jueves, 29 de marzo de 2012

El laico más destacado del Vaticano en la UCA



Buenos Aires, 29 Mar. 12 (AICA)
Hoy, jueves 29 de marzo, a las 18.45, en el auditorio Juan Pablo II de la Universidad Católica Argentina (avenida Alicia Moreau de Justo 1680, tercer piso, Puerto Madero), el doctor Guzmán Carriquiry Lecour, actual secretario general de la Pontificia Comisión para América Latina, ofrecerá una conferencia sobre “Una nueva apuesta por América Latina”.

El doctor Carriquiry es un constante defensor de la integración de América Latina y de sus valores culturales.

En el marco de este acto, declarado de interés general por la Presidencia de la Cámara de Diputados de la Nación y por la Secretaría de Culto de la Nación, la UCA conferirá al doctor Carriquiry el doctorado Honoris Causa.

Guzmán Carriquiry Lecour nació en Montevideo (Uruguay) el 20 de abril de 1944. Es doctor en Derecho y Ciencias Sociales por la Universidad de la República (Montevideo). Fue dirigente latinoamericano de la Juventud estudiantil y universitaria. Colaboró con el Episcopado del Uruguay como director del Centro Nacional de Medios de Comunicación Social.

Participó como experto en cuatro asambleas generales del Sínodo Mundial de Obispos. Dictó cursos y seminarios en diversas Universidades de muchos países. Asistió a las tres últimas Conferencias Generales del Episcopado Latinoamericano en Puebla (1979), Santo Domingo (1992) y Aparecida (2007).

Carriquiry fue el primer laico nombrado jefe de Departamento y luego subsecretario del Pontificio Consejo para los Laicos, en el Vaticano. Recientemente fue nombrado por el Papa en el importante cargo de secretario general de la Pontificia Comisión para América Latina.

Es el primer laico que ocupa este nivel de responsabilidad en la Santa Sede. Esta Comisión tiene por misión estudiar de modo unitario los problemas relacionados con la Iglesia en América Latina, colaborando así con las diversas estructuras del gobierno central y universal de la Iglesia y promoviendo los vínculos entre la Santa Sede y los diversos organismos nacionales.

Posee varias publicaciones relacionadas con América Latina, la integración latinoamericana, el sentido de la celebración de los bicentenarios y otras cuestiones que abarcan aspectos pastorales, políticos y socioculturales.

Informes: www.uca.edu.ar .+

lunes, 26 de marzo de 2012

Benedicto XVI en Cuba: Luchen con las armas de la paz


SANTIAGO DE CUBA, 26 Mar. 12 / 07:30 pm (ACI/EWTN Noticias).- Al presidir la solemne Misa por el 400 aniversario del hallazgo de la imagen de la Virgen de la Caridad del Cobre, Patrona de Cuba, el Papa Benedicto XVI invitó a los cubanos a luchar “con las armas de la paz, el perdón y la comprensión”, para “construir una sociedad abierta y renovada” y alentó a las familias a “acoger la vida humana, especialmente la más indefensa y necesitada”.

“Queridos hermanos, ante la mirada de la Virgen de la Caridad del Cobre, deseo hacer un llamado para que den nuevo vigor a su fe, para que vivan de Cristo y para Cristo, y con las armas de la paz, el perdón y la comprensión, luchen para construir una sociedad abierta y renovada, una sociedad mejor, más digna del hombre, que refleje más la bondad de Dios”, afirmó el Papa ante más de 250.000 cubanos reunidos en Plaza Antonio Maceo de Santiago.

Recordó que “en su proyecto de amor, desde la creación, Dios ha encomendado a la familia fundada en el matrimonio la altísima misión de ser célula fundamental de la sociedad y verdadera Iglesia doméstica”.

“Con esta certeza, ustedes, queridos esposos, han de ser, de modo especial para sus hijos, signo real y visible del amor de Cristo por la Iglesia. Cuba tiene necesidad del testimonio de su fidelidad, de su unidad, de su capacidad de acoger la vida humana, especialmente la más indefensa y necesitada”, explicó.

Previamente, el Santo Padre agradeció a Dios por permitirle realizar “este tan deseado viaje” y recordó a quienes “por enfermedad, avanzada edad u otros motivos, no han podido estar aquí con nosotros”.

El Pontífice destacó “el sacrificio y dedicación” de los cubanos en la celebración del aniversario de su Patrona. “Me ha llenado de emoción conocer el fervor con el que María ha sido saludada e invocada por tantos cubanos, en su peregrinación por todos los rincones y lugares de la Isla”, indicó.

Asimismo, recordó que la Iglesia celebra hoy “la anunciación del Señor a la Virgen María” y explicó que “la encarnación del Hijo de Dios es el misterio central de la fe cristiana”.

“En Cristo, Dios ha venido realmente al mundo, ha entrado en nuestra historia, ha puesto su morada entre nosotros, cumpliéndose así la íntima aspiración del ser humano de que el mundo sea realmente un hogar para el hombre”, explicó.

Advirtió que “en cambio, cuando Dios es arrojado fuera, el mundo se convierte en un lugar inhóspito para el hombre, frustrando al mismo tiempo la verdadera vocación de la creación de ser espacio para la alianza, para el ‘sí’ del amor entre Dios y la humanidad que le responde”.

“Sólo cuando la Virgen respondió al ángel, ‘aquí está la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra’ (Lc 1,38), a partir de ese momento el Verbo eterno del Padre comenzó su existencia humana en el tiempo”.

“Resulta conmovedor ver cómo Dios no sólo respeta la libertad humana, sino que parece necesitarla”, afirmó.

Recordó que “Dios nos ha creado como fruto de su amor infinito, por eso vivir conforme a su voluntad es el camino para encontrar nuestra genuina identidad, la verdad de nuestro ser, mientras que apartarse de Dios nos aleja de nosotros mismos y nos precipita en el vacío”.

“La obediencia en la fe es la verdadera libertad, la auténtica redención, que nos permite unirnos al amor de Jesús en su esfuerzo por conformarse a la voluntad del Padre”.

El Pontífice aseguró que “la Iglesia, cuerpo vivo de Cristo, tiene la misión de prolongar en la tierra la presencia salvífica de Dios, de abrir el mundo a algo más grande que sí mismo, al amor y la luz de Dios”.

“Vale la pena, queridos hermanos, dedicar toda la vida a Cristo, crecer cada día en su amistad y sentirse llamado a anunciar la belleza y bondad de su vida a todos los hombres, nuestros hermanos”.

Benedicto XVI alentó a los cubanos a decidirse “sin miedos ni complejos a seguir a Jesús en su camino hacia la cruz. Aceptemos con paciencia y fe cualquier contrariedad o aflicción, con la convicción de que, en su resurrección, él ha derrotado el poder del mal que todo lo oscurece, y ha hecho amanecer un mundo nuevo, el mundo de Dios, de la luz, de la verdad y la alegría. El Señor no dejará de bendecir con frutos abundantes la generosidad de su entrega”.

Lea la homilía completa en http://www.aciprensa.com/Docum/documento.php?id=453

BENEDICTO XVI LLEGO A CUBA

Ceremonia de bienvenida en el Aeropuerto Internacional Antonio Maceo de Santiago de Cuba (26 de marzo de 2012)
Señor Presidente,
Señores Cardenales y Hermanos en el Episcopado,
Excelentísimas Autoridades,
Miembros del Cuerpo Diplomático,
Señores y señoras,
Queridos amigos cubanos:
Le agradezco, Señor Presidente, su acogida y sus corteses palabras de bienvenida, con las que ha querido transmitir también los sentimientos de respeto de parte del gobierno y el pueblo cubano hacia el Sucesor de Pedro. Saludo a las Autoridades que nos acompañan, así como a los miembros del Cuerpo Diplomático aquí presentes. Dirijo un caluroso saludo al Señor Arzobispo de Santiago de Cuba y Presidente de la Conferencia Episcopal, Monseñor Dionisio Guillermo García Ibáñez, al Señor Arzobispo de La Habana, Cardenal Jaime Ortega y Alamino, y a los demás hermanos Obispos de Cuba, a los que manifiesto toda mi cercanía espiritual. Saludo en fin con todo el afecto de mi corazón a los fieles de la Iglesia católica en Cuba, a los queridos habitantes de esta hermosa isla y a todos los cubanos, allá donde se encuentren. Los tengo siempre muy presentes en mi corazón y en mi oración, y más aún en los días en que se acercaba el momento tan deseado de visitarles, y que gracias a la bondad divina he podido realizar.

Al hallarme entre ustedes, no puedo dejar de recordar la histórica visita a Cuba de mi Predecesor, el Beato Juan Pablo II, que ha dejado una huella imborrable en el alma de los cubanos. Para muchos, creyentes o no, su ejemplo y sus enseñanzas constituyen una guía luminosa que les orienta tanto en la vida personal como en la actuación pública al servicio del bien común de la Nación. En efecto, su paso por la isla fue como una suave brisa de aire fresco que dio nuevo vigor a la Iglesia en Cuba, despertando en muchos una renovada conciencia de la importancia de la fe, alentando a abrir los corazones a Cristo, al mismo tiempo que alumbró la esperanza e impulsó el deseo de trabajar audazmente por un futuro mejor.

Uno de los frutos importantes de aquella visita fue la inauguración de una nueva etapa en las relaciones entre la Iglesia y el Estado cubano, con un espíritu de mayor colaboración y confianza, si bien todavía quedan muchos aspectos en los que se puede y debe avanzar, especialmente por cuanto se refiere a la aportación imprescindible que la religión está llamada a desempeñar en el ámbito público de la sociedad.
Me complace vivamente unirme a vuestra alegría con motivo de la celebración del cuatrocientos aniversario del hallazgo de la bendita imagen de la Virgen de la Caridad del Cobre.
Su entrañable figura ha estado desde el principio muy presente tanto en la vida personal de los cubanos como en los grandes acontecimientos del País, de modo muy particular durante su independencia, siendo venerada por todos como verdadera madre del pueblo cubano. La devoción a «la Virgen Mambisa» ha sostenido la fe y ha alentado la defensa y promoción de cuanto dignifica la condición humana y sus derechos fundamentales; y continúa haciéndolo aún hoy con más fuerza, dando así testimonio visible de la fecundidad de la predicación del evangelio en estas tierras, y de las profundas raíces cristianas que conforman la identidad más honda del alma cubana. Siguiendo la estela de tantos peregrinos a lo largo de estos siglos, también yo deseo ir a El Cobre a postrarme a los pies de la Madre de Dios, para agradecerle sus desvelos por todos sus hijos cubanos y pedirle su intercesión para que guíe los destinos de esta amada Nación por los caminos de la justicia, la paz, la libertad y la reconciliación.
Vengo a Cuba como peregrino de la caridad, para confirmar a mis hermanos en la fe y alentarles en la esperanza, que nace de la presencia del amor de Dios en nuestras vidas. Llevo en mi corazón las justas aspiraciones y legítimos deseos de todos los cubanos, dondequiera que se encuentren, sus sufrimientos y alegrías, sus preocupaciones y anhelos más nobles, y de modo especial de los jóvenes y los ancianos, de los adolescentes y los niños, de los enfermos y los trabajadores, de los presos y sus familiares, así como de los pobres y necesitados.
Muchas partes del mundo viven hoy un momento de especial dificultad económica, que no pocos concuerdan en situar en una profunda crisis de tipo espiritual y moral, que ha dejado al hombre vacío de valores y desprotegido frente a la ambición y el egoísmo de ciertos poderes que no tienen en cuenta el bien auténtico de las personas y las familias. No se puede seguir por más tiempo en la misma dirección cultural y moral que ha causado la dolorosa situación que tantos experimentan. En cambio, el progreso verdadero tiene necesidad de una ética que coloque en el centro a la persona humana y tenga en cuenta sus exigencias más auténticas, de modo especial su dimensión espiritual y religiosa. Por eso, en el corazón y el pensamiento de muchos, se abre paso cada vez más la certeza de que la regeneración de las sociedades y del mundo requiere hombres rectos, de firmes convicciones morales y altos valores de fondo que no sean manipulables por estrechos intereses, y que respondan a la naturaleza inmutable y trascendente del ser humano.
Queridos amigos, estoy convencido de que Cuba, en este momento especialmente importante de su historia, está mirando ya al mañana, y para ello se esfuerza por renovar y ensanchar sus horizontes, a lo que cooperará ese inmenso patrimonio de valores espirituales y morales que han ido conformando su identidad más genuina, y que se encuentran esculpidos en la obra y la vida de muchos insignes padres de la patria, como el Beato José Olallo y Valdés, el Siervo de Dios Félix Varela o el prócer José Martí. La Iglesia, por su parte, ha sabido contribuir diligentemente al cultivo de esos valores mediante su generosa y abnegada misión pastoral, y renueva sus propósitos de seguir trabajando sin descanso por servir mejor a todos los cubanos.
Ruego al Señor que bendiga copiosamente a esta tierra y a sus hijos, en particular a los que se sienten desfavorecidos, a los marginados y a cuantos sufren en el cuerpo o en el espíritu, al mismo tiempo que, por intercesión de Nuestra Señora de la Caridad del Cobre, conceda a todos un futuro lleno de esperanza, solidaridad y concordia. Muchas gracias.

domingo, 25 de marzo de 2012

Día del Niño por Nacer

Buenos Aires (AICA)
Fue la Argentina el país que tuvo la iniciativa de celebrar el 25 de marzo, solemnidad de la Anunciación, el “Día del Niño por nacer”.



