viernes, 30 de octubre de 2015

Papa Francisco en Santa Marta: Jesús no era un curandero

(RV).- «Dios se compadece por cada uno de nosotros y por la humanidad,  ha mandado a su Hijo, nuestro Señor Jesús para sanarla, para regenerarla, para renovarla», recordó el Papa Francisco en su homilía de la Misa, en la Capilla de la Casa de Santa Marta, que centró en la compasión de Dios.
El Santo Padre habló en español y puso de relieve que la compasión de Dios no tiene nada que ver con el tener lástima:
«Es interesante que en la parábola, que todos conocemos del hijo pródigo, se dice que cuando el padre – que es la figura de Dios que perdona – ve venir a su hijo se compadeció. La compasión de Dios no es tener lástima, no tiene nada que ver una cosa con la otra».
Puedo tener lástima de un perro que se está muriendo, pero la compasión de Dios, -  explicó el Papa -  es meterse en el corazón del otro, con corazón de Padre, por eso envió a su Hijo:
«Jesús curaba a la gente pero no era un curandero. Curaba a la gente como signo, además de curarla en serio, pero como signo de esa compasión de Dios, para salvar. Para volver a poner en su sitio. A la oveja perdida, en el corral… la moneda perdida, para aquella señora, en el monedero…
¡Dios se compadece! ¡Dios apuesta su corazón de Padre! ¡Apuesta su corazón por cada uno de nosotros! ¡Cuando Dios perdona, perdona como Padre! No como un empleado judicial, que lee un expediente y dice: sí, realmente puede ser absuelto, porque no hay materia tal…
¡Dios perdona de adentro! ¡Perdona porque se metió en el corazón de esa persona!»
Jesús ha sido enviado por el Padre para «traer la Buena Nueva, para liberar al que se siente oprimido», volvió a recordar el Obispo de Roma, para luego hacer hincapié en que Jesús ha sido enviado por el Padre para «meterse en cada uno de nosotros, liberándonos de nuestros pecados, de nuestros males y para llevarlos»:
«Y esto es lo que hace un cura: conmoverse, comprometerse con la vida de la gente. Porque un cura es sacerdote como Jesús es sacerdote. ¡Cuántas veces después nos tuvimos que ir a confesar! Pero ¡cuántas veces criticamos a los curas que no les interesa lo que les pasa que a sus feligreses, que no se preocupan. No, no es un buen cura, decimos. Un buen cura es el que se mete».
Un buen cura es el que se implica en todos los problemas humanos, volvió a señalar el Papa Francisco, que saludó al Card. Javier Lozano Barragán, que participó en la Misa, en ocasión de sus 60 años de sacerdocio. El Santo Padre se refirió al servicio que el purpurado mexicano ha ofrecido a la Iglesia y agradeció en particular su empeño en el dicasterio para los Agentes Sanitarios: «al servicio que la Iglesia brinda a los enfermos» - dijo. Y dando gracias a Dios por estos 60 años de sacerdocio, añadió que son un regalo que el Señor concede al Card. Barragán.

miércoles, 28 de octubre de 2015

(Radio Vaticana).- “El Señor desea que todos los hombres se reconozcan hermanos y vivan como tales, formando la gran familia humana en la armonía de la diversidad”, afirma Francisco en la catequesis del 28 de octubre de 2015, en el 50 aniversario de la Declaración del Concilio Vaticano II Nostra aetate, sobre las relaciones de la Iglesia con las religiones no cristianas. "A causa de la violencia y del terrorismo se ha difundido una actitud de sospecha y hasta de condena de las religiones… Es necesario mirar los valores positivos que estas viven y proponen y que son fuente de esperanza". jesuita Guillermo Ortiz Texto completo del resumen de la Catequesis en español "Queridos hermanos y hermanas: Doy la bienvenida y agradezco a todas las personas y grupos de diversas religiones presentes en este encuentro para recordar juntos el 50 aniversario de la Declaración del Concilio Vaticano II Nostra aetate sobre las relaciones de la Iglesia con las religiones no cristianas. Con este importante documento, la Iglesia manifestaba su aprecio y estima por los creyentes de todas las religiones y todo lo que de bueno y de hermoso hay en ellas. En estos últimos años han sido numerosas las iniciativas, las relaciones institucionales o personales con las religiones no cristianas, encaminadas a promover la amistad y la unión entre los hombres. El Señor desea que todos los hombres se reconozcan hermanos y vivan como tales, formando la gran familia humana en la armonía de la diversidad". "El mundo nos mira a nosotros los creyentes, nos llama a colaborar entre nosotros y con los hombres y las mujeres de buena voluntad que no profesan alguna religión. Es importante continuar con un diálogo interreligioso abierto y respetuoso, que ayude a conocerse más y afrontar juntos muchos de los problemas que afligen a la humanidad, como el servicio a los pobres, a los excluidos, a los ancianos, la acogida a los emigrantes, el cuidado de la creación, así como asegurar a todas las personas una vida más digna. Debemos dejar un mundo mejor de cómo lo hemos encontrado. Y para favorecer este diálogo lo más importante que podemos hacer es rezar. La oración: cada religión según su propia tradición. Con el Señor todo es posible".

