martes, 29 de abril de 2014

Una comunidad cristiana está en paz, da testimonio de Cristo y asiste a los pobres

(RV).- (Con audio) RealAudioMP3 Toda comunidad cristiana debería confrontar su propia vida con la que animaba a la primera Iglesia y verificar su propia capacidad de vivir en “armonía”, de dar testimonio de la Resurrección de Cristo y de asistir a los pobres. Lo afirmó el Papa Francisco en su homilía de la misa matutina celebrada en la Capilla de la Casa de Santa Marta.

Un’“icono” con tres “pinceladas”: es lo que presenta a la primera comunidad cristiana tal como aparece descrita en los Hechos de los Apóstoles. El Papa se detuvo en las tres características de este grupo, capaz de plena concordia en su interior, de dar testimonio de Cristo hacia fuera, y de impedir que sus miembros padecieran la miseria: las “tres peculiaridades del pueblo renacido”. 

Francisco desarrolló su homilía a partir de lo que la Iglesia ha destacado durante toda la semana de Pascua: “renacer desde lo Alto”, del Espíritu, que da vida al primer núcleo de los “nuevos cristianos”, cuando “aún no se llamaban así”:

“‘Tenía un solo corazón y una sola alma’. La paz. Una comunidad en paz. Esto significa que en aquella comunidad no había lugar para los chismes, para las envidias, para las calumnias, para las difamaciones. Paz. El perdón: ‘El amor lo cubría todo’. Para calificar a una comunidad cristiana sobre esto, debemos preguntarnos cómo es la actitud de los cristianos. ¿Son mansos, humildes? En esa comunidad ¿hay peleas entre ellos por el poder? ¿Peleas de envidia? ¿Hay chismes? No están por el camino de Jesucristo. Esta característica es muy importante, muy importante, porque el demonio trata de dividirnos siempre. Es el padre de la división”.
No es que faltaran los problemas en aquella primera comunidad. De hecho, el Papa Francisco recordó “las luchas internas, las luchas doctrinales, las luchas de poder” que también aparecieron más adelante. Por ejemplo, dijo, cuando las viudas se lamentaron de no ser asistidas bien por los Apóstoles, por lo que “debieron hacer a los diáconos”. 

Sin embargo, aquel “momento fuerte” del inicio fija para siempre la esencia de la comunidad nacida del Espíritu. Una comunidad acorde y, en segundo lugar, una comunidad de testigos de la fe, sobre la cual el Papa invitó a confrontar toda comunidad actual:

“¿Es una comunidad que da testimonio de la resurrección de Jesucristo? Esta parroquia, esta comunidad, esta diócesis ¿cree verdaderamente que Jesucristo ha resucitado? O dice: ‘Sí, ha resucitado, pero de esta parte’, porque lo cree aquí solamente, con el corazón lejos de esta fuerza. Dar testimonio de que Jesús está vivo, está entre nosotros. Y así se puede verificar cómo va una comunidad”.
Le tercera característica sobre la cual verificar cómo va la vida de una comunidad cristiana está relacionada con “los pobres”. Y aquí el Papa Francisco distinguió el metro de verificación en dos puntos:

“Primero: ¿Cómo es tu actitud o la actitud de esta comunidad con los pobres? Y segundo: Esta comunidad ¿es pobre? ¿Pobre de corazón, pobre de espíritu? ¿O pone su confianza en las riquezas? ¿En el poder? Armonía, testimonio, pobreza y atender a los pobres. Y esto es lo que Jesús explicaba a Nicodemo: este nacer desde lo Alto. Porque el único que puede hacer esto es el Espíritu. Esta es obra del opera del Espíritu. A la Iglesia la hace el Espíritu. El Espíritu hace la unidad. El Espíritu te impulsa hacia el testimonio. El Espíritu te hace pobre, porque Él es la riqueza y hace que tú te ocupes de los pobres”.
“Que el Espíritu Santo – concluyó Francisco – nos ayude a caminar por este camino de renacidos por la fuerza del Bautismo”.