Un decreto presidencial del 7 de diciembre de 1998 la convirtió en una celebración oficial y fue la Argentina la que animó a otros países y líderes a seguir el ejemplo y las respuestas fueron llegando en años sucesivos.

Qué cruel paradoja, que hoy, el reciente fallo de la Corte Suprema de la Argentina ponga al país nuevamente en un lugar destacado, pero ahora será en el triste podio de los países que favorecen legislaciones que permiten la muerte del inocente niño que speraba en el seno materno su oportunidad de vivir.

Los considerandos del decreto del 7 de diciembre de 1998, firmado por el entonces presidente doctor Carlos Menem y el canciller Guido Di Tella, indican que la Declaración Universal de Derechos Humanos, adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 10 de diciembre de 1948, proclamó que la libertad, la justicia y la paz en el mundo tienen por base el reconocimiento de la dignidad intrínseca y de los derechos iguales e inalienables de todos los miembros de la familia humana.

Se ratifica así la afirmación contenida en la Carta de las Naciones Unidas acerca de la fe de los pueblos en los derechos fundamentales del hombre, en la dignidad y el valor de la persona humana y en la igualdad de derechos de todo el género humano.

Agregan los considerandos que como una política de concreción efectiva de la protección universal de los derechos humanos, para todos los hombres y para todas las naciones, la comunidad internacional ha destacado al niño como un sujeto digno de una especial consideración, particularmente en la Declaración de los Derechos de Ginebra de 1924 sobre los Derechos del Niño, en la Declaración de los Derechos del Niño adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 20 de noviembre de 1959 y en la Convención sobre los Derechos del Niño aprobada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 20 de noviembre de 1989.

Recuerdan que el preámbulo de la Convención sobre los Derechos del Niño señala que “el niño, por su falta de madurez física y mental, necesita protección y cuidados especiales, incluso la debida protección legal, tanto antes como después del nacimiento”.

Agregan que especialmente en su etapa prenatal, el niño es un ser de extrema fragilidad e indefensión, salvo la natural protección brindada por su madre.

Y que el niño, tanto antes como después del nacimiento, “para el pleno y armonioso desarrollo de su personalidad, debe crecer en el seno de la familia, en un ambiente de felicidad, amor y comprensión”, como lo señala la Convención sobre los Derechos del Niño, lo que incluye un especial cuidado de su salud tanto psíquica como física.

Insisten en que la vida, a la que consideran “el mayor de los dones”, tiene un valor inviolable y una dignidad irrepetible.

Sostienen que el derecho a la vida no es una cuestión de ideología, ni de religión, sino una emanación de la naturaleza humana.

14 años después de este decreto, ¿qué pasó con la firme actitud de la Argentina en defensa de los derechos inalienables del niño por nacer?+

El reinado de Cristo se basa “el amor de Dios que él ha traído al mundo con su sacrificio y la verdad de la que ha dado testimonio”...

GUANAJUATO, 25 Mar. 12 / 01:03 pm (ACI).- El Papa Benedicto XVI presidió una solemne Eucaristía ante más de 600 mil personas reunidas en el Parque Bicentenario al pie del Cerro del Cubilete en Guanajuato. En su homilía pidió a los creyentes de México y toda América Latina, tener un “corazón nuevo” y recordó que el reinado de Cristo se basa “el amor de Dios que él ha traído al mundo con su sacrificio y la verdad de la que ha dado testimonio”.

Tras agradecer a Mons. José Guadalupe Martín Rábago, Arzobispo de León, por sus palabras de bienvenida, el Papa saludó a los obispos mexicanos y latinoamericanos, las autoridades y todos los presentes reunidos bajo el monumento a Cristo Rey que corona el Cerro del Cubilete.

El Pontífice reflexionó sobre las lecturas y el Evangelio de este domingo. Refiriéndose al Salmo 50 y el versículo “crea en mí, Señor, un corazón puro”, explicó que “esta exclamación muestra la profundidad con la que hemos de prepararnos para celebrar la próxima semana el gran misterio de la pasión, muerte y resurrección del Señor. Nos ayuda asimismo a mirar muy dentro del corazón humano, especialmente en los momentos de dolor y de esperanza a la vez, como los que atraviesa en la actualidad el pueblo mexicano y también otros de Latinoamérica”.

“Un corazón puro, un corazón nuevo, es el que se reconoce impotente por sí mismo, y se pone en manos de Dios para seguir esperando en sus promesas”, agregó.

El Papa recordó que “la historia de Israel narra también grandes proezas y batallas, pero a la hora de afrontar su existencia más auténtica, su destino más decisivo, la salvación, más que en sus propias fuerzas, pone su esperanza en Dios, que puede recrear un corazón nuevo, no insensible y engreído”.

“Cuando se trata de la vida personal y comunitaria, en su dimensión más profunda, no bastarán las estrategias humanas para salvarnos. Se ha de recurrir también al único que puede dar vida en plenitud, porque él mismo es la esencia de la vida y su autor, y nos ha hecho partícipes de ella por su Hijo Jesucristo”, señaló.

Asimismo, afirmó que la gloria de Jesús comenzará “en la cruz, desde la cual atraerá a todos hacia sí”.

Benedicto XVI recordó que el Beato Juan Pablo II “aunque lo deseó ardientemente, no pudo visitar este lugar emblemático de la fe del pueblo mexicano en sus viajes a esta querida tierra”.

“Seguramente se alegrará hoy desde el cielo de que el Señor me haya concedido la gracia de poder estar ahora con ustedes, como también habrá bendecido a tantos millones de mexicanos que han querido venerar sus reliquias recientemente en todos los rincones del país”.

Refiriéndose al monumento que representa a Cristo Rey en lo alto del Cerro del Cubilete, explicó que “las coronas que le acompañan, una de soberano y otra de espinas, indican que su realeza no es como muchos la entendieron y la entienden. Su reinado no consiste en el poder de sus ejércitos para someter a los demás por la fuerza o la violencia. Se funda en un poder más grande que gana los corazones: el amor de Dios que él ha traído al mundo con su sacrificio y la verdad de la que ha dado testimonio”.