(Radio Vaticana).- “El Señor desea que todos los hombres se reconozcan hermanos y vivan como tales, formando la gran familia humana en la armonía de la diversidad”, afirma Francisco en la catequesis del 28 de octubre de 2015, en el 50 aniversario de la Declaración del Concilio Vaticano II Nostra aetate, sobre las relaciones de la Iglesia con las religiones no cristianas. "A causa de la violencia y del terrorismo se ha difundido una actitud de sospecha y hasta de condena de las religiones… Es necesario mirar los valores positivos que estas viven y proponen y que son fuente de esperanza". jesuita Guillermo Ortiz
Texto completo del resumen de la Catequesis en español
"Queridos hermanos y hermanas: Doy la bienvenida y agradezco a todas las personas y grupos de diversas religiones presentes en este encuentro para recordar juntos el 50 aniversario de la Declaración del Concilio Vaticano II Nostra aetate sobre las relaciones de la Iglesia con las religiones no cristianas. Con este importante documento, la Iglesia manifestaba su aprecio y estima por los creyentes de todas las religiones y todo lo que de bueno y de hermoso hay en ellas. En estos últimos años han sido numerosas las iniciativas, las relaciones institucionales o personales con las religiones no cristianas, encaminadas a promover la amistad y la unión entre los hombres. El Señor desea que todos los hombres se reconozcan hermanos y vivan como tales, formando la gran familia humana en la armonía de la diversidad".
"El mundo nos mira a nosotros los creyentes, nos llama a colaborar entre nosotros y con los hombres y las mujeres de buena voluntad que no profesan alguna religión. Es importante continuar con un diálogo interreligioso abierto y respetuoso, que ayude a conocerse más y afrontar juntos muchos de los problemas que afligen a la humanidad, como el servicio a los pobres, a los excluidos, a los ancianos, la acogida a los emigrantes, el cuidado de la creación, así como asegurar a todas las personas una vida más digna. Debemos dejar un mundo mejor de cómo lo hemos encontrado. Y para favorecer este diálogo lo más importante que podemos hacer es rezar. La oración: cada religión según su propia tradición. Con el Señor todo es posible".
MAS: http://es.radiovaticana.va/news/2015/10/28/continuar_con_un_di%C3%A1logo_interreligioso_abierto_y_respetuoso/1182544

Continuar con un diálogo interreligioso abierto y respetuoso, es la invitación del Papa en la catequesis

(Radio Vaticana).- “El Señor desea que todos los hombres se reconozcan hermanos y vivan como tales, formando la gran familia humana en la armonía de la diversidad”, afirma Francisco en la catequesis del 28 de octubre de 2015, en el 50 aniversario de la Declaración del Concilio Vaticano II Nostra aetate, sobre las relaciones de la Iglesia con las religiones no cristianas. "A causa de la violencia y del terrorismo se ha difundido una actitud de sospecha y hasta de condena de las religiones… Es necesario mirar los valores positivos que estas viven y proponen y que son fuente de esperanza". jesuita Guillermo Ortiz
Texto completo del resumen de la Catequesis en español
"Queridos hermanos y hermanas: Doy la bienvenida y agradezco a todas las personas y grupos de diversas religiones presentes en este encuentro para recordar juntos el 50 aniversario de la Declaración del Concilio Vaticano II Nostra aetate sobre las relaciones de la Iglesia con las religiones no cristianas. Con este importante documento, la Iglesia manifestaba su aprecio y estima por los creyentes de todas las religiones y todo lo que de bueno y de hermoso hay en ellas. En estos últimos años han sido numerosas las iniciativas, las relaciones institucionales o personales con las religiones no cristianas, encaminadas a promover la amistad y la unión entre los hombres. El Señor desea que todos los hombres se reconozcan hermanos y vivan como tales, formando la gran familia humana en la armonía de la diversidad".
"El mundo nos mira a nosotros los creyentes, nos llama a colaborar entre nosotros y con los hombres y las mujeres de buena voluntad que no profesan alguna religión. Es importante continuar con un diálogo interreligioso abierto y respetuoso, que ayude a conocerse más y afrontar juntos muchos de los problemas que afligen a la humanidad, como el servicio a los pobres, a los excluidos, a los ancianos, la acogida a los emigrantes, el cuidado de la creación, así como asegurar a todas las personas una vida más digna. Debemos dejar un mundo mejor de cómo lo hemos encontrado. Y para favorecer este diálogo lo más importante que podemos hacer es rezar. La oración: cada religión según su propia tradición. Con el Señor todo es posible".
MAS: http://es.radiovaticana.va/news/2015/10/28/continuar_con_un_di%C3%A1logo_interreligioso_abierto_y_respetuoso/1182544

martes, 27 de octubre de 2015

La alabanza

Predicación de P. Antonio Miyares, sacerdote consiliario de Fe y Vida, sobre la alabanza. 

