domingo, 30 de junio de 2013

Lanzan un corto de dibujos animados sobre el Papa Francisco

30 de junio de 2013. (ROMEREPORTS.com) La primera película de dibujos animados sobre el Papa Francisco dura 4 minutos. Ha sido realizada por Catholic Link y traducida a 15 idiomas. Todo un retrato dinámico de la vida de Papa Francisco.

El cortometraje recoge pequeños detalles curiosos de su vida como que era un apasionado de la Química o que es fan del equipo argentino de fútbol San Lorenzo de Almagro.

En el Padre, Jesús encuentra la luz y la fuerza para su camino

“Escuchar a nuestra conciencia”, ha sido la invitación del Obispo de Roma en la reflexión previa a la oración mariana del ángelus, con los miles de peregrinos reunidos en la plaza del Santuario de San Pedro, el último domingo de junio en Roma en un mediodía soleado y caluroso.


La “firme decisión” de Jesús de ponerse en camino a Jerusalén donde debe morir y resucitar, fue el tema del Evangelio subrayado por Papa Francisco, para afirmar que es una decisión que Jesús no toma solo sino con el Padre y también la importancia que ha tenido para Jesús la conciencia: el escuchar en su corazón la voz del Padre y seguirla libremente, no “telecomandado”.

“La conciencia es el espacio interior de la escucha de la verdad, del bien, de la escucha de Dios; es el lugar interior de mi relación con Él, que habla a mi corazón y me ayuda a discernir, a comprender el camino que debo recorrer, y una vez tomada la decisión, a ir adelante, permanecer fiel”.
El gran ejemplo actual de seguimiento de la conciencia del Obispo Emérito de Roma, Benedicto XVI, en relación al paso que debía dar, y también la gran simplicidad de María que escuchaba y meditaba la palabra de Dios en su interior, sirvió al Sucesor de Pedro para invitar a todos a “convertirnos en hombres y mujeres de conciencia, capaces de escuchar la voz de Dios y de seguirla con decisión”.  Jesuita Guillermo Ortiz- RV

Texto completo de las palabras del Santo Padre

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

El Evangelio de este domingo (Lc 9,51-62) muestra un pasaje muy importante en la vida de Cristo: el momento en que – como escribe san Lucas – «Jesús tomó la firme decisión de ponerse en camino hacia Jerusalén» (9,51). Jerusalén es la meta final, donde Jesús, en su última Pascua, debe morir y resucitar, y así llevar a cumplimiento su misión de salvación.

Desde aquel momento, luego de aquella “firme decisión”, Jesús apunta directamente hacia a la meta, y también a las personas que encuentra y que le piden seguirlo, dice claramente cuáles son las condiciones: no tener una morada fija; saberse despegar de los afectos humanos; no ceder a la nostalgia del pasado. Pero Jesús también les dice a sus discípulos, encargados de precederlo en el camino hacia Jerusalén para anunciar su paso, que no impongan nada: si no encontrarán disponibilidad a recibirlo, continúen, vayan adelante. Pero Jesús no impone jamás, Jesús es humilde, Jesús invita. Si tú quieres ven. Y la humildad de Jesús es así. Él nos invita siempre. No impone.

Todo esto nos hace pensar. Por ejemplo, nos dice la importancia que, también para Jesús, tuvo la conciencia: el escuchar en su corazón la voz del Padre y seguirla. Jesús, en su existencia terrenal, no estaba, por así decirlo, condicionado por un “control remoto”: era el Verbo encarnado, el Hijo de Dios hecho hombre, y a un cierto punto tomó la firme decisión de subir a Jerusalén por última vez; una decisión tomada en su conciencia, pero no solo: con el Padre, en plena unión con Él! Ha decidido en obediencia al Padre, en escucha profunda, intima de su voluntad. Y por esto la decisión era firme, porque fue tomada con el Padre. En el Padre Jesús encontraba la fuerza y la luz para su camino.

Y Jesús era libre. En aquella decisión era libre. Jesús a nosotros los cristianos nos quiere libres como Él. Con aquella libertad que viene de este diálogo con el Padre, de este diálogo con Dios. Jesús no quiere cristianos egoístas, que sigan el propio ‘yo’, que no hablan con Dios, ni cristianos débiles, cristianos que no tienen voluntad, cristianos a control remoto, incapaces de creatividad, que buscan siempre conectarse con la voluntad de otro, y no son libres. ¡Jesús nos quiere libres! Y ¿dónde se consigue esta libertad? En el diálogo con Dios en la propia conciencia. Si un cristiano no sabe hablar con Dios, no sabe escuchar a Dios en su propia conciencia no es libre, no es libre.

Por eso debemos aprender a escuchar más a nuestra conciencia. Pero ¡atención! Esto no significa seguir el propio yo, hacer aquello que me interesa, que me conviene, que me gusta... ¡No es esto! La conciencia es el espacio interior de la escucha de la verdad, del bien, de la escucha de Dios; es el lugar interior de mi relación con Él, que habla a mi corazón y me ayuda a discernir, a comprender el camino que debo recorrer, y una vez tomada la decisión, a ir adelante, a permanecer fiel.

Nosotros hemos tenido un ejemplo maravilloso de cómo es esta relación con Dios en la propia conciencia. Un reciente ejemplo maravilloso, el Papa Benedicto XVI nos ha dado este gran ejemplo. Cuando el Señor en la oración, le ha hecho comprender cuál era el paso que debía dar. Ha seguido, con gran sentido de discernimiento y valor, su conciencia, o sea la voluntad de Dios que hablaba a su corazón. Y este ejemplo de nuestro Padre nos hace mucho bien a todos nosotros, como un ejemplo que debemos seguir.

La Virgen, con gran simplicidad, escuchaba y meditaba en lo más íntimo de sí misma la Palabra de Dios y aquello que sucedía a Jesús. Siguió a su Hijo con íntima convicción, con firme esperanza. Que María nos ayude a convertirnos cada vez más en hombres y mujeres de conciencia - con conciencia libre, porque en la conciencia tiene lugar el diálogo con Dios – hombres y mujeres capaces de escuchar la voz de Dios y de seguirla con decisión.

Palabras del Papa Francisco después del rezo mariano:

Queridos hermanos y hermanas,

hoy se celebra en Italia la Jornada de la caridad del Papa. Deseo agradecer a los Obispos y a todas las parroquias, especialmente las más pobres, por las oraciones y las ofrendas que sostienen tantas iniciativas pastorales y caritativas del Sucesor de Pedro en todas partes del mundo. ¡Gracias a todos!

Dirijo de corazón mi saludo a todos los peregrinos presentes, en particular a los numerosos fieles venidos de Alemania. Saludo también a los peregrinos de Madrid, Augsburg, Sonnino, Casarano, Lenola, Sambucetole y Montegranaro; al grupo de laicos dominicanos, a la Fraternidad apostólica de la Divina Misericordia de Piazza Armerina, a los Amigos de las misiones de la Preciosísima Sangre, la UNITALSI de Ischia di Castro y a los muchachos de Latisana.
¡Les pido que recen por mí y a todos ustedes les deseo buen domingo y buen almuerzo!

AUDIO Y VIDEO: http://es.radiovaticana.va/news/2013/06/30/en_el_padre,_jesús_encuentra_la_luz_y_la_fuerza_para_su_camino/spa-706175

Primero fue una extraña aparición, luego descubrió la Eucaristía y más tarde el perdón.

Que Dios se puede aparecer a las personas de las maneras más insospechadas y en los lugares más extraños es algo indudable. Si no que se lo cuenten a Sylvain Clement, un filósofo que vivió una conversión radical viniendo desde el ateísmo, la desesperación y el nihilismo. Pero Dios aconteció de manera fulgurante y le cambió el corazón y pese a que al principio se resistió una vez que experimentó el verdadero amor, su vida recobró un sentido tal que nunca quiso volver a lo anterior.


El sinsentido en su vida

La historia comienza en septiembre de 1994 cuando este joven tenía apenas 22 años, edad suficiente para haber experimentado ya el sinsentido de la vida de tal forma que hasta el suicidio rondaba ya por su cabeza.

Sylvain caminaba por la basílica de Nuestra Señora de Longpont sur Orge junto a su amiga Emmanuelle, a la que conoció en un centro para personas discapacitadas en el que trabajaron juntos. “En el fondo deseaba recorrer un largo camino de vida juntos pero esto requería un compromiso. Además, ella había decidido antes de conocernos retirarse durante nueve meses a una comunidad religiosa para pensar sobre una posible vocación”.

“Este era nuestro paseo de despedida. Era uno de los primeros católicos que conocí. Yo no creía en Dios ni en el diablo –y para decirlo todo, no creía ni en la buena gente ni en mi mismo-, me empeñaba en ponerle mil objeciones aunque fui tocado por la sencillez de su alegría y la sinceridad de su fe”, recuerda Sylvain Clement en Famille Chretienne.

¿Cuál es el sentido de la vida?

Sin embargo, sobre el acechaban muchos años de desesperanza. “Sobre todo, en ese día en mí se manifestaba la sombra de la desesperación que había tenido durante años. Estaba absorbido por el abismo de la nada al igual que un meteorito es succionado por un agujero negro”.
Su pasado le atormentaba. De este modo, recuerda que “desde los 16 años sin descanso me asaltaban las siguientes preguntas: ¿cuál es el sentido de mi vida? ¿Qué hacer con ella? ¿Por qué merece la pena ser vivida? ¿Por qué el sufrimiento?...Esas preguntas me llegaban hasta el corazón y la mente”.

Incluso afirmaba que la “muerte me fascinaba más” y “meditaba vagando en los cementerios”. Pero un hecho comienza a cambiarle un poco la percepción de la vida. Fue el suicidio de un amigo. En ese momento, este joven francés se decía: “no quiero vivir a medias, quiero una vida plena, que valga la pena de haber sido vivida”. Pero el problema es que “no sé cómo”.

La búsqueda en la filosofía

En esta búsqueda se sentía en medio de ninguna parte por lo que intentó encontrar la felicidad en su mente. “Busqué entre los poetas y los filósofos, leí decenas de libros. Este deseo de entender, esta búsqueda de un sentido me empujó a hacer Filosofía en la Sorbona". Aune este camino le llevó a la decepción: "la filosofía se veía como un supermercado con sus estantes, los ´grandes pensadores´, cada uno con su programa que tenía la clave de todo. Pero, ¿cuál era la correcta?".

En este sentido, Sylvain recuerda que hubo tres autores que le llamaron particularmente la atención: Kant, Nietzsche y Freud. Con sus escritos, cuenta, "me entere de que la verdad no es accesible, la búsqueda es mejor que el resultado. Cultivé la duda y la sospecha y caí en la desesperación del nihilismo. Tuve la horrible experiencia del vacío, un abismo parecía abrirse debajo de mis pies".

Todo esto fue calando en este joven que "incluso llegué a no creer en el amor –porque el amor está asociado a la verdad-. Si no existe, entonces, ¿qué es el amor?". Por todo ello, el amor no podría ser otra cosa que "egoísmo disfrazado".

Un ángel se le aparece

Con este sentimiento e historia volvemos al paseo con Emmanuelle por la basílica. Van caminando por sus maravillosos pasillos. En ese momento se separan por distintos pasillos. Y aquí llegó el extraño momento que cambió su existencia. “Pasaba delante de una estatua del obispo Dionisio. Y de repente, vi en su corazón el rostro de un niño. Parecía uno de esos ángeles con el pelo rizado. Esta cara se volvió hacía mí y me miró como diciendo ‘ven, sígueme’. Me detuve asombrado, volví a la estatua pero el niño había desaparecido”.


No lograba explicarse aquello. ¿Era una alucinación? No encontraba ninguna explicación racional para ello. Al encontrarse con Emmanuelle fue presuroso a contarle lo que le había pasado. “¡Me ha pasado algo que parece una locura!”, le dijo. Ella, con alegría le dijo muy contenta que era algo “genial” pues “es tu ángel de la guarda”. El problema para Sylvain es que “no creía en los ángeles, ni siquiera creía en Dios”, que fue lo que le dijo casi enfadado a su joven amiga.

“La palabra de Dios me habla personalmente”

Tras esto, ambos se sentaron en un banco mientras ella rezaba en silencio por él. En el camino de regreso, Silvayn comienza a sentirse más ligero y al despedirse de su amiga, que iba a hacer una experiencia en el convento está triste pero sereno. Sin saberlo, ese día iba a suponer un punto de inflexión en su vida.
Él mismo reconoce que desde aquel día todo fue muy rápido. Al día siguiente de esta “aparición” se sintió atraído a ir a la iglesia de su barrio de París. “Yo que no era bautizado, iba a vivir una de las primeras misas de mi vida. La palabra de Dios me habla a mí personalmente. Tenía la impresión de que mis oídos se abren. Las palabras del sacerdote también me tocaban. No asistía a la misa, la viví”.
Experimenta algo que nunca había tenido. “Llega a mí la paz, se impone en mí una dulzura”. De hecho, cuenta que en ese momento “por primera vez estoy bien”. Y lo que más molestaba a este joven es que esa paz “no venía de mí” y “me hacía libre”. Él que buscaba todo esto con su cabeza y su razón lo había encontrado de repente “convertido en Presencia de Dios”.

Redescubrir el perdón

“¡Qué semana!”, pensaba Sylvain. “En pocos días: una cara de niño aparece en el corazón de una estatua de un obispo; una hostia que oculta una Presencia inaudita; al día siguiente unas lágrimas
venidas de las profundidades releyendo cartas de mis padres; dos días después, un perdón liberador y que pacifica descubriendo la confesión…”.
A pesar de esto, la lucha durante su conversión fue grande. “Conocí el combate real”, afirma. “No es fácil porque al adversario no le gusta que se renuncie a un camino de muerte para ir al de Dios”.
Pero ese gran día llegó. “Fui bautizado en la Iglesia Católica en Pentecostés de 1995. Día de júbilo y de victoria”. Su vida se inició también ahí. “Sobre esta roca construí mi vida” y empieza a tomar decisiones en su vida acorde a esta vida. Se casó con Emmanuelle, ha tenido tres hijos y al final sus estudios de filosofía le han servido para impartir clase y mostrar la belleza de la unión entre fe y razón.

“En la Iglesia me encontré con Cristo vivo y descubrí sorprendido el Dios de los Evangelios, que nos ama y quiere salvar a todos los hombres. Tengo muchas razones para decir ‘gracias’ a Aquel que me salvó de la desesperación y la eternidad no sería suficiente para darle la gracias”.

sábado, 29 de junio de 2013

"Un solo puchero para todos"

María Marta se casó en Buenos Aires con Laureano Mones Cazón. Este año, Pablo, uno de sus hijos, recibió la ordenación sacerdotal. Los dos comparten un objetivo en común: ser santos. En esta entrevista, madre e hijo responden a las mismas preguntas en torno al ideal de vida que intentan seguir de la mano de san Josemaría.

Desde www.josemariaescriva.info

Menú para todos

San Josemaría solía explicar que tenía "un solo puchero para todos", cuyo contenido es la búsqueda de la santidad en medio de las ocupaciones ordinarias. De ese puchero se pueden alimentar el padre y la madre de familia, el ingeniero, el abogado, el obrero y también el sacerdote... Así lo explica el Padre Pablo:

“En mi casa siempre comimos todos lo mismo. Me parece que en la vida cristiana pasa algo así: a todos nos dan el mismo “alimento”: la oración, los sacramentos… Nunca me llamó la atención la piedad de mis padres, pero sí su confianza en Dios. Con el tiempo supe que hacían un rato de oración cada día. A ellos les debo el noventa por ciento de mi vocación, y –ahora como sacerdote– espero apoyarme en Dios siempre, como ellos; si no, estoy frito.”

-¿Qué significa “buscar la santidad en la vida ordinaria”?


María Marta: Santificar el trabajo es hacerlo para Dios, ofreciéndoselo cuando me gusta y cuando me canso y dejaría todo... Intento seguir hasta terminar porque Jesús así lo hizo por mí: de vez en cuando miro un crucifijo que tengo sobre el escritorio y le digo: ayudame con este asunto que tengo entre manos. Santificar el trabajo es trabajar con Dios.

P. Pablo: Sé que mi trabajo como sacerdote depende de Dios. Sin embargo tengo que pelear para que mis defectos no sean un obstáculo. Es como cocinar bien una receta. El puchero es de Dios, pero si me gana la pereza, el capricho, el mal carácter... se me quema el puchero, y se acabó la fiesta... Si peleo por ser puntual, aprender, estudiar, sonreír… sale el puchero de Dios, que es buenísimo y a la gente le encanta,¡quieren más! La receta está en el Evangelio y yo trato de aprender de un "chef" monumental que es San Josemaría.
-San Josemaría decía que no hay santo sin oración: ¿cómo lo concretas en tu día a día?


P. Pablo: Intento “ser piadoso”, no porque me guste rezar, sino porque me gusta acercarme cada vez más a Dios. Pude leer y ver en videos como San Josemaría hablaba y quería a Jesús, a la Virgen María, a San José. Trataba de descubrir qué les gustaba, y actuaba en consecuencia.

Por eso charlo con Jesús bien temprano y me preparo para la Misa: quiero que vea que lo pongo en primer lugar. Después intento trabajar con orden para aprovechar más el tiempo, que siempre es poco. Rezo la liturgia de las horas. Más tarde un rosario y le hablo a la Virgen de mucha gente querida, del Papa, de la Iglesia... A veces trato de rezar otro, porque Ella hace más que yo en esos diez minutos.

María Marta: Trato de conversar con Dios durante el día. Concretamente, cuando me levanto ofrezco a Dios el día; durante el trayecto hacia el colegio, rezo el rosario. Cuando llego al colegio voy a la capilla para hacer un rato de oración antes de participar en la Misa. Este es el mejor momento del día. Al mediodía rezo el Ángelus con mis compañeras de trabajo. Después, cuando vuelvo de almorzar paso a saludar a Jesús en el sagrario y a la vuelta a casa voy contemplando los misterios del rosario que no recé a la mañana. Al final de la tarde leo un rato un libro que me ayuda y antes de dormir hago un examen de conciencia cortito, rezo unas avemarías... y a la cama.

-Pero el ideal es muy alto, ¿cómo no desanimarse?

María Marta: Con la Confesión. ¿Cuántas veces pido perdón? Miles cada día, aunque me confieso una vez a la semana. La Confesión me ayuda mucho a descomplicarme: borrón y cuenta nueva. Me da fuerzas para seguir.

P. Pablo: Trato de confesarme cada semana. Estoy seguro que si me hubiera casado tendría que pedir perdón más veces. Estoy lejos de ser santo, y Dios “es un santo” conmigo, ¿cómo no le voy a pedir perdón por mi falta de generosidad? Pienso que es lo mínimo que puedo hacer. Cada vez que me confieso me siento reanimado... por su paciencia y por lo mucho que me quiere.






-Una vida así es digna de ser compartida...

María Marta: Sí. En realidad no hago nada “especial” para que mis amigas se acerquen a Dios. Intento ser buena amiga, eso sí. A veces con algún favor, como ellas hacen conmigo. Charlamos de nuestras cosas y del modo de afrontar los problemas. Con Dios, la vida se hace más sencilla, por eso veo que las puedo ayudar compartiendo mi fe, dicéndole cosas que tal vez les ayudan. Ellas saben que busco unos ratos para hablar con Dios, y a veces invito a alguna a acompañarme y les cuento como hago oración o qué libro estoy leyendo...

P. Pablo: Cuando te acercás a Dios, te quema por dentro saber que hay gente que no lo conoce. Por eso, en primer lugar, le pido que más personas se acerquen a Él. Querría que conocieran a Jesucristo hasta en el último rincón de China. Entonces trato de estar más cerca de Dios cada día, y aprovecho la Misa (ahí llego también hasta China). Después, intento ser mejor amigo, sacar tiempo para verlos, enterarme de sus cosas y ayudarlos como ellos me ayudan.

El resto lo hace Dios y cada uno. En Argentina, cuando queremos decir que la gente no es tonta y sabe lo que vale la pena, decimos que “la gente no come vidrio”. Todos quieren ser felices... y Dios sabe qué es lo mejor para cada uno.

-¿Qué aspecto del mensaje de san Josemaría te atrajo especialmente?

María Marta: Yo conocí el Opus Dei cuando tenía 19 años, a través de una amiga mayor que yo que tenía muchos, muchos problemas familiares y lo que más me llamó la atención es que nunca perdía la alegría. Además de todo lo que hacía, rezaba bastante...mucho más que yo. Ella me enseñó a hacer todos los días un rato de oración. Me mostró con su vida que comprometerse en serio a ser santa, buena hija de Dios, era compatible con una vida de casada, con hijos, trabajando, con amigos, el deporte y a estar siempre alegre también en momentos de dolor.

P. Pablo: Quizá me atrajeron más las personas que el mensaje, porque tenía 14 años. Mis padres me habían enseñado que cuando iba a lo de un amigo tenía que saludar primero a sus padres. Cuando pisé por primera vez un centro del Opus Dei, me preguntaron si quería saludar al “dueño de casa”. Dije que sí, pensando en alguien que dirigía ese centro, pero me llevaron a la capilla donde estaba la Eucaristía, Jesucristo.

Era gente común, que creía lo que decía y querían vivirlo. Me di cuenta de que trataban a Dios como alguien muy cercano. Después conocí más a San Josemaría, un padre muy padre. Un hombre como todos y, al mismo tiempo, un santo. Con Dios siempre se puede.

El Papa impuso el palio a tres arzobispos argentinos

Ciudad del Vaticano (AICA): En el curso de una emocionante ceremonia celebrada el sábado 29 de junio en la basílica de San Pedro, ante la presencia de la delegación ortodoxa y con la actuación de un coro protestante de Lipsa, el papa Francisco impuso el palio a 34 nuevos arzobispos metropolitanos, diez de los cuales son latinoamericanos, y entre éstos, tres argentinos: monseñor Mario Aurelio Poli, arzobispo de Buenos Aires y sucesor en esta sede del cardenal Jorge Mario Bergoglio; monseñor Carlos María Franzini, arzobispo de Mendoza; y monseñor Ramón Alfredo Dus, arzobispo de Resistencia.
FELICITACIONES MONSEÑOR MARIO !! !!

Solemnidad de los santos apóstoles Pedro y Pablo

Esta solemne celebración en la Basílica de San Pedro, dio comienzo como es tradicional con la imposición del palio arzobispal a los nuevos Arzobispos Metropolitanos, que cumplió el Obispo de Roma Francisco y cuenta con la presencia de la delegación del Patriarcado de Constantinopla, guiada por el Metropolita Ioannis, enviada por el Patriarca ecuménico Bartolomé I.

Texto completo de la Homilía del Santo Padre Francisco

Señores cardenales, Su Eminencia Metropolita Ioannis, venerados hermanos en el episcopado y el sacerdocio, queridos hermanos y hermanas

Celebramos la solemnidad de los santos apóstoles Pedro y Pablo, patronos principales de la Iglesia de Roma: una fiesta que adquiere un tono de mayor alegría por la presencia de obispos de todo el mundo. Es una gran riqueza que, en cierto modo, nos permite revivir el acontecimiento de Pentecostés: hoy, como entonces, la fe de la Iglesia habla en todas las lenguas y quiere unir a los pueblos en una sola familia.

Saludo cordialmente y con gratitud a la delegación del Patriarcado de Constantinopla, guiada por el Metropolita Ioannis. Agradezco al Patriarca ecuménico Bartolomé I por este Nuevo gesto de fraternidad. Saludo a los señores embajadores y a las autoridades civiles. Un gracias especial al Thomanerchor, el coro de la Thomaskirche, de Lipsia, la iglesia de Bach, que anima la liturgia y que constituye una ulterior presencia ecuménica.

Tres ideas sobre el ministerio petrino, guiadas por el verbo «confirmar». ¿Qué está llamado a confirmar el Obispo de Roma?

1. Ante todo, confirmar en la fe. El Evangelio habla de la confesión de Pedro: «Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios vivo» (Mt, 16,16), una confesión que no viene de él, sino del Padre celestial. Y, a raíz de esta confesión, Jesús le dice: «Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia» (v. 18). El papel, el servicio eclesial de Pedro tiene su fundamento en la confesión de fe en Jesús, el Hijo de Dios vivo, en virtud de una gracia donada de lo alto. En la segunda parte del Evangelio de hoy vemos el peligro de pensar de manera mundana. Cuando Jesús habla de su muerte y resurrección, del camino de Dios, que no se corresponde con el camino humano del poder, afloran en Pedro la carne y la sangre: «Se puso a increparlo: “¡Lejos de ti tal cosa, Señor!”» (16,22). Y Jesús tiene palabras duras con él: «Aléjate de mí, Satanás. Eres para mí piedra de tropiezo» (v. 23). Cuando dejamos que prevalezcan nuestras Ideas, nuestros sentimientos, la lógica del poder humano, y no nos dejamos instruir y guiar por la fe, por Dios, nos convertimos en piedras de tropiezo. La fe en Cristo es la luz de nuestra vida de cristianos y de ministros de la Iglesia.

2. Confirmar en el amor. En la Segunda Lectura hemos escuchado las palabras conmovedoras de san Pablo: «He luchado el noble combate, he acabado la carrera, he conservado la fe» (2 Tm 4,7). ¿De qué combate se trata? No el de las armas humanas, que por desgracia todavía ensangrientan el mundo; sino el combate del martirio. San Pablo sólo tiene un arma: el mensaje de Cristo y la entrega de toda su vida por Cristo y por los demás. Y es precisamente su exponerse en primera persona, su dejarse consumar por el evangelio, el hacerse todo para todos, sin reservas, lo que lo ha hecho creíble y ha edificado la Iglesia. El Obispo de Roma está llamado a vivir y a confirmar en este amor a Jesús y a todos sin distinción, límites o barreras. Y no sólo el Obispo de Roma: todos ustedes, nuevos arzobispos y obispos, tienen la misma tarea: dejarse consumir por el Evangelio, hacerse todo a todos. La tarea de no ahorrar, de salir de sí al servicio del santo pueblo fiel de Dios.

3. Confirmar en la unidad. Aquí me refiero al gesto que hemos realizado. El palio es símbolo de comunión con el Sucesor de Pedro, «principio y fundamento, perpetuo y visible, de la unidad de la fe y de la comunión» (Lumen gentium, 18). Y vuestra presencia hoy, queridos hermanos, es el signo de que la comunión de la Iglesia no significa uniformidad. El Vaticano II, refiriéndose a la estructura jerárquica de la Iglesia, afirma que el Señor «con estos apóstoles formó una especie de Colegio o grupo estable, y eligiendo de entre ellos a Pedro lo puso al frente de él» (ibíd. 19). Confirmar en la unidad: el Sínodo de los Obispos, en armonía con el primado. Debemos ir por este camino de la sinodalidad, crecer en armonía con el servicio del primado. Y prosigue el Concilio: «Este Colegio, en cuanto compuesto de muchos, expresa la diversidad y la unidad del Pueblo de Dios» (ibíd. 22). La variedad en la Iglesia, que es una gran riqueza, se funde siempre en la armonía de la unidad, como un gran mosaico en el que las teselas se juntan para formar el único gran diseño de Dios. Y esto debe impulsar a superar siempre cualquier conflicto que hiere el cuerpo de la Iglesia. Unidos en las diferencias: no hay otro camino católico para unirnos. Éste es el espíritu católico, el espíritu cristiano, unirse en las diferencias. Éste es el camino de Jesús. El palio, siendo signo de la comunión con el Obispo de Roma, con la Iglesia universal, con el Sínodo de los Obispos, supone también para cada uno de ustedes el compromiso de ser instrumentos de comunión.

Confesar al Señor dejándose instruir por Dios; consumarse por amor de Cristo y de su evangelio; ser servidores de la unidad.
Queridos hermanos en el episcopado, estas son las consignas que los santos apóstoles Pedro y Pablo confían a cada uno de nosotros, para que sean vividas por todo cristiano. Que la santa Madre de Dios nos guíe y acompañe siempre con su intercesión: Reina de los apóstoles, reza por nosotros. Amén.

Texto completo de la alocución del Papa a la hora del ángelus:

¡Queridos hermanos y hermanas!

Hoy, 29 de junio, es la fiesta solemne de los Santos Pedro y Pablo. De modo especial es la fiesta de la Iglesia de Roma, fundada sobre el martirio de estos dos Apóstoles. Pero también es una gran fiesta para la Iglesia Universal, porque todo el Pueblo de Dios es deudor de ellos por el don de su fe. Pedro fue el primero en confesar que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios. Pablo difundió este anuncio en el mundo greco-romano. Y la Providencia quiso que los dos llegaran aquí a Roma y que aquí derramaran su sangre por la fe. Por esta razón la Iglesia de Roma se convirtió, inmediata y espontáneamente, en el punto de referencia para todas las Iglesias esparcidas en el mundo. ¡No por el poder del Imperio, sino por la fuerza del martirio, del testimonio dado a Cristo! En el fondo, es siempre y sólo el amor de Cristo el que genera la fe y el que impulsa hacia adelante a la Iglesia. Pensemos en Pedro. Cuando confesó su fe en Jesús, no lo hizo por sus capacidades humanas, sino porque había sido conquistado por la gracia que Jesús esparcía, por el amor que sentía en sus palabras y que veía en sus gestos: ¡Jesús era el amor de Dios en persona!

Y lo mismo sucedió a Pablo, si bien de modo diverso. Pablo de joven era enemigo de los cristianos, y cuando Cristo Resucitado lo llamó en el camino de Damasco su vida fue transformada: ¡Comprendió que Jesús no estaba muerto, sino vivo, y que lo amaba también a él, que era su enemigo! He aquí la experiencia de la misericordia, del perdón de Dios en Jesucristo: esta es la Buena Noticia, el Evangelio que Pedro y Pablo han experimentado en sí mismos y por el cual han dado su vida. Misericordia, perdón; el Señor siempre nos perdona, el Señor tiene misericordia, es misericordioso, tiene un corazón misericordioso y nos espera siempre.

Queridos hermanos, ¡qué alegría creer en un Dios que es todo amor, todo gracia! Esta es la fe que Pedro y Pablo han recibido de Cristo y han transmitido a la Iglesia. Alabemos al Señor por estos dos gloriosos testigos, y como ellos, dejémonos conquistar por Cristo. Por la misericordia de Cristo.

Recordemos también que Simón Pedro tenía un hermano, Andrés, que compartió con él la experiencia de la fe en Jesús. Es más, Andrés encontró a Jesús antes que Simón, e inmediatamente le habló a su hermano y lo llevó a Jesús. Me agrada recordarlo también porque hoy, según la bella tradición, está presente en Roma la Delegación del Patriarcado de Constantinopla, que tiene como Patrono precisamente al Apóstol Andrés. Todos juntos enviamos nuestro saludo cordial al Patriarca Bartolomé I y rezamos por él y por esa Iglesia. También los invito a rezar todos juntos un Ave María por el patriarca Bartolomé I, todos juntos: Ave María...

Oremos también por los Arzobispos Metropolitanos de diversas Iglesias en el mundo a los cuales acabo de entregarles el Palio, símbolo de comunión y unidad.

Que nos acompañe y nos sostenga a todos nuestra Madre amada, María Santísima.

Después de rezar el ángelus el Papa dijo: Queridos hermanos y hermanas, con alegría saludo a los peregrinos que han venido de diversos países para festejar a los Arzobispos Metropolitanos. Rezo por todas sus comunidades; en particular animo al pueblo centroafricano, duramente probado, a caminar con fe y esperanza.

Saludo a todos con afecto: a las familias, a los fieles de tantas parroquias y asociaciones; y, en particular a los de la diócesis de Iglesias, de la ciudad de Aragona y de Casale Popolo. ¡Feliz fiesta a todos!

AUDIOS: http://es.radiovaticana.va/news/2013/06/29/papa_francisco:_confirmar_en_la_fe,_en_el_amor_y_en_la_unidad/spa-705901
http://es.radiovaticana.va/news/2013/06/29/no_es_el_poder_del_imperio_sino_la_fuerza_del_martirio,_el_papa_sobr/spa-705942

viernes, 28 de junio de 2013

GRUPO SOLIDO: Inspirar a jóvenes de Argentina y Latinoamérica a vivir el amor sólido...

Jaime Martin Grondona, joven argentino de 25 años, nuevo Director Académico de Grupo Sólido, con experiencia en el campo docente, dando catequesis, teología y filosofía en distintos colegios, nos presenta la propuesta del amor sólido con mucho entusiasmo, en especial a los jóvenes.
VER MAS SOBRE GRUPO SOLIDO-REBELIONDEL AMOR SOLIDO: http://www.gruposolido.org/identidad/

Dios tiene paciencia, y también nos la pide...

El Señor nos pide que seamos pacientes e irreprensibles, caminando siempre en su presencia. Es lo que ha afirmado el Papa Francisco en la Casa Santa Marta. El Papa ha destacado que el Señor escoge siempre su propia forma de entrar en nuestra vida y esto exige paciencia por nuestra parte, porque no siempre se deja ver por nosotros. En la Misa han participado, entre otros, un grupo de dependientes de la Dirección de Sanidad e Higiene, acompañados por el directo Patrizio Polisca.


El Señor entra lentamente en la vida de Abraham, tiene 99 años cuando le promete un hijo. Entra rápidamente en la vida de un leproso: Jesús escucha su oración, lo toca y … el milagro.
Papa Francisco ha comenzado por la Primera lectura y el Evangelio de hoy para detenerse sobre como el Señor elige implicarse “en nuestra vida, en la vida de su pueblo”, Abraham y el leproso. “Cuando el Señor llega –observó el Papa- no siempre lo hace de la misma manera. No existe un protocolo de acción de Dios en nuestra vida”, “no existe”. Una vez, añadió, “lo hace de una forma, otras veces de otra”, pero siempre lo hace. “Siempre –afirmó- existe este encuentro entre nosotros y el Señor”

“El Señor escoge siempre su modo de entrar en nuestra vida. Muchas veces lo hace muy lentamente, de forma que nos arriesgamos a perder un poco la paciencia: ‘Pero el Señor, ¿cuándo? Y rezamos, rezamos…. Y no llega su intervención en nuestra vida. Otras veces, cuando pensamos en lo que el Señor nos ha prometido, es tan grande que somos un poco incrédulos, un poco escépticos y como Abraham –un poco a escondidas- Sonreímos…. Dice en esta Primera Lectura que Abraham esconde su cara y sonríe… Un poco con escepticismo: ‘Pero como puedo yo, con casi cien años tener un hijo, si mi mujer tiene 90 años?’.

El mismo escepticismo, reflexionó, lo tendrá Sara, en el encinar de Mambré, cuando tres ángeles dicen lo mismo a Abraham. “Cuántas veces nosotros, cuando el Señor no aparece –dijo el Papa- no hace el milagro y no hace lo que queramos que Él haga, nos volvemos impacientes o escépticos”.

“Pero no lo hace, a los escépticos no lo puede hacer. El Señor se toma su tiempo. Pero incluso Él, en esta relación con nosotros, tiene mucha paciencia. No sólo nosotros debemos tener paciencia: ¡Él también la tiene! ¡Él nos espera! ¡Y nos espera hasta el final de la vida! Pensemos en el buen ladrón, que justo al final, reconoció a Dios. El Señor camina con nosotros, pero muchas veces no se deja ver, como en el caso de los discípulos de Emaús. El Señor se implica en nuestra vida, ¡Esto seguro! Pero muchas veces no lo vemos. Esto nos exige paciencia. Pero el Señor que camina con nosotros también tiene mucha paciencia con nosotros”.

El Papa dirigió su pensamiento “al misterio de la paciencia de Dios, que en el caminar, camina a nuestro paso”. Algunas veces en la vida –constató- “las cosas se vuelven muy oscuras, hay mucha oscuridad, que nosotros queremos –si estamos en dificultades- bajarnos de la Cruz”. Este –afirmó- “es el momento preciso: la noche es más oscura, cuando está cerca el amanecer. Es el momento en el que nos bajamos de la Cruz, lo hacemos cinco minutos antes de que llegue la liberación, en el momento de la impaciencia más grande”.

“Jesús, en la Cruz, escuchaba que lo desafiaban: ‘¡Baja, baja! ¡Ven!. Paciencia hasta el final, porque Él tiene paciencia con nosotros. Él entra siempre, Él se implica, pero lo hace a su manera y cuando piensa que es mejor para nosotros. Solo nos dice lo que dijo a Abraham: ‘Camina en mi presencia y sé perfecto’, sé irreprensible, es la palabra justa. Camina en mi presencia e intenta ser irreprensible. Este es el camino con el Señor y él interviene, pero debemos esperar, esperar el momento, caminando siempre en su presencia y tratando de ser irreprochables. Pidamos esta gracia al Señor: caminar siempre en su presencia, tratando de ser irreprensibles’”.
VIDEO:
http://www.romereports.com/palio/papa-francisco-dios-nos-acompana-aunque-a-veces-no-lo-veamos-hay-que-tener-paciencia-spanish-10422.html

jueves, 27 de junio de 2013

Hay personas “que se disfrazan de cristianos” y pecan de excesiva superficialidad o de demasiada rigidez...

Hay personas “que se disfrazan de cristianos” y pecan de excesiva superficialidad o de demasiada rigidez, olvidando que un verdadero cristiano es un hombre alegre que apoya su fe en la roca que es Cristo. Esta ha sido la reflexión que ha hecho el Papa Francisco en la Misa de esta mañana en la Casa Santa Marta. Con el Pontífice ha concelebrado el card. Arzobispo de Aparecida, Raimundo Damasceno Assis junto a otros obispos. En la Misa estaba presente el personal de la Dirección de Sanidad e Higiene del Vaticano, acompañado por el doctor Patrizio Polisca.


Rígidos y tristes. O alegres pero sin tener ni idea de lo que es la alegría cristiana. Son dos “casos”, de alguna manera opuestos, en los que habitan dos categorías diferentes pero que comparten el mismo defecto: se fundan en un cristianismo hecho de palabras y no se basan en la “roca” de la Palabra de Cristo. El Papa Francisco habla de este doble grupo comentando el Evangelio de Mateo de hoy, la famosa cita de las casas sobre la arena y sobre la roca.

“En la historia de la Iglesia hay dos clases de cristianos: los cristianos de palabra -aquellos de “Señor, Señor, Señor”- y los cristianos de acción, en verdad. Siempre ha existido la tentación de vivir nuestro cristianismo fuera de la roca que es Cristo. El único que nos da la libertad para llamar ‘Padre’ a Dios, es Cristo, la roca. Es el único que nos sostiene en los momentos difíciles, ¿no? Como dice Jesús: cae la lluvia, se desbordan los ríos, soplan los vientos, pero cuando está la roca hay seguridad, cuando sólo hay palabras, las palabras vuelan, no sirven. Esta es la tentación de estos cristianos de palabra, de un cristianismo sin Jesús, un cristianismo sin Cristo. Y esto ya ha sucedido y sucede hoy en la Iglesia: ser cristianos sin Cristo”.

Papa Francisco analiza más de cerca de estos “cristianos de palabras”, revelando sus características específicas. Hay un primer tipo –definido como “gnóstico”- que “en vez de amar a la roca, ama las palabras bonitas” y por tanto, vive navegando sobre la superficie de la vida cristiana. Y después está el otro, el que el Papa francisco llama “pelagiano”, que tiene un estilo de vida serio y almidonado. Cristianos, ironiza el Papa, que “miran al suelo”.

“Y esta tentación existe hoy. Cristianos superficiales que creen en Dios, en Cristo, pero de una forma ‘difusa’: no es Jesucristo el que les da el fundamento. Son los gnósticos modernos. La tentación del gnosticismo. Un cristianismo ‘líquido’. Por otro lado están los que creen que la vida cristiana se debe tomar tan en serio que terminan por confundir solidez, firmeza, con rigidez. ¡Son los rígidos! Estos piensan que para ser cristiano hay que estar de luto siempre”.

El hecho, prosiguió el Papa Francisco, es que de estos cristianos “hay muchos”. Pero, “no son cristianos, sino que se disfrazan de cristianos”. “No saben –insiste- quién es el Señor, o la Roca, no tienen la libertad de cristianos. Y por decirlo de un modo sencillo, no tienen alegría”.

“Los primeros tienen una cierta “alegría” superficial. Los otros viven permanentemente en una vigilia fúnebre, no saben lo que es la alegría cristiana. No saben disfrutar de la vida que Jesús nos da, porque no saben hablar con Jesús. No sienten en Jesús, con esa firmeza que da la presencia de Jesús. Y no solo es que no tienen alegría: tampoco tienen libertad. Son esclavos de la superficialidad, de esta vida difusa, y los otros son esclavos de la rigidez, no son libres. En sus vidas el Espíritu Santo no encuentra sitio. ¡Es el Espíritu Santo el que nos da la libertad! El Señor hoy nos invita a construir nuestra vida cristiana sobre Él, la roca que es el que nos da la libertad, el que nos envía el Espíritu, el que nos hace seguir adelante con alegría, en su camino, en sus propuestas”.

Era musulmán en Arabia: orar por los infieles, Internet y San Miguel le llevaron al catolicismo

Michael A. es un joven de Arabia Saudí que se bautizó católico en Estados Unidos, donde estudiaba, poco antes de volver a su país. Ha publicado su testimonio en inglés en Catholic-convert.com .


Por un lado, es una historia insólita, porque encontrar saudíes convertidos al catolicismo es muy poco frecuente. Por otro lado, es representativo de un fenómeno nuevo: hoy Internet facilita que los cristianos arabehablantes puedan explicar su fe a musulmanes de esa lengua, en programas árabes de chat y debate como Paltalk, sorteando las enseñanzas anti-cristianas que reciben en las escuelas de países islámicos.

La educación de un niño saudí

Michael (su nombre cristiano) creció en Arabia Saudí en una familia suní poco devota, aunque no se consideraban menos musulmanes que nadie. En el colegio estudió desde muy pequeño el Corán, la teología islámica, el derecho islámico (fiqh), los dichos de Mahoma (hadiz), los comentarios al Corán (Tafsir) e historia islámica.
También en el colegio aprendió, como todos los niños saudíes, que los chiítas, los cristianos, los ateos, los liberales y el secularismo están completamente equivocados. Sobre los cristianos, le enseñaron 5 cosas:

1- Que corrompieron la Biblia, quitando de ella el nombre de Ahmed (que se refiere a Mahoma)

2- Que Jesús es sólo un profeta y un mesías (sin explicar qué es eso de ser mesías) pero no es hijo de Dios ni "otro dios como Alá", un invento de los cristianos.

3- Que Jesús no murió en la cruz, porque Alá no permitiría tal cosa para uno de sus profetas; quien murió en la cruz fue otro, y así los cristianos adoran a otra persona

4- Que los cristianos son politeístas, y adoran a tres dioses: Alá, Jesús ¡y María!

5- Que el cristianismo es una religión falsa, los cristianos son infieles, y según Mahoma no hay ni que saludarlos

"Yo sabía todo eso antes de los 10 años, y a esa edad de hecho intenté convertir al islam a nuestra criada filipina", recuerda Michael.

Su primera oración sobre Jesús

Él de niño siempre creyó en Dios como un amigo que le escuchaba, pero no era nada disciplinado en las 5 oraciones diarias que debe recitar el buen musulmán. Sus padres tampoco le insistían en el tema. Un día, un predicador suní habló del fin del mundo, de la guerra del bien contra el mal, cuando Isá (Jesús) volverá y reunirá a los verdaderos creyentes en un ejército.

Michael temía ir al infierno por no rezar sus 5 oraciones diarias, y sinceramente oró a Dios y le dijo: "Cuando Jesús vuelva, yo quiero estar en su ejército". "Creo que Dios respondió a esta oración años después", recuerda hoy. Mientras tanto, los predicadores aseguraban a todos que Roma caería pronto, como ya cayó Constantinopla.

De musulmán fervoroso a tibio

Durante un tiempo, adquirió fervor por el Islam, hasta que se produjeron atentados en Arabia Saudí, cuando los yihadistas le pusieron bombas incluso a la policía saudí y a musulmanes civiles, inocentes. "Era algo que no podía aceptar ni entender". También veía islamistas fervorosos pero incoherentes. Y decidió ser un "musulmán normal", es decir, uno tibio, que escoge creer algunas cosas y otras no.
A los 17 años su padre lo envió a Estados Unidos a estudiar inglés, viviendo en una familia católica con la que no habló de religión. Pero en ese primer viaje aprendió a amar aspectos de la cultura occidental: la libertad de expresión, los derechos de la mujer, la libertad religiosa...
En 2009 murió un personaje famoso que no era musulmán. Charlando con sus amigos en Arabia, el joven dijo: "Dios bendiga su alma". Pero sus amigos se enfadaron mucho y le pidieron que retirase esas palabras, porque es incorrecto rezar por los infieles.

Efectivamente, repasó el Corán y encontró que allí se prohibe rezar por los no creyentes, y que hay muchas fatuas de maestros prohibiendo rezar por no-musulmanes y acudir a sus funerales. "Eso despertó preguntas en mi corazón, porque siempre sentí que Dios es bueno y amoroso", recuerda. Este incidente fue el que le animó a estudiar con mentalidad escéptica sus creencias islámicas.

¿Cómo fiarse de los textos islámicos?

La división entre muchas ramas del islam le inquietó. Y se preguntó además cómo podía confiar en los dichos y textos de Mahoma que se conocen a través de la primera generación musulmana, cuando es evidente que no eran personas virtuosas ni fiables: la esposa de Mahoma, Aisha, se peló con su sobrino, Alí; también lo hizo Muawiyah; pero la doctrina suní es que son testigos fieles y virtuosos. ¿Cómo creer que los "dichos" del Profeta se transmitieron con fidelidad?

Entonces sucedió algo que aún no entiende si no es como un movimiento del Espíritu Santo. Tecleó "Jesucristo" en YouTube, y empezó a ver vídeos en árabe de personas que decían que habían encontrado a Jesús, que era su Señor y Salvador personal. "Cristo se me apareció en un sueño", decía uno. "Vi a Jesucristo en una visión", contaba otro. "El pagó por mi en la Cruz y así me hice cristiano", un tercero.

"Para mí eran vídeos sin sentido, propaganda americana para que nos hiciéramos cristianos", pensaba.

Y Dios tomó carne humana...

Entonces un vídeo le hizo pensar. Era un pastor evangélico que decía: "Dios dejó su gloria celestial y tomó carne humana en la persona de Jesús, y murió en la cruz para salvarte por su sangre".
Todos los niños saudíes saben que los cristianos adoran a Jesús como un dios, pero la idea de la Encarnación, de que el Dios único y poderoso se había hecho hombre y había muerto para salvar a los hombres, a cada uno... era novedoso, inaudito.

Así que para saber más de Jesús, empezó a ver la película "Jesús de Nazareth"... una hora, hasta que sus padres llegaron a casa y la apagó para que no le descubrieran. Ahí paró su investigación un tiempo.

EEUU, pecado... y preguntas

Volvió a Estados Unidos, ahora como universitario, y lejos del hogar se olvidó de sus inquietudes teológicas y se volcó en una vida de juergas, amistades malas y "todo tipo de pecados".
Al cabo de unos meses, sintiendo un gran vacío moral, entró en foros cristianos de Internet con el pseudónimo "Lost Arabian" y empezó a hacer preguntas sobre la fe.

- ¿Por qué no pides a Jesús que te muestre la verdad sobre Él? -le dijo un contertulio.

- No puedo. Preguntar a alguien que no sea Dios, para mí, sería idolatría y politeísmo -respondió.

- Entonces, ¿qué tal si le pides a Dios que te muestre si Jesús es su Hijo?

Eso sí podía hacerlo. Y lo hizo. Y en el momento en que formuló su pregunta a Dios, "experimenté un amor por Cristo muy profundo. Desde ese momento Jesús empezó a ocupar mi mente. No podía sacarlo de mis pensamientos".

Los vídeos de "sueños" y "sensaciones" no bastaban para él. Quería argumentos, razones. No leía la Biblia, pero leía webs cristianas. Entendía que no podía ganar el Cielo con buenas obras, que necesitaba la piedad y misericordia de Dios, no su justicia. Entendió que Cristo le salvó con su sangre.
En YouTube encontró de todo: vídeos islámicos que atacaban la divinidad de Cristo, El Código Da Vinci... Tenía sed y buscaba más.

