El Santo Padre, que era hasta ahora Arzobispo de Buenos Aires (Argentina), ingresó a la Basílica alrededor de las 8:00 a.m. por una puerta lateral, acompañado del Prefecto de la Casa Pontificia, el Arzobispo Georg Gänswein y el Padre Leonardo Sapienza.
El Papa dejó una pequeña ofrenda floral que él mismo portó hasta el altar de la Salus Populi Romana, Salud del pueblo Romano, entendida la palabra ´salud´ como ´protectora´) también conocida como la Virgen de las Nieves, la advocación de la Virgen María que está en esta Basílica.
El ramillete era sencillo, estaba compuesto con una orquídea azulada central, y varias flores de colores en torno. El icono o cuadro de la Virgen Salus Populi Romani, según la tradición “la pintó el apóstol San Lucas”, aunque los estudiosos del arte la ubican en el siglo VII, y hacen referencia a las procesiones de la época con un icono de la Virgen, si bien seguramente fue repintada en el siglo XII. Fue coronada por Pío XII en 1954, y Benedicto XVI le prestó homenaje en diversas ocasiones.
El conocido icono mariano de la Jornada Mundial de la Juventud, es una copia de la Salus Populi Romani, y por voluntad de Juan Pablo II acompaña a los jóvenes universitarios de todo el mundo en peregrinación, con otra invocación, la de Sedes Sapientiae.
Tras rezar en la capilla llamada Paulina, o Borghese, cruzó a la capilla de enfrente, aún cerrada al público por restauración. Allí se detuvo en oración unos instantes delante de la tumba de un papa: San Pio V, el de la batalla de Lepanto.
Al salir saludó a quienes trabajan en dicha iglesia, religiosas, religiosos y personal de seguridad y varios. Uno por uno. “Soy mexicana” le dijo una religiosa, a lo que el papa Bergoglio le respondió: “Y también guadalupana, ¿verdad?”.
También estuvo presente el Arcipreste de la Basílica, el Cardenal español Santos Abril y Castelló, quien dijo a Radio Vaticana que "conozco bien al que fue hasta ahora Arzobispo de Buenos Aires, de cuando fui nuncio allá (Argentina) y sé de su profunda devoción a la Virgen, pero no creía que la visita sería tan inmediata".
El Cardenal dijo que cuando recién lo vio esta mañana le preguntó si había podido dormir bien, a lo que el Pontífice contestó: "sí bastante bien, a medias, pero muy bien". "Ciertamente –prosiguió el Purpurado español– (el Papa) estaba muy sereno, muy tranquilo. No solo se aprecia que es sereno sino que logra transmitirlo".
El Papa Francisco, continuó, "está muy convencido de la fuera del Señor, de la ayuda que el Señor dará, de la protección de la Virgen y la oración de tantísimas personas que en el mundo han rezado y que seguirá rezando por él. Ciertamente esto da la serenidad, la gracia y la fuerza para comenzar este pontificado".
Nadie quería perderse la ocasión de saludar por primera vez al nuevo Papa.
Un futuro padre pidió a Francisco I que bendijera a su esposa embarazada de cinco meses.
“Una bendición para mi hijo, Santo Padre, que está por nacer”.
“Cinco meses, cinco meses, Padre”
Al salir de la basílica, muchos curiosos se asomaron por las ventanas. Los transeúntes comenzaron a aplaudir al primer Papa latinoamericano antes de subirse al coche para regresar al Vaticano.
Hoy irá a visitar, según fuentes no oficiales, a Benedicto XVI a Castel Gandolfo.
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