“Éste es su señorío, que nadie le podrá quitar ni nadie debe olvidar. Por eso es justo que, por encima de todo, este santuario sea un lugar de peregrinación, de oración ferviente, de conversión, de reconciliación, de búsqueda de la verdad y acogida de la gracia. A él, a Cristo, le pedimos que reine en nuestros corazones haciéndolos puros, dóciles, esperanzados y valientes en la propia humildad”.

El Papa también reflexionó sobre el bicentenario del nacimiento de la nación mexicana y pidió a Cristo “un corazón puro, donde él pueda habitar como príncipe de la paz, gracias al poder de Dios, que es el poder del bien, el poder del amor”.

Recordó que “para que Dios habite en nosotros, hay que escucharlo, hay que dejarse interpelar por su Palabra cada día, meditándola en el propio corazón, a ejemplo de María”.

Benedicto XVI habló sobre la cita del Episcopado Latinoamericano en Aparecida del año 2007 y afirmó que la Misión Continental, que se lleva a cabo diócesis por diócesis en este Continente y “tiene precisamente el cometido de hacer llegar esta convicción a todos los cristianos y comunidades eclesiales, para que resistan a la tentación de una fe superficial y rutinaria, a veces fragmentaria e incoherente”.

“También aquí se ha de superar el cansancio de la fe y recuperar la alegría de ser cristianos, de estar sostenidos por la felicidad interior de conocer a Cristo y de pertenecer a su Iglesia”, indicó.

Pidamos a la Virgen María que nos ayude a purificar nuestro corazón, especialmente ante la cercana celebración de las fiestas de Pascua, para que lleguemos a participar mejor en el misterio salvador de su Hijo, tal como ella lo dio a conocer en estas tierras. Y pidámosle también que siga acompañando y amparando a sus queridos hijos mexicanos y latinoamericanos, para que Cristo reine en sus vidas y les ayude a promover audazmente la paz, la concordia, la justicia y la solidaridad. Amén”.

Lea la homilía completa en http://www.aciprensa.com/Docum/documento.php?id=448

sábado, 24 de marzo de 2012

BIENVENIDO BENEDICTO A LATINOAMERICA...

24 de Marzo, 2012. (Romereports.com) A su llegada a Guanajuato, México, Benedicto XVI fue recibido por el presidente Felipe Calderóny el arzobispo de León, José Guadalupe Martín Rábago.
Excelentísimo Señor Presidente de la República,
Señores Cardenales, venerados hermanos en el Episcopado y el Sacerdocio, distinguidas autoridades, amado pueblo de Guanajuato y de México entero.

Me siento muy feliz de estar aquí, y doy gracias a Dios por haberme permitido realizar el deseo, guardado en mi corazón desde hace mucho tiempo, de poder confirmar en la fe al Pueblo de Dios de esta gran nación en su propia tierra. Es proverbial el fervor del pueblo mexicano con el Sucesor de Pedro, que lo tiene siempre muy presente en su oración. Lo digo en este lugar, considerado el centro geográfico de su territorio, al cual ya quiso venir desde su primer viaje mi venerado predecesor, el beato Juan Pablo II. Al no poder hacerlo, dejó en aquella ocasión un mensaje de aliento y bendición cuando sobrevolaba su espacio aéreo. Hoy me siento dichoso de hacerme eco de sus palabras, en suelo firme y entre ustedes: Agradezco ― decía en su mensaje ― el afecto al Papa y la fidelidad al Señor de los fieles del Bajío y de Guanajuato. Que Dios les acompañe siempre (cf. Telegrama, 30 enero 1979).

Con este recuerdo entrañable, le doy las gracias, Señor Presidente, por su cálido recibimiento, y saludo con deferencia a su distinguida esposa y demás autoridades que han querido honrarme con su presencia. Un saludo muy especial a Monseñor José Guadalupe Martín Rábago, Arzobispo de León, así como a Monseñor Carlos Aguiar Retes, Arzobispo de Tlalnepantla, y Presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano y del Consejo Episcopal Latinoamericano. Con esta breve visita, deseo estrechar las manos de todos los mexicanos y abarcar a las naciones y pueblos latinoamericanos, bien representados aquí por tantos obispos, precisamente en este lugar en el que el majestuoso monumento a Cristo Rey, en el cerro del Cubilete, da muestra de la raigambre de la fe católica entre los mexicanos, que se acogen a su constante bendición en todas sus vicisitudes.

México, y la mayoría de los pueblos latinoamericanos, han conmemorado el bicentenario de su independencia, o lo están haciendo en estos años. Muchas han sido las celebraciones religiosas para dar gracias a Dios por este momento tan importante y significativo. Y en ellas, como se hizo en la Santa Misa en la Basílica de San Pedro, en Roma, en la solemnidad de Nuestra Señora de Guadalupe, se invocó con fervor a María Santísima, que hizo ver con dulzura cómo el Señor ama a todos y se entregó por ellos sin distinciones. Nuestra Madre del cielo ha seguido velando por la fe de sus hijos también en la formación de estas naciones, y lo sigue haciendo hoy ante los nuevos desafíos que se les presentan.

Vengo como peregrino de la fe, de la esperanza y de la caridad. Deseo confirmar en la fe a los creyentes en Cristo, afianzarlos en ella y animarlos a revitalizarla con la escucha de la Palabra de Dios, los sacramentos y la coherencia de vida. Así podrán compartirla con los demás, como misioneros entre sus hermanos, y ser fermento en la sociedad, contribuyendo a una convivencia respetuosa y pacífica, basada en la inigualable dignidad de toda persona humana, creada por Dios, y que ningún poder tiene derecho a olvidar o despreciar. Esta dignidad se expresa de manera eminente en el derecho fundamental a la libertad religiosa, en su genuino sentido y en su plena integridad.

Como peregrino de la esperanza, les digo con san Pablo: «No se entristezcan como los que no tienen esperanza» (1 Ts 4,13). La confianza en Dios ofrece la certeza de encontrarlo, de recibir su gracia, y en ello se basa la esperanza de quien cree.



Y, sabiendo esto, se esfuerza en transformar también las estructuras y acontecimientos presentes poco gratos, que parecen inconmovibles e insuperables, ayudando a quien no encuentra en la vida sentido ni porvenir. Sí, la esperanza cambia la existencia concreta de cada hombre y cada mujer de manera real (cf. Spe salvi, 2). La esperanza apunta a «un cielo nuevo y una tierra nueva» (Ap 21,1), tratando de ir haciendo palpable ya ahora algunos de sus reflejos. Además, cuando arraiga en un pueblo, cuando se comparte, se difunde como la luz que despeja las tinieblas que ofuscan y atenazan.