Los gitanos con Francisco: “El Papa ha hecho mucho por el mundo gitano”

(RV).- Mucho arte, fe, cante, palmas, el pueblo gitano se vistió de gala para estar cerca del Papa Francisco en el Vaticano. La emoción se sentía a flor de piel y muchos no pudieron aguantarse y saltaron las rejas de seguridad para saludar al Obispo de Roma. “El pueblo gitano es muy católico y tiene un corazón muy grande”, asegura  Amparo, una peregrina llegada desde Albacete quien también nos explica que su tío vino hace 50 años al encuentro con el Papa Pablo VI a Italia en un viaje de más de 40 horas en furgoneta desde Albacete.
Después del discurso que dio el Papa Francisco en la audiencia, fieles de la diócesis de Cádiz pidieron al mundo -a través del micrófono de la Radio del Papa- que se tenga compasión con el pueblo gitano y que se les de la oportunidad para darse a conocer.
Hablamos también con Mons. Pedro Puente, Prelado de Honor del Papa, quien lleva más de 46 años trabajando con la pastoral Gitana en España y quien asegura que hay muchos estereotipos negativos que dificultan el trabajo de integración del pueblo gitano. 
MAS: http://es.radiovaticana.va/news/2015/10/26/pedimos_comprensi%C3%B3n_y_misericordia,_fieles_gitanos_en_el_v/1182219

domingo, 25 de octubre de 2015

¡Animo, levántate! Con la invitación del Evangelio el Papa clausura el Sínodo

(RV).-  La mañana del 25 de octubre, XXX domingo del tiempo ordinario, el Santo Padre Francisco celebró la Santa Misa por la conclusión de la XIV Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos. El Obispo de Roma empezó su homilía notando que las tres lecturas del día nos presentan la compasión de Dios, "su paternidad, que se revela definitivamente en Jesús". “Hay un detalle interesante. Jesús pide a sus discípulos ir a llamar a Bartimeo. Ellos se dirigen al ciego usando dos expresiones, que solamente Jesús utiliza en el resto del Evangelio. En primer lugar le dicen: ‘¡Animo!’, con una palabra que literalmente significa ‘¡ten confianza!’. En efecto, solamente el encuentro con Jesús da al hombre la fuerza para enfrentar las situaciones más graves. La segunda expresión es ‘¡Levántate!’, como Jesús había dicho a tantos enfermos, tomándoles de la mano y sanándolos”.
“Los suyos no hacen otra cosa que repetir las palabras alentadoras y liberadoras de Jesús, conduciéndolo directamente hacia Él.  A esto son llamados los discípulos de Jesús, también hoy, especialmente hoy: a poner  al hombre en contacto con la Misericordia que salva”.
Al exclamar que “hoy es tiempo de misericordia” el Papa agradeció a los sinodales por el “camino compartido con la mirada puesta en el Señor y en los hermanos, en la búsqueda de los senderos que el Evangelio indica a nuestro tiempo para anunciar el misterio de amor de la familia”. “Sigamos el camino que el Señor desea”, invitó a todos Francisco. 
Texto y audio de la homilía del Santo Padre Francisco de la Santa Misa conclusiva del Sínodo de los Obispos
Las tres lecturas de este domingo nos presentan la compasión de Dios, su paternidad, que se revela definitivamente en Jesús.
El profeta Jeremías, en pleno desastre nacional, mientras el pueblo estaba deportado por los enemigos, anuncia que «el Señor ha salvado a su pueblo, ha salvado al resto de Israel» (31,7). Y ¿por qué lo hizo? Porque él es Padre (cf. v. 9); y como el Padre cuida de sus hijos, los acompaña en el camino, sostiene a los «ciegos y cojos, lo mismo preñadas que paridas» (31,8). Su paternidad les abre una vía accesible, una forma de consolación después de tantas lágrimas y tantas amarguras. Si el pueblo permanece fiel, si persevera en buscar a Dios incluso en una tierra extranjera, Dios cambiará su cautiverio en libertad, su soledad en comunión: lo que hoy siembra el pueblo con lágrimas, mañana lo cosechará con la alegría (cf. Sal 125,6 ).
Con el Salmo, también nosotros hemos expresado la alegría, que es fruto de la salvación del Señor: «La boca se nos llenaba de risas, la lengua de cantares» (v. 2). El creyente es una persona que ha experimentado la acción salvífica de Dios en la propia vida. Y nosotros, los pastores, hemos experimentado lo que significa sembrar con fatiga, a veces llorando, y alegrarnos por la gracia de una cosecha que siempre va más allá de nuestras fuerzas y de nuestras capacidades.
El pasaje de la Carta a los Hebreos nos ha presentado la compasión de Jesús. También él «está envuelto en debilidades» (5,2), para sentir compasión por quienes yacen en la ignorancia y en el error. Jesús es el Sumo Sacerdote grande, santo, inocente, pero al mismo tiempo es el Sumo Sacerdote que ha compartido nuestras debilidades y ha sido puesto a prueba en todo como nosotros, menos en el pecado (cf. 4,15). Por eso es el mediador de la nueva y definitiva alianza que nos da salvación.