lunes, 28 de abril de 2014

“Sé fiel, sé apóstol”, me dijo Juan Pablo II

Alejandra Vanney es abogada y en los años noventa se trasladó a Polonia para apoyar los comienzos de la labor apostólica del Opus Dei en ese país. Por su trabajo en la Universidad de Varsovia viajó a Roma y participó en encuentros que tuvo el Papa Juan Pablo II con grupos reducidos de polacos, en esas ocasiones pudo comprobar personalmente el cariño humano y sobrenatural del nuevo santo.
Opus Dei - “Sé fiel, sé apóstol”, me dijo Juan Pablo II
 doy gracias a Dios por haber tenido la oportunidad de conocer personalmente a un santo que, siendo universalmente reconocido como “El Grande”, me mostró una santidad normal. Era cariñoso y estaba pendiente de las personas, una por una.
“¡Aleksandra!”, decía cuando me descubría entre un grupo de polacos. Confieso que a veces Monseñor Estanislao Diswisz, su secretario personal le soplaba: “Es de Argentina, de Polonia, del Opus Dei…”.
Quería a las personas y tenía un corazón universal que lo llevaba a amar cada carisma de la Iglesia. En una oportunidad vi como se acercó a un grupo de carmelitas y les hizo una broma diciéndoles: “¿Se escaparon de la clausura?” También vi cómo se hizo italiano con los italianos. Concretamente, en un encuentro con una familia italiana comentó, “¿Pero cómo? ¿el Nono y la Nona están de pie?”, y se ocupó de que les buscaran una silla a cada uno.
Alejandra con Juan Pablo IIAlejandra con Juan Pablo II
Mostraba una gran delicadeza con cada persona. En una audiencia en que estuve presente un señor le estaba mostrando un libro. Como era muy pesado, Juan Pablo II le sugirió que lo apoyara en una mesa. Sus secretarios movieron algunas sillas y la persona que estaba con libro no lo notó y al querer sentarse se calló al suelo. Instantáneamente a los presentes se nos escapó la risa. En seguida el Papa nos miró sorprendido y nos hizo notar nuestra falta de caridad.
En esas audiencias con grupos chicos de polacos, iban representantes de instituciones diversas: scouts, coros, obispos con seminaristas. Tenía una gran capacidad para conversar sobre lo que le interesaba a cada grupo, escuchando a cada uno. A los obispos les preguntaba por sus seminaristas, quiénes eran, cómo estaban.
UNA VEZ LE TRANSMITÍ LA PREOCUPACIÓN QUE TENÍA POR UNA PERSONA QUE ESTABA ALEJADA DE DIOS Y PONIÉNDOSE SERIO ME DIJO: “¿SE LO PIDES A SAN JOSEMARÍA?”, “SI SE LO PIDO” LE DIJE. “PUES CONFÍA EN ÉL”, ME RESPONDIÓ.
Cuando estaba con él me daba cuenta de que me conocía y sabía lo que me pasaba. Una vez le transmití la preocupación que tenía por una persona que estaba alejada de Dios y poniéndose serio me dijo: “¿Se lo pides a San Josemaría?”, “Si se lo pido” le dije. “Pues confía en él”, me respondió. Después, con esa capacidad que tenía de pasar de lo más sublime a lo más humano, cambiando la cara seria y con una sonrisa cómplice me aseguró: “Tú no te preocupes, el Papa va a rezar.”
Cuando estuvo con mis padres fue muy cariñoso. Apenas los vio les dijo: “Les quiero dar las gracias”. Se refería al hecho de tener una hija entregada a Dios y aceptar que viviera lejos de ellos.
Recuerdo especialmente la vez que lo vi junto con un grupo de polacas con ocasión del Jubileo del año 2000. Nos animó con muchísima fuerza a ser generosas con Dios: “En estos días Jesús va a pasar muy cerca”, dijo. Y agregó: “Les pido que si las llama a darlo todo no le digan que no. Se los pido como el vicario de Cristo, es el argumento más fuerte que tengo”.
EN ESE MOMENTO HABLÓ SU SECRETARIO PERSONAL Y ASEGURÓ: “EL PAPA ESTÁ MUY CONTENTO PORQUE SABE QUE PUEDE CONTAR CON LOS JÓVENES DEL UNIV AUNQUE NO LOS VEA.”
La última vez que lo vi, pocos días antes de su muerte, estaba en la Biblioteca del Apartamento Pontificio, pude decirle algunas cosas y él me miraba sin hablar. Estaba muy mal. Como yo acababa de participar en el Univ, el encuentro de universitarios que nació en 1968 por impulso de San Josemaría, y esta vez por su estado de salud no habíamos tenido la tradicional audiencia con el Papa, le dije que este año había estado más presente que nunca porque habíamos rezado mucho por él. En ese momento habló su secretario personal y aseguró: “El Papa está muy contento porque sabe que puede contar con los jóvenes del UNIV aunque no los vea.”
Finalmente, cuando ya me estaba yendo Juan Pablo II me dijo: “Sé fiel, sé apóstol”.

domingo, 27 de abril de 2014

Juan XXIII y Juan Pablo II ya son santos

(RV).- (Con audio) RealAudioMP3 En su homilía de la solemne Misa de canonización de los Papas San Juan XXII y San Juan Pablo II el Papa Francisco recordó que en el centro de este domingo, con el que se termina la octava de Pascua, y que Juan Pablo II quiso dedicar a la Divina Misericordia, están las llagas gloriosas de Cristo resucitado.

El Obispo de Roma también afirmó que estos nuevos Santos no se avergonzaron de la carne de Cristo, no se escandalizaron de él, de su cruz; no se avergonzaron de la carne del hermano, porque en cada persona que sufría veían a Jesús. Fueron dos hombres valerosos, llenos de la parresia del Espíritu Santo, y dieron testimonio ante la Iglesia y el mundo de la bondad de Dios, de su misericordia.

Además, el Papa Francisco destacó que ambos fueron sacerdotes, obispos y Papas del Siglo XX. Conocieron sus tragedias, pero no se abrumaron. En ellos, Dios fue más fuerte; fue más fuerte la fe en Jesucristo Redentor del hombre y Señor de la historia; en ellos fue más fuerte la misericordia de Dios que se manifiesta en estas cinco llagas; más fuerte la cercanía materna de María.

Juan XXIII y Juan Pablo II colaboraron con el Espíritu Santo para restaurar y actualizar la Iglesia según su fisionomía originaria, la fisionomía que le dieron los santos a lo largo de los siglos, dijo también el Santo Padre Francisco. Y pidió que no olvidemos que son precisamente los santos quienes llevan adelante y hacen crecer la Iglesia. 
En la convocatoria del Concilio – prosiguió – Juan XXIII demostró una delicada docilidad al Espíritu Santo, se dejó conducir y fue para la Iglesia un pastor, un guía-guiado. Éste fue su gran servicio a la Iglesia; fue el Papa de la docilidad al Espíritu.

Y en este servicio al Pueblo de Dios, Juan Pablo II fue el Papa de la familia. Él mismo, una vez, dijo que así le habría gustado ser recordado, como el Papa de la familia. “Me gusta subrayarlo ahora – añadió Francisco – que estamos viviendo un camino sinodal sobre la familia y con las familias, un camino que él, desde el Cielo, ciertamente acompaña y sostiene


sábado, 26 de abril de 2014

SONRÍANOS PADRE, SONRÍA -Luis Enrique Ascoy

¿Quién no tiene a un sacerdote como amigo personal o amigo de la familia? En mi caso personal (llevo casi 36 años sirviendo en la Iglesia) mis mejores amigos son sacerdotes y solemos recibir en casa a dos o tres curitas por mes, para desayunar o almorzar. Es por eso que me duele tanto que se generalice y se ponga bajo “sospecha” a todos los sacerdotes debido a los lamentables y vergonzosos casos de pederastia que se han producido en la Iglesia. ¿Debemos perder el respeto y toda credibilidad a toda la Policía Nacional en general, por los reiterados casos de corrupción de algunos de sus miembros?, ¿Hemos de retirar a nuestros hijos de todo colegio en el país, ante los casos de tocamientos indebidos de algunos profesores? ¿Deberíamos mirar con desconfianza a todos los jueces y tomar la justicia en nuestras manos, so pretexto de los casos de sobornos que se descubren en el Poder Judicial? Tanto el Papa Benedicto XVI como el actual Pontífice Francisco se han manifestado avergonzados y han pedido perdón por los casos de pederastia que se vienen descubriendo en la Iglesia, pero ello no debe hacernos olvidar a los muchos sacerdotes buenos y fieles que existen.
ascoy blog curas santos
El año pasado, la providencia de Dios hizo que mi hijo Luis Enrique tuviera como trabajo de su facultad universitaria (él estudia Ciencias de la Comunicación) la realización de un vídeo que podía ser un documental, un cortometraje o un video musical. Para esta producción, los alumnos cuentan con el uso de los estudios y las cámaras de la Universidad. Aprovechamos para realizar el vídeo clip de la canción “Sonríanos padre, sonría” y el resultado del trabajo nos dejó satisfechos, no solo a nosotros sino también a los profesores de mi hijo quien junto a Evelyn Contreras (compañera suya) estuvieron a cargo de la realización del mismo y por supuesto aprobaron el curso.
Pienso que no puede ser mejor la ocasión para estrenar este videoclip, que la Canonización de los Papas Juan XXIII y Juan Pablo II, a través de quienes queremos extender nuestro homenaje a todos los buenos, fieles e incluso santos sacerdotes que tenemos en la Iglesia, en un tiempo donde hay quienes están interesados en resaltar solo los errores y pecados de la misma. Y es que la santidad desde el punto de vista de la fe, no consiste en ser “perfectos” en sí mismos, sino en vivir hasta el final luchando de corazón por alcanzar la perfección. Esto era lo que pedía Jesús cuando dijo. “Sean perfectos como es perfecto el Padre, que está en el cielo” (Mateo 5, 48). Para San Pablo, alcanzar el cielo y la salvación consiste en toda una “batalla” que había que librar hasta el final (1 Timoteo 6, 12) una “carrera” donde quién gana no es quien llega primero, sino quien persevera y resiste hasta el final (Filipenses 3, 12 – 16). Algunos se empeñan en descubrir y resalta errores, pecados o defectos en los mencionados papas y seguramente los podrán encontrar, pero ello no va en desmedro de la santidad que han alcanzado, según el Magisterio de la Iglesia. Fueron hombres, en cuyas vidas prevaleció abundantemente la virtud y la entrega, por lo que son un ejemplo a seguir para todos. Que esta ocasión feliz para nuestra Iglesia, se extienda a todos los buenos y fieles sacerdotes que permanecen en el anonimato, pero cuyas vidas son un verdadero testimonio de fe y virtud. Si conoces a algún buen cura, no dejes de orar por él y de paso compartirle esta canción a manera de homenaje y aliento.
http://www.luisenriqueascoy.com/el-mundo-tambien-debe-conocer-a-nuestros-curas-santos

El Papa Francisco enfatiza la indisolubilidad del matrimonio cristiano

¿Tuviste un encuentro con Jesús o lo estas teniendo ahora?

(RV).- (Con audio) La Jornada Regional de la Juventud, un evento para celebrar y vivir la Pascua como jóvenes en presencia de Jesús resucitado, se está realizando en el Planetario de Buenos Aires, siguiendo el espíritu de la Jornada Mundial de la Juventud que presidió Francisco en 2013, hoy 26 de abril de 13 a 20 horas, en vísperas del segundo domingo de Pascua, domingo de la Divina Misericordia, y de la canonización de Juan XXIII y Juan Pablo II.

Están presentes jóvenes de la arquidiócesis de Buenos Aires y las diócesis de Avellaneda-Lanús, Quilmes, Lomas de Zamora, San Justo, Gregorio de Laferrere, Morón, Merlo-Moreno, San Miguel, San Martín y San Isidro.

Texto y audio del mensaje del Papa Francisco
RealAudioMP3 Queridos chicos y chicas, un saludo y ¡Feliz Pascua!

¡Toda la semana es Pascua! “¡Es el gran día que hizo el Señor!”
Quiero acercarme a ustedes, me lo pidió el Arzobispo de Buenos Aires, y lo hago con gusto. Quiero acompañarlos un instante en esta jornada, en esta Pascua de la Juventud.

Estaba pensando mientras bajaba a hacer esta grabación, qué les iba a decir. “Que hagan lío” ya se los dije. “Que no le tengan miedo a nada” ya se los dije. “Que sean libres” ya se los dije.
Entonces me vino a la mente la figura de algunos jóvenes del Evangelio. Algunos jóvenes que se cruzaron con Jesús o de los cuales habló Jesús. Quizás pueda ayudar. Si les sirve, lo asumen, si no les sirve, lo tiran.

Pensé en los jóvenes Apóstoles, pensé en el joven rico, pensé en el joven que se fue a buscar nueva vida con la herencia de su padre, pensé en el joven muerto. Los apóstoles eran jóvenes, unos no tanto, otros sí. Juan era un muchachito. Y quedaron conmovidos por la figura de Jesús, entusiasmados, con ese estupor que produce cuando uno se encuentra con Jesús. Y van corriendo y le dicen a los amigos: “¡Encontramos al Mesías! ¡Encontramos a aquél del que hablan los profetas!”.
¡Encontrarse con Jesús¡ Vean ustedes esa conducta de los Apóstoles. Y después los apóstoles flaquearon, después no se portaron tan bien. Pedro lo negó, Judas lo traicionó, los demás se escaparon. Es decir, después viene la lucha por ser fieles a ese encuentro, el encuentro con Jesús. Y yo te pregunto a vos: ¿Vos, cuándo te encontraste con Jesús?, ¿Cómo fue el encuentro con Jesús?, ¿Tuviste un encuentro con Jesús o lo estás teniendo ahora? ¡Los jóvenes apóstoles! Piensen en Pedro, Santiago, Juan, Natanael, cómo se fueron encontrando con Jesús.

Otro joven que me vino a la mente es el joven rico, ese que se acerca a Jesús con una vida intachable, un muchacho bueno, y le dice: 

- ¿Qué tengo que hacer para madurar mi vida, para tener la vida eterna? 
- Jesús le dice: “Cumplí los mandamientos y andá adelante”. 
- “Si ya los cumplí siempre”.