Este país, este Continente, está llamado a vivir la esperanza en Dios como una convicción profunda, convirtiéndola en una actitud del corazón y en un compromiso concreto de caminar juntos hacia un mundo mejor. Como ya dije en Roma, «continúen avanzando sin desfallecer en la construcción de una sociedad cimentada en el desarrollo del bien, el triunfo del amor y la difusión de la justicia» (Homilía en la solemnidad de Nuestra Señor de Guadalupe, Roma, 12 diciembre 2011).

Junto a la fe y la esperanza, el creyente en Cristo, y la Iglesia en su conjunto, vive y practica la caridad como elemento esencial de su misión. En su acepción primera, la caridad «es ante todo y simplemente la respuesta a una necesidad inmediata en una determinada situación» (Deus caritas est, 31,a), como es socorrer a los que padecen hambre, carecen de cobijo, están enfermos o necesitados en algún aspecto de su existencia. Nadie queda excluido por su origen o creencias de esta misión de la Iglesia, que no entra en competencia con otras iniciativas privadas o públicas, es más, ella colabora gustosa con quienes persiguen estos mismos fines. Tampoco pretende otra cosa que hacer de manera desinteresada y respetuosa el bien al menesteroso, a quien tantas veces lo que más le falta es precisamente una muestra de amor auténtico.

Señor Presidente, amigos todos: en estos días pediré encarecidamente al Señor y a la Virgen de Guadalupe por este pueblo, para que haga honor a la fe recibida y a sus mejores tradiciones; y rezaré especialmente por quienes más lo precisan, particularmente por los que sufren a causa de antiguas y nuevas rivalidades, resentimientos y formas de violencia.



Ya sé que estoy en un país orgulloso de su hospitalidad y deseoso de que nadie se sienta extraño en su tierra. Lo sé, lo sabía ya, pero ahora lo veo y lo siento muy dentro del corazón. Espero con toda mi alma que lo sientan también tantos mexicanos que viven fuera de su patria natal, pero que nunca la olvidan y desean verla crecer en la concordia y en un auténtico desarrollo integral. Muchas gracias.


VER MAS:

http://www.romereports.com/palio/benedicto-xvi-en-mexico-vengo-como-peregrino-de-la-fe-de-la-esperanza-y-de-la-caridad-spanish-6362.html

domingo, 18 de marzo de 2012

La conmovedora historia del sacerdote que murió en el atentado



Hoy, 17 de marzo, se cumplen 20 años del brutal atentado a la Embajada de Israel, ocurrido en 1992.
El estallido de un coche bomba a metros de la sede judía, en la calle Arroyo 916, Capital Federal, provocó la muerte de 29 personas, más la cifra de 242 heridos. Aún no se juzgó a los responsables del ataque.

La siguiente, es una de las tantas historias de familiares que conmueven a la sociedad toda por el inmenso dolor que provoca la muerte, pero sobre todo, por la injusticia de saber que se trata de un crimen impune.

Cuando cuesta comprender la voluntad de Dios

Era un cálido día de un ya fatigado verano. El sol y la temperatura, junto con una fecha que marca el cambio de estación, empezaba a dar señales de una etapa que finalizaba para darle lugar a la llegada del otoño.

Mi hermano se encontraba en la parroquia Mater Admirabilis de la entonces Capital Federal, luego de una mañana como a él le gustaba, con tareas parroquiales y dedicación a Dios y ala Virgen. Con sus dos años y cuatro meses de fecundo ministerio sacerdotal y una vida dedicada a comprender al prójimo, ese día de sol, le esperaría un momento muy especial.
Criados en una familia católica, muy creyente y practicante, Juan Carlos Brumana fue mi hermano menor, de un total de cuatro hermanos, siendo Juan el único varón. Nuestro papá fue un escribano muy dedicado y apasionado por lo que hacía, aunque claro; muy simple y sencillo en su cotidiana vida. Nuestra mamá fue una persona única desde muchos aspectos. Nos sirvió de inspiración a todos pero especialmente a Juan Carlos con quien compartía ese temple y la capacidad de hacer sentir a uno especial con solo una mirada, brindando amor sin esperar nada a cambio. Un simple abrazo te hacía sentir importante en este mundo.

Juan Carlos siempre se dedicó con pasión a todo lo que emprendió, pero al momento de recordarlo, lo primero que me viene a la mente es su humildad, sencillez de vida, su capacidad de reflexión y síntesis para aconsejar, siempre conciso y con una claridad notable. No conocemos a nadie que lo haya escuchado hablarle mal a alguien o resolver algunos problemas que tuvo en su vida desde la bronca y el resentimiento. Siempre la paz, la serenidad y el bien estuvieron presentes en su modo, desde muy chico.

Una anécdota que con frecuencia recuerdo de cuando éramos chicos, se relaciona con la bondad que el tenía. Cada vez que mi mamá pedía un favor, siempre (y esto era prácticamente una ley en su modo) él se acercaba primero y se ponía a disposición para ayudar, mientras que yo salía corriendo. Lo mismo sucedía a la hora de rezar cada noche, siempre se arrodillaba primero frente a la Virgen para acompañar a mi mamá en el rezo, mientras que yo, nuevamente, me escapaba cada vez que podía.
Si bien todas las hermanas compartimos la vida en comunidad y religiosa, Juan Carlos tuvo una dedicación muy especial y participó desde pequeño en varios grupos comunitarios, colaborando con diversas instituciones apostólicas y realizando misiones en la Patagonia. Su amor por la Virgen María, cultivado desde niño, lo llevó a formar parte dela Legión de María y brindarse por completo a ella, le tenía un amor único.

Juan Carlos ingresó al seminario el 19 de marzo de 1982 y se ordenó sacerdote el 25 de noviembre de 1989, cultivando la lectura y el estudio dela Sagrada Escritura.

Nosotros siempre vimos en Juan Carlos ese don que lo hacía tan especial, que nos mostraba que se ocupaba primero de el prójimo antes que de él mismo, aunque a veces no lo comprendíamos. Recuerdo una vez, mientras se encontraba cursando el seminario, en un almuerzo familiar dominical lo veo que llevaba unos zapatos por poco destruidos. Ante eso le doy $500 a modo de regalo y le digo que con esa plata se compre unos zapatos nuevos. Al domingo siguiente lo veo y, nuevamente, tenía los zapatos rotos. Mi asombro se notó cuando le dije: “¿por que no te compraste zapatos nuevos?”; a lo que él con un velo de tristeza me respondió: “Disculpame Bea pero le di el dinero a alguien que lo necesitaba más que yo.”
Quienes compartimos un tiempo de la vida junto a él admitimos que tenía cualidades únicas, aquellas que muchas veces utilizamos para rotular a una persona con el título de “santo”.

A sus escasos 37 años de edad, y sin saberlo, se dirigió a uno de los espacios de la casa parroquial en Mater Admirabilis, que se encontraba justo en frente ala Embajada de Israel. Por gracia de Dios, y esa voluntad que a veces nos cuesta comprender, a las 14.45 del 17 de marzo de 1992 dejó esta vida terrenal, junto a las otras víctimas de la explosión.

Aunque el dolor de su intempestiva ida se mantiene en los corazones de su familia, el de amigos y de todos quienes recibían la gracia de compartir algún tiempo con él, su paso por este mundo no fue en vano. Nos enseñó a muchos que lo importante de la vida está en vivir con paz y amor al prójimo, y valorando las cosas realmente importantes, aquellas que casual, y especialmente en estos días, son las que menos miramos por buscar aquellas cosas que cuando llegue el momento de irnos, no nos pertenecerán.

María Beatriz Brumana, hermana de Juan Carlos Brumana.
(Fuente: Infobae)

jueves, 15 de marzo de 2012

EL VERDADERO AYUNO EN TIEMPO CUARESMAL

Reflexión semanal de monseñor Héctor Aguer, arzobispo de La Plata, en el programa «Claves para un mundo mejor» (10 de marzo de 2012)

Como ustedes saben estamos viviendo el tiempo de Cuaresma y todos los años, en este período, la Iglesia nos dirige un llamado a la conversión, nos ofrece la ocasión propicia para prepararnos de una manera particular a la próxima celebración de la Pascua.
En la liturgia de la Iglesia y en los textos bíblicos que se leen en este tiempo aparece la Cuaresma como una institución que tiene sus raíces en el Antiguo Testamento; sobre todo, las obras propias de este tiempo. En realidad, son las que el cristiano debe practicar en cualquier momento del año, pero que en este período se nos recomiendan para asumirlas de un modo más insistente, más profundo, más sincero. Jesús en el Sermón de la Montaña nos habla de esas obras de cuaresma; menciona la oración, el ayuno y la limosna. Es decir, una vida espiritual más intensa de comunicación con Dios, la generosidad en el ejercicio de las obras de misericordia para con los más necesitados, y también el ayuno. La práctica del ayuno me parece que suena de una manera un poco extraña en la sociedad contemporánea. Por eso quiero dedicarle esta reflexión.
En la antigüedad el ayuno tenía una importancia muy fuerte. Las primeras generaciones cristianas unían incluso el ayuno a la vigilia, a la privación de sueño, especialmente en los ambientes ascéticos y sobre todo en estos períodos particularmente penitenciales.
¿Pero qué significaba en la antigüedad el ayuno? Pensemos que el modo de vida concreto de la gente era otro, radicalmente distinto al de la actualidad. Era una vida muy plegada al ritmo de la naturaleza y no contaban con esa cantidad de comodidades, de facilidades que hacen la vida moderna más cómoda pero también más complicada.
Entonces el ayuno y la privación de sueño eran como cortes en el modo de vida de aquella gente, que les llamaban a las realidades espirituales, a las verdades eternas del hombre, a un cambio de vida.
Hoy día el ayuno, en realidad, no nos dice demasiado y, de hecho, en la disciplina de la Iglesia ha variado. Días de ayuno obligatorio son sólo el Miércoles de Ceniza y el Viernes Santo. Después está la abstinencia de carne que tampoco nos daña demasiado porque no comemos carne todos los días, por distintas razones que no son precisamente espirituales.
Pero, recordemos que el ayuno significaba introducir un elemento que llamara la atención, que despegara a la gente del ritmo de vida habitual ¿a dónde tendríamos que apuntar en todo caso? Ya el Papa León el Grande, a principios del Siglo V decía en cuanto al ayuno cuaresmal que lo importante no era tanto privarse de alimentos como privarse de los vicios.
Hagamos una traducción a la actualidad: ¿qué cosas, hoy día, nos atrapan excesivamente, nos imponen un ritmo vertiginoso, una rutina que nos hace olvidar de las cosas de Dios, de las cosas trascendentes? ¿Qué elementos debiéramos introducir en la manera de pensar y de vivir como para que nos llamemos la atención a nosotros mismos y nos volvamos a Dios?.
Yo les propondría esto: fijarnos en qué adicciones se nos han incorporado a la vida y se han apegado nuestro corazón, nuestras costumbres, nuestras manías. Y cuando digo adicciones, una palabra que parece terrible, no estoy pensando necesariamente en el alcoholismo o la droga sino en tantas cosas que se nos han hecho necesarias y que no son esenciales.
Por otra parte, hoy día se habla de adicción informática, la adicción a la computadora, adicción al teléfono celular… ¿Cuánta gente, chicos y no solo chicos, viven pendientes del Facebook o del Twitter y están toda la vida en eso y van desarrollando una existencia más virtual que real? ¿Cuántas cosas se les pasan inadvertidas?.
Uno se puede preguntar: ¿Qué tiene que ver Dios con todo eso? Pues yo propondría entonces que hagamos en esta Cuaresma el ejercicio de reconocer nuestras propias adicciones, aquellos apegos desordenados, excesivos, que van quitándonos la atención a lo esencial, y especialmente a Dios.
Hagamos el esfuerzo de poner allí el ayuno y ayunemos de ellos. Adquiramos una cierta moderación en el uso de tantas cosas que además, son cosas que cuestan; ahorrando allí podríamos aplicarlo a la limosna, es decir al ejercicio de la caridad.
Espero que les sirva esta reflexión y que el tramo que nos queda de la Cuaresma pueda sernos útil.

Mons. Héctor Aguer, arzobispo de La Plata

jueves, 8 de marzo de 2012

Una valenciana defiende ante la ONU el valor de la maternidad


VALENCIA, 3 (EUROPA PRESS)

Una mujer valenciana casada y madre de cuatro hijos, que ha sido despedida en dos ocasiones de su trabajo en sendas multinacionales por estar embarazada, viajará este domingo a Nueva York invitada por varias ONG católicas para defender ante la ONU el valor de la maternidad y la no discriminación de las embarazadas.

Según ha informado el Arzobispado en un comunicado, María Carmen Mateu es presidenta del Instituto de Política Familiar (IPF) de la Comunitat Valenciana y actuará como ponente ante la Organización de Naciones Unidas (ONU), donde ya intervino en 2010, ante la Comisión Ejecutiva de la Mujer.

