viernes, 31 de octubre de 2008

Benedicto XVI cierra el sínodo pidiendo "gestos de amor" para traducir la Palabra del Evangelio



El Papa Benedicto XVI presidió esta mañana la Santa Misa en la Basílica de San Pedro junto a los Padres Sinodales como conclusión de la XII Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, realizada en el Vaticano del 5 al 26 de octubre bajo el tema "La Palabra de Dios en la vida y en la misión de la Iglesia".
En su homilía, el Santo Padre reflexionó sobre la centralidad del amor en la vida cristiana, recordando que el verdadero amor a Dios, y de consecuencia el amor al prójimo, brota del conocimiento íntimo de Cristo y de la escucha dócil a la Palabra de Cristo.
"En el amor se resume toda la Ley divina", dijo el Pontífice al inicio de su homilía comentando el Evangelio hodierno. El Papa hizo notar que ante la pregunta sobre el mandamiento más grande, se deja "trasparentar la preocupación, presente en la antigua tradición judaica, por encontrar un principio unificador de las varias formulaciones de la voluntad de Dios", pregunta ante la cual Jesús no duda en responder con prontitud: "Amarás al Señor tu Dios con todo el corazón, con toda el alma y con toda tu mente". El Papa hizo notar que en esta respuesta se ve "la proclamación del amor íntegro y total que se debe a Dios en cuanto único Señor. El acento se pone sobre la totalidad de esté amor a Dios, enlistando las tres facultades que definen al hombre en sus estructuras psicológicos profundas: corazón, alma y mente".
El Santo Padre resaltó también la continuación de la respuesta de Jesús: "El segundo es parecido al primero: Amarás a tu prójimo como a ti mismo", explicando que de este modo queda claro que "el ser discípulo de Cristo es poner en práctica los enseñanzas, que resumen en el mandamiento del amor".
"También la primera Lectura, del libro del Éxodo, insiste en el deber del amor; un amor testimoniado concretamente en las relaciones entre las personas: deben ser relaciones de respeto, de colaboración, de ayuda generosa", continuó el Papa, mientras que en la segunda Lectura lo hace ver a modo de "concreta aplicación del sumo mandamiento del amor (...) San Pablo escribe a los Tesalonicenses haciéndoles entender que si bien los conoce poco, los aprecia y lleva con afecto en el corazón"
También hizo notar que si bien "no faltan las debilidades y dificultades en aquella comunidad fundada recientemente, el amor lo supera todo, todo lo renueva, todo lo vence: el amor de quien consciente de sus propios límites sigue dócilmente las palabras de Cristo, divino Maestro (...) el amor al prójimo nace de la escucha dócil a la Palabra divina. ¡Qué importante es entonces escuchar la Palabra y encarnarla en la existencia personal y comunitaria!"
Dirigiéndose a los participantes del Sínodo, Benedicto XVI afirmó: "Llevamos con nosotros la renovada consciencia que la tarea prioritaria de la Iglesia, al inicio de este nuevo milenio, es sobre todo nutrirse de la Palabra de Dios, para hacer más eficaz el compromiso de la nueva evangelización. Es necesario que esta experiencia eclesial llegue a cada comunidad; es necesario que se comprenda la necesidad de traducir en gestos de amor la Palabra escuchada porque solo así se hace creíble el anuncio del Evangelio, no obstante las fragilidades que marcan a las personas. Esto exige en primer lugar un conocimiento más íntimo de Cristo y una escucha cada vez más dócil de su palabra".
Más adelante, Su Santidad llamó la atención de cuantos "creen haber comprendido las Escrituras, o al menos una parte de estas, sin comprometerse a construir mediante su inteligencia, el amor a Dios y al prójimo, en realidad demuestra estar lejos del haber aprehendido el sentido profundo de estas".
Citando el Concilio Vaticano II el Papa afirmó que "es necesario que los fieles tengan acceso a la Sagrada Escritura para que estos, encontrando así la verdad, puedan crecer en el auténtico amor. Se trata de un requisito indispensable para la evangelización", y ante el subjetivismo y arbitrariedad manifestó también la indispensabilidad de "una promoción pastoral robusta y creíble del conocimiento de la Sagrada Escritura para anunciar, celebrar y vivir la Palabra en la comunidad cristiana, dialogando con las culturas de nuestro tiempo, poniéndose al servicio de la verdad y no de ideologías e incrementando el dialogo que Dios quiere tener con todos los hombres".
"El lugar privilegiado donde resuena la Palabra de Dios, que edifica la Iglesia, es sin lugar a dudas la liturgia. En esta se ve que la Biblia es el libro de un pueblo y para un pueblo; una herencia, un testamento entregado a los lectores para que actualicen en su vida la historia de la salvación testimoniada en cuanto está escrito. El pueblo no subsiste sin el Libro, porque en este se encuentra su razón de ser, su vocación, su identidad", concluyó el Santo Padre.

jueves, 30 de octubre de 2008

"LA EUCARISTIA,LOURDES Y LA ATENCION PASTORAL DE LOS ENFERMOS"

Día nacional del enfermo

La Comisión Episcopal para la Pastoral de la Salud llamó a optar por la vida, porque “la gloria de Dios es el hombre viviente, aun el débil, el recién concebido, el gastado por los años, el enfermo”, en un mensaje con motivo del Día del Enfermo, que se recuerda el 11 de noviembre y que este año llevará por lema “Cuidemos al enfermo y al anciano con amor”. El organismo episcopal que preside monseñor Horacio Benites Astoul, obispo auxiliar de Buenos Aires, invita a “celebrar esta ‘opción por la vida’, especialmente en el cuidado con amor, de no sólo los enfermos y ancianos de nuestras familias y comunidades, sino también de aquellos que carecen de afecto y contención”. Tras sostener que así “descubriremos en ellos ‘verdaderas catedrales del encuentro con el Señor Jesús”, la Comisión hace llegar “nuestra oración y bendición a todos nuestros hermanos enfermos y ancianos, y a los que día a día acompañan, cuidándolos con cariño y amor: familiares, voluntarios, sacerdotes y capellanes, consagrados y profesionales de la salud”. “A diario somos testigos de la obra sanadora de Jesús manifestada en los enfermos y ancianos, pero también vemos cada día más, la necesidad de que ellos no sólo sean curados, sino también cuidados dignamente, rodeados de amor, respeto por sus costumbres, sentimientos, religiosidad, recuerdos y hábitos”, señala. La Comisión subraya que “curar y cuidar son dos caras de la misma acción sanadora de Jesús, que hoy sigue realizándose en cada enfermo, anciano, solo o necesitado”.+

Buenos Aires, 25 Oct. 08 (AICA)

miércoles, 15 de octubre de 2008

LAS HOMILIAS PREOCUPAN AL SINODO



CIUDAD DEL VATICANO, martes, 7 de octubre de 2008 (ZENIT.org).- La calidad de las homilías en la misa es en ocasiones tan preocupante que provoca el abandono de fieles de la Iglesia, se ha constatado en el Sínodo de los Obispos.
El tema fue puesto en el tapete de la discusión por la relación general antes de la discusión y está siendo mencionado con frecuencia por los primeros padres que toman la palabra.
El relator general, el cardenal Marc Ouellet, arzobispo de Quebec, comenzaba el debate este lunes constatando que "a pesar de la renovación de que fue objeto la homilía en el Concilio, sentimos aún la insatisfacción de numerosos fieles con respecto al ministerio de la predicación".
"Esta insatisfacción explica en parte la salida de muchos católicos hacia otros grupos religiosos", denunció.
Monseñor Mark Benedict Coleridge, arzobispo de Camberra-Goulburn (Australia), en su intervención, propuso que se preparara un Directorio General Homilético, como existe un Directorio General de Catequesis.
Este directorio, dijo, debería tener en cuenta la historia de la predicación católica, adaptándolo a la realidad actual.
"Debería recoger la experiencia y sabiduría de la Iglesia universal, incluyendo a los nuevos movimientos y comunidades, sin asfixiar el talento de las iglesias locales o de los predicadores individuales".
Por su parte el cardenal Philippe Barbarin, Arzobispo de Lyón (Francia), constató que uno de los problemas de la predicación es que no se dice todo. "¡Hay que decir todo!".
El purpurado denunció prejuicios que llevan a no predicar ciertos pasajes de la Biblia, por ejemplo, cuando Jesús reprende a escribas y fariseos, mientras que podrían ser una enseñanza en sentido contrario de las Bienaventuranzas.
Monseñor Raymond Saint-Gelais, obispo de Nicolet (Canadá) explicó que "en las celebraciones litúrgicas, la homilía debe introducir a la asamblea en el misterio de la Palabra que Dios le dirige en su vida concreta. Favorece de este modo la relación entre Palabra de Dios y la cultura, entre la fe y la vida".
Monseñor Ricardo Blázquez Pérez, obispo de Bilbao (España), dedicó totalmente a la homilía su intervención, hablando de ella como "uno de los servicios más importantes que pueden prestar el obispo y el presbítero".
El prelado propuso que la homilía se prepare en la oración haciéndose al menos tres preguntas: "¿Qué dicen las lecturas que serán proclamadas en la celebración? ¿Qué me dicen a mí personalmente? ¿Qué debo yo, como pastor que presidiré la celebración, comunicar a los participantes en la Eucaristía, teniendo en cuenta las circunstancias en que se desarrolla la vida de la comunidad?".
Monseñor Gerald Frederick Kicanas, obispo de Tucson, vicepresidente de la Conferencia Episcopal de Estados Unidos, propuso que tras el año de san Pablo se proponga un año de la predicación en la asamblea eucarística.
Este año sería una oportunidad "para sacerdotes y diáconos junto a sus obispos para encontrase con los laicos y comprender mejor sus dificultades y como deberían predicar la Palabra de una manera relacionada con estas dificultades".
Este año debería hacer más explícito la conexión entre homilía y escritura y responder al hambre de rezar y reflexionar sobre la escritura.


lunes, 6 de octubre de 2008

OCTUBRE:MES DE LAS MISIONES

Espiritualidad del misionero/a
El misionero busca conocer cada día más a Cristo y a su fe.b. El misionero es un hombre apasionado por la salvación de las almas.c. El misionero es portador del mensaje de Cristo.d. El misionero es apóstol copado y polarizado por la misión.e. El misionero es el hombre- líder, guía de sus hermanos en la fe.f. El misionero actúa con urgencia en la misión.g. El misionero es celoso promotor de nuevos apóstoles para la Evangelización.h. El misionero es un hombre de oración que busca crecer en santidad.i. El misionero se entrega sin cálculo ni medida, con audacia e intrepidez.j. El misionero trabaja con método, disciplina y deseo de superación constante.k. El misionero fundamenta su fe en la resurrección de Cristo.l. El misionero es testimonio de alegría que convence.m. El misionero cuida la fe católica de sus hermanos y lucha por incrementarla en su propia vida.
Las cualidades de los apóstoles de la Nueva Evangelización




Para salir a predicar el Evangelio es necesario ante todo formar un corazón apostólico. Y hay que recordar que se es apóstol desde dentro.Se es apóstol, como lo fue San Pablo, por vocación, porque Cristo nos ha llamado a extender su Reino, porque la vocación cristiana es esencialmente vocación al apostolado, porque quien ha renacido como hombre nuevo en Cristo por el bautismo, se compromete a dar testimonio de Él ante los demás. Se es apóstol en la medida en que el hombre está unido a Cristo por la gracia, y se identifica con su misión redentora.La urgencia del apostolado viene desde dentro, desde el amor que cada uno de ustedes profese a Cristo en su corazón. Ser apóstol es, pues, un componente esencial del ser cristiano. Por ello, predicar el Evangelio no es una tarea más al lado de otras muchas. Es la misión en torno a la cual el cristiano debe polarizar su vida. No se es apóstol por horas o por días. O se es apóstol o no se es. O se tiene mensaje o no se tiene.Para formar un corazón de apóstol, les aconsejo que pasen largos ratos a los pies de Cristo Eucaristía.Sólo el amor a Cristo da la fuerza para "salir de sí mismo". Salir de sí: ésta es la condición indispensable para "salir a predicar".El mejor apóstol es quien logra ser una imagen de Cristo. Entonces la vida misma es predicación y la evangelización es el testimonio de una vida plenamente fundada en el Evangelio.Movido por el amor a Cristo, el apóstol es luchador, es militante. El apóstol concibe su misión como una lucha constante contra las fuerzas del mal que existen tanto dentro como fuera de él. Es el Señor quien da la fuerza para pelear en este combate. Y es Él también quien da la victoria y la recompensa.El apóstol es magnánimo. Sabe que ha sido llamado por Cristo para cosas grandes y que no tiene tiempo para detenerse en lamentaciones o pequeñeces, ni puede distraerse en lo que no sea esencial. El apóstol debe tener ante todo un gran corazón en donde quepa todo el mundo, pues a todo el mundo ha sido enviado a predicar. Su espíritu ha de estar siempre a la altura de la misión encomendada. Grandes deben ser sus aspiraciones, grandes sus deseos de lucha, grande su capacidad de amar y de donarse.El apóstol es tenaz, fuerte y perseverante. El apóstol ha de ser tenaz para no desistir del esfuerzo; fuerte para combatir sin desmayo hasta el final, hasta el "todo está consumado"; perseverante para no dejarse vencer por el capricho o la veleidad. Sólo una voluntad firme y bien disciplinada, fundada en el señorío de los sentimientos y emociones, podrá perseverar hasta lograr el objetivo.La lucha será continua. Toda la vida hay que combatir. Por ello, se necesitan apóstoles convencidos de la necesidad de la laboriosidad y de la paciencia como componentes intrínsecos de su misión; hombres habituados a la tenacidad esforzada.El apóstol es realista. El apóstol no puede dejar de ver con claridad cuál es la situación real del campo que le toca evangelizar, ni la de su propia vida, ni las circunstancias concretas en que debe de trabajar. Trabajar con realismo es trabajar con inteligencia, apoyándose en el conocimiento de las dificultades que entraña la consecución de los objetivos y de los elementos positivos con que cuenta para lograrlos.El apóstol es eficaz en su labor. La eficacia del apóstol viene del hecho de que se compromete a hacer todo lo posible, humanamente hablando, para cumplir con la misión que Cristo le confía. No se detiene ante costos ni sacrificios. Para él no existen obstáculos infranqueables. Sabe que debe poner al servicio del Reino sus mejores talentos y que la causa del Evangelio no le permite trabajos ni rendimientos a medias.El apóstol es organizado. Trabaja siempre de manera sistemática, ciñéndose a un programa que él mismo se ha trazado. La organización permite al apóstol rendir al máximo en su trabajo pues trabajar es el arte de la eficacia. Todo esto requiere reflexionar antes de actuar, trazar objetivos, analizar dificultades, planear estrategias, proponer soluciones, ponerlas en acción y evaluar los resultados.El apóstol está atento a las oportunidades. No pierde la mínima oportunidad que le prepara la providencia para hacer el bien y difundir el mensaje de Cristo.El apóstol es sobrenatural en sus aspiraciones. Al apóstol no le basta la visión humana de la realidad. Debe saber percibir la presencia misteriosa de Dios que lo invita continuamente a lazarse más allá de lo que parecería humanamente aconsejable. Emprende obras de envergadura basado en la convicción de que Dios le dará las gracias para realizarlas. Las aspiraciones y los criterios del apóstol no son los de este mundo. Son los del Evangelio. Quien vive así tiene asegurado el triunfo y contagia a los demás su convicción.