El Evangelio de hoy nos remite directamente a la primera Lectura: así como el pueblo de Israel fue liberado gracias a la paternidad de Dios, también Bartimeo fue liberado gracias a la compasión de Jesús que acababa de salir de Jericó. A pesar de que apenas había emprendido el camino más importante, el que va hacia Jerusalén, se detiene para responder al grito de Bartimeo. Se deja interpelar por su petición, se deja implicar en su situación. No se contenta con darle limosna, sino que quiere encontrarlo personalmente. No le da indicaciones ni respuestas, pero hace una pregunta: «¿Qué quieres que haga por ti»? (Mc 10,51). Podría parecer una petición inútil: ¿Qué puede desear un ciego si no es la vista? Sin embargo, con esta pregunta, hecha «de tú a tú», directa pero respetuosa, Jesús muestra que desea escuchar nuestras necesidades. Quiere un coloquio con cada uno de nosotros sobre la vida, las situaciones reales, que no excluya nada ante Dios. Después de la curación, el Señor dice a aquel hombre: «Tu fe te ha salvado» (v. 52). Es hermoso ver cómo Cristo admira la fe de Bartimeo, confiando en él. Él cree en nosotros más de lo que nosotros creemos en nosotros mismos.
Hay un detalle interesante. Jesús pide a sus discípulos que vayan y llamen a Bartimeo. Ellos se dirigen al ciego con dos expresiones, que sólo Jesús utiliza en el resto del Evangelio. Primero le dicen: «¡Ánimo!», una palabra que literalmente significa «ten confianza, anímate». En efecto, sólo el encuentro con Jesús da al hombre la fuerza para afrontar las situaciones más graves. La segunda expresión es «¡levántate!», como Jesús había dicho a tantos enfermos, llevándolos de la mano y curándolos. Los suyos no hacen más que repetir las palabras de alentadoras y liberadoras de Jesús, guiando hacia él directamente, sin sermones. Los discípulos de Jesús están llamados a esto, también hoy, especialmente hoy: a poner al hombre en contacto con la misericordia compasiva que salva. Cuando el grito de la humanidad, como el de Bartimeo, se repite aún más fuerte, no hay otra respuesta que hacer nuestras las palabras de Jesús y sobre todo imitar su corazón. Las situaciones de miseria y de conflicto son para Dios ocasiones de misericordia. Hoy es tiempo de misericordia.
Pero hay algunas tentaciones para los que siguen a Jesús. El Evangelio de hoy destaca al menos dos. Ninguno de los discípulos se para, como hace Jesús. Siguen caminando, pasan de largo como si nada hubiera sucedido. Si Bartimeo era ciego, ellos son sordos: aquel problema no es problema suyo. Este puede ser nuestro riesgo: ante continuos apuros, es mejor seguir adelante, sin preocuparse. De esta manera, estamos con Jesús como aquellos discípulos, pero no pensamos como Jesús. Se está en su grupo, pero se pierde la apertura del corazón, se pierde la maravilla, la gratitud y el entusiasmo, y se corre el peligro de convertirse en «habituales de la gracia». Podemos hablar de él y trabajar para él, pero vivir lejos de su corazón, que está orientado a quien está herido. Esta es la tentación: una «espiritualidad del espejismo». Podemos caminar a través de los desiertos de la humanidad sin ver lo que realmente hay, sino lo que a nosotros nos gustaría ver; somos capaces de construir visiones del mundo, pero no aceptamos lo que el Señor pone delante de nuestros ojos. Una fe que no sabe radicarse en la vida de la gente permanece árida y, en lugar oasis, crea otros desiertos.
Hay una segunda tentación, la de caer en una «fe de mapa». Podemos caminar con el pueblo de Dios, pero tenemos nuestra hoja de ruta, donde entra todo: sabemos dónde ir y cuánto tiempo se tarda; todos deben respetar nuestro ritmo y cualquier inconveniente nos molesta. Corremos el riesgo de hacernos como aquellos «muchos» del Evangelio, que pierden la paciencia y reprochan a Bartimeo. Poco antes habían reprendido a los niños (cf. 10,13), ahora al mendigo ciego: quien molesta o no tiene categoría, ha de ser excluido. Jesús, por el contrario, quiere incluir, especialmente a quienes están relegados al margen y le gritan. Estos, como Bartimeo, tienen fe, porque saberse necesitados de salvación es el mejor modo para encontrar a Jesús.
Y, al final, Bartimeo se puso a seguir a Jesús en el camino (cf. v. 52). No sólo recupera la vista, sino que se une a la comunidad de los que caminan con Jesús. Queridos hermanos sinodales, hemos caminado juntos. Les doy las gracias por el camino que hemos compartido con la mirada puesta en el Señor y en los hermanos, en busca de las sendas que el Evangelio indica a nuestro tiempo para anunciar el misterio de amor de la familia. Sigamos por el camino que el Señor desea. Pidámosle a él una mirada sana y salvada, que sabe difundir luz porque recuerda el esplendor que la ha iluminado. Sin dejarnos ofuscar nunca por el pesimismo y por el pecado, busquemos y veamos la gloria de Dios que resplandece en el hombre viviente.
MAS: http://es.radiovaticana.va/news/2015/10/25/con_la_invitaci%C3%B3n_del_evangelio_el_papa_clausura_el_s%C3%ADnodo/1181901