Mateu ha lamentado que "desde hace tiempo, se vincula la salud materna con el 'derecho' al aborto y a la planificación familiar, y la mayoría de los fondos destinados al cumplimiento de este objetivo se destinan a que las mujeres no tengan hijos", aunque a su juicio, estos fondos deberían destinarse "a que las mujeres, en particular, y las familias, en general, puedan tener el número de hijos que deseen mediante unas políticas de apoyo a la natalidad, y no de sustento del aborto".

Además, ha destacado que la celebración del Día Internacional de la Mujer, el próximo 8 de marzo, "es un buen momento para resaltar el indispensable papel de las mujeres como madres, esposas, en el hogar, así como trabajadoras fuera del hogar".

"Es esencial reconocer no solo el trabajo remunerado, sino también el trabajo no remunerado de las mujeres en la casa: son las dos caras de una misma moneda, y su labor en ambos papeles es fundamental", ha agregado Mateu.

En una entrevista, recuerda cómo fue "despedida de dos multinacionales por ser madre" y detalla que incluso en la última el motivo del despido fue "por estar embarazada". Sin embargo, Mateu asegura que da gracias a Dios por esos despidos "porque han sido la forma en la que he entendido el valor de la maternidad, lo importante que es estar abierta a los planes de Dios". "En esos momentos no coincidían con los míos pero ahora veo que debo dar las gracias porque entiendo que eran los planes que él tenía reservados para mí", ha concluido.

martes, 6 de marzo de 2012

EN LA PARROQUIA SE APRENDE A VIVIR LA PROPIA FE EN EL 'NOSOTROS' DE LA IGLESIA

Ciudad del Vaticano, 4 de marzo de 2012 (VIS).-Benedicto XVI, como obispo de Roma, visitó hoy la parroquia romana de San Juan Bautista de la Salle, en el Torrino, zona sur de la capital donde viven muchas parejas jóvenes.


A su llegada, el Papa fue saludado por los niños que reciben la catequesis parroquial y recibió algunos regalos que le habían preparado.


En la homilía, el Santo Padre, recordando este momento, dijo: “Somos realmente familia de Dios y el hecho de que veáis en el Papa también al “papá”, es para mí muy bonito y me da ánimos. Pero tenemos que pensar que el Papa no es la última instancia; la última instancia es el Señor, a quien miramos para percibir y entender -en la medida de lo posible- algo del mensaje de este segundo domingo de Cuaresma”.


Benedicto XVI explicó, en este sentido, el Evangelio de hoy, que narra la Transfiguración. “Jesús-dijo- lleva consigo a los tres discípulos (Pedro, Santiago y Juan) para ayudarles a entender que el camino para llegar a la gloria, el camino del amor luminoso que vence las tinieblas, pasa por la entrega total de sí mismo, pasa a través del escándalo de la Cruz (…) La transfiguración es un momento anticipado de luz que nos ayuda, también a nosotros, a contemplar la pasión de Jesús con la mirada de la fe. Es, efectivamente, un misterio de dolor, pero es también la 'pasión bendita', porque ,en su núcleo, es un misterio del amor extraordinario de Dios; es el éxodo definitivo que nos abre la puerta hacia la libertad y la novedad de la Resurrección, de la salvación del mal”.
“Como los tres apóstoles del Evangelio -prosiguió- también nosotros necesitamos subir al monte de la Transfiguración para recibir la luz de Dios, para que su rostro ilumine el nuestro. Y es en la oración personal y comunitaria donde encontramos al Señor no como una idea o una propuesta moral, sino como una Persona que quiere relacionarse con nosotros, ser amigo nuestro y renovar nuestra vida para hacerla como la suya”.
Después, dirigiéndose a los parroquianos, agregó: “No esperemos que otros vengan a traer mensajes diversos, que no conducen a la vida verdadera: haceos vosotros misioneros de Cristo para los hermanos, allí donde viven, trabajan, estudian o transcurren el tiempo libre. (…) La fe se vive juntos y la parroquia es un lugar donde se aprende a vivir la propia fe en el 'nosotros' de la Iglesia”.


También habló el Papa del próximo Año de la Fe, manifestando el deseo de que sea “una ocasión propicia (…) para que crezca y se consolide la experiencia de la catequesis sobre las grandes verdades de la fe cristiana para (…) conocer y profundizar el Credo de la Iglesia y superar ese 'analfabetismo' religioso que es uno de los grandes problemas de nuestra época”.

“Del Tabor, el monte de la transfiguración -concluyó el pontífice-, el itinerario cuaresmal nos lleva hasta el Gólgota, monte del sacrificio supremo de amor del único Sacerdote de la nueva y eterna alianza. En ese sacrificio está encerrada la fuerza más grande de transformación del ser humano y de la historia. Asumiendo sobre sí todas las consecuencias del mal y del pecado, Jesús resucitó al tercer día como vencedor de la muerte y del Maligno.


La Cuaresma nos prepara a participar personalmente en este gran misterio de la fe que celebraremos en el triduo de la pasión, muerte y resurrección de Cristo”.

Ordena matar antes de nacer a uno de sus hijos gemelos enfermo y el «médico» mata al sano

La mujer acudió allí después de que el ginecólogo que atendía su embarazo, que logró por fecundación in vitro al octavo intento, le informara de que uno de sus gemelos padecía una “cardiopatía fetal grave” denominada “truncus arterioso”.

Esta patología es una malformación consistente en la existencia de una comunicación ventrículo-arterial única, que da origen a las arterias sistémicas, pulmonares y coronarias. El tronco arterial común se encuentra cabalgado entre ambos ventrículos y se asocia siempre a una comunicación intraventricular.

Este hecho, ha explicado Gema, la mujer entonces embarazada, provocaba que este feto fuese inviable. “Por lo que mi marido y yo decidimos abortar al bebé enfermo por la mala calidad de vida que iba a tener y para que así el otro bebé sano cogiera más peso y creciera mejor”, ha precisado.

El Comité de Interrupción Voluntaria del Embarazo del Hospital Puerta del Mar de Cádiz, donde era atendida la mujer, autorizó el aborto de este feto en una clínica concertada con el SAS de Sevilla, a la que la mujer se dirigió con su marido.

"¿El de la derecha o el de la izquierda?"
En diciembre de 2011, la gestante fue atendida por un ginecólogo, al que le aportaron toda la documentación que traían del Puerta del Mar sobre el feto que traía afecto de truncus.

