martes, 31 de enero de 2017

Papa: Jesús no masifica a la gente, mira a cada uno...

(RV).- Si con perseverancia tenemos nuestra mirada dirigida hacia Jesús, descubriremos con estupor que es Él quien nos mira con amor a cada uno de nosotros. Es uno de los conceptos que expresó el Santo Padre Francisco en su homilía de la Misa matutina celebrada en la capilla de la Casa de Santa Marta, en el día en que la Iglesia recuerda la memoria litúrgica de San Juan Bosco.  
Jesús no busca la popularidad, aunque está siempre en medio de la gente
El autor de la Carta a los Hebreos, propuesta por la liturgia, exhorta a correr en la fe “con perseverancia, teniendo fija la mirada en Jesús”. Y, según el Evangelio, es precisamente Jesús quien nos mira. El Papa Bergoglio reafirmó que él está cerca de nosotros y que está “siempre en medio de la muchedumbre”. Escuchemos:
“No está con los guardias que lo escoltan a fin de que la gente no lo toque. ¡No, no! Se ha quedado allí, y la gente lo estrecha. Y cada vez que Jesús salía, la muchedumbre aumentaba. Los especialistas de estadísticas quizá habrían podido publicar: ‘Baja la popularidad del Rabí Jesús’… Pero Él buscaba otra cosa: buscaba a la gente. Y la gente lo buscaba a Él: la gente tenía los ojos fijos sobre Él y Él tenía los ojos fijos sobre la gente. ‘Sí, sí, sobre la gente, sobre la multitud’. ‘¡No, sobre cada uno!’. Y ésta es la peculiaridad de la mirada de Jesús. Jesús no masifica a la gente: Jesús mira a cada uno”.
Jesús mira las cosas grandes y las cosas pequeñas
El Evangelio de San Marcos relata dos milagros: Jesús que cura a una mujer que padecía hemorragias desde hacía doce años y que, en medio de la muchedumbre, logra tocar el manto del Señor. Y dice que Él se da cuenta de haber sido tocado. Y después, la resurrección de la hija de Jairo – uno de los jefes de la sinagoga – que tenía doce años. Él se da cuenta de que la muchacha tiene hambre y le dice a sus padres que le den de comer:
“La mirada de Jesús va a lo grande y a lo pequeño. Así mira Jesús: nos ve a todos, pero mira a cada uno de nosotros. Ve nuestros grandes problemas, nuestras grandes alegrías, y ve también nuestras cosas pequeñas. Porque está cerca. Jesús no se asusta de las grandes cosas, pero también tiene en cuenta las pequeñas. Así nos mira Jesús”.
El estupor del encuentro con Jesús
Si corremos “con perseverancia, teniendo fija la mirada en Jesús” – dijo el Papa Francisco hacia el final de su homilía – nos sucederá lo que le sucedió a la gente después de la resurrección de la hija de Jairo, que fue acogida “con gran estupor”:
“Yo voy, miro a Jesús, camino delante, fijo la mirada en Jesús y ¿qué encuentro? ¡Que Él tiene fija la mirada sobre mí! Y esto me provoca gran estupor. Es el estupor del encuentro con Jesús. ¡Pero no tengamos miedo! No tengamos miedo, como aquella anciana que no tuvo miedo de ir a tocar el borde del manto. ¡No tengamos miedo! Corramos por este camino, siempre con la mirada fija en Jesús. Y tendremos esta bella sorpresa: nos henchirá de estupor. El mismo Jesús tiene fija su mirada sobre mí”.

Necesito De Tu Amor - Eduardo Meana - Vivir bajo presion (Volumen III)

San Juan Bosco, La Pelicula Completa, con Ben Gazzara, 1988

lunes, 30 de enero de 2017

Papa: Los mártires de hoy son la fuerza de la Iglesia

(RV).- La mayor fuerza de la Iglesia hoy está en las pequeñas Iglesias perseguidas. Es cuanto afirmó el Santo Padre en su homilía de la Misa matutina celebrada en la capilla de la Casa de Santa Marta. Francisco centró su reflexión en los mártires. En efecto, afirmó hoy son más que los de los primeros siglos del cristianismo. Y explicó que los medios de comunicación no lo dicen, porque no es noticia. De ahí su invitación a hacer memoria de cuantos sufren el martirio.
Sí, porque como dijo el Pontífice “sin memoria no hay esperanza”. Y lo recordó comentando la Carta a los Hebreos que presenta la liturgia del día y que exhorta, precisamente, a remitirse a la memoria de toda la historia del pueblo del Señor. De hecho, el capítulo 11, se refiere, ante todo, a una “memoria de docilidad”, que – como afirmó el Papa – comienza con Abraham quien, obediente, salió de su tierra sin conocer su meta. Además, en este capítulo también se habla de otras dos memorias: la de las grandes hazañas del Señor, cumplidas por Gedeón, Sansón, David y tantos otros que han hecho grandes proezas en la historia de Israel”.
Para los medios de comunicación los mártires no son noticia
Y después hay un tercer grupo del que hacer memoria, la “memoria de los mártires”: “Aquellos que han sufrido y dado su vida como Jesús”. El Santo Padre recordó que la Iglesia es, en efecto, este pueblo de Dios, “pecador pero dócil”, “que hace grandes cosas y que también da testimonio de Cristo hasta el martirio”:
“Los mártires son aquellos que llevan adelante la Iglesia, son aquellos que sostienen a la Iglesia, que la han sostenido y la sostienen hoy. Y hoy hay más que en los primeros siglos. Los medios de comunicación no lo dicen porque no hace noticia, pero tantos cristianos en el mundo hoy son bienaventurados porque son perseguidos, insultados, encarcelados. ¡Hay tantos en las cárceles, sólo por llevar una cruz o por confesar a Jesucristo! Ésta es la gloria de la Iglesia y nuestro apoyo y también nuestra humillación: nosotros que tenemos todo, todo parece fácil para nosotros y si nos falta algo nos quejamos… ¡Pero pensemos en estos hermanos y hermanas que hoy, en número mayor al de los primeros siglos, sufren el martirio!”.
Francisco recordó que no puede olvidar “el testimonio de aquel sacerdote y aquella monja en la Catedral de Tirana: años y años de cárcel, trabajos forzados y humillaciones”, para los cuales no existían los derechos humanos.
La mayor fuerza de la Iglesia
Y añadió que hoy, la mayor fuerza de la Iglesia está en “las pequeñas Iglesias perseguidas”:
“Y nosotros, también es verdad y justo, estamos satisfechos cuando veamos un acto eclesial grande, que ha tenido gran éxito, los cristianos que se manifiestan… ¡Y esto es bello! ¿Esta es fuerza? Sí, es fuerza. Pero la mayor fuerza de la Iglesia hoy está en las pequeñas Iglesias, pequeñas, con poca gente, perseguidas, con sus obispos en la cárcel. Ésta es nuestra gloria hoy, ésta es nuestra gloria y nuestra fuerza hoy”.
La sangre de los mártires es semilla de cristianos
Hacia el final de su homilía el Obispo de Roma afirmó que una Iglesia sin mártires es “una Iglesia sin Jesús”. Por lo que invitó a rezar “por nuestros mártires que sufren tanto”, “por aquellas Iglesias que no tienen libertad de expresión”, porque “ellas son nuestra esperanza”. En los primeros siglos de la Iglesia – recordó el Santo Padre – un antiguo escritor decía: “La sangre de los cristianos, la sangre de los mártires, es semilla de cristianos”.
“Ellos con su martirio, con su testimonio, con su sufrimiento, incluso dando la vida, ofreciendo la vida, siembran cristianos para el futuro y en las demás Iglesias. Ofrezcamos esta Misa por nuestros mártires, por aquellos que ahora sufren, por las Iglesias que sufren, que no tienen libertad. Y demos gracias al Señor por estar presente, con la fortaleza de su Espíritu, en estos hermanos y hermanas nuestros que hoy dan testimonio de Él”.

