En su homilía en Casa Santa Marta el Papa Francisco habló sobre el matrimonio. Francisco explicó que el amor que Jesús tiene por la Iglesia es fiel, fecundo y perseverante. Dijo que así tiene que ser el amor de los matrimonios cristianos.
FRANCISCO
"Estos
matrimonios que no quieren hijos, que quieren permanecer sin
fecundidad. Esta cultura del bienestar de hace diez años nos ha
convencido: ‘¡Es mejor no tener hijos! ¡Es mejor! Así puedes ir de
vacaciones, a conocer el mundo, puedes tener una casa en el campo...
Estás tranquilo’. Pero quizá sea mejor, más cómodo, tener un perrito,
dos gatos, y el amor va a los dos gatos y al perrito. ¿Es verdad o no
esto? ¿Lo habéis visto? Y al final este matrimonio llega a la vejez en
la soledad”.
El Papa también explicó que la perseverancia en el amor salva
y lleva adelante a las familias. Precisamente 15 parejas con sus hijos
asistieron a la Misa con el Papa en la capilla de Casa Santa Marta para
celebrar su aniversario de bodas.
EXTRACTO DE LA HOMILÍA DEL PAPA
Fuente: Radio Vaticana
"Es
un amor fiel; es un amor perseverante, jamás se cansa de amar a su
Iglesia; es un amor fecundo. ¡Es un amor fiel! ¡Jesús es el fiel! San
Pablo, en una de sus Cartas dice: ‘Si confiesas a Cristo, Él te
confesará a ti, ante el Padre; si reniegas a Cristo, Él te renegará a
ti; si tú no eres fiel a Cristo, Él permanece fiel, ¡porque no puede
renegarse a sí mismo!’. La fidelidad es precisamente el ser del amor de
Jesús. Y el amor de Jesús en su Iglesia es fiel. Esta fidelidad es como
una luz sobre el matrimonio. La fidelidad del amor. Siempre”.
"La
vida matrimonial debe ser perseverante, debe ser perseverante. Porque
de lo contrario el amor no pude ir adelante. La perseverancia en el
amor, en los momentos bellos y en los momentos difíciles, cuando hay
problemas: problemas con los hijos, problemas económicos, problemas
aquí, problemas allá. Pero el amor persevera, va adelante, tratando
siempre de resolver las cosas, para salvar a la familia. Perseverantes:
el hombre y la mujer se levantan cada mañana, y llevan adelante la
familia”.
"Estos
matrimonios que no quieren hijos, que quieren permanecer sin
fecundidad. Esta cