domingo, 7 de enero de 2018

No olvidar el Bautismo, en él fuimos revestidos de Cristo

“Antes el bautismo se llamaba también «iluminación», porque la fe ilumina el corazón, hace ver las cosas con otra luz”: es el tweet del Papa Francisco en la fiesta del Bautismo de Jesús
Griselda Mutual - Ciudad del Vaticano
En la fiesta del Bautismo del Señor, que concluye el tiempo litúrgico de la Navidad, y el cual seña el inicio de la vida pública del Maestro, el Papa Francisco se asomó a la ventana del Palacio Apostólico para rezar junto con los fieles presentes en la plaza de san Pedro la oración mariana del Ángelus dominical.

«La fiesta del Bautismo del Señor nos hace pensar en nuestro Bautismo»

 

A partir de este concepto el Santo Padre explicó que en el tiempo de Jesús, se trataba de un bautismo de penitencia, y que cuantos recurrían a él expresaban el deseo de purificación de los pecados y el compromiso de iniciar una nueva vida con la ayuda de Dios.
“Comprendemos de este modo la gran humildad de Jesús, Aquel que no tenía pecado, en el ponerse en fila con los penitentes, mezclado entre ellos para ser bautizado en las aguas del río. ¡Cuánta humildad tiene Jesús!” exclamó.  
Al hacer esto el Señor manifestó lo que hemos celebrado en la Navidad, precisó el pontífice: “la disponibilidad de Jesús a sumergirse en el río de la Humanidad, de tomar sobre sí las faltas y debilidades de los hombres, y de compartir su deseo de liberación y superación de todo lo que aleja de Dios y hace extraños a los hermanos”.  “Al igual que en Belén, también a lo largo de las orillas del Jordán, Dios mantiene la promesa de hacerse cargo del destino del ser humano, y Jesús es el signo tangible y definitivo de ello”.

«El Espíritu Santo abre los ojos del corazón a la verdad»


El Obispo de Roma prosiguió comentando el Evangelio del día: “El Evangelio de hoy enfatiza que Jesús, «al salir del agua, vio que los cielos se abrían y que el Espíritu Santo descendía sobre él como una paloma» (Mc 1, 10). El Espíritu Santo, que había obrado desde el inicio de la creación y había guiado a Moisés y al pueblo en el desierto, ahora desciende plenamente sobre Jesús para darle la fortaleza para cumplir su misión en el mundo. El Espíritu es el artífice del bautismo de Jesús y también de nuestro bautismo”.
Así, Francisco resaltó luego la obra del Espíritu Santo: “él abre nuestros ojos del corazón a la verdad, a toda la verdad”, dijo. “Empuja nuestras vidas en el camino de la caridad. Es el don que el Padre nos ha entregado a cada uno de nosotros en el día de nuestro bautismo. Él, el Espíritu, nos transmite la ternura del perdón divino. Y es también Él, el Espíritu Santo, que hace resonar la Palabra reveladora del Padre: «Tú eres mi Hijo amado».”

No olvidar el bautismo, en él fuimos revestidos de Cristo


Una vez más el Papa remarcó que la fiesta del Bautismo de Jesús invita a cada cristiano a recordar su bautismo: “No puedo preguntarles –dijo dejando los papeles de lado – si ustedes se acuerdan del día de su bautismo, porque la mayor parte de ustedes eran niños, como yo. Fuimos bautizados de niños. Pero les hago otra pregunta: ustedes, ¿saben la fecha de su bautismo? ¿Conocen en qué día fueron bautizados? Que cada uno piense. Y si no conocen la fecha, o la han olvidado, volviendo a casa pregunten a la mamá, a la abuela, al tío, a la tía, al abuelo, al padrino, a la madrina: ¿en qué fecha? Y esa fecha deberemos tenerla siempre en nuestra memoria, porque es una fecha de fiesta, es la fecha de nuestra santificación inicial, es la fecha en la que el Padre nos ha dado el Espíritu Santo que nos empuja a caminar. Es la fecha del gran perdón. No se olviden: ¿cuál es la fecha de mi bautismo?”
Antes de dar inicio a la oración mariana, invocó la materna protección de María Santísima, para que todos los cristianos puedan comprender cada vez más el don del bautismo y se comprometan a vivirlo con coherencia, dando testimonio del amor del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.