Última oportunidad para el Islam

Poco antes de Ramadán de 2010, el joven le dio una última oportunidad al Islam: "Dios, si el Islam ha de ser mi religión, dame una señal". A él ya le molestaba ver que el islam enseñaba tantas falsedades sobre el cristianismo. Y leyendo el Corán encontró los versos que correspondían a esos días: todos eran incitaciones a odiar a los judíos. Le pareció evidente que eso no venía de Dios.

El arcángel San Miguel

En esos días se encontró con una imagen del arcángel Miguel pisando la cabeza de Satanás. Quiso saber más de Miguel buscando en fuentes islámicas y cristianas. Vio que era un guerrero celestial de Dios, que arrojó a Satán del Cielo. "Después de investigar sobre él varios días, hice una extraña plegaria: pedí al Todopoderoso que me ayudase a encontrar la verdad enviándome este ángel para guiarme. En cuanto acabé la oración, sentí que algo tocaba mi mente y corazón. Una voz en mi interior me decía que Jesús era la Verdad y me pedía que lo aceptase".
Ahí empezaron tres días de dura lucha espiritual. Esa voz hacía "arder su alma con el amor de Cristo", un "fuego de adoración" le llevaba a Jesús. Pero él no podía, no quería cometer politeísmo, 21 años de doctrina islámica le bloqueaban.

Y entonces encontró un himno católico en Internet llamado "Ángel guardián del cielo tan brillante". "Lo canté con lágrimas, sabiendo que entraba en lo desconocido. Sentí la presencia de Dios más en los dos días siguientes. Sabía que Él me llamaba, que Jesús era Dios, que el Rey de Reyes me llamaba. Ese pensamiento me dejó sin palabras. Me postré de rodillas en el tercer día y recité la oración más herética pero honesta".

- "Jesús, no sé si debería rezarte o al Padre o al Espíritu Santo. Temo rezarte y que Dios Padre se enfade por olvidarle, o que se moleste el Espíritu Santo también. Realmente, no entiendo como va esto de la Trinidad. Pero sé que eres real y eres mi Dios y te acepto como mi Señor y Salvador personal. No sé lo que me pasará, pero cuidame, que confío en ti. Amén".
Se fue a dormir, y despertó sabiendo que era cristiano.

El asombro de leer el Evangelio

Pero, ¿qué más había que hacer? Comentó a un contertulio en YouTube que ahora era cristiano, y esa persona le hizo llegar un Nuevo Testamento. Por primera vez, Michael se acercó al texto del Evangelio, leyendo a San Juan. ¡Era increíble, tan sencillo de leer! No era como el Corán, incomprensible sin las notas y comentarios.
Y encontró estas palabras: "A todos los que lo reciban, los que crean en su Nombre, les dará el derecho de ser hijos de Dios". Y se puso a llorar. ¡Hijo de Dios! No solo servidor o esclavo, como en el Islam, sino hijo. Podía llamar Padre al Todopoderoso, de verdad. Y ya no tenía que odiar a nadie, sino amar a todos, incluso a los enemigos y perseguidores.

La triste división de los cristianos

Por Internet, una chica baptista le dijo que tenía que bautizarse y elegir una Iglesia, cualquiera, "excepto mormones, testigos de Jehová y católicos".
En los foros de Paltalk en árabe se asombro de encontrar bastantes conversos del Islam al cristianismo, y también encontró árabes de familia cristiana, pero le inquietaba ver tantas doctrinas contradictorias. Una chica calvinista le decía que si no anunciaba públicamente su cristianismo, ardería en el infierno; los otros le decían que era lícito esconder su fe. Unos le decían que bautizarse era imprescindible; otros, que sólo era un símbolo. ¿Qué Iglesia era la verdadera?

Su origen islámico le apuntaba hacia el protestantismo: sin imágenes, sin Papa, más sencillo... Pero él no quería guiarse por su pasado islámico. Así que contactó con el capellán católico de la universidad, un cura joven que quedó muy asombrado por su historia.

El cura le llevó a la parroquia cercana, le acercó al altar, le mostró el gran crucifijo ("uau, esta es la Iglesia, como en las películas", pensó él), se arrodillaron los dos, y él le bendijo marcando la señal de la cruz en su frente. Cuando al día siguiente acudió a misa, supo que la iglesia estaba dedicada a San Miguel Arcángel.

Las objeciones protestantes

En internet encontró un pastor pentecostal ferozmente anticatólico, que le pasó materiales muy contrarios al catolicismo y le ofreció ayuda económica y con la residencia en EEUU.
Pero él prefirió seguir investigando y hacer preguntas a un colega que era ex-baptista y se estaba preparando para ser católico, como él. Este chico conocía las objeciones típicas protestantes y sabía responderlas. Michael leyó clásicos como "Dónde está eso en la Biblia", de Patrick Madrid o "Roma Dulce Hogar" y "Salve, Reina y Madre" del ex-protestante Scott Hahn.

Dedicó 6 meses a estudiar la fe, a analizar las creencias de los Padres de la Iglesia, de San Ignacio de Antioquía, de San Ireneo, la autoridad de los Papas de los primeros siglos (Clemente, Víctor), su creencia en la Presencia Real en la Eucaristía, la autoridad del Papa Dámaso que en 382 cerró el canon de la Escritura...
También aprendió que la Iglesia con su autoridad podía rechazar libros no fiables, como el Evangelio de la Infancia de Tomás, del que el Corán había tomado la historia de los pajaritos de barro a los que el Niño Jesús daba vida.

Llegó a la conclusión de que la Iglesia que Jesús había fundado era la católica, y la diversidad de doctrinas entre los protestantes era una confusión que debilitaba al cristianismo y la evangelización.

"Eres un mal hijo y un traidor"

Cuando sus padres le visitaron en Estados Unidos, les contó que ýa no era musulmán y se iba a bautizar católico. Sus padres le llamaron traidor, mal hijo, le anunciaron que no pagarían sus gastos universitarios ni su estancia, y que se avergonzaban de él por querer ser "occidental".

Michael aguantó el chaparrón, primero "contento por ser perseguido por mi fe", luego entristecido por su rechazo. Fue a rezar a la catedral, y otros rezaron por él. Y en dos días sucedió que sus padres cambiaron su postura: le aceptaban en casa y en la familia, pero sólo le pedían que no dijese a nadie en Arabia que era cristiano para no tener problemas con el gobierno.
En septiembre de 2011 empezó su formación para el bautismo, pero por un evento inesperado se vio forzado a dejar Estados Unidos y volver a Arabia. Cinco días antes de partir, el obispo norteamericano dio permiso para bautizarlo y así lo hizo 3 días antes del vuelo: bautismo, confirmación y primera comunión. Cuando volvió a Arabia era un católico completo, iniciando un nuevo camino.

miércoles, 26 de junio de 2013

¿Somos piedras vivas o, por el contrario, somos, por así decir, piedras cansadas, aburridas, indiferentes?


Homilía el Papa 26/06: pidió que los sacerdotes tengan la gracia de la paternidad espiritual

Dios quiere que los sacerdotes vivan con plenitud una gracia especial de “paternidad”: la espiritual con respecto a las personas que le han sido encomendadas. Lo afirmó el Papa Francisco en la homilía de la misa de esta mañana presidida en la capilla de la Casa de Santa Marta.

Con el Pontífice concelebraron los prelados y sacerotes que acompañaban al Cardenal Arzobispo emérito de Palermo, Salvatore De Giorgi, quien hoy celebra su 60° aniversario de ordenación sacerdotal, circunstancia a la que el Papa se refirió con palabras de gran estima en su homilía, antes de volver sobre el tema durante la audiencia general de las 10,30 de la mañana.

El “deseo de paternidad” está inscrito en las fibras más profundas del hombre, dijo el Papa. Y un sacerdote no es una excepción, si bien vive este deseo de modo particular: “Cuando un hombre no tiene este deseo, algo falta en este hombre. Algo no va. Todos nosotros, para ser, para llegar a ser plenos, para ser maduros, debemos sentir la alegría de la paternidad, también nosotros que somos célibes. La paternidad es dar vida a los demás, dar vida, dar vida… Para nosotros será la paternidad pastoral, la paternidad espiritual: pero es dar vida, llegar a ser padres”.

El Papa inspiró su reflexión en el pasaje del libro del Génesis en el que Dios promete al anciano Abraham la alegría de un hijo, junto a una descendencia numerosa como las estrellas del cielo. Y para sellar este pacto, Abraham sigue las indicaciones de Dios y prepara un sacrificio de animales que después defiende del asalto de las aves rapaces. “Me conmueve – comentó el Papa – ver a este hombre de noventa años con el bastón en la mano”, que defiende su sacrificio. “Me hace pensar a un padre, cuando defiende la familia, los hijos”: “Un padre que sabe lo que significa defender a los hijos. Y esta es una gracia que nosotros los sacerdotes debemos pedir: ser padres, ser padres. La gracia de la paternidad, de la paternidad pastoral, de la paternidad espiritual. Pecados tenemos tantos, pero esto es de común “sanctorum”: todos tenemos pecados. Pero no tener hijos, no llegar a ser padre, es como si la vida no llegase a su fin: se detiene a mitad de camino. Y, por tanto, debemos ser padres. Pero es una gracia que el Señor da. La gente nos dice: ‘Padre, padre, padre…’. Nos quiere así, padres, con la gracia de la paternidad pastoral”.

El Papa Francisco de dirigió con afecto al Cardenal De Giorgi, quien ha llegado a la meta del 60° aniversario de sacerdocio y le dijo: “Yo no sé qué hizo el querido Salvador”, pero “estoy seguro de que ha sido padre”. “Y esto es un signo”, y dirigiéndose a los tantos sacerdotes que acompañaban al Purpurado prosiguió: Ahora les toca a ustedes. A la vez que observó: Todo árbol “da su fruto y si es bueno, los frutos deben ser buenos, ¿no?”. Por tanto, añadió con simpatía, “no lo hagan quedar mal…”: “Agradezcamos al Señor por esta gracia de la paternidad en la Iglesia, que va de padre en hijo, y así… Y yo pienso, para terminar, en estos dos iconos y en otro más: el icono de Abraham que pide un hijo, el icono de Abraham con el bastón en la mano, defendiendo la familia, y el icono del anciano Simeón en el Templo, cuando recibe la vida nueva: hace una liturgia espontánea, la liturgia de la alegría, a Él. Y a ustedes, que el Señor hoy les dé tanta alegría”.

VIDEO: http://www.romereports.com/palio/papa-francisco-la-gente-quiere-que-los-sacerdotes-seamos-padres-espirituales-spanish-10400.html

¿Somos piedras vivas o piedras cansadas? pregunta el Papa en la AUDIENCIA GENERAL
Una vez más miles de peregrinos de tantas partes del mundo participaron en la audiencia general del Papa Francisco. Recordamos que la de esta semana es la última audiencia general, antes de la tradicional pausa de julio, que coincide con el verano romano. Por lo que todas las audiencias privadas y especiales del Santo Padre se suspenden y durante el mes de julio, se anulan las audiencias generales de los miércoles, 3, 10, 17 y 31. Las audiencias generales se reanudarán el miércoles 7 de agosto en el Vaticano.

«La Iglesia: Templo del Espíritu Santo», fue el tema de la catequesis del Obispo de Roma, haciendo hincapié en que «Dios, por la encarnación de su Hijo, “construye su casa” para habitar en medio de nosotros. Así, Cristo es el Templo vivo del Padre, él mismo edifica su “casa espiritual”, no hecha de piedras materiales, sino de “piedras vivas”».

En su catequesis central en italiano, reiterando la imagen del templo en el misterio de la Iglesia, el Papa destacó que nos «recuerda que Dios siempre estuvo dentro de la historia de su pueblo, acompañando su camino y guiando sus pasos». Y recuerda también nuestra historia, la historia personal de cada uno de nosotros, cómo me encontró Jesús, como ha caminado conmigo, cómo Jesús me ama y me bendice, enfatizó el Santo Padre, añadiendo luego que la Iglesia es la casa de Dios y es el Pueblo de Dios, donde podemos encontrar la luz del Espíritu Santo, al Padre y a Jesús:«Así pues, lo que estaba prefigurado en el antiguo Templo, lo realiza el poder del Espíritu Santo, en la Iglesia: la Iglesia es la "casa de Dios", el lugar de su presencia, donde podemos recibir y encontrar al Señor; la Iglesia es el templo en el que habita el Espíritu Santo que la anima, la guía y la sostiene. Si nos preguntamos, ¿dónde podemos encontrar a Dios? ¿Dónde podemos entrar en comunión con Él por medio de Cristo? ¿Dónde podemos encontrar la luz del Espíritu Santo para que ilumine nuestras vidas? La respuesta es: en el pueblo de Dios, en medio de nosotros, que somos Iglesia. Entre nosotros, dentro del pueblo de Dios y de la Iglesia, allí encontraremos a Jesús, al Espíritu Santo, encontraremos al Padre».

Cristo es el Templo viviente del Padre y edifica su casa espiritual – la Iglesia – con piedras vivas, que somos nosotros, reiteró el Obispo de Roma, haciendo hincapié una vez más en la belleza de ser piedras vivas del edificio de Dios, unidas profundamente a Cristo:«En él, -en Jesús- todo el edificio, bien trabado, va creciendo para constituir un templo santo en el Señor. En él, también ustedes son incorporados al edificio, para llegar a ser una morada de Dios en el Espíritu," dice Pablo (Efesios 2:20-22). ¡Qué hermosa cosa! Nosotros somos las piedras vivas del edificio de Dios, profundamente unidas a Cristo, que es la roca de apoyo, y el apoyo entre nosotros, ¿no? Y qué significa esto? Que el Templo somos nosotros, la Iglesia, pero nosotros, vivos, nosotros somos Iglesia, somos el Templo vivo, y cuando estamos juntos está el Espíritu Santo que nos ayuda a crecer como Iglesia. No estamos aislados, somos el pueblo de Dios, y ésta es la Iglesia: Pueblo de Dios. Y es el Espíritu Santo con sus dones, que diseña la variedad: esto es importante. ¿Qué hace el Espíritu Santo entre nosotros? Diseña la variedad, la variedad que es la riqueza de la Iglesia y une todo y a todos, a fin de constituir un templo espiritual, donde no ofrecemos sacrificios materiales, sino a nosotros mismos, nuestra vida (cf. 1 Pt 2, 4-5).»

En este contexto, el Papa volvió a poner de relieve que la Iglesia no es una trama de cosas e intereses, sino que es el templo del Espíritu Santo, el Templo donde Dios obra, el Templo en el que cada uno de nosotros con el don del Bautismo es piedra viva y es útil.

Todos somos necesarios y somos iguales ante los ojos de Dios. Nadie está por encima de los demás, ni siquiera el Papa:«Esto nos dice que nadie es inútil en la Iglesia: ¡Nadie es inútil en la Iglesia! Y si alguien, por casualidad, dice, cualquiera de ustedes: "ve a casa, tú eres un inútil", ¡eso no es verdad! ¡Nadie es inútil en la Iglesia: todos somos necesarios para construir este templo! Nadie es secundario: "Ah, yo soy el más importante en la Iglesia!": ¡no! ¡Todos somos iguales ante los ojos de Dios, todos, todos!

Pero alguno de ustedes puede decir: "Pero, mire, señor Papa, usted no es igual a nosotros". Sí, soy como uno de ustedes, todos somos iguales, todos somos hermanos! Nadie es anónimo: todos formamos parte y construimos la Iglesia. Pero esto nos invita también a reflexionar sobre el hecho de que si falta el ladrillo de nuestra vida cristiana, le falta algo a la belleza de la Iglesia. Y, si algunos dicen, "Ah, yo con la Iglesia, no, yo no tengo nada que ver."¡Pero entonces faltará el ladrillo de tu vida, en este hermoso templo! Nadie puede salir, ¿eh? ¡Todos tenemos que llevar a la Iglesia nuestra vida, nuestro corazón, nuestro amor, nuestro pensamiento, nuestro trabajo... Todos juntos!»

Y al concluir su catequesis, el Santo Padre alentó a rogar al Señor la gracia de ser siempre piedras vivas de su Iglesia:«Que el Señor nos conceda su gracia, su fuerza, para que podamos estar profundamente unidos a Cristo, piedra angular, el pilar, piedra de apoyo de nuestra vida y de toda la vida de la Iglesia. Oremos para que, animados por su Espíritu, seamos siempre piedras vivas de su Iglesia».

Texto completo de las palabras del Papa Francisco en español:

Queridos hermanos y hermanas:
Deseo hoy hablar sobre otra imagen que nos ayuda a ilustrar el misterio de la Iglesia, la de templo. La palabra templo hace pensar en un edificio, en una construcción; recuerda el gran Templo de Salomón, lugar donde el pueblo de Israel se encontraba con Dios; imagen que por la fuerza del Espíritu Santo se realiza en la Iglesia como “casa de Dios”, lugar de su presencia. Si aquel antiguo templo fue edificado por los hombres, Dios, por la encarnación de su Hijo, “construye su casa” para habitar en medio de nosotros. Así, Cristo es el Templo vivo del Padre, él mismo edifica su “casa espiritual”, no hecha de piedras materiales, sino de “piedras vivas”, que somos nosotros. ¿Cómo vivimos nuestro ser Iglesia? ¿Somos piedras vivas o, por el contrario, somos, por así decir, piedras cansadas, aburridas, indiferentes? ¿Nos abrimos a la acción del Espíritu Santo para ser parte activa de nuestra comunidad o nos cerramos en nosotros mismos, diciendo: “tengo tantas cosas que hacer, y no es mi obligación”?

*******************

Saludo a los peregrinos de lengua española, en particular a los grupos provenientes de España, Argentina, Bolivia, Colombia, México y los demás países latinoamericanos. Pidamos al Señor que, animados por su Espíritu, seamos siempre piedras vivas de su Iglesia. Muchas gracias.

VER MAS: http://es.radiovaticana.va/index.asp

VIDEO: http://www.romereports.com/palio/papa-francisco-en-la-audiencia-todos-los-cristianos-construyen-el-templo-de-la-iglesia-spanish-10396.html

http://www.romereports.com/palio/audiencia-general-nadie-es-inutil-en-la-iglesia-todos-somos-iguales-spanish-10399.html

martes, 25 de junio de 2013

¡Ninguno de nosotros es cristiano por casualidad! ¡Ninguno!

Ser cristiano es una llamada de amor, una llamada a convertirse en hijos de Dios. Lo dijo hoy el Papa Francisco en la Misa en la Casa de Santa Marta. El Papa enfatizó en que la certeza del cristiano es que el Señor jamás nos deja solos y nos pide ir adelante, en medio de los problemas. En la Misa, concelebrada por el cardenal Robert Sarah, el cardenal Camillo Ruini y mons. Ignacio Carrasco de Paula, participó un grupo de empleados del Pontificio Consejo “Cor Unum”, de la Pontificia Academia para la Vida y un grupo de colaboradores de la Specola Vaticana, acompañados por su director, el jesuita José Gabriel Funes.



El Papa Francisco centró su homilía en la Primera Lectura, tomada del Libro del Génesis, donde se narra sobre la discusión entre Abraham y Lot por la repartición de la tierra. “Cuando leo esto – dijo el Papa – pienso en Oriente Medio y pido mucho al Señor para que nos dé a todos la sabiduría, esta sabiduría – no discutamos, yo voy por esta parte, tú por la otra … - por la paz”. Abraham, hizo notar Francisco, “continúa caminando”. “Él – afirmó – dejó su tierra para ir, no sabía dónde, pero donde el Señor le dirá”. Sigue caminando, entonces, porque cree en la Palabra de Dios que “lo había invitado a salir de su tierra”. Este hombre, quizás nonagenario, mira la tierra que le indica el Señor y cree:

“Abraham parte de su tierra con una promesa: todo su camino es ir hacia esta promesa. Y su recorrido es también un modelo de nuestro recorrido. Dios llama a Abraham, una persona, y de esta persona hace un pueblo. Si vamos al Libro del Génesis, al inicio, a la Creación, podemos encontrar que Dios crea las estrellas, crea las plantas, crea los animales, crea las, los, las, los… Pero crea al hombre: el singular, uno. A nosotros Dios siempre nos habla en singular, porque nos ha creado a su imagen y semejanza. Y Dios nos habla en singular. Ha hablado a Abraham y le dio una promesa y lo invitó a salir de su tierra. Nosotros cristianos hemos sido llamados en singular: ¡ninguno de nosotros es cristiano por pura casualidad! ¡Ninguno!”

Existe una llamada “con nombre, con una promesa”, dijo el Papa: “¡Ve adelante, Yo estoy contigo! Yo camino junto a ti”. Y esto, continuó, lo sabía Jesús: “también en los momentos más difíciles se dirige al Padre”:
“Dios nos acompaña, Dios nos llama por nombre, Dios nos promete una descendencia. Y esto es un poco la seguridad del cristiano. No es una casualidad, ¡es una llamada! Una llamada que nos hace ir hacia adelante. Ser cristiano es una llamada de amor, de amistad; una llamada a convertirme en hijo de Dios, hermano de Jesús; a volverme fecundo en la transmisión a los otros de esta llamada; a convertirme en instrumento de esta llamada. Hay tantos problemas, tantos problemas; hay momentos difíciles: ¡Jesús pasó tantos! Pero siempre con aquella seguridad: ‘El Señor me ha llamado. El Señor es como yo. El Señor me ha prometido’”.

El Señor, repitió el Obispo de Roma, “es fiel, porque Èl jamás puede renegar de sí mismo: Es la fidelidad”. Y pensando en este pasaje donde Abraham “es ungido padre, por primera vez, padre de los pueblos, pensamos también en nosotros que hemos sido ungidos en el Bautismo y pensamos a nuestra vida cristiana”:

“… alguno dirá ‘Padre, soy pecador’… Pero todos lo somos. Eso se sabe. El problema es: pecadores, ir adelante con el Señor, ir adelante con aquella promesa que nos ha hecho, con aquella promesa de fecundidad y decir a los demás, contar a los otros que el Señor está con nosotros, que el Señor nos ha elegido y que Él no nos deja solos, ¡jamás! Aquella certeza del cristiano nos hará bien. Que el Señor nos dé, a todos nosotros, este deseo de ir adelante, que tuvo Abraham, en medio a los problemas; pero ir adelante, con aquella seguridad de saber que Él me ha llamado, que me ha prometido tantas cosas bellas ¡está conmigo!”. (MZ, RC-RV)
AUDIO COMPLETO: http://www.news.va/es/news/ninguno-de-nosotros-es-cristiano-por-casualidad-ni
VIDEO: http://www.romereports.com/palio/papa-francisco-dios-nos-ha-elegido-a-cada-uno-no-somos-cristianos-por-casualidad-spanish-10389.html

miércoles, 19 de junio de 2013

Felipe y Paulo son gemelos y sacerdotes: casi les abortaron cuando el aborto era legal en Chile

En la Iglesia se han dado casos de hermanos gemelos que se han ordenado sacerdotes juntos, y también casos de niños que iban a ser abortados pero nacieron y llegaron a ser sacerdotes u obispos que han ayudado a muchas personas.


Los jóvenes Felipe y Paulo Lizama, hoy de 28 años de edad, cumplen ambas cosas: sacerdotes gemelos que han sobrevivido a la cultura del aborto.

Cuando en Chile había abortos

En Chile, su país, el aborto fue legal bajo el supuesto "terapéutico" durante 58 años, hasta que en 1989 se prohibió todo aborto. Eso no empeoró la salud de las mujeres: al contrario, la salud materna de Chile es la mejor del continente americano, sólo por detrás de la de Canadá. Chile, con una sanidad moderna y documentada, es la prueba también de que no hay mujeres que mueran por abortos clandestinos, ni dañadas bajo camuflaje de septicemia u otras complicaciones. Y, puesto que en los países vecinos, apenas hay tampoco aborto legal, las cifras no esconden casi chilenas que viajen al extranjero para abortar.