El Evangelio dice que: “Jesús lo amó”, y entonces le dijo: “Mirá, te falta una cosa: da todo lo que tenés a los pobres y vení conmigo, a predicar el Evangelio”. Y ese chico se fue triste. Se fue triste porque tenía mucha guita y no se animó a dejarla por Jesús. Y se fue con SU plata y con SU tristeza. Los primeros estaban con su alegría, con esa hermosa alegría que daba el encuentro con Jesús. Éste se fue con su tristeza.

El otro joven, ese joven que se quiso pasar de vivo, que quiso escribir su vida, que quiso patear el tablero de la disciplina paterna, y enfrentó a su padre y le dijo: “dame lo que me toca, que me voy”. Y se fue. Todos esos años fueron años de farra. Gastó la plata en boliche, en vicios, la pasó bien. La plata se le gastó, se acabó. Y de yapa vino una crisis económica, tuvo que buscar trabajo, no había trabajo, y consiguió como cuidador de chanchos. Y éste, que había tenido mucha plata, que le había sacado a su padre de la herencia, que había sabido lo que era estar en los mejores hoteles y en las mejores fiestas, se había pasado la gran vida, conoció una cosa que nunca antes había conocido: hambre.

Pero Dios es muy bueno. Dios aprovecha nuestros fracasos para hablarnos al corazón. No le dijo Dios a este joven: “Sos un fracasado, mirá lo que hiciste”. Lo hizo razonar. Dice el Evangelio que: “Entró dentro de sí” “¿Qué hago con esta vida? La farra no me sirvió para nada. ¡Cuántos obreros en la fábrica de mi padre ganan su sueldo y tienen que comer! Yo tengo hambre y soy el hijo del patrón. Me levantaré, iré a mi padre y diré mi verdad: ‘Pequé contra el cielo y contra ti’.” Y volvió.
La gran sorpresa que se pegó es que el padre lo estaba esperando, desde hacía años! El Evangelio dice que lo vio venir de lejos, porque el viejo subía todas las tardes a la terraza a ver si el chico venía. Y el padre lo abrazó y el padre le hizo fiesta. Y este gran pecador; este gran despilfarrador de lo que había ganado su padre se encontró con algo que nunca había hecho conciente: el abrazo de la misericordia. 

Otro joven del Evangelio: Pensé en el joven muerto también, a la salida de la ciudad de Naím, cuando lo iban a enterrar: hijo único de madre viuda. Jesús se compadeció de la madre, no del pibe. Pero el pibe, gracias a la madre, tuvo el milagro y lo resucitó.

¿Vos quién sos?, ¿El entusiasta, como los apóstoles primero, antes de iniciar el camino?, ¿El que quiere seguir a Jesús porque le gusta pero está atornillado con tantas cosas que lo atan y no lo puede seguir, como el joven rico a la mundanidad, a tantas cosas?, ¿Cómo aquél que se gastó toda la herencia de su padre, pero que se animó a volver y está sintiendo en este momento el abrazo de la misericordia?, ¿O estás muerto? Si estás muerto, sabé que la Madre Iglesia está llorando por vos, y Jesús es capaz de resucitarte. Decime, ¿quién sos vos? Decítelo a vos mismo y eso te va a dar fuerza. 

- “Padre, usted es injusto, - me van a decir las chicas - porque los ejemplos que da es para los varones, ¿y nosotras qué?”

Ustedes son aspirantes a consolidar con su vida la ternura y la fidelidad. Ustedes están sobre el camino de esas mujeres que seguían a Jesús, en las buenas y en las malas. La mujer tiene ese gran tesoro de poder dar vida, de poder dar ternura, de poder dar paz y alegría. Hay un solo modelo para ustedes, María: La mujer de la fidelidad, la que no entendía lo que le pasaba pero obedeció. La que en cuanto supo lo que su prima necesitaba, se fue corriendo, la Virgen de la Prontitud. La que se escapó como refugiada en un país extranjero para salvar la vida de su hijo. La que ayudó a crecer a su Hijo y lo acompañó, y cuando su Hijo empezó a predicar, iba detrás de Él. La que sufrió todo lo que le estaba pasando a ese chico, a ese muchacho grande. La que estaba al lado de ese Hijo y le decía los problemas que había: “Mirá: no tienen vino”. La que en el momento de la Cruz estaba junto a Él.

La mujer tiene una capacidad para dar vida y para dar ternura que no la tenemos los varones. Ustedes son mujeres de Iglesia. ¿De Iglesia, del Iglesia? No, no es “el” Iglesia, es LA iglesia. La Iglesia es femenina, es como María. Ése es el lugar de ustedes. Ser Iglesia, conformar Iglesia, estar junto a Jesús, dar ternura, acompañar, dejar crecer. 

Que María, la Señora de la Caricia, la Señora de la Ternura, la Señora de la Prontitud para servir, les vaya indicando el camino. Bueno, ahora no se enojen, que ustedes salieron ganando sobre los varones. Les deseo que este día termine bien. Que cada uno de ustedes se encuentre con Jesús, con ese Jesús resucitado. Y les digo una cosa: ¡No tengan miedo! ¡Miren a Jesús, miren a María y vayan adelante! 

- “Padre ¡que soy pecador, soy pecadora!”

¡Él te perdona! Vos andá adelante, que tengan una santa pascua y no se olviden de rezar por mí. Que Jesús los bendiga y la Virgen los cuide.

(Transcripción del original español: jesuita Guillermo Ortiz).

Director del Grupo ACI rechaza acusaciones contra Juan Pablo II

viernes, 25 de abril de 2014

Karol El hombre que se convirtió en Papa

La historia de un hombre que se convertiría en Papa
Polonia en la década de los treinta: El joven Karol Wojtyla con tan sólo diez años comenzó a ver como uno a uno de sus sueños se iban rompiendo. Tras la muerte de su madre y su amado hermano, vive tiempos de guerra y un doloroso éxodo sembrado de muertes, así como el inicio de la persecución de hechos. 
Es así como inicia el largo viaje de Karol, un viaje cuyos encuentros y experiencias de obrero a poeta y maestro, lo llevan al sacerdocio, hasta convertirse, en 1978, en el hombre que todos conocemos. el cual ha marcado una época y dejado una marca en la historia contemporánea.
La vida del Papa: su historia a los largo de 50 años es un viaje estremecedor así como emotivo.