viernes, 23 de octubre de 2015

Leer los signos de los tiempos fieles al Evangelio

(RV).- “Los tiempos cambian y nosotros los cristianos debemos cambiar continuamente”, con libertad y en la verdad de la fe. Lo afirmó el Papa Francisco en su homilía de la Misa matutina celebrada en la capilla de la Casa de Santa Marta
El Pontífice reflexionó sobre el discernimiento que la Iglesia debe hacer viendo los “signos de los tiempos”, sin ceder a la comodidad del conformismo, sino dejándose inspirar por la oración.
Los tiempos hacen lo que deben: cambian. Y los cristianos deben hacer lo que quiere Cristo, a saber: evaluar los tiempos y cambiar con ellos, permaneciendo “firmes en la verdad del Evangelio”. Lo que no se admite es el tranquilo conformismo que, de hecho, hace que permanezcamos inmóviles.
Sabiduría cristiana
Inspirándose en un pasaje de la Carta de San Pablo a los Romanos, el Santo Padre explicó que el Apóstol predica con “mucha fuerza la libertad que nos ha salvado del pecado”. Mientras el Evangelio relata que Jesús habla de los “signos de los tiempos” definiendo hipócritas a quienes saben comprenderlos pero no hacen lo mismo con el tiempo del Hijo del HombreDios nos ha creado libres y “para tener esta libertad  – afirmó el Papa – debemos abrirnos a la fuerza del Espíritu y entender bien qué cosa sucede dentro y fuera de nosotros”, usando el “discernimiento”:
“Tenemos esta libertad para juzgar lo que sucede fuera de nosotros. Pero para juzgar debemos conocer bien lo que sucede fuera de nosotros. ¿Y cómo se puede hacer esto? ¿Cómo se puede hacer esto, que la Iglesia llama ‘discernir los signos de los tiempos’? Los tiempos cambian. Es precisamente de la sabiduría cristiana conocer estos cambios, conocer los diversos tiempos y conocer los signos de los tiempos. Lo que significa una cosa y lo que significa otra cosa. Y hacer esto sin miedo, con libertad”.
Silencio, reflexión y oración
El Papa Bergoglio reconoció que no es una cosa “fácil”, porque son demasiados los condicionamientos externos que también afectan a los cristianos induciendo a muchos a un más cómodo “no hacer”:
“Este es un trabajo que nosotros no solemos hacer: nos conformamos, nos tranquilizamos con ‘me han dicho, he oído, la gente dice, he leído…’. Así estamos tranquilos… ¿Pero cuál es la verdad? ¿Cuál es el mensaje que el Señor quiere darme con aquel signo de los tiempos? Para entender los signos de los tiempos, ante todo es necesario el silencio: hacer silencio y observar. Y después reflexionar dentro de nosotros. Un ejemplo: ¿por qué hay tantas guerras ahora? ¿Por qué ha sucedido algo? Y rezar… Silencio, reflexión y oración. Sólo así podremos comprender los signos de los tiempos, y qué cosa quiere decirnos Jesús”.
Libres en la verdad del Evangelio
Y comprender los signos de los tiempos no es un trabajo exclusivo de una élite cultural. Jesús – recordó Francisco – no dice “miren cómo hacen los universitarios, miren cómo hacen los doctores, miren cómo hacen los intelectuales…”. Y subrayó que Jesús habla a los campesinos que, “en su sencillez” saben “distinguir el trigo de la cizaña”:
“Los tiempos cambian y nosotros los cristianos debemos cambiar continuamente. Debemos cambiar firmes en la fe en Jesucristo, firmes en la verdad del Evangelio, pero nuestra actitud debe  moverse continuamente según los signos de los tiempos. Somos libres. Somos libres por el don de la libertad que nos ha dado Jesucristo. Pero nuestro trabajo es mirar qué cosa sucede dentro de nosotros, discernir nuestros sentimientos, nuestros pensamientos; y ver qué cosa sucede fuera de nosotros y discernir los signos de los tiempos. Con el silencio, con la reflexión y con la oración ”.
MAS: http://es.radiovaticana.va/news/2015/10/23/papa_que_los_cristianos_lean_los_signos_de_los_tiempos/1181390

jueves, 22 de octubre de 2015

Vaticano desmiente que el Papa Francisco tenga un tumor en el cerebro

VATICANO, 21 Oct. 15 / 03:28 am (ACI/EWTN Noticias).- El vocero del Vaticano, P. Federico Lombardi, desmintió a primera hora de este miércoles que el Papa Francisco tenga un tumor en el cerebro y calificó las noticias al respecto como “totalmente infundadas”.
El periódico italiano Il Quotidiano Nazionale publicó en su edición de este miércoles que al Papa Francisco le habría sido diagnosticado una “pequeña mancha oscura en el cerebro” que correspondería a un tumor benigno. Para curarlo, dice la nota, no haría falta una intervención quirúrgica.
Dada la propagación de la noticia en las redes sociales y en otros medios de comunicación, el Vaticano ha desmentido esta información a través de su vocero, el P. Federico Lombardi.
La declaración del P. Lombardi, dada a conocer hoy, señala que “la difusión de noticias totalmente infundadas sobre la salud del Santo Padre de parte de un órgano de prensa italiano es gravemente irresponsable y no digna de atención”.
“Además y como todos ven, el Papa desarrolla siempre sin interrupción su intensísima actividad de modo absolutamente normal”.
En rueda de prensa posterior para informar del Sínodo de la Familia añadió que “ningún médico japonés (como afirmaba el periódico) ha venido al Vaticano para visitar al Papa, ni se han efectuado análisis como los indicados en el artículo".
El vocero Vaticano manifestó que “el Papa goza de buena salud, tiene algún problema en las piernas pero la cabeza le funciona perfectamente”.
Reiteró además que lo publicado "constituye un acto de grave irresponsabilidad, absolutamente injustificable e incalificable.  Y también es injustificable seguir alimentando similares informaciones infundadas. Por lo tanto se espera que este caso se cierre inmediatamente".