“A mi mamá le dijeron que abortara porque la guagua [el bebé] venía mal, con tres piernas, cuatro brazos... pero ella no quiso, optó por la vida aunque en ese tiempo se podía, ya que ella estaba supuestamente en riesgo”, dice Paulo.
Como en tantos otros casos de diagnósticos equivocados, cabe preguntarse cuantos bebés han sido abortados por errores de diagnóstico.
El caso es que la mamá fue recompensada por su apuesta provida, no con un niño sano, sino con dos, idénticos, que nacieron con 17 minutos de diferencia.

Crisis familiar, cercanía de Dios

Eso no significa que todo fuera maravilloso en la vida, que siempre es una lucha. Cuando tenían 14 años, la familia se rompió. Pero eso acercó a los chicos a Dios y a una vida de servicio en la Iglesia. “Mis papás se separaron y eso nos marcó mucho a los dos. Como nuestro pueblo era chico, lo único que había era la iglesia, así que llegamos allá por cosas de la vida”, relata.
A los 18 años decidieron entrar al Seminario, aunque fue algo que habían decidido cada uno por su cuenta, sin consultarlo entre ellos. “Fue muy raro, porque yo no quise hablarlo para no influenciar a mi hermano. Pero cuando llegó el momento de tener que decidir qué íbamos a hacer con nuestras vidas, ambos decidimos entrar”, explican.

En el seminario les ponían apodos divertidos: "los fotocopia", "los tangananica-tangananá". Fueron ocho años de carrera en los que cursaron dos de filosofía, uno de experiencia pastoral, uno de práctica y cuatro de teología en el Seminario Mayor San Rafael.

Sacerdotes católicos

“Fue todo muy bonito. En la misa nos ungieron las manos con un aceite especial que nos convierte en sacerdotes de la Iglesia Católica. La ceremonia fue espectacular. La iglesia estaba llena de gente que nos acompañó en distintas etapas de este proceso, desde que ingresamos al seminario”, explica Paulo.
“Ahora en adelante uno se siente en plenitud. Uno se puede proyectar como sacerdote, por mucho tiempo, en la parroquia a la que fuimos designados”, afirma Felipe.
Después de ocho años de estudio y dos de formación en el Seminario San Rafael, fueron ordenados sacerdotes en abril de 2012, en la catedral de Valparaíso, por el obispo Gonzalo Duarte. Los gemelos fueron destinados a distintas parroquias: el padre Paulo en Achupallas y Felipe en Puchuncaví.

Bromas de gemelos

Como suelen hacer los gemelos, continúan divirtiéndose con sus bromas. “La gente nos confunde y yo muchas veces me hago pasar por mi hermano. Lo más chistoso es ver la reacción de las personas. Es la maldad del gemelo, un plus que no podemos dejar de explotar”, reconoce el padre Paulo.
Recuerda que “cuando chicos decíamos que éramos psíquicos, yo le decía una palabra al oído a una persona y mi hermano tenía que adivinarla. El truco es que yo mencionaba algo que tenía en la mano. La gente quedaba loca pensando que teníamos esa capacidad y nunca fue”.

Pero quien preste mucha atención podrá distinguirlos: “Felipe es el mayor, pero en la parroquia dicen que yo tengo la voz más fuerte”, afirma el cura Paulo. Además, uno de ellos es zurdo y el otro diestro.

lunes, 17 de junio de 2013

Médicos españoles dedican sus vacaciones a curar enfermos en África

Médicos de Burgos (España) dedican su mes de vacaciones para poner sus dones al servicio de los demás, en concreto de los enfermos del Camerún, África. Lo cuentan dos de ellos, Emilio Sastre y Rosa de Miguel, que trabajan en el hospital Universitario de Burgos, en el programa “Últimas Preguntas” de Televisión Española, que presenta María Ángeles Fernández.


Emilio, después de hacer voluntariado durante un tiempo en el Camerún decidió crear la ONG Fundación hospital Mayo Rey con el fin de aportar sus conocimientos y experiencia entre los más necesitados. Este pequeño centro sanitario funciona todo el año desde el 2011 gracias a la labor de diferentes voluntarios y de una congregación de hermanas enfermeras del Camerún.

Los africanos y los europeos “somos bastante distintos”, explica Emilio. El dolor es el mismo para todos “lo que pasa es que ellos tienen un sentimiento de la vida mucho más entregado, dócil y respetuoso con Dios, con la religión, con el azar, con el espíritu”, afirma. Ellos entienden muy mal el agnosticismo que “llevamos los blancos, los europeos”.

La enfermedad la entienden como su destino, la voluntad de Dios que les ayuda a “aceptar la muerte, la perdida” de una manera diferente. Por ejemplo, “cuando se muere alguien que no has podido curar, te lo agradecen igualmente”. Este es un hecho impactante y conmovedor porque “te une con los africanos en el aspecto humano”, añade el médico.

En este sentido, Rosa, una de las voluntarias, explica que lo apasionante de África son las personas. Nadie “exige nada” y “te lo agradecen todo”. Esto hace que “estés continuamente motivado”. Uno “se hace como mejor persona ahí” donde “sacas los mejores sentimientos”. Y por tanto, “vuelves (a España) relajado, renovado, con energías”, afirma.

Para ver la entrevista: http://www.rtve.es/alacarta/videos/ultimas-preguntas/ultimas-preguntas-medicos-africa/1863669/


"La soberbia es la semilla de todos los conflictos"

Para el cristiano, Jesús es “el todo” y de aquí deriva su magnanimidad. Lo subrayó el Papa Francisco en la Misa del lunes en la Casa de Santa Marta. El Papa recordó que la justicia que trae Jesús es superior a aquella de los escribas, al ojo por ojo, diente por diente. En la Misa, concelebrada por el cardenal Attilio Nicora, participaron, entre otros, los colaboradores de la Autoridad de Información Financiera y un grupo de empleados de los Museos Vaticanos, acompañados por el director administrativo, don Paolo Nicolini. También estuvo presente el cardenal arzobispo de Manila, Luis Antonio Tagle.


“Si alguien te golpea en la mejilla derecha, ofrécele también la otra”. El Papa centró su homilía de hoy en las fuertes palabras de Jesús dirigidas a sus discípulos. La historia del golpe, observó el Pontífice, “se ha convertido en un argumento clásico para burlarse de los cristianos”. En la vida, agregó, la “lógica normal” nos enseña que “debemos luchar, debemos defender nuestra posición” y si nos dan un golpe “nosotros daremos dos, así nos defendemos”. Por lo demás, dijo Francisco, cuando aconsejo a los padres reprender a los propios hijos les digo siempre: “Jamás en la mejilla”, porque “la mejilla es la dignidad”. Jesús en cambio, luego del golpe en la mejilla continúa y pide también dar el manto, despojarse de todo.

“La justicia que Él trae –afirmó el Obispo de Roma– es una justicia totalmente diversa del ojo por ojo, diente por diente. Es otra justicia”. Y esto, observó, lo podemos entender cuando San Pablo habla de los cristianos como “gente que no tiene nada” y “en cambio posee todo”. He aquí entonces que la seguridad cristiana se encuentra en este “todo” que es Jesús. “El ‘todo’ – agregó es Jesucristo. Lo demás es ‘nada’ para el cristiano”. En cambio, advirtió el Papa, “para el espíritu del mundo el ‘todo’ son las cosas: las riquezas, las vanidades”, “tener posiciones más encumbradas” y “la ‘nada’ es Jesús”. Por lo tanto si un cristiano puede caminar 100 kilómetros cuando le piden recorrer 10, “es porque para él eso es ‘nada’” y, tranquilamente, “puede dar el manto cuando le piden la túnica”. He aquí el “secreto de la magnanimidad cristiana, que siempre va acompañada con la docilidad”, y el “todo”, es Jesucristo:

“El cristiano es una persona que ensancha su corazón, con esta magnanimidad, porque tiene el ‘todo’, que es Jesucristo. Las otras cosas son la ‘nada’. Son buenas, sirven, pero en el momento del enfrentamiento escoge siempre el ‘todo’, con aquella docilidad, aquella docilidad cristiana que es el signo de los discípulos de Jesús: docilidad y magnanimidad. Y vivir así no es fácil, porque en serio te dan los golpes, ¿eh?, ¡te los dan! Y en las dos mejillas. Pero, el cristiano es dócil, el cristiano es magnánimo: ensancha su corazón. Pero cuando encontramos estos cristianos con el corazón reducido, con el corazón encogido, que no funcionan… esto no es cristianismo: esto es egoísmo, enmascarado de cristianismo”.

“El verdadero cristiano”, dijo, “sabe resolver esta oposición bipolar, esta tensión entre el ‘todo’ y la ‘nada’, como Jesús nos había aconsejado: ‘Busquen primero el Reino de Dios y su justicia, y lo demás viene después”:
“El Reino de Dios es el ‘todo’, lo demás es secundario, no es lo principal. Y todos los errores cristianos, todos los errores de la Iglesia, todos nuestros errores nacen de aquí, cuando decimos a la ‘nada’ que es el ‘todo’ y al ‘todo’ que, parece que no cuenta... Seguir a Jesús no es fácil, no es fácil. Pero tampoco es difícil, porque en el camino del amor el Señor hace las cosas de forma que nosotros podamos ir hacia adelante; el mismo Señor nos ensancha el corazón”.

Esta es la oración que debemos hacer, agregó, “ante estas propuestas del golpe, del manto, de los 100 kilómetros”. Debemos pedir al Señor que ensanche “nuestro corazón”, para que “seamos magnánimos, seamos dóciles”, y no luchemos “por las pequeñeces, por la ‘nada’ de cada día”.

“Cuando uno opta por la ‘nada’, de aquella opción nacen los enfrentamientos en una familia, en las amistades, con los amigos, en la sociedad, también; los enfrentamientos que finalizan en la guerra: ¡por la ‘nada’! La ‘nada’ es la semilla de guerras, siempre. Porque es semilla de egoísmo. El ‘todo’ es aquello grande, es Jesús. Pidamos al Señor que ensanche nuestro corazón, que nos haga humildes, dóciles y magnánimos, porque en Él tenemos el ‘todo’; y que nos proteja de los problemas cotidianos alrededor de la ‘nada’”. (RC-RV)
VIDEO: http://www.romereports.com/palio/papa-francisco-la-soberbia-es-la-semilla-de-todos-los-conflictos-spanish-10311.html

Motos, rock y alcohol, pero, aún sin fe «ante el Santísimo, de golpe, vi mi vida y lloré»

Karen McMahon es una religiosa irlandesa en la congregación de Siervas del Hogar de la Madre y una entusiasta pintora de iconos y cuadros religiosos, pero durante mucho tiempo estuvo alejada de Dios y volcada sólo en el rock, las motos y el alcohol. Incluso después de una experiencia mística impactante, intentó mantener a Dios "controlado" en su vida. Su itinerario hacia la fe comprometida dio vueltas... y cruzó océanos.


Familia católica y colegio de monjas

Karen explica que su familia era católica practicante y que estudió en un colegio de monjas. Hacia los 16 años, en vez de perseverar en los estudios, intentó trabajar en cualquier cosa para ganar dinero.
"Una de las cosas que más me gustaba era todo el tema del arte, pintar. Creo que como tenía ese espíritu inquieto, que nunca estaba contenta en nada, buscaba ideales en todo. Por eso saltaba mucho de una cosa a otra", recuerda.

Adorar a Dios sin iglesia... lleva a no adorar

Lo que le alejó de la Iglesia fue un inocente poema.
"En clase de inglés leímos una poesía de unos pájaros que estaban volando, adorando a Dios en la creación, volando sobre un monasterio oscuro. Lo de ir a Misa todos los domingos, para mí no tenía ningún sentido. Y pensé, “¿Por qué tengo yo que ir a una Iglesia oscura cuando yo puedo estar adorando a Dios allí fuera en la creación?” Y dejé de ir a Misa totalmente. Me gustaba realmente estar fuera, y de verdad pensaba que estaba adorando a Dios. Me lo pasaba muy bien. Pero poco a poco empecé a alejarme de Dios. La primera cosa fue dejar de ir a Misa. Y después empezó todo lo demás".