El Santo Padre - Juan XXIII


Angelo Guiseppe Roncalli fue elegido Sumo Pontífice el 28 de octubre de 1958 bajo el nombre de Juan XXIII. Convocó al Concilio Ecuménico del Vaticano (1962-1965), también conocido como Segundo Concilio del Vaticano, cuya culminación no pudo presenciar pues falleció el 3 de junio de 1963, dos meses después de haber concluido la encíclica Pacem in Terris. Fue beatificado por el papa Juan Pablo II, con ocasión del Jubileo del año 2000, y desde entonces se le conoce como el «bienaventurado papa Juan XXIII» por la Iglesia Católica. Su día se celebra el 11 de octubre, día de la apertura del Vaticano II. En Italia se le conoce con el cariñoso sobrenombre de "Il Papa Buono" ("El Papa Bueno".).

Hombres de Dios (Videoclip Original Canonización)

Huellas en la Cultura 

(RV).- (audio) RealAudioMP3 En el programa cultural de esta semana hablamos de la canción “Hombres de Dios”, un homenaje que nació en la Arquidiócesis de Guadalajara México, para resaltar las personalidades de los papas Juan XXIII y Juan Pablo II, coincidiendo con su canonización el 27 de abril. La letra fue escrita por Luis Gutiérrez, e interpretada por 13 cantautores latinoamericanos. Radio Vaticano entrevista al Pbro. Héctor López de la Arquidiócesis de Guadalajara, quien explica que al autor de la canción le marcaron mucho los dos pontificados y por eso “no fue difícil para él escribirla”. “De Juan XXIII resalta la experiencia del Concilio Vaticano II y que fue el Papa de la Paz”, y “de Juan Pablo II, su sentir de la gente, todo lo que le querían”. (MZ-RV)



13 Cantautores Católicos de Latinoamérica Unidos en un Maravilloso Homenaje a Nuestros Santos Papas. 
"Hombres de Dios"
Una producción de Pastoral de la Comunicación de la Arquidiócesis de Guadalajara, a través de sus medios de comunicación: ArquiRadio GDL, CAPTAvisión y Semanario.

Un agradecimiento especial a todos los cantantes católicos que participaron en la realización de este homenaje:

Autor: Luis Ramírez Estrada
Arreglo musical: Kiki Troia
Interpretes:
Athenas Vénica (Argentina)
Célines Díaz (Rep. Dominicana)
Cristy Villaseñor (México)
Kiki Troia (Argentina)
Luis Enrique Ascoy (Perú)
Luis Ramírez (México)
Marco López (Chile)
Margarita Araux (México)
Margarita Mariscal (México)
Martín Valverde (México-Costa Rica)
Mónica Arrollo (México)
Rogelio Casasola (Guatemala)
Sam de León (México)

jueves, 24 de abril de 2014

Francisco: Los "cristianos murciélagos" viven en un funeral perpetuo...

(RV).- (Con audio) RealAudioMP3 Hay cristianos que tienen miedo de la alegría de la Resurrección que Jesús nos quiere dar y su vida parece un funeral, pero el Señor resucitado está siempre con nosotros. Lo afirmó el Papa Francisco en su homilía de la Misa matutina celebrada en la Capilla de la Casa de Santa Marta. 

El Evangelio propuesto en la liturgia del día relata la aparición de Cristo resucitado a los discípulos. Ante el saludo de paz del Señor, los discípulos, en lugar de alegrarse – dijo el Papa – se quedan “trastornados y llenos de temor”, pensando “que veían un fantasma”. Jesús trata de hacerles entender que lo que ven es real, los invita a tocar su cuerpo, y pide que le den de comer. Los quiere conducir a la “alegría de la Resurrección, a la alegría de su presencia entre ellos”. Pero los discípulos – observó el Papa – “no podían creer, porque tenían miedo de la alegría”:

“Esta es una enfermedad de los cristianos. Tenemos miedo de la alegría. Es mejor pensar: ‘Sí, sí, Dios existe, pero está allá; Jesús ha resucitado, está allá’. Un poco de distancia. Tenemos miedo de la cercanía de Jesús, porque esto nos da alegría. Y así se explica la existencia de tantos cristianos de funeral, ¿no? Que su vida parece un funeral continuo. Prefieren la tristeza y no la alegría. Se mueven mejor, no en la luz de la alegría, sino en las sombras, como esos animales que sólo logran salir de noche, pero no a la luz del día, porque no ven nada. Como los murciélagos. Y con un poco de sentido del humor podemos decir que hay cristianos murciélagos que prefieren las sombras a la luz de la presencia del Señor”. 
Pero “Jesús, con su Resurrección – prosiguió Francisco – nos da la alegría: la alegría de ser cristianos; la alegría de seguirlo de cerca; la alegría de ir por el camino de las Bienaventuranzas, la alegría de estar con Él”:

“Y nosotros, tantas veces, o estamos trastornados, cuando nos llega esta alegría, o llenos de miedo, o creemos que vemos un fantasma o pensamos que Jesús es un modo de actuar: ‘Pero nosotros somos cristianos y debemos hacer así. ¿Pero dónde está Jesús? ‘No, Jesús está en el Cielo’. ¿Tú hablas con Jesús? ¿Tú dices a Jesús: ‘Yo creo que Tú vives, que Tú has resucitado, que Tú estás cerca de mí, que Tú no me abandonas’? La vida cristiana debe ser esto: un diálogo con Jesús, porque – esto es verdad – Jesús siempre está con nosotros, siempre está con nuestros problemas, con nuestras dificultades, con nuestras obras buenas”.
¡Cuántas veces – dijo el Papa al concluir – nosotros los cristianos “no somos alegres, porque tenemos miedo!”. Cristianos que “han sido vencidos” en la cruz:

“En mi tierra hay un dicho que dice así: ‘Cuando uno se quema con la leche hirviendo, después, cuando ve una vaca, llora’. Y éstos se habían quemado con el drama de la cruz y dijeron: ‘No, detengámonos aquí; Él está en el Cielo; muy bien, ha resucitado, pero que no venga otra vez aquí, porque ya no podemos más’. Pidamos al Señor que haba con todos nosotros lo que ha hecho con los discípulos, que tenían miedo de la alegría: que abra nuestra mente: ‘Entonces, les abrió la mente para comprender las Escrituras’; que abra nuestra mente y que nos haga comprender que Él es una realidad viva, que Él tiene cuerpo, que Él está con nosotros, que nos acompaña y que Él ha vencido. Pidamos al Señor la gracia de no tener miedo de la alegría”.


TE RECONOCEMOS AL PARTIR EL PAN

"Te reconocemos al partir el pan", canción compuesta por la Comunidad BANUEV con motivo del Encuentro Eucarístico Nacional de Córdoba. Interpretada por BANUEV Area Coro y Area Teatro con la participación de Sonia, solista de música católica. Canción integrada a la liturgia en muchas parroquias de Argentina y en las celebraciones de Corpus Christi.


miércoles, 23 de abril de 2014

El Peregrino de Emaus

¿Por qué estás buscando aquello que no te puede dar vida? Jesús está vivo con nosotros, no vayamos a sepulcros que hoy prometen algo y después no te dan nada

(RV).- (Con audio) RealAudioMP3 

En el evangelio, un ángel amonesta a las mujeres que en la madrugada de pascua buscan a Jesús en el sepulcro: “¿Por qué buscan entre los muertos al que está vivo?” Inspirado en esta pregunta el Obispo de Roma dijo que “buscamos entre los muertos al que vive cada vez que nos encerramos en el egoísmo o en la autocomplacencia, cuando nos dejamos seducir por el poder y las cosas de este mundo, olvidando a Dios y al prójimo, cuando ponemos nuestra esperanza en vanidades mundanas, en el dinero o el éxito; cada vez que perdemos la esperanza o no tenemos fuerzas para rezar, cada vez que nos sentimos solos o abandonados de los amigos, e incluso de Dios, cada vez que nos sentimos prisioneros de nuestros pecados”.

En una plaza de san Pedro atiborrada de peregrinos el Obispo de Roma, se refirió a la “alegría auténtica y profunda, que se basa en la certeza de que Cristo resucitado ya no muere más, sino que vive y actúa en la Iglesia y en el mundo”, para afirmar a continuación que, “sin embargo, no es fácil aceptar la presencia del resucitado” y que la pregunta que el ángel dirigió a las mujeres: ¿Por qué buscan entre los muertos al que vive? nos debe interrogar también a nosotros. “¿Por qué estás buscando allí? Aquello no te puede dar vida, sí, quizás te de una alegría de un minuto, de un día, de una semana, de un mes”. 

Hablando de los discípulos, el Sucesor de Pedro dijo que cada uno por diferentes caminos buscaban entre los muertos al que está vivo, y fue el mismo Señor el que corrigió el rumbo. Y yo, ¿qué hago? ¿Qué rumbo sigo para encontrar a Cristo vivo? Él estará siempre cerca de nosotros para corregir el rumbo si nosotros nos hemos equivocado.

El Vicario de Cristo pidió a los peregrinos y fieles repetirse esta amonestación del ángel y llevarla a casa para reflexionar en silencio y responderse: “¿Por qué buscas entre los muertos al que está vivo, tú que te encierras en ti mismo después de un fracaso y tú que no tienes más la fuerza de rezar? ¿Por qué buscas entre los muertos a aquel que está vivo, tú que te sientes solo, abandonado por los amigos y tal vez también por Dios? ¿Por qué buscas entre los muertos a aquel que está vivo, tú que has perdido la esperanza y tú que te sientes aprisionado por tus pecados? ¿Por qué buscas entre los muertos a aquel que está vivo, tú que aspiras a la belleza, a la perfección espiritual, a la justicia, a la paz?”

Esta advertencia, dijo el Sucesor de Pedro, “¿Por qué buscas entre los muertos al que está vivo?”, nos ayuda a salir de nuestros espacios de tristeza y nos abre a los horizontes de la alegría y de la esperanza. “Aquella esperanza que remueve las piedras de los sepulcros y alienta a anunciar la Buena Nueva, capaz de generar vida nueva para los otros”. 

Y concluyó afirmando: “¡Él está vivo, está con nosotros!, ¡No vayamos por tantos sepulcros que hoy prometen algo y después no te dan nada! 

Jesuita Guillermo Ortiz

Catequesis del Santo Padre traducida al español:

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

Esta semana es la semana de la alegría, celebramos la Resurrección de Jesús. Es una alegría verdadera, profunda, basada en la certeza de que Cristo resucitado, ya no muere más, sino que está vivo y activo en la Iglesia y en el mundo. Esta certeza habita en los corazones de los creyentes desde esa mañana de Pascua, cuando las mujeres fueron a la tumba de Jesús y los ángeles les dijeron: "¿Por qué buscan entre los muertos al que está vivo? ¿Por qué buscan entre los muertos al que está vivo?" (Lc 24,5). Estas palabras son como una piedra millar en la historia; pero también una "piedra de tropiezo", si no nos abrimos a la Buena Noticia, ¡si pensamos que un Jesús muerto molesta menos que un Jesús vivo!

En cambio, ¿cuántas veces en nuestro caminar diario, necesitamos escuchar que nos digan: ¿Por qué buscan entre los muertos al que está vivo? ¿Por qué buscan entre los muertos al que está vivo? Y cuántas veces nosotros buscamos la vida entre las cosas muertas, entre las cosas que no pueden dar vida, entre las cosas que hoy están y mañana no estarán más. Las cosas que pasan. ¿Por qué buscan entre los muertos al que está vivo?

Necesitamos escucharlo cuando nos cerramos en cualquier forma de egoísmo o de autocomplacencia; cuando nos dejamos seducir por los poderes terrenales y por las cosas de este mundo, olvidando a Dios y al prójimo; cuando ponemos nuestras esperanzas en las vanidades mundanas, en el dinero, en el éxito. 