jueves, 26 de enero de 2017

Asesinan a joven misionera polaca en Bolivia

Helena Agnieszka / Foto: Wolontariat Misyjny Salvator
Había llegado a Bolivia los primeros días de enero para trabajar como voluntaria Helena Agnieszka Kmieć, la joven de 26 años de edad asesinada la madrugada del martes 24 de enero, en la localidad de Pacata, vecina de la ciudad de Cochabamba.
Helena, pertenecía al Voluntariado Misionero “Salvatoriano”, dirigido por los padres polacos de la Sociedad del Divino Salvador y en Bolivia pensaba quedarse 6 meses trabajando como voluntaria. Junto a su amiga Anita Szuwald, se encontraban en el Colegio Edmundo Bojanowski en el momento del crimen - obra educativa de la Congregación de las Siervas de la Inmaculada Concepción de la Beata Virgen María - donde se ocupaban del orfanato que dirigen las religiosas. Sólo dos semanas en Bolivia y el sueño de Helena encontró fin por mano de su asesino, que le procuró numerosas heridas con arma blanca.
El informe del Ministerio Público se refiere a robo de bienes como posible motivación del crimen, mientras la fiscalía boliviana ha detenido a dos presuntos autores del hecho. Antes de llegar a Bolivia, la joven polaca había trabajado como voluntaria en misiones en Rumania, Hungría y Zambia.
Sobre este dramático hecho, habló con Radio Vaticano, la hermana Lucyna Jodlowska, Superiora del Vicariato Misional en Bolivia:
“Estamos muy tristes, conmovidas y preocupadas por lo que ha ocurrido aquí, en nuestra misión, con la joven voluntaria Helena Agnieszka Kmieć del voluntariado de los padres Salvatorianos de Polonia, que llegaron a nuestra comunidad de Cochabamba, el 9 de enero de este año, para realizar un trabajo de apoyo a nuestra misión en Bolivia con los niños de una guardería, que estamos preparando.
Hemos denunciado todo, la policía está al tanto para dar con la persona que ha cometido el delito, hemos proporcionado todos los datos posibles.
Expresamos nuestro pésame también a la familia de Helena. Estamos recibiendo apoyo espiritual de parte de los padres y hermanas de Polonia y también aquí de otras congregaciones. Nosotras estamos muy preocupadas y nos están apoyando mucho con la oración.
Helena vino para ayudarnos con una guardería nueva para niños pobres. La estaban preparando. Es una guardería nueva que se prepara para funcionar, porque aquí en Bolivia estamos de vacaciones.
Y lo hacía con mucha ilusión, desprendimiento y con mucha entrega, estaba preparando los ambientes donde los niños pudieran estar y poder trabajar con ellos, en los próximos meses que quería estar con nosotras”.
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AUDIO: http://es.radiovaticana.va/news/2017/01/26/_joven_misionera_polaca_muere_asesinada_en_bolivia/1288400


miércoles, 25 de enero de 2017

Conclusión de la Semana de Oración para la Unidad de los Cristianos

“Judit nos indica el camino de la confianza, la oración y la obediencia”, el Papa en su Catequesis