Karol El hombre que se convirtió en Papa

“Nuestra conversión es un trabajo de todos los días”

(RV).- El esfuerzo del cristiano está orientado a abrir la puerta del corazón al Espíritu Santo. Lo afirmó el Papa Francisco en su homilía de la Misamatutina celebrada en la capilla de la Casa de Santa Marta
El Pontífice subrayó que, para el cristiano, la conversión “es una tarea, es un trabajo de todos los días” que nos conduce al encuentro con Jesús. Y como ejemplo, Francisco relató la historia de una madre enferma de cáncer que hizo todo lo posible para vencer la enfermedad.
Porque como dijo el Papa, para el cristiano la conversión “es una tarea, un trabajo de todos los días”. El Papa Francisco se inspiró en la Primera Lectura, que corresponde a un pasaje de la Carta de San Pablo a los Romanos, para subrayar que para pasar del servicio de la iniquidad a la santificación, debemos esforzarnos cotidianamente.
No somos faquires, nuestro esfuerzo sirve para la santificación
El Papa Bergoglio observó que San Pablo utiliza “la imagen del deportista”, el hombre que “se entrena para prepararse para el partido, y hace un gran esfuerzo”. De ahí que haya afirmado: “Pero si éste para ganar un partido hace este esfuerzo, nosotros, que debemos llegar a aquella victoria grande del Cielo, ¿qué haremos?”. Por eso San Pablo nos “exhorta a ir adelante en este esfuerzo”:
“‘Ah, Padre, ¿podemos pensar que la santificación viene por el esfuerzo que yo hago, como la victoria para aquel que hace deporte viene por el entrenamiento?’. No. El esfuerzo que nosotros hacemos, este trabajo cotidiano de servir al Señor con nuestra alma, con nuestro corazón, con nuestro cuerpo, con toda nuestra vida sólo abre la puerta al Espíritu Santo. ¡Es Él quien entra en nosotros y nos salva! ¡Él es el don en Jesucristo! De lo contrario, nosotros nos pareceríamos a los faquires: no, nosotros no somos faquires. Nosotros, con nuestro esfuerzo, abrimos la puerta”.
Ir adelante, no retroceder frente a las tentaciones
Hay que ir adelante sin retroceder ante las tentaciones, lo que – reconoció el Papa – es una tarea difícil, “porque nuestra debilidad, el pecado original, el diablo, siempre nos mandan para atrás”. Y añadió que el autor de la Carta a los Hebreos “nos pone en guardia contra estas tentaciones de retroceder”, de “no ceder”. Es necesario– exhortó el Pontífice  – “ir adelante siempre: un poco cada día” incluso “cuando hay una gran dificultad”:
“Hace algunos meses, me encontré con una mujer. Joven, madre de familia – una hermosa familia – que tenía cáncer. Un cáncer feo. Pero ella se movía con felicidad, como si estuviera sana. Y hablando de esta actitud, me dijo: ‘Padre, ¡hago todo lo posible para vencer el cáncer!’. Así hace el cristiano. Nosotros que hemos recibido este don en Jesucristo y hemos pasado del pecado, de la vida de la iniquidad a la vida del don en Cristo, en el Espíritu Santo, debemos hacer lo mismo. Cada día un paso. Cada día un paso”.
Pidamos la gracia de ser buenos en el entrenamiento de la vida
Hacia el final de su homilía el Santo Padre señaló algunas tentaciones como “las ganas de hablar” contra alguien. Y en ese caso – dijo – es necesario esforzarse para callar. O – añadió –  “nos viene un poco de sueño” y no tenemos “ganas de rezar”, pero después rezamos un poco. Francisco reafirmó que debemos partir de las cosas pequeñas:
“Nos ayudan a no ceder, a no ir hacia atrás, a no volver a la iniquidad, sino a ir adelante, hacia este don, esta promesa de Jesucristo que será propiamente el encuentro con Él. Pidamos al Señor esta gracia: de ser buenos, de ser buenos en este entrenamiento de la vida hacia el encuentro, porque hemos recibido el don de la justificación, el don de la gracia, el don del Espíritu en Cristo Jesús”.
MAS:http://es.radiovaticana.va/news/2015/10/22/papa_%E2%80%9Cnuestra_conversi%C3%B3n_es_un_trabajo_de_todos_los_d%C3%ADas%E2%80%9D/1181131

miércoles, 21 de octubre de 2015

¿Qué nos impide abrirnos a la voluntad de Dios en nuestras vidas?

Luis Priede, miembro comprometido de Fe y Vida, nos muestra algunos obstáculos muy comunes que nos impiden hacer la voluntad de Dios. "Be water my friend" (21/08/15)

Es necesario restituir honor social a la fidelidad del amor que funda la familia, dijo el Papa en la catequesis