Hizo una serie de amistades poco aconsejables. "Muchas veces salíamos en moto, y volvíamos a las 4 de la mañana, tres subidos en una moto. Vestíamos todo de negro, pelo negro, con cruces. Un modo de vestir que es típico de los que van en moto allí. Íbamos también a conciertos. Vino Guns&Roses a Irlanda y fuimos al concierto. Fue tremendo", recuerda Karen.

Muchísimo alcohol

"En esa época en Irlanda no había tanta droga como ahora, pero sí muchísimo alcohol. Quizás por el clima, porque como siempre está lloviendo... Todo el mundo hace la vida en el Pub, es un sitio muy familiar, tiene su chimenea, e incluso si muere alguien, ¡todo el mundo al Pub!"
"No me sentía llena. Yo recuerdo que la sensación que tenía era de tener algo de felicidad y que esta se me escapaba de las manos. Y me preguntaba: ¿por qué no puedo retener la felicidad?, ¿por qué se me va de las manos? Y recuerdo la desesperación de pensar, ¿es que no existe la felicidad?, o ¿no hay nada que dura?"


Las amigas que no se hacen preguntas

"Yo sí pensaba en Dios. En esa época, con 17 años todavía escuchaba esa voz interior que te dice, esto sí, o mejor esto no. Pero por otro lado pensaba que estaba loca porque mis amigas no tenían este problema, que tenía que ser yo, que por mi carácter, por el arte, por lo que fuera, me pasaba"
"Ellas me decían que no, que todo el mundo lo hace. Y para mí estaba mal y entonces bebía para actuar como ellas actuaban. Pero para mí era ir en contra de mi naturaleza. Yo no quería hacer muchas de las cosas en las que nos metimos".

No servir ni a Dios ni a los hombres

A los 21 años, Karen decidió ingresar en la universidad para estudiar arte. Seguía metiéndose en líos, pero a esta edad ya le echaba la culpa a Dios. “¿Cómo puedes dejar que todo eso me pase a mí? ¿Qué he hecho yo?”, le protestaba. "Mi reacción era decirle a Dios que no le necesitaba para nada. Y de hecho era una feminista convencida, y decía “No serviré ni a Dios ni a hombres”. Ese fue mi lema de vida, ni Dios ni hombres".
Aunque llevaba años sin ir apenas a la iglesia, sus pinturas siempre tenían una base religiosa, en parte porque era lo más antisistema que se podía pintar allí.

"En la práctica podías hacer de todo, menos de religión. Y como yo tenía la cabeza dura, hacía mis cuadros sobre religión. Las cosas del libro del Apocalipsis me gustaban mucho. Recuerdo explicándoles a los otros estudiantes: “Mira, eso significa tal”. Yo les contaba esas cosas, y me decían “¿Por qué no sabemos nosotros eso? ¿Por qué no nos lo cuentan los sacerdotes?” Aprendí mucho de mi madre, porque yo no pisaba mucho la Iglesia. Pero es cierto que las veces que había ido no había oido hablar del pecado ni de nada de eso".

"¡Para habernos matado...!"
El primer "bocinazo" de Dios le llegó una tarde en coche, volviendo de la universidad con su hermano. Tuvieron un accidente.
"Nos salimos de la carretera. Era para habernos matado. Creo que estábamos yendo a 140 o 150 km/h, tomamos una curva y el coche se salió. Recuerdo que en ese momento pensé “De esta no salgo”. Recuerdo que el coche iba hacia una muralla y el gesto de encogerme. Y en ese momento sí que le dije a Dios : “Perdóname”, porque yo era consciente de que estaba en pecado mortal y si me moría ahí no sabía donde iría”. Salimos de ello, sin ningún rasguño ni nada. Fue una cosa milagrosa que me marcó. Empecé a pensar, y ¿qué estoy haciendo yo con mi vida?"

Dos jóvenes en un retiro

Entonces su madre le invitó a un retiro de oración. Al principio pensó ir; después, pensó rechazarlo, por no estar con ella. En ese momento apareció por su casa un amigo de su hermano, "llegó de la nada", y le dijo: - Mira, Karen, me he enterado de que vas a un retiro buscando a Dios. ¿Puedo ir contigo?
Era un chico de su edad, que había estado metido en el mismo ambiente de rock y alcohol... "la última persona que esperaba encontrar en la puerta diciendo que buscaba a Dios".

- Pues sí. Si tú vas, yo voy también -dijo Karen.

Una experiencia mística

Y allí fueron: los dos únicos jóvenes en un retiro de gente mayor. En ese contexto tuvo lugar la experiencia mística de Karen.
"Había una Hora Santa, de noche. Yo ya no tenía fe y para mí la Eucaristía no tenía significado. Estábamos sentados detrás, y el sacerdote dijo: “Vamos a acercarnos al Señor y a pedirle alguna curación, si necesitamos algo”. Y recuerdo decir a Dios: “mira, si existes, ayuda a éste, pues él necesita ayuda. Échale un cable”.

En ese momento, yo recuerdo que mi corazón empezó a latir muy fuerte. Y se me caían las lágrimas. Y pensé: “¿qué me está pasando?”, porque yo no sentía nada. No sentía nada pero estaba teniendo una reacción muy extraña. Entonces me levanté y me fui delante del Santísimo. Yo tenía la cara bajada, y en un momento dado, la levanté y miré al Señor. En ese momento vi toda mi vida delante del Señor, todo lo de antes, e incluso lo que tenía olvidado en mi conciencia. Como de un golpe lo vi todo. Y rompí a llorar allí mismo. Vi mi verdad delante del Señor. Era como si el Señor estuviera allí en persona."

"Fue una experiencia muy extraña pues yo no sentía vergüenza, aunque tenía mucho por lo que tenerla. Sentía amor. Un tipo de amor que en este mundo no existe. Y me sentía comprendida, como si Él no estuviera escandalizado con todo lo que yo había hecho, con mis maneras de actuar muchas veces que no eran sino un grito de ayuda, que salía en forma de rebeldía. En ese momento sentí que tenía que pertenecerle a Él. Para mí, ya sólo existía Él. Volví a casa, y desde este momento pensé en ser religiosa".

Tanteando el matrimonio

Tenía 21 años y la historia sería más breve si hubiera entrado rápidamente en una congregación o monasterio. Pero la cosa se demoró.
"Yo sabía que tenía que pertenecer a Dios, y pensaba que a lo mejor eso significaba ser religiosa, rezaba al Señor y le decía: Mira, si es vocación, enséñame la institución, y si es matrimonio, el hombre”.
Había dejado las fiestas de alcohol y las motos y otras locuras. Estudiaba su último curso y trabajaba para pagarse su coche deportivo, "el amor de mi vida". Y entabló amistad con un chico, y luego algo más.
"Empezamos a salir. Era un chico muy majo. Recordé como había estado rezando al señor, y pensé: “pues si ese chico ha aparecido a lo mejor realmente tengo que casarme, y seguir con el arte”.

Este chico tenía familia en EEUU, en Filadelfia, y decidieron ir allí. Karen vendió su precioso coche deportivo y se trasladaron a América. Pero descubrió que el país no le gustaba. "Te puedes morir por allí al lado de la carretera y nadie se enterará... es tan liberal, tan grande, yo echaba en falta un poco esa familiaridad, ese sentirme protegida como en Irlanda".
Le prometieron triunfar en el mundo del arte, conocer gente, exposiciones, contactos, firmar... "¡Karen McMahon!" "Para una artista eso era lo mejor", reconoce.

"Pintaba en la sala de baile de una mujer influyente, que era como de película, con dos lámparas de cristal, y con puertas que se abren, y yo allí en medio pintando un cuadro. Eran cuadros grandes. Pero recuerdo estar allí pintando y detrás de todo, esa voz que decía, “¿qué estás haciendo?” Yo me sentía casi como una adúltera. Como si Dios me preguntara, “¿Pero qué me estás haciendo?, ¿qué me estás haciendo?” Y yo le respondía, “¡que no, que no, que no!, ¡que yo lo tengo todo! ¿Sabes? Tengo este chico, tengo el arte que es una posibilidad”. Pero yo seguía sintiendo esa voz.

Llegó un momento en que hasta en la misma relación había tensión, se notaba que la cosa no iba bien. La hermana de su novio le llevó a ver a un sacerdote.
- ¿Te vas a casar con ese chico? - preguntó el cura
Ella, de repente, tuvo la certeza de que no.
- Bien, ¿qué haces entonces?

"Cuando regresamos a casa, justo en ese momento me llegó una carta de un amigo en Irlanda con el dinero justo para comprar un billete de vuelta . Y compré el billete y le dije al chico: “Mira, tengo que irme.” Y él me dijo, “Ya lo sé.” Y le pregunté, “¿Cómo lo sabes?” “Porque si no vuelves nunca me vas a amar ni a mí ni a nadie.”
Volví a Irlanda, llegué un domingo y pensé: “estoy aquí, un domingo, no tengo ni coche, ni novio, ni nada. No tengo nada”. Decidí llamar a una mujer que conocía, y ésta me dijo, “Mira, justo está aquí una nueva institución de España, ¿Por qué no vienes a conocerles?” Y me fui a su casa. Allí conocí a unos sacerdotes de los Siervos del Hogar de la Madre, que me invitaron a España, para conocer a las hermanas. En dos semanas yo estaba en España. "

España, seca, austera... ¡no gusta!

"España no me gustó. Yo venía de Irlanda donde todo estaba tan verde, y llegué a Madrid, en el verano, cuando todo esta tan seco, tan amarillo, y encima vamos a un monasterio franciscano del siglo XVI o XVII, austero. No había ni camas, ni nada, todo el mundo durmiendo por el suelo. No había ni cristales en las ventanas. Después de haber estado en esa sala de baile en Norteamérica, encontrarte allí, en España, en el suelo, en un monasterio, y sin hablar nada de español...Yo no entendía nada. Me decía “Que no. Que no me quedo allí por nada del mundo”. Yo no me quería quedar. Y me decía: “Yo voy a volver a Irlanda. Voy a pedir perdón al chico, y…”

"En aquellos días había una ceremonia de algunas hermanas que iban a hacer sus votos perpetuos. Y estaba sentada en la Iglesia detrás. Un hermano me estaba traduciendo porque no entendía español. Y entonces escuché las palabras del Evangelio, “No sois vosotros quienes me habéis elegido a Mí, soy Yo quien os he elegido a vosotros”. En inglés es en singular; se puede entender en singular, y yo lo entendí así."

"Recuerdo, con toda la virtud que me caracterizaba en ese momento que dije al Señor, “¡No me quedo aquí por nada en este mundo! ¡Me da igual lo que Tú quieras de mí! ¡Yo no me quedo aquí!”

Dos bofetadas para una histérica

"Y tuve la experiencia como en las películas antiguas de blanco y negro, cuando la mujer se pone histérica y el hombre le da dos bofetadas. Sentí algo parecido pero espiritualmente, y el Señor me decía, “Hasta que tú no rompas tu voluntad, no puedes hacer la mía”.
La voz era "muy fuerte" y dejó a Karen muy impactada. "Y me mostró mi corazón, como estaba tan llena de mí misma. Yo nunca había caído en la cuenta de que estaba tan llena de mí. Desde ese momento sabía que aquel era mi lugar, que me tenía que quedar".

Pintando para Dios


Ahora Karen lleva 14 años en España y cuando cuenta su testimonio le parece que es la vida de otra. "¡Me cuesta tanto pensar en esa otra persona!. De hecho, a veces, cuando he visto fotos, he dicho: “¡qué cosa, pero si soy yo! Me cuesta hasta recordarlo".

Ahora pinta sólo las cosas de Dios.

"Si yo pudiera retratar ese rostro de Cristo, transmitir su belleza para que otros puedan tener ese encuentro con Él… Porque de verdad, si yo pudiera transmitir esto, todo el mundo se convertiría. Porque es una cosa tan impresionante. El Señor está tan por encima de todo. Su amor me recuerda mucho a esas bombas nucleares que cuando explotan es como una ola que destruye, como que te deja desnuda delante de él. Es un autoridad tan amorosa y tan de criatura que no hay problema, que no puedes sino decirle: “Sí, sí, lo que tú quieras”. Es tan impresionante. A mí, con el arte, me gustaría poder expresar eso".
Cambio de agujas: Hna. Karen McMahon, S.H.M.