Entonces la Palabra de Dios nos dice: ¿Por qué buscan entre los muertos al que está vivo? ¿Por qué estás buscando allí? Aquello no te puede dar vida, sí, quizás te de una alegría de un minuto, de un día, de una semana, de un mes, ¿y luego? ¿Por qué buscan entre los muertos al que está vivo? Esta frase debe entrar en el corazón y debemos repetirla. ¡Repitamos juntos tres veces! ¡Hagamos el esfuerzo! Todos: ¿por qué buscan entre los muertos al que está vivo? ¡Fuerte! ¿Por qué buscan entre los muertos al que está vivo? ¿Por qué buscan entre los muertos al que está vivo? Y hoy, cuando volvamos a casa digámoslo en el corazón, el silencio, pero que nos venga esta pregunta: ¿Por qué yo en la vida busco entre los muertos al que está vivo? Nos hará bien hacerlo.

Si escuchamos, podemos abrirnos a Aquel que da la vida, Aquel que puede dar la verdadera esperanza. En este tiempo pascual, dejémonos nuevamente tocar por el estupor del encuentro con Cristo resucitado y vivo, por la belleza y la fecundidad de su presencia.

No es fácil estar abierto a Jesús. No se da por descontado aceptar la vida del Resucitado y su presencia entre nosotros. El Evangelio nos hace ver diversas reacciones: la del apóstol Tomás, la de María Magdalena y la de los dos discípulos de Emaús: nos hace bien compararnos con ellos. Tomás pone una condición a la fe, pide tocar la evidencia, las llagas; María Magdalena llora, lo ve pero no lo reconoce, se da cuenta de que es Jesús sólo cuando Él la llama por su nombre; los discípulos de Emaús, deprimidos y con sentimientos de derrota, llegan al encuentro con Jesús dejándose acompañar por ese misterioso viandante. 

¡Cada uno por diferentes caminos! Buscaban entre los muertos al que está vivo, y fue el mismo Señor el que corrigió el rumbo. Y yo, ¿qué hago? ¿Qué rumbo sigo para encontrar a Cristo vivo? Él estará siempre cerca de nosotros para corregir el rumbo si nosotros nos hemos equivocado.

¿Por qué buscan entre los muertos al que está vivo? (Lc 24,5) Esta pregunta nos hace superar la tentación de mirar hacia atrás, a lo que ha sido ayer y nos empuja adelante, hacia el futuro. Jesús no está en el sepulcro, ha resucitado, Él es el Viviente, Aquel que siempre renueva su cuerpo que es la Iglesia y lo hace caminar atrayéndolo hacia Él. “Ayer” es la tumba de Jesús y la tumba de la Iglesia, el sepulcro de la verdad y de la justicia; “hoy” es la resurrección perenne hacia la cual nos empuja el Espíritu Santo, donándonos la plena libertad. 

Hoy nos es dirigido también a nosotros este interrogativo. Tú, ¿por qué buscas entre los muertos a aquel que está vivo, tú que te cierras en ti mismo después de una derrota y tú que no tienes más fuerza para rezar? ¿Por qué buscas entre los muertos al que está vivo, tú que te sientes solo, abandonado por los amigos y quizás también por Dios? ¿Por qué buscas entre los muertos al que está vivo, tú que has perdido la esperanza y tú que te sientes prisionero de tus pecados? ¿Por qué buscas entre los muertos al que está vivo, tú que aspiras a la belleza, a la perfección espiritual, a la justicia, a la paz?

¡Tenemos necesidad de sentirnos repetir y de recordarnos mutuamente la advertencia del ángel! Esta advertencia ¿Por qué buscas entre los muertos al que está vivo?, nos ayuda a salir de nuestros espacios de tristeza y nos abre a los horizontes de la alegría y de la esperanza. Aquella esperanza que remueve las piedras de los sepulcros y alienta a anunciar la Buena Nueva, capaz de generar vida nueva para los otros. Repitamos esta frase del ángel para tenerla en el corazón y en la memoria. Y después cada uno responda en silencio: ¿Por qué buscan entre los muertos al que está vivo? ¡Repitámosla! ¿Por qué buscan entre los muertos al que está vivo?
Pero miren, hermanos y hermanas, ¡Él está vivo, está con nosotros! ¡No vayamos por tantos sepulcros que hoy te prometen algo, belleza… y luego no te dan nada! ¡Él está vivo! ¡No busquemos entre los muertos al que está vivo! Gracias.

CAMINO A EMAUS

La Resurrecion de Jesucristo es el acontecimiento de mayor trascendencia para toda la humanidad, habre la puerta hacia la vida eterna y la inmortalidad.
Un día dos amigos estaban caminando por el camino a Emaús. Algo terrible sucedió tres días antes. Jesús había sido colgado en la cruz y crucificado. Ellos estaban tristes y enojados por esto. Mientras estaban hablando acerca de lo que pasó Jesús mismo se acercó, y caminaba con ellos. Ellos no sabían que era Jesús. Ellos suponían que era alguien caminando a lo largo del camino. Jesús les preguntó porque estaban tan tristes.
Uno de los dos hombres, Cleofas, explicó que estaban seguros de que Jesús era una persona elegida por Dios para salvar a los hijos de Israel. Él le contó que Jesús había sido crucificado y como algunas mujeres habían ido a la tumba esa mañana pero su cuerpo no estaba allí. Las mujeres habían visto ángeles que decían que Jesús estaba vivo.
Luego Jesús comenzó a explicarles todo a través de las escrituras de Moisés y los profetas que todas estas cosas fueron escritas acerca de Dios antes que sucedieran. Como ellos escuchaban que sus corazones estaban felices de escuchar la buena noticia de que Jesús sufrió para salvar a su gente. El mismo autor de la Biblia les estaba explicando las escrituras y esto los puso contentos. Pero recuerda que ellos todavía no se dieron cuenta que era Jesús. Ellos querían pasar más tiempo con este extraño pero el actuó como si tuviese que continuar su viaje.
Ellos le suplicaron que se quedara a cenar. Cuando se sentó a comer él tomó el pan, lo bendijo, y lo partió, y se los dio. Y sus ojos estaban abiertos, y lo conocieron, y desapareció de su vista. ¡Esta era la pascua y el Señor Jesús resucitado desapareció justo en frente de ellos!
Algunas veces cosas malas le suceden a la gente buena. A Jesús lo habían matado y era difícil de explicar por qué Dios permitiría que suceda tal cosa. Podríamos perder a un amigo querido en un accidente de auto. Nuestro padre podría perder su trabajo. Podríamos tener una mascota que amemos mucho que muera. Un tornado, un huracán, una inundación podrían dañar o destruir nuestro hogar. No entendemos cual es el propósito de Dios para nosotros cuando suceden esas situaciones, pero Dios está con nosotros incluso en los tiempos tristes cuando nuestros corazones se están rompiendo. 
Jesús caminó justo al lado de los dos hombres en el camino de Emaús. Jesús está con nosotros todo el tiempo no importa lo que suceda. Podemos estar felices por eso!