(RV).- “Queridos hermanos y hermanas, no pongamos jamás condiciones a Dios y dejemos en cambio que la esperanza venza nuestros temores. Confiar en Dios, quiere decir, entrar en sus designios sin ninguna pretensión, también aceptando que su salvación y su ayuda lleguen a nosotros de modos distintos a nuestras expectativas”, con estas palabras el Papa Francisco explicó en la Audiencia General del último miércoles de enero, el significado de la esperanza y su relación con la oración y la valentía.
Continuando su ciclo de catequesis sobre “la esperanza cristiana”, el Obispo de Roma comentando el Libro de Judit señaló que, el Antiguo Testamento nos presenta la figura de una heroína del pueblo. “una mujer viuda, de gran belleza y sabiduría, ella habla al pueblo con el lenguaje de la fe”. Y con la fuerza de un profeta, Judit convoca a los hombres de su pueblo para conducirlos a la confianza en Dios; con la mirada de un profeta, ella ve más allá del estrecho horizonte propuesto por los jefes y del miedo que lo hace aún más limitado.
Texto completo y audio de la catequesis del Papa Francisco
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
Entre las figuras de las mujeres que el Antiguo Testamento nos presenta, resalta aquella de una gran heroína del pueblo: Judit. El Libro bíblico que lleva su nombre narra la grandiosa campaña militar del rey Nabucodonosor, el cual, reinando en Nínive, expande los límites del imperio derrotando y conquistando a todos los pueblos de su alrededor. El lector entiende que se encuentra ante un gran e invencible enemigo que está sembrando muerte y destrucción y que llega hasta la Tierra Prometida, poniendo en peligro la vida de los hijos de Israel.
El ejército de Nabucodonosor, de hecho, bajo la guía del general Holofernes, sitió una ciudad de Judea, Betulia, cortando las reservas de agua y debilitando así la resistencia de la población.
La situación se vuelve dramática, al punto que los habitantes de la ciudad se dirigen a los ancianos pidiendo rendirse ante los enemigos. Sus palabras son desesperadas: «Ya no hay nadie que pueda auxiliarnos, porque Dios nos ha puesto en manos de esa gente para que desfallezcamos de sed ante sus ojos y seamos totalmente destruidos. Han llegado a decir esto: “Dios nos ha abandonado”; la desesperación era grande en esa gente. Llámenlos ahora mismo y entreguen la ciudad como botín a Holofernes y a todo su ejército» (Jdt 7,25-26). El fin parece inevitable, la capacidad de confiar en Dios se ha terminado – la capacidad de confiar en Dios se ha terminado. Y cuantas veces nosotros llegamos a situaciones extremas donde no sentimos ni siquiera la capacidad de tener confianza en el Señor. Es una fea tentación. Y, paradójicamente, parece que, para huir de la muerte, no queda más que entregarse en manos de quien asesina. Ellos saben que estos soldados entraran a saquear la ciudad, a tomar a las mujeres como esclavas y luego matar a todos los demás. Esto es justamente “lo extremo”.
Y ante tanta desesperación, el jefe del pueblo intenta proponer un motivo de esperanza: resistir todavía cinco días, esperando la intervención salvífica de Dios. Pero es una esperanza débil, que les hace concluir: «Si transcurridos estos días, no nos llega ningún auxilio, entonces obraré como ustedes dicen» (7,31). Pobre hombre: no tenía salida. Cinco días les son concedidos a Dios – y está aquí el pecado – cinco días les son concedidos a Dios para intervenir; cinco días de espera, pero ya con la perspectiva del final. Conceden cinco días a Dios para salvarlos, pero saben que no tienen confianza, esperan lo peor. En realidad, ninguno más, entre el pueblo, es todavía capaz de esperar. Estaban desesperados.
Es en esta situación que aparece en escena Judit. Viuda, mujer de gran belleza y sabiduría, ella habla al pueblo con el lenguaje de la fe. Valiente, reprocha en la cara al pueblo diciendo: «Ustedes ponen a prueba al Señor todopoderoso, […]. No, hermanos; cuídense de provocar la ira del Señor, nuestro Dios. Porque si él no quiere venir a ayudarnos en el término de cinco días, tiene poder para protegernos cuando él quiera o para destruirnos ante nuestros enemigos. […]. Por lo tanto, invoquemos su ayuda, esperando pacientemente su salvación, y él nos escuchará si esa es su voluntad» (8,13.14-15.17). Es el lenguaje de la esperanza. Toquemos la puerta del corazón de Dios, Él es Padre, Él puede salvarnos. Esta mujer, viuda, arriesga de quedar mal ante los demás. ¡Pero es valiente! ¡Va adelante! Esta es mi opinión: las mujeres son más valientes que los hombres.
Y con la fuerza de un profeta, Judit convoca a los hombres de su pueblo para conducirlos a la confianza en Dios; con la mirada de un profeta, ella ve más allá del estrecho horizonte propuesto por los jefes y del miedo que lo hace aún más limitado. Dios actuará ciertamente – ella lo afirma – mientras la propuesta de los cinco días de espera es un modo para tentarlo y para someterse a su voluntad. El Señor es Dios de salvación – y ella lo cree –, cualquier forma esa tome. Es salvación librar de los enemigos y hacer vivir, pero, en sus planes impenetrables, puede ser salvación también entregar a la muerte. Mujer de fe, ella lo sabe. Luego conocemos el final, como terminó la historia: Dios salva.
Queridos hermanos y hermanas, no pongamos jamás condiciones a Dios y dejemos en cambio que la esperanza venza nuestros temores. Confiar en Dios quiere decir entrar en sus designios sin ninguna pretensión, también aceptando que su salvación y su ayuda lleguen a nosotros de modos distintos a nuestras expectativas. Nosotros pedimos al Señor vida, salud, afectos, felicidad; y es justo hacerlo, pero con la conciencia que Dios sabe traer vida también de la muerte, que se puede experimentar la paz también en la enfermedad, y que puede haber serenidad también en la soledad y alegría también en el llanto. No somos nosotros los que podemos enseñar a Dios aquello que debe hacer, de lo que nosotros tenemos necesidad. Él lo sabe mejor que nosotros, y debemos confiar, porque sus vías y sus pensamientos son distintos a los nuestros.
El camino que Judit nos indica es aquel de la confianza, de la espera en la paz, de la oración y de la obediencia. Es el camino de la esperanza. Sin fáciles resignaciones, haciendo todo lo que está en nuestras posibilidades, pero siempre permaneciendo en el surco de la voluntad del Señor, porque – lo sabemos – ha orado mucho, ha hablado al pueblo y después, valiente, se ha ido, ha buscado el modo para acercarse al jefe del ejército y ha logrado cortarle la cabeza, decapitarlo. Es valiente en la fe y en las obras. Y busca siempre al Señor. Judit, de hecho, tiene un plan, lo actúa con suceso y lleva al pueblo a la victoria, pero siempre en la actitud de fe de quien todo acepta de la mano de Dios, segura de su bondad.
Así, una mujer llena de fe y de valentía devuelve la fuerza a su pueblo en peligro mortal y lo conduce sobre la vía de la esperanza, indicándolo también a nosotros. Y nosotros, si hacemos un poco de memoria, cuántas veces hemos escuchado palabras sabias, valientes, de personas humildes, de mujeres humildes que uno piensa que – sin despreciarlas – fueran ignorantes. Pero son palabras de la sabiduría de Dios. Las palabras de las abuelas. Cuantas veces las abuelas saben decir la palabra justa, la palabra de esperanza, porque tienen la experiencia de la vida, han sufrido mucho, se han encomendado a Dios y el Señor les da este don de darnos consejos de esperanza. Y, recorriendo esas vías, será alegría y luz pascual encomendarse al Señor con las palabras de Jesús:  «Padre, si quieres, aleja de mí este cáliz. Pero que no se haga mi voluntad, sino la tuya» (Lc 22,42). Y esta es la oración de la sabiduría, de la confianza y de la esperanza.

Mons. Mariano Fazio, nombrado vicario general del Opus Dei

Con el parecer favorable de los miembros del Congreso general electivo, Mons. Fernando Ocáriz ha nombrado vicario general del Opus Dei a Mons. Mariano Fazio.
Opus Dei - Mons. Mariano Fazio, nombrado vicario general del Opus Dei
Con el parecer favorable de los miembros del Congreso general electivo, Mons. Fernando Ocáriz ha nombrado vicario general del Opus Dei a Mons. Mariano Fazio. El nuevo vicario será principal colaborador del prelado para el gobierno ordinario y central de la prelatura.
Mariano Fazio nació en Buenos Aires, el 25 de abril de 1960. Es licenciado en Historia por la Universidad de Buenos Aires y doctor en Filosofía por la Universidad Pontificia de la Santa Cruz. Recibió la ordenación sacerdotal en 1991, de manos de san Juan Pablo II, tras siete años de trabajo en Ecuador como profesor de Filosofía del Derecho y editorialista del diario El Telégrafo.
De 1996 a 2002, fue el primer decano de la Facultad de Comunicación institucional de la Universidad Pontificia de la Santa Cruz (Roma) y, de 2002 a 2008, rector de esa universidad. Durante el mismo periodo fue elegido presidente de la Conferencia de Rectores de las Universidades Pontificias Romanas.
EN 2007, DURANTE LA V CONFERENCIA GENERAL DEL EPISCOPADO DE AMÉRICA, TRABÓ AMISTAD CON EL ENTONCES ARZOBISPO JORGE MARIO BERGOGLIO
En 2007, fue nombrado perito para la V Conferencia General del Episcopado de América Latina y del Caribe (Aparecida, Brasil). Allí tuvo la ocasión de conocer al entonces arzobispo Jorge Mario Bergoglio.
Pocos meses después, se transfirió de nuevo al continente americano. Fue vicario del Opus Dei en Argentina, Paraguay y Bolivia. En diciembre de 2014 fue nombrado vicario general del Opus Dei por el entonces prelado, Mons. Javier Echevarría.
Tiene intereses culturales y filosóficos variados. Es, por ejemplo, miembro de la Sociedad Chestertoniana Argentina y de la Academia Nacional de Historia del Ecuador. Ha publicado más de 20 libros sobre sociedad moderna y procesos de secularización, entre los que destacan Historia de la filosofía contemporáneaHistoria de la filosofía modernaHistoria de las ideas contemporáneas. Entre sus obras se encuentran también varias semblanzas biográficas, como El Papa Francisco. Claves de su pensamiento; San Juan XXIIIBeato Pablo VI. Gobernar desde el dolor o De Benedicto XV a Benedicto XVI.

martes, 24 de enero de 2017

Mons. Fernando Ocáriz: “Alegres con esperanza”

Primeras palabras de Monseñor Ocáriz, al día siguiente de ser nombrado por el Papa Francisco prelado del Opus Dei, tercer sucesor de San Josemaría, al frente de esta institución de la Iglesia.

A última hora de la tarde de hoy, el Papa Francisco ha nombrado prelado del Opus Dei a Mons. Fernando Ocáriz Braña. El Santo Padre ha confirmado la elección realizada por el tercer congreso electivo de la prelatura en este mismo día.
Con este nombramiento, Mons. Fernando Ocáriz, que hasta el momento era vicario auxiliar del Opus Dei, se convierte en el tercer sucesor de san Josemaría al frente de la prelatura, tras el fallecimiento de Mons. Javier Echevarría, el pasado 12 de diciembre.
Mons. Fernando Ocáriz nació en París, el 27 de octubre de 1944, hijo de una familia española exiliada en Francia por la Guerra Civil (1936-1939). Es el más joven de ocho hermanos.
EL SANTO PADRE HA CONFIRMADO LA ELECCIÓN REALIZADA POR EL TERCER CONGRESO ELECTIVO DE LA PRELATURA EN ESTE MISMO DÍA.
Es licenciado en Ciencias Físicas por la Universidad de Barcelona (1966) y en Teología por la Pontificia Universidad Lateranense (1969). Obtuvo el doctorado en Teología, en 1971, en la Universidad de Navarra. Ese mismo año fue ordenado sacerdote. En sus primeros años como presbítero se dedicó especialmente a la pastoral juvenil y universitaria.
Es consultor de la Congregación para la Doctrina de la Fe desde 1986 y de otros dos organismos de la Curia romana: Congregación para el Clero (2003) y Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización (2011). En 1989 ingresó en la Pontificia Academia Teológica. En la década de los ochenta, fue uno de los profesores que iniciaron la Universidad Pontificia de la Santa Cruz (Roma), donde fue profesor ordinario (ahora emérito) de Teología Fundamental.

The mystery of Jesus Christ: a Christology and Soteriology textbook; Hijos de Dios en Cristo. Introducción a una teología de la participación sobrenatural. Otros volúmenes tratan temas de índole teológica y filosófica como Amar con obras: a Dios y a los hombres; Naturaleza, gracia y gloria, con prefacio del cardenal Ratzinger. En 2013 se publicó un libro entrevista de Rafael Serrano bajo el título Sobre Dios, la Iglesia y el mundo. Entre sus obras hay dos estudios de filosofía: El marxismo: teoría y práctica de una revolución; Voltaire: Tratado sobre la tolerancia. Además, es coautor de numerosas monografías, y autor de numerosos artículos teológicos y filosóficos.
Desde 1994 es vicario general del Opus Dei y en 2014 fue nombrado vicario auxiliar de la prelatura. Durante los últimos 22 años ha acompañado al anterior prelado, Mons. Javier Echevarría, en sus visitas pastorales a más de 70 naciones. En los años 60, siendo estudiante de Teología, convivió en Roma con san Josemaría Escrivá, fundador del Opus Dei. Desde joven es aficionado al tenis, deporte que sigue practicando.
En los próximos días, el nuevo prelado propondrá a los congresistas los nombres de sus vicarios, así como el de los demás nuevos miembros de los consejos que le asistirán durante los próximos 8 años.

Santa María de la Paz, iglesia prelaticia del Opus Dei

lunes, 23 de enero de 2017

Homilía del Papa Francisco: Dejémonos perdonar por Dios...