"Comentándole que el ginecólogo le había comunicado que era el segundo gemelo el que estaba enfermo, a lo que el médico le preguntó si era el de la izquierda o el de la derecha", y a lo que la joven gaditana le contestó que "él era el médico" y que lo desconocía pero que "estaría en la historia clínica que le entregaba".

"Entonces el doctor me hizo allí mismo una ecografía, y tras la misma, me dijo que ahora todo lo veía muy claro y que ya sabía cuál era el mellizo que estaba enfermo. Mi marido y yo le preguntamos hasta en cinco ocasiones que si lo tenía claro y el nos dijo que sí", ha relatado Gema.

Acto seguido, realizó una fetolisis selectiva --pinchar con una aguja fina, larga, hueca, a través de la barriga-- al supuesto gemelo enfermo para matarle.

A su vuelta al Hospital Puerta del Mar de Cádiz, y tras una ecografía, "se percataron que habían pinchado al feto sano y que el feto con el problema del corazón seguía vivo en el interior. No me lo creía".

La situación de la futura madre se tornó dramática. "Lloré muchísimo, me quería morir, después de tantos años intentándolo y de seis meses que estaba ya, no me podía creer que un médico cometiese este fallo tan gordo", ha relatado angustiada Gema.

Pide una indemnización
A la vista de todos estos hechos, han presentado una reclamación patrimonial por valor de 214.000 euros ante por una "grave negligencia médica" por parte de la primera clínica abortiva de Sevilla que, a su parecer, practicó "erróneamente" el aborto selectivo al feto que no portaba la dolencia, y que tenía 20 semanas y un día de gestación en el momento de la intervención que ahora denuncian.

Con respecto a la cifra económica, Gema ha aclarado que nadie le puede pagar "el dolor tan grande" por el que ha pasado. A su vez, ha precisado que con el dinero de la indemnización, en el caso de que el proceso le sea favorable, "todo será para pagar los costosos tratamientos a los que me quiero someter para volver a intentar ser madre".

Además, los servicios jurídicos de Gema aluden a lo gravoso de este caso, por cuanto "era un bebé muy deseado después de ocho abortos frustrados", a lo que agregan "la dificultad de quedarse embarazada en el futuro, no sólo porque en 2008 perdió una de las trompas de Falopio, sino porque en la actualidad cuenta con 36 años de edad y su edad fértil va decreciendo día a día".

viernes, 2 de marzo de 2012

"Mi hermano, el Papa"


Un relato que nos cuenta con franqueza la vida privada del Pontífice
29 de febrero de 2012 a las 19:05
Nadie conoce mejor al papa Benedicto XVI, nadie está más cerca de él que su propio hermano. En entrevista con el periodista Michael Hesemann (que en España publica en estos días San Pablo), Georg Ratzinger nos cuenta con franqueza la vida privada del pastor supremo de la Iglesia: cómo era su hermano Joseph en su niñez y cómo encontró el camino hacia la fe, cómo superó la familia el infierno del nacionalsocialismo y de la guerra, por qué surgió en él el deseo de servir a la Iglesia y cómo asumió a lo largo de toda su vida, con conciencia del deber y con alegría, los desafíos de los ministerios que le fueron confiados.

Juntos pasaron su infancia, juntos fueron ordenados sacerdotes, y hasta el día de hoy hablan casi a diario por teléfono. Georg Ratzinger es la persona de confianza más cercana del papa Benedicto XVI, su amigo y hermano.

En conversación con Michael Hesemann revela ahora el lado privado del Santo Padre. Relata los años despreocupados de su infancia en la Alta Baviera y el temprano cobijo en la fe. Describe cómo ambos hermanos superaron el infausto período de la II Guerra mundial, para proseguir después sin vacilaciones su formación eclesiástica: Georg se dedicó a la música sacra, Joseph siguió su afán de saber y se sumergió con pasión en los estudios teológicos, llegando a ser prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe. Pero la prueba más difícil estaba aún por llegar: en 2005, el cardenal Joseph Ratzinger fue elegido papa.

Mons. Georg Ratzinger, nacido en 1924 en Pleiskirchen, cerca de Altötting, entró en 1946 en el seminario de la archidiócesis de Múnich y Frisinga y estudió música sacra. En 1951 fue ordenado sacerdote junto con su hermano Joseph, el actual papa Benedicto XVI. De 1964 a 1994 fue maestro de capilla en la catedral de Ratisbona y director del mundialmente célebre coro de niños Regensburger Domspatzen. Actualmente vive en Ratisbona, donde es canónigo.

Michael Hesemann, nacido en 1964, estudió Historia en Gotinga y es un exitoso escritor y periodista de nivel internacional, especializado en temas de historia de la Iglesia. Es colaborador free lance del periódico Vatican Magazin y vive en Düsseldorf y en Roma. Su último libro publicado se titula Das Bluttuch Christi. Wissenschaftler auf den Spuren der Auferstehung (El sudario de Cristo. Científicos tras las huellas de la resurrección).

Para más información, pincha aquí:
http://www.youtube.com/watch?v=r5ulXYeUMJc&feature=relmfu

jueves, 1 de marzo de 2012

Argentinos veneran gota de sangre de Juan Pablo II



BUENOS AIRES, 01 Mar. 12 / 03:49 am - La parroquia San Bernardo de la Diócesis de San Roque, en la provincia de Chaco (Argentina), posee desde el 25 de febrero una reliquia de primer grado del Beato Juan Pablo II, consistente en una gota de sangre.

Con una multitudinaria presencia de fieles que llegaron de distintos puntos de la provincia y autoridades argentinas, la reliquia del beato fue entronizada en una Eucaristía presidida por el Obispo de San Roque, Mons. Hugo Nicolás Barbaro, junto a otros siete sacerdotes.

Al término de la Misa se rezó un Rosario para recordar en forma especial a Juan Pablo II, quien siempre habló del rosario como su "oración preferida". Luego los sacerdotes y los fieles pudieron venerar la reliquia.

Finalmente, Mons. Barbaro se dirigió a colocar la reliquia en el espacio preparado especialmente para su veneración por todos los fieles y donde quedará para siempre.

El párroco de San Bernardo, P. Ireneo Kliche, definió el acontecimiento como "un compromiso con nuestra fe".

La reliquia fue traída de Polonia por el P. Ireneo Kliche, quien en una visita a su país natal el año pasado, conversó sobre este pedido con el arzobispo de Cracovia, Mons. Stanislao Dziwisz, quien fue durante muchos años secretario personal de Juan Pablo II.

"(Mons. Dziwisz) accedió y trajo esta gracia especial para nuestra parroquia y para la diócesis, que tiene a su disposición esta reliquia para ver, tocar y pedir intercesión", señaló el P. Kliche.