martes, 22 de abril de 2014

REGINA CAELI LAETARE, Antifona gregoriana, Schola Gregoriana Mediolanens...

REINA DEL CIELO

V. Reina del cielo, alégrate. 

R. Aleluya. 

V. Porque Aquel que llevaste en tu Seno. 
R. Aleluya. 

V. Resucito, como dijo.
R. Aleluya. 

V. Ruega al Dios por nosotros. 
R. Aleluya. 

V. Goza y alégrate, Virgen María. Aleluya. 
R. Porque verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya. 

Oremos: Oh Dios, que por la Resurrección de tu Hijo, nuestro Señor Jesucristo, has llenado el mundo de alegría, concédenos, por intercesión de su Madre, la Virgen María, llegar a alcanzar los gozos eternos. Por el mismo Jesucristo, nuestro Señor. R. Amén.

lunes, 21 de abril de 2014

Mª Dolores Negrillo 2ª PONENCIA: «Nuevos responsables para la Nueva Evan...

Mª Dolores Negrillo pronuncio esta ponencia en el VIII Encuentro Nacional de Responsables de Escuala del Movimiento de Cursillos de Cristiandad el 5 de abril del 2013 en la casa San Jose de El Escorial (Madrid) bajo el título: «Nuevos responsables para la Nueva Evangelización».

Que la Resurrección se transparente en nuestros corazones y en nuestra vida, dijo el Papa Francisco el Lunes del Ángel de la Octava de Pascua

RealAudioMP3 Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días! ¡Felices Pascuas! “Cristòs anèsti! – Alethòs anèsti!”, “¡Cristo ha resucitado! – ¡Verdaderamente ha resucitado!” ¡Está entre nosotros aquí!, en la plaza. En esta semana podemos seguir intercambiándonos la felicitación pascual, como si fuera un único día. Es el gran día que hizo el Señor.

El sentimiento dominante que transluce de los relatos evangélicos de la Resurrección es la alegría llena de estupor; pero un estupor grande, pero la alegría que viene desde adentro; y en la Liturgia nosotros revivimos el estado de ánimo de los discípulos por la noticia que las mujeres habían dado: ¡Jesús ha resucitado! Nosotros lo hemos visto.

Dejemos que esta experiencia, impresa en el Evangelio, se imprima también en nuestros corazones y se vea en nuestra vida. Dejemos que el estupor gozoso del Domingo de Pascua se irradie en los pensamientos, en las miradas, en las actitudes, en los gestos y en las palabras… ojalá seamos así luminosos. ¡Pero esto no es un maquillaje! Viene desde dentro, de un corazón inmerso en la fuente de esta alegría, como el de María Magdalena, que lloró por la pérdida de su Señor y no creía a sus ojos viéndolo resucitado. 

Quien hace esta experiencia se convierte en testigo de la Resurrección, porque en cierto sentido ha resucitado él mismo, ha resucitado ella misma. Entonces es capaz de llevar un “rayo” de la luz del Resucitado en las diversas situaciones: en las felices, haciéndolas más bellas y preservándolas del egoísmo; y en las dolorosas, llevando serenidad y esperanza.

En esta semana, nos hará bien tomar el libro del Evangelio y leer aquellos capítulos que hablan de la resurrección de Jesús; nos hará tanto bien tomar el libro y buscar los capítulos y leer aquello. 

También nos hará bien, esta semana, pensar en la alegría de María, la Madre de Jesús. Así como su dolor fue tan íntimo, tanto que le traspasó su alma, del mismo modo su alegría fue íntima y profunda, y de ella los discípulos podían tomar. Habiendo pasado, a través de la experiencia de la muerte y de la resurrección de su Hijo, viste, en la fe, como la expresión suprema del amor de Dios, y el corazón de María se ha convertido en una fuente de paz, de consuelo, de esperanza y de misericordia. 

Todas las prerrogativas de nuestra Madre derivan de aquí, de su participación en la Pascua de Jesús. Desde la mañana del viernes hasta la mañana del domingo, Ella no perdió la esperanza: la hemos contemplado como Madre de los dolores, pero, al mismo tiempo, como Madre llena de esperanza. Ella, la Madre de todos los discípulos, la Madre de la Iglesia y Madre de esperanza. 

A Ella, testigo silencioso de la muerte y de la resurrección de Jesús, le pedimos que nos introduzca en la alegría pascual. Lo haremos con el rezo del Regina Coeli, que en el tiempo pascual sustituye la oración del Ángelus. 

Después de rezar a la Madre de Dios, el Papa Francisco saludó a los presentes diciendo: 
RealAudioMP3 Dirijo un saludo cordial a todos ustedes, querido peregrinos venidos de Italia y de diversos países para participar en este encuentro de oración.

Acuérdense esta semana de tomar el Evangelio y buscar los capítulos en donde se habla de la resurrección de Jesús y de leer cada día un fragmento de aquellos capítulos. Nos hará bien en esta semana de la resurrección de Jesús.

A cada uno formulo el deseo de transcurrir en la alegría y en la serenidad este Lunes del Ángel, en el que se prolonga la alegría de la Resurrección de Cristo.

¡Feliz y santa Pascua a todos, buen almuerzo y hasta pronto!