(RV).- Las grandes maravillas del sacerdocio de Cristo que se ha ofrecido a sí mismo, una vez para siempre, por el perdón de los pecados, ahora intercede por nosotros ante el Padre y volverá para llevarnos con Él. Son las tres etapas del sacerdocio de Cristo que el Pontífice puso de manifiesto en su homilía de la Misa matutina celebrada en la capilla de la Casa de Santa Marta. Pero Francisco advirtió que existe “la blasfemia imperdonable” contra el Espíritu Santo.
El sacerdocio de Cristo estuvo en el centro de las meditaciones del Papa Bergoglio. Su reflexión comenzó a partir de la Primera Lectura del día, tomada de la Carta a los Hebreos, que se refiere a Cristo Mediador de la Alianza que Dios hace con los hombres. Jesús es el Sumo Sacerdote. Y el sacerdocio de Cristo es la gran maravilla, la más grande de las maravillas, que nos hace cantar un canto nuevo al Señor, como dice el Salmo responsorial.
Las tres etapas del sacerdocio de Cristo
El Santo Padre explicó que el sacerdocio de Cristo se desarrolla en tres momentos. El primero es la Redención: mientras los sacerdotes de la Antigua Alianza debían ofrecer sacrificios cada año, “Cristo se ofreció a sí mismo, una vez para siempre, por el perdón de los pecados”. Con esta maravilla – dijo el Papa – “nos ha llevado al Padre”, “ha re-creado la armonía de la creación”.
La segunda maravilla es la que el Señor hace ahora, es decir, reza por nosotros. “Mientras nosotros rezamos aquí, Él reza por nosotros”, “por cada uno de nosotros”, subrayó Francisco: “Ahora – dijo – vivo ante el Padre, intercede”, para que la fe no decaiga. En efecto – añadió – “cuántas veces se pide a los sacerdotes que recen porque sabemos que la oración del sacerdote tiene cierta fuerza, precisamente en el sacrificio de la Misa”.
La tercera maravilla será cuando Cristo volverá, pero esta vez no será con relación al pecado, sino que será “para hacer el Reino definitivo”, cuando nos llevará a todos con el Padre:
“Existe esta gran maravilla, este sacerdocio de Jesús en tres etapas – aquella en la que perdona los pecados, una vez para siempre; aquella en la que intercede ahora por nosotros; y aquella que sucederá cuando Él volverá – pero también está lo contrario, ‘la imperdonable blasfemia’. Es duro escuchar decir a Jesús estas cosas, pero Él lo dice y si Él lo dice es verdad. ‘En verdad les digo: todo será perdonado a los hijos de los hombres – y nosotros sabemos que el Señor perdona todos si nosotros abrimos un poco el corazón. ¡Todo! – los pecados y también todas las blasfemias que dirán  – ¡también las blasfemias serán perdonadas! – pero quien habrá blasfemado contra el Espíritu Santo no será perdonado eternamente’”.
La blasfemia imperdonable” contra el Espíritu Santo
Para explicar esto, el Papa aludió a la gran unción sacerdotal de Jesús que hizo el Espíritu Santo en el seno de María, mientras los sacerdotes en la ceremonia de ordenación son ungidos con el óleo:
“También Jesús, como Sumo Sacerdote recibió esta unción. ¿Y cuál fue la primera unción? La carne de María con la obra del Espíritu Santo. Y aquel que blasfema sobre esto, blasfema sobre el fundamento del amor de Dios, que es la redención, la re-creación; blasfema sobre el sacerdocio de Cristo. ‘Pero ¡qué malo!, ¿el Señor no perdona?’ – ‘¡No! ¡El Señor perdona todo! Pero al que dice estas cosas se le cierra el perdón. ¡No quiere ser perdonado! ¡No se deja perdonar!’. Esto es lo feo de la blasfemia contra el Espíritu Santo: no dejarse perdonar, porque reniega la unción sacerdotal de Jesús, que hizo el Espíritu Santo”.
No cerrar el corazón ante la maravilla del sacerdocio de Cristo
Al concluir, el Pontífice volvió a afrontar el tema de las grandes maravillas del sacerdocio de Cristo y de la “imperdonable blasfemia”, que es tal “no porque el Señor no quiera perdonar todo, sino porque el que la comete está tan cerrado que no se deja perdonar: la blasfemia contra esta maravilla de Jesús”:
“Hoy nos hará bien, durante la Misa, pensar que aquí, en el altar, se hace memoria viva del primer sacerdocio de Jesús, porque Él estará presente aquí, cuando ofrece su vida por nosotros; también está la memoria viva del segundo sacerdocio, porque Él rezará aquí; y también, en esta Misa – lo diremos después en el Padrenuestro – está el tercer sacerdocio de Jesús, cuando Él volverá, nuestra esperanza de la gloria. En esta Misa pensemos en estas cosas bellas. Y pidamos al Señor la gracia de que nuestro corazón no se cierre jamás, ¡no se cierre jamás! – pensemos en esta maravilla, en esta gran gratuidad”.

domingo, 22 de enero de 2017

“Gracias. Lo siento. Te amo” apertura Festival de Cosquín 2017

23/01/2017 – Durante la apertura del 57 º Festival Nacional del Folcklore en Cosquín el P. Roberto “Chobi” Álvarez invitó a todos los presentes, y a quienes lo seguían por los medios de comunicación, a tomarse las manos y rezar juntos el Padrenuestro como puntapié inicial para comenzar el festival.
El Padre “Chobi” subió al escenario con un poncho coscoíno en el hombro, que como contó, es blanco para que sea fresco y pueda ser utilizado por hombres y mujeres, y con una guarda en homenaje a los pueblos originarios. Con su comunidad desde octubre venían preparando este momento: “Quisiéramos que este gran poncho fuera como una gran casa que cubre esta plaza, Cosquín y toda la Argentina. Porque queremos que debajo de ese poncho intentemos de nuevo vivir la fraternidad. Hemos descubierto que estar juntos no es lo mismo que estar unidos”. 
Allí contó que quisieran proponer una canción, que los viene ayudando mucho, y que dice: “Gracias. Lo siento. Te amo” porque creemos que tenemos que volver a aprenderlo.
“Tenemos que decir perdón todos juntos porque creemos que no puede ser que en un país tan rico un tercio de la población viva bajo la línea de la pobreza. Tenemos que poder decir “lo siento” porque los aludes del norte, las inundaciones tienen que ver también muchas veces por la ambición desmedida, por la tala de nuestros bosques. Tenemos que decir lo siento también cuando antes de discutir sobre qué necesitan nuestros chicos de contención, de amor, de laburo, de educación… queremos criminalizarlos” dijo el cura cordobés.
 Dijo que el “Te quiero, te valoro, te necesito” es también para el que piensa distinto y vive distinto “y que a veces excluimos”. “El Te quiero, te valoro y te necesito tiene que ver con algo que vamos a cantar en nuestro Himno: “escucha América toda, Cosquín empieza a cantar”. Y son tiempos lindos para decirles a nuestros hermanos de los países limítrofes que los queremos, que los valoramos, que nos gusta que estén acá. Gracias, lo siento, te amo”. 
Brochero supo ser agradecido, supo pedir perdón y se rompió el alma por llevar amor a su pueblo.
Chobi

sábado, 21 de enero de 2017

El Papa a los Dominicos: “Continúen haciendo gustar la sana doctrina y el gusto del Evangelio”