(RV).- Al celebrar la audiencia general del tercer miércoles de octubre en la Plaza de San Pedro y ante miles de fieles y peregrinos de numerosos países,  el Papa Francisco prosiguió su catequesis semanal sobre la familia, centrándose, en esta ocasión, en la fidelidad del amor.
Tras haber meditado en su catequesis anterior acerca de las importantes promesas que los padres hacen a los niños, el Santo Padre, hablando en italiano, explicó que la entera realidad familiar se funda sobre la promesa de amor y de fidelidad que el hombre y la mujer se hacen recíprocamente.
La promesa conyugal se ensancha para compartir alegrías y sufrimientos con generosa apertura 
Promesa que, como dijo el Obispo de Roma, comporta el compromiso de acoger y educar a los hijos, ocuparse de los padres ancianos y de los miembros más débiles de la familia, ayudándose mutuamente para desarrollar las propias cualidades y aceptar las limitaciones.
Promesa que, además, se ensancha para compartir las alegrías y los sufrimientos con generosa apertura, mientras, como dijo el Papa, “una familia que se cierra en sí misma es como una contradicción, una mortificación de la promesa que la hizo nacer y la hace vivir”.
Francisco también explicó que  el amor, como la amistad, deben su fuerza y su belleza al hecho de que generan un lazo sin quitar la libertad. Y reafirmó que sin la libertad no puede existir la amistad, el amor y el matrimonio.
De modo que la libertad y la fidelidad no se oponen, sino que se sostienen mutuamente, tanto en las relaciones interpersonales como en las sociales. Tanto es así que basta observar los daños que producen la inflación de promesas no mantenidas en diversos ámbitos y la indulgencia por la infidelidad a la palabra dada y a los compromisos aceptados.
El Papa Bergoglio afirmó que ninguna relación de amor, ninguna amistad, ninguna forma de querer, llega a la altura de nuestro deseo y de nuestra esperanza, si no llega a habitar “este milagro del alma”, que es la fuerza y la persuasión de la fidelidad, que no dejan de encantarnos y de sorprendernos.
Y añadió que ninguna otra escuela puede enseñar la verdad del amor, si no lo hace la familia, así como ninguna ley puede imponer la belleza y la herencia de este tesoro de la dignidad humana, si la relación personal entre amor y generación no se la escribe en nuestra carne.
Hacia el final de su catequesis el Papa pidió que Dios nos conceda estar a la altura de semejante promesa e invitó a rezar por los Padres Sinodales para que el Señor bendiga su trabajo.

Queridos hermanos y hermanas ¡buenos días!
En la meditación pasada hemos reflexionado sobre las importantes promesas que los padres hacen a los niños, desde que ellos son pensados en el amor y concebidos en el vientre.
Podemos agregar que, mirando bien, la entera realidad familiar está fundada sobre la promesa -pensemos bien esto-, la realidad familiar está fundada sobre la promesa: se puede decir que la familia vive de la promesa de amor y de fidelidad que el hombre y la mujer hacen el uno a la otra. Esta implica el compromiso de recibir y educar a los hijos; pero actúa también en el cuidado de los padres ancianos, en el proteger y cuidar los miembros más débiles de la familia, en el ayudarse el uno al otro para realizar las propias cualidades y aceptar los propios límites. Y la promesa conyugal se amplía al compartir las alegrías y los sufrimientos de todos los padres, las madres, los niños, con generosa apertura en la humana convivencia y el bien común. Una familia que se encierra en sí misma es como una contradicción, una mortificación de la promesa que la ha hecho nacer y la hace vivir. No olviden nunca. ¡La identidad de la familia siempre es una promesa que se alarga y se alarga a toda la familia y a toda la humanidad!
En nuestros días, el honor a la fidelidad de la promesa de la vida familiar aparece muy debilitada. Por una parte, por un derecho mal entendido de buscar la propia satisfacción, a toda costa y en cualquiera relación, es exaltado como un principio no negociable de la libertad. Por otra parte, porque se confían exclusivamente a la obligación de la ley los vínculos de la vida de relación y del compromiso por el bien común. Pero, en realidad, ninguno quiere ser amado solo por sus propios bienes o por obligación. El amor, como también la amistad, deben su fuerza y su belleza a este hecho: que generan un vínculo sin quitar la libertad. El amor es libre, la promesa de la familia es libre, y esta es la belleza. Sin libertad no puede haber amistad, sin libertad no hay amor, sin libertad no hay matrimonio.
Por lo tanto, libertad y fidelidad no se oponen la una a la otra, más bien se sostienen mutuamente, sea en las relaciones interpersonales, sea en las sociales. De hecho, pensamos a los daños que producen, en la civilización de la comunicación global, la inflación de promesas incumplidas, en varios campos, ¡y la indulgencia por la infidelidad a la palabra dada y a los compromisos adquiridos!
Si, queridos hermanos y hermanas, la fidelidad es una promesa de compromiso autocumplida, creciendo en la libre obediencia a la palabra dada. La fidelidad es una confianza que “quiere” ser realmente compartida, y una esperanza que “quiere” ser cultivada juntos. Y hablando de fidelidad me viene a la mente aquello que nuestros ancianos, nuestros abuelos cuentan “ay aquellos tiempos, cuando se hacía un acuerdo, un apretón de mano, era suficiente", porque había fidelidad a las promesas. Y esto que es un hecho social también tiene el origen en la familia, en el apretón de manos del hombre y de la mujer para ir hacia adelante juntos toda la vida.
La fidelidad a las promesas son ¡una verdadera obra de arte de humanidad! Si miramos a su audaz belleza, estamos asustados, pero si despreciamos su valiente tenacidad, estamos perdidos. Ninguna relación de amor -ninguna amistad, ninguna forma de querer bien, ninguna felicidad del bien común- alcanza la altura de nuestro deseo y de nuestra esperanza, si no llega a habitar este milagro del alma. Y digo “milagro”, porque la fuerza y la persuasión de la fidelidad, a pesar de todo, no terminan de encantar y de sorprendernos. El honor a la palabra dada, la fidelidad a la promesa, no se pueden comprar ni vender. No se pueden obligar con la fuerza, y ni siquiera cuidar sin sacrificio.

