el director de la Librería Editrice Vaticana, padre Giuseppe Costa, entre otras personalidades expertas en el tema.

Los textos presentados, “La Penitenciería Apostólica y su Archivo”, de Alessandro Saraco y “La Penitencia entre el I y el II milenio. Para comprender los orígenes de la Penitenciería Apostólica” de Manlio Sodi y Renata Salvarani, permiten conocer más profundamente la historia del Sacramento de la Penitencia.
“La lectura de estos ensayos corrige por un cierto lado algunas visiones poco precisas que se tenían sobre la penitencia”, comentó monseñor Pagano. “Dan una visión diversa, que es la óptica de la penitenciaría, que mira al sacramento y a su teología, a su praxis, y no tanto al aspecto cultural, eclesial o pastoral”. +