(RV).- “La obra que Santo Domingo, lleno de la luz y de la sal de Cristo, ha realizado ochocientos años atrás, es una obra al servicio del Evangelio, predicado con la palabra y con la vida, y ha hecho que muchos hombres y mujeres sean ayudados a no perderse en medio del ‘carnaval’ de la curiosidad mundana”, lo dijo el Papa Francisco en su homilía en la Misa de clausura del Jubileo de los 800 años de la Confirmación de la Orden de los Dominicos.
En su homilía, el Santo Padre señaló que, “hoy la Palabra de Dios nos presenta dos escenarios humanos opuestos: de una parte el ‘carnaval’ de la curiosidad mundana; de la otra, la glorificación del Padre mediante las obras buenas. Y nuestra vida se mueve siempre entre estos dos escenarios”. Es interesante ver como ya entonces, dos milenios atrás, precisó el Pontífice, los apóstoles del Evangelio se encontraban ante este escenario, que en nuestros días se ha desarrollado mucho y globalizado a causa de la seducción del relativismo subjetivista. “La tendencia de la búsqueda de novedad propia del ser humano encuentra el ambiente ideal en la sociedad del aparentar, del consumo, en el cual muchas veces se reciclan cosas viejas, pero lo importante es hacerlas parecer como nuevas, atrayentes, seductoras”. Es la así llamada “sociedad liquida”, dijo el Papa, sin puntos fijos, desordenada, sin referencias sólidas y estables; es la cultura de lo efímero, del usa y tira.
Contrariamente a esta sociedad, subrayó el Papa Francisco, hoy nosotros damos gloria al Padre por la obra que Santo Domingo, que lleno de la luz y de la sal de Cristo, ha realizado ochocientos años atrás; una obra al servicio del Evangelio, predicado con la palabra y con la vida; una obra que, con la gracia del Espíritu Santo, ha hecho que muchos hombres y mujeres sean ayudados a no perderse en medio del “carnaval” de la curiosidad mundana, haciéndoles escuchar el gusto de la sana doctrina y el gusto del Evangelio con las buenas obras de la vida.
Texto y audio completo de la homilía del Papa Francisco:
La Palabra de Dios hoy nos presenta dos escenarios humanos opuestos: de una parte el “carnaval” de la curiosidad mundana; de la otra, la glorificación del Padre mediante las obras buenas. Y nuestra vida se mueve siempre entre estos dos escenarios. De hecho, ellos están en toda época, como lo demuestran las palabras de San Pablo dirigido a Timoteo (Cfr. 2 Tim 4,1-5). Y también Santo Domingo con sus primeros hermanos, ochocientos años atrás, se movía entre estos dos escenarios.
Pablo advierte a Timoteo que deberá anunciar el Evangelio en un contexto en que la gente busca siempre nuevos “maestros”, “cuentos”, doctrinas diversas, ideologías… «Prurientes auribus» (2 Tim 4,3). Es el “carnaval” de la curiosidad mundana, de la seducción. Por esto el Apóstol instruye a su discípulo usando incluso verbos fuertes, como “insiste”, “advierte”, “reprocha”, “exhorta”, y luego “vigila”, “soporta los sufrimientos” (vv. 2.5).
Es interesante ver como ya entonces, dos milenios atrás, los apóstoles del Evangelio se encontraban ante este escenario, que en nuestros días se ha desarrollado mucho y globalizado a causa de la seducción del relativismo subjetivista. La tendencia de la búsqueda de novedad propia del ser humano encuentra el ambiente ideal en la sociedad del aparentar, del consumo, en el cual muchas veces se reciclan cosas viejas, pero lo importante es hacerlas parecer como nuevas, atrayentes, seductoras. También la verdad es enmascarada. Nos movemos en la así llamada “sociedad liquida”, sin puntos fijos, desordenada, sin referencias sólidas y estables; en la cultura de lo efímero, del usa y tira.
Ante este “carnaval” mundano resalta netamente el escenario opuesto, que encontramos en las palabras de Jesús que hemos escuchado: «glorifiquen al Padre que está en el cielo» (Mt 5,16). Y ¿cómo se da este paso de la superficialidad casi-afectuosa a la glorificación? Se da gracias a las buenas obras de aquellos que, se hacen discípulos de Jesús, y son “sal” y “luz”. «Así debe brillar ante los ojos de los hombres – dice Jesús – la luz que hay en ustedes, a fin de que ellos vean sus buenas obras y glorifiquen al Padre que está en el cielo» (Mt 5,16).
En medio del “carnaval” de ayer y hoy, esta es la respuesta de Jesús y de la Iglesia, este es la base sólida en medio del ambiente “liquido”: las buenas obras que podemos realizar gracias a Cristo y a su Santo Espíritu, y que hacen nacer en el corazón el agradecimiento a Dios Padre, la alabanza, o al menos la maravilla y la pregunta: ¿Por qué?, ¿Por qué esta persona se comporta así?: la inquietud del mundo ante el testimonio del Evangelio.
Pero para que este “sacudón” suceda se necesita que la sal no pierda el sabor y la luz no se esconda (Cfr. Mt 5,13-15). Jesús lo dice muy claramente: si la sal pierde su sabor no sirve para nada. ¡Cuidado que la sal pierda su sabor! ¡Atención a una Iglesia que pierde el sabor! ¡Cuidado que un sacerdote, un consagrado, una congregación que pierde su sabor!
Hoy nosotros damos gloria al Padre por la obra que Santo Domingo, lleno de la luz y de la sal de Cristo, ha realizado ochocientos años atrás; una obra al servicio del Evangelio, predicado con la palabra y con la vida; una obra que, con la gracia del Espíritu Santo, ha hecho que muchos hombres y mujeres sean ayudados a no perderse en medio del “carnaval” de la curiosidad mundana, sino en cambio hayan escuchado el gusto de la sana doctrina, el gusto del Evangelio, y se hayan convertido, a su vez, en luz y sal, artesanos de obras buenas… y los verdaderos hermanos y hermanas que glorifican a Dios y enseñan a glorificar a Dios con las buenas obras de la vida.

viernes, 20 de enero de 2017

Papa Francisco: El perdón debe hacernos cambiar de vida, ...

(RV).- Vencer la mentalidad egoísta de los Doctores de la Ley que siempre condena. Fue la admonición de Francisco en su homilía de la Misa matutina celebrada en la capilla de la Casa de Santa Marta. Inspirándose en la Primera Lectura, el Papa subrayó que la nueva alianza que Dios establece con nosotros en Jesucristo nos renueva el corazón y nos cambia la mentalidad.
Dios renueva todo “desde las raíces y no sólo en su apariencia”, afirmó el Pontífice al comentar la Carta a los Hebreos, centrada en la recreación que Dios hace en Cristo. Y añadió que “esta alianza nueva tiene sus características”. Ante todo – dijo – “la ley del Señor no es un modo de actuar externo”, sino que entra en el corazón y “nos cambia la mentalidad”. A la vez que en la Nueva Alianza –  agregó –  “hay un cambio de mentalidad, un cambio del corazón, un cambio en el sentir y en el modo de actuar”, en una palabra: “Un modo diverso de ver las cosas”.
Superar la mentalidad egoísta de los Doctores de la Ley que sólo saben condenar
Francisco propuso el ejemplo de una obra a la que un arquitecto puede mirar de modo frío, con envidia o con una actitud de alegría y “de benevolencia”:
“La nueva alianza nos cambia el corazón y nos hace ver la ley del Señor con este nuevo corazón, con esta nueva mente. Pensemos en los Doctores de la Ley que perseguían a Jesús. Estos hacían todo, todo lo que estaba prescripto por la Ley. Tenían el derecho en su mano, todo, todo, todo. Pero su mentalidad era una mentalidad alejada de Dios. Era una mentalidad egoísta, centrada en ellos mismos: su corazón era un corazón que condenaba, siempre condenando. La Nueva Alianza nos cambia el corazón y nos cambia la mente. Hay un cambio de mentalidad”.
Dios perdona nuestros pecados, la nueva alianza nos cambia la vida
El Señor – añadió el Obispo de Roma – “va adelante” y nos asegura que perdonará las iniquidades y que olvidará nuestros pecados. “Y a veces  – comentó – a mí me gusta pensar un poco bromeando con el Señor: ‘¡Tú no tienes buena memoria!’”. “Es – dijo  – la debilidad de Dios. Cuando Dios perdona, se olvida”:
“Él olvida, porque perdona. Ante un corazón arrepentido, perdona y olvida: ‘Yo olvidaré, no recordaré sus pecados’. Pero también esto es una invitación a no hacer recordar al Señor los pecados, es decir a no pecar más: ‘Tú me has perdonado, tú has olvidado, pero yo debo…’. Un cambio de vida. Nueva Alianza: me renueva y me hace cambiar la vida, no sólo la mentalidad y el corazón, sino la vida. Vivir así: sin pecado, lejos del pecado. Ésta es la recreación. Así el Señor nos recrea a todos nosotros”.
El Señor nos cambia el corazón para cambiarnos la mentalidad
En fin, el Papa dirigió su atención a otro rasgo, el “cambio de pertenencia”. Nosotros – dijo – pertenecemos a Dios, “los demás dioses no existen”, “son estupideces”. “Cambio de mentalidad”, por tanto, “cambio de corazón, cambio de vida y cambio de pertenencia”. Y ésta – reafirmó – es la recreación que el Señor hace mejor que con la primera creación. De ahí su invitación a pedir al Señor que vayamos en esta alianza “de ser fieles”:
“El sello de esta alianza, de esta fidelidad, es ser fiel a este trabajo que el Señor hace para cambiarnos la mentalidad, para cambiarnos el corazón. Los profetas decían: ‘Pero el Señor cambiará tu corazón de piedra en corazón de carne’. Cambiar el corazón, cambiar la vida, no pecar más o no hacer recordar al Señor lo que ha olvidado con nuestros pecados de hoy y cambiar la pertenencia: jamás pertenecer a la mundanidad, al espíritu del mundo, a las estupideces del mundo, sólo al Señor”.

jueves, 19 de enero de 2017

Papa: La vida cristiana es una lucha contra las tentaciones

(RV).- “La vita cristiana es una lucha. Dejémonos atraer por Jesús”. Fue la exhortación del Santo Padre Francisco en su homilía de la Misa matutina celebrada en la capilla de la Casa de Santa Marta. El Pontífice advirtió ante las tentaciones que nos conducen por el camino equivocado, y recordó que el Señor ha venido para destruir la influencia del mal sobre nuestros corazones.
Jesús y la muchedumbre
El Papa Bergoglio reflexionó con el Evangelio del día, que narra acerca de la gran cantidad de gente que seguía a Jesús con entusiasmo, procedente de todas partes. Y ante la pregunta de por qué lo hacía, Francisco explicó que el mismo Evangelio relata que eran enfermos, que querían curarse; pero también había personas a quienes les gustaba escuchar al Señor porque hablaba, no como los Doctores, sino “con autoridad”, con lo que llegaba a los corazones.
El Padre atrae a la gente hacia Jesús
Esta gente – prosiguió diciendo el Pontífice – “iba porque sentía algo”, hasta el punto de que el Señor tuvo que pedir una barca para alejarse un poco de la orilla:
“Esta muchedumbre ¿iba a ver a Jesús? ¡Sí! ¿Tenía necesidades? ¡Sí! Algunos eran curiosos, pero estos eran los escépticos, la minoría… Pero a esta muchedumbre la atraía el Padre: era el Padre el que atraía a la gente hacia Jesús. Hasta el punto de que Jesús no permanecía indiferente, como un maestro estático que pronunciaba sus palabras y después se lavaba las manos. ¡No! Esta muchedumbre tocaba el corazón de Jesús. El mismo Evangelio nos dice: ‘Jesús se sentía conmovido, porque veía a esta gente como ovejas sin pastor’. Y el Padre, a través del Espíritu Santo, atraía a la gente hacia Jesús”.
De este modo, Francisco puso de manifiesto que la gente no se mueve a causa de razonamientos o “argumentos apologéticos”. No, dijo, “es necesario que sea el Padre quien te atraiga a Jesús”.
La vida cristiana es una lucha contra las tentaciones
Po otra parte, el Santo Padre observó que es “curioso” que en este pasaje del Evangelio de San Marcos, en el que se “se habla de Jesús, se habla de la muchedumbre, del entusiasmo y del amor del Señor”, se termine con los espíritus impuros que cuando lo veían le gritaban: “¡Tú eres el Hijo de Dios!”:
“Ésta es la verdad; ésta es la realidad que cada uno de nosotros siente cuando se acerca a Jesús. Los espíritus impuros tratan de impedirlo, nos hacen la guerra. ‘Pero, Padre, yo soy muy católico; voy siempre a Misa… Pero jamás, jamás, tengo estas tentaciones. ¡Gracias a Dios, no!'. '¡Reza, porque estás por un camino equivocado!’. Una vida cristiana sin tentaciones no es cristiana: es ideológica, es gnóstica, pero no es cristiana. Cuando el Padre atrae a la gente hacia Jesús, hay otro que te atrae de modo contrario ¡y te hace la guerra dentro! Y por esta razón Pablo habla de la vida cristiana como de una lucha: una lucha de todos los días. ¡Una lucha!”.
Una lucha – reafirmó el Papa – “para vencer, para destruir el imperio de satanás, el imperio del mal”. Y para esto – dijo – “ha venido Jesús, ¡para destruir a satanás! Para destruir su influencia sobre nuestros corazones”. E insistió en que el Padre “atrae a la gente a Jesús”, mientras el espíritu del mal “trata de destruir, ¡siempre!”.
¿Estamos luchando contra el mal?
La vida cristiana – dijo el Papa al concluir su homilía – “es una lucha así. Si quieres ir adelante – fue su exhortación – “¡debes luchar! Sentir el corazón que lucha, para que Jesús venza”:
“Pensemos cómo es nuestro corazón: ¿Siento esta lucha en mi corazón? ¿Entre la comodidad o el servicio a los demás, entre divertirme un poco o hacer oración y adorar al Padre, entre una cosa y la otra? ¿Siento la lucha, las ganas de hacer el bien? ¿Creo que mi vida conmueve el corazón de Jesús? Si yo no creo esto, debo rezar mucho para creerlo, para que me sea dada esta gracia. Que cada uno de nosotros busque en su corazón cómo va la situación allí. Y pidamos al Señor ser cristianos capaces de discernir lo que sucede en el propio corazón y capaces de elegir bien el camino sobre el que el Padre nos atrae a Jesús”.
MAS: http://es.radiovaticana.va/news/2017/01/19/papa_la_vida_cristiana_es_una_lucha_contra_las_tentaciones/1286778

Cambio de agujas: Cómo una prestigiosa médico cirujana acabó siendo carmelita descalza en España

MADRID, 17 Ene. 17 / 05:34 pm (ACI).- Akiko Tamura había salvado vidas en el quirófano. Durante años ejerció como cirujano del tórax, pero en su interior sabía que Dios le pedía más. A pesar de estar feliz con su vida y su profesión, desde que hizo la primera comunión supo que el Señor le pedía todo.
Al principio “la idea de ser carmelita descalza me parecía una auténtica payasada”, pero Dios le hizo ver que, con 37 años, la quería en el Convento del Buen Pastor que esta congregación tiene en Zarautz, Guipúzcoa en España.

Según cuenta en el programa “Cambio de Agujas” de la Fundación EUK Mamie-HM Televisión, el padre de Akiko, de origen japonés, se convirtió al catolicismo del budismo sintoísta gracias a la oración de su madre, católica y española.
“Cuando mi padre se bautizó, sus hermanas –mis tías- cuentan que cambió a mucho mejor. Había encontrado a Dios”, explica.
Cuando Akiko tenía cinco años le diagnosticaron a su abuela, que vivía en Tokio, cáncer de ovario terminal. Junto con su padre y un hermano viajaron para estar con ella en los últimos momentos.
“Cuando mi abuela estaba muriendo pidió ser bautizada y fue mi padre quien lo hizo. Después ella murió. Ese momento me impactó mucho. Después me contaron que durante su enfermedad, mi abuela tuvo un crucifijo y una estampa de San Josemaría debajo de su almohada”.
Akiko nació en Madrid y decidió estudiar medicina en la Universidad de Navarra en España, aunque su sueño era cursar la carrera en Estados Unidos, pero consideró que entre sus prioridades estaba discernir qué quería Dios de ella.
Terminó la carrera y comenzó a preparar el MIR, un examen final que los estudiantes de medicina deben realizar en España para comenzar a trabajar como Médico Interno Residente en un hospital y en una especialidad que se le asigna según la calificación en ese examen.
“Durante el tiempo de preparación al examen MIR viví en una residencia con las adoratrices, ese fue mi primer contacto con la vida religiosa. Aunque nunca pensé que acabaría siendo monja y menos de clausura”.
Comenzó a trabajar como cirujana torácica en Madrid y durante todo ese tiempo, según explica en Cambio de Agujas, “rezaba a Dios para que me hiciera ver qué quería de mí”.
Durante los años de discernimiento, Akiko asegura que de una manera u otra le han acompañado la imagen del Jesús de la Divina Misericordia y la Virgen de Medjugorje.
Intentó leer a Santa Teresa de Jesús para acercarse a la realidad de las carmelitas ya que poco a poco esa idea iba tomando forma en su mente y en su corazón, pero desistió de leer a la mística.
Mientras tanto, “me encontraba a pacientes a los que le había salvado la vida y pensaba que ahí era donde Dios me quería”.
Hasta que un Jueves Santo, mientras conducía estaba rezando el rosario y le volvió a preguntar a Dios “¿qué quieres de mí?”. “En ese momento supe que era ser carmelita descalza. Tuve una profunda paz de saber que estaría cantando para Dios como un pajarito y que Dios estaría siempre conmigo”.
Durante los oficios del Jueves Santo, Akiko no podía parar de llorar al repetir “Jesús fue obediente hasta la muerte y muerte de cruz”.  
En abril de 2012 comunicó a su familia su decisión y en agosto de ese año entró en el Convento del Buen Pastor de Zarautz, en Guipúzcoa, (España), desde allí asegura que “si dejas que Dios entre en tu vida se producen milagros en ella. Yo cada mañana pienso y me digo: Soy carmelita, soy feliz y soy libre y no lo cambiaría por nada del mundo”.