Ninguna otra escuela puede enseñar la verdad del amor, si la familia no lo hace. Ninguna ley puede imponer la belleza y la herencia de este tesoro de la dignidad humana, si el vínculo personal entre amor y generación no la escribe la verdad del amor en nuestra carne.
Hermanos y hermanas, es necesario restituir honor social a la fidelidad del amor, ¡restituir honor social a la fidelidad del amor!. Es necesario sustraer de la clandestinidad el milagro cotidiano de millones de hombres y mujeres que regeneran su fundamento familiar, del cual cada sociedad vive, sin estar en grado de garantizarlo en ningún otro modo. No por casualidad, este principio de la fidelidad a la promesa del amor y de la generación está escrito en la creación de Dios como una bendición perene, a la cual está confiado el mundo.
Si san Pablo puede afirmar que en el vínculo familiar está misteriosamente revelada una verdad decisiva también para el vínculo del Señor y de la Iglesia, quiere decir que la Iglesia misma encuentra aquí una bendición para cuidar y de la cual siempre aprender, antes de enseñarla y disciplinarla. Nuestra fidelidad a la promesa está aún siempre confiada a la gracia y a la misericordia de Dios. El amor por la familia humana, en las buenas y en las malas, ¡es un punto de honor para la Iglesia! Dios nos conceda estar a la altura de esta promesa. Y rezamos por los padres del Sínodo: el Señor bendiga su trabajo, realizado con fidelidad creativa, en la confianza que Él en primer lugar, el Señor, -Él en primer lugar-, es fiel a sus promesas. Gracias.
(Traducción por Mercedes De La Torre – Radio Vaticano).
MAS: http://es.radiovaticana.va/news/2015/10/21/es_necesario_restituir_honor_social_a_la_fidelidad_del_amor/1180784

martes, 20 de octubre de 2015

Los misericordiosos leones de Nerón - P. Santiago MARTIN (FM)

Lewis Hamilton, doble campeón mundial de Fórmula 1: «Mi talento es un don de Dios, soy católico»

A veces, Lewis Hamilton tiene falsos aires de Ayrton Senna, sobre todo en estilo de conducción, en su lado a veces intrépido y en su fe, que no esconde. 

En las carreras lleva un crucifijo al cuello, que toma antes de tomar el volante de su monoplaza, y reza antes del Grand Prix, el premio crucial de la temporada.

En sus brazos, también lo reflejan imponentes tatuajes: un crucifijo, Jesús, la Virgen María,…

“Mi fe es muy importante para mí”, confiesa el ahora doble campeón del mundo, que acaba de comenzar la temporada 2015 de Fórmula 1 con una victoria frente a su compañero de equipo. 

El año pasado, en el Grand Prix de Shangai, se le podía ver con una camiseta negra en la que aparecía la corona de espinas de Cristo en la cruz.

Su talento, ¿un don de Dios?
En 2012, el joven campeón declaró a la BBC: “Hay que mantener la esperanza, creer que hay un plan. Creo que Dios tiene un plan para mí, pero no sé cuál”.

“Creo realmente que mi talento es un don de Dios y estoy convencido de ser bendecido.Pero también he trabajado mucho para llegar a donde estoy”, afirmó hace unos años.



Realmente su trabajo no es algo de un día: a los 9 años no lo dudó y fue a ver al legendario Ron Dennis, entonces patrón del equipo McLaren, para pedirle un autógrafo… ¡y un volante!

“Buenos días, yo soy Lewis Hamilton y he ganado el campeonato de Inglaterra. Un día me gustaría pilotar uno de sus coches”, le dijo. Ron Dennis le recomendó llamarle cuando creciera.

Pero cuatro años después, el joven prodigio del volante estaba integrado en las filas de desarrollo de este prestigioso equipo de Fórmula 1. Un récord de precocidad en la disciplina, y una apuesta de éxito: en 2008, recogió su primer título mundial bajo los colores de McLaren.

Piloto y embajador de marcas de lujo y deportivas, Lewis Hamilton es también un hijo y un hermano atento.

Una familia muy creyente
El piloto, nacido y criado en Stevenage, en Gran Bretaña, fue bautizado a los dos años.“Siempre he sido practicante y soy católico”, explicó hace unos meses en Alemania, en una entrevista al periódico español El País.

“Cuando era pequeño, íbamos cada semana a la iglesia. Pero cuando empecé la competición, ya no podía, porque tenía carreras”,explica.

“Yo, mis padres, mi familia, todos somos muy creyentes–añade-. Siento mi fe como algo muy cercano, especialmente estos dos últimos años, por eso hablo de ello con tanta libertad”.



Su mayor ejemplo: su hermano
Fiel a su fe, a su educación y a su familia, Lewis Hamilton se instaló en Suiza, más por razones fiscales que por el clima, pero trabaja día a día con sus padres: su padre es su agente, su madre gestiona toda la logística inherente a una vida de campeón de Fórmula 1.

“Mi familia desempeña una función crucial en mi vida –confirma-. Me ayuda, me cuida, y me libera de una parte del peso generado por el hecho de ser piloto de Fórmula 1”.

Pero es también junto a su hermano pequeño, Nicholas, como el joven campeón tiene apoyo y energía: nacido con una parálisis cerebral que le ha dejado secuelas, sigue siendo su fuente de inspiración, como él mismo reconoce.

“Es una de las mejores personas que conozco, y creo que todo el mundo en el universo de la Fórmula 1 reconoce que es alguien increíble–dice-. Es maravilloso, muy maduro para su edad; me enseña muchas cosas, aunque yo soy el hermano mayor y en principio debería ser al revés…”.

¿Es Lewis Hamilton un campeón del mundo de Fórmula 1 dotado de un verdadero suplemento de alma en este mundillo hecho de ego, gloria y dinero?