Los recién bautizados y todos los fieles cristianos en los saludos del Papa tras el Ángelus

 


Después de la oración mariana, el Santo Padre saludó a los peregrinos presentes de Italia y de diversas partes del mundo, y expresó su alegría por haber bautizado en este día, por quinta vez en su pontificado, a algunos niños en la Capilla Sixtina.
“Sobre ellos, - dijo – y sobre todos los niños que han sido bautizados recientemente, invoco la protección maternal de la Madre de Dios, para que, ayudados por el ejemplo de sus padres, padrinos y madrinas, crezcan como discípulos del Señor”.
“Les deseo a todos un buen domingo y un buen camino en el año que acaba de comenzar, gracias a la luz que Jesús nos dio en su Navidad. No olviden la tarea para casa: ¿cuál es la fecha de mi bautismo? ¿Qué día fui bautizado o bautizada? ¿Entendido? Y por favor, no se olviden de rezar por mí. Buen almuerzo y hasta pronto”, concluyó.  

domingo, 31 de diciembre de 2017

El Papa en el Te Deum: “Expresar gratitud por los artesanos del bien común”


En la última noche del año 2017 el Santo Padre presidió la Celebración de las Primeras Vísperas y Te Deum en acción de Gracias en la Basílica de San Pedro
Voz Papa, Crónica completa traducida al español
Mireia Bonilla – Ciudad del Vaticano
Una celebración que tal y como aseguró el Papa “respiró la atmósfera de la plenitud del tiempo” , y no precisamente porque se trate de la última noche del calendario solar, sino porque “la fe nos lleva a contemplar y sentir que Jesucristo, Palabra hecha carne, ha dado plenitud al tiempo del mundo y a la historia humana” expresó.
Y la primera en experimentar este sentido de “plenitud” donada por la presencia de Jesús fue “María”, dijo Francisco. Una plenitud que fluyó, “a través de su corazón humilde y lleno de fe” así como “a través de su carne impregnada del Espíritu Santo”.
Es de María que la Iglesia ha heredado y hereda continuamente “esta percepción interior de plenitud” que alimenta un sentimiento de gratitud como “la única respuesta humana digna del inmenso don de Dios”. Se trata de un agradecimiento conmovedor, que, a partir de la contemplación de aquel Niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre, “se extiende a todo y a todos, al mundo entero” exclamó el Santo Padre. Es por tanto un "gracias" que refleja la Gracia y no viene de nosotros sino “de él”. No proviene del ego, sino “de Dios”.
En este año 2017 que Dios nos ha dado íntegro y sano – aseguro Francisco - nosotros los humanos lo hemos desperdiciado y herido de muchas maneras con obras de muerte, con mentiras e injusticias”. Además, las guerras - concretizó el Santo Padre-, “son el signo notorio de este orgullo reincidente y absurdo, pero también lo son todas las pequeñas y grandes ofensas a la vida, a la verdad, a la fraternidad, que causan múltiples formas de degradación humana, social y ambiental” y es por ello que el Papa invitó a “asumir ante Dios” a nuestros hermanos y a nuestra creación.
El Obispo de Roma aseguró que lo que prevalece esta noche es la “gratitud” que siente en su alma al pensar en todas aquellas personas que viven “con el corazón abierto” en esta ciudad. Esas personas que “contribuyen cada día con pequeños pero preciosos gestos concretos para el bien de Roma” y para ello citó, a base de ejemplo, una serie de comportamientos propios de aquellas personas que expresan concretamente el amor por Roma: aquellas que tratan de hacer de la mejor manera su deber,  aquellas que se mueven en el tráfico con sabiduría y prudencia respetando los lugares públicos, así como aquellas que prestan atención a las personas mayores o en dificultad.
También expresó su inmensa estima por los padres, maestros y educadores que - con el mismo estilo aseveró- , “intentan formar a los niños y jóvenes en un sentido cívico y en una ética de responsabilidad”. “Estos y miles de otros comportamientos” - dijo Francisco – expresan, sin discursos y sin publicidad, “un estilo de educación cívica cooperando silenciosamente en el bien común”.
Antes de concluir, afirmó que estas personas, aunque no sean noticia, “son la mayoría de las personas que viven en Roma”. Personas que a pesar de encontrarse muchas de ellas en condiciones de dificultades económicas “no lloran, ni albergan resentimientos y rencores, sino que se esfuerzan por hacer su parte todos los días para mejorar un poco las cosas”.
Por último el Pontífice invitó a los fieles presentes a “expresar la gratitud por todos estos artesanos del bien común”, que aman su ciudad “no con palabras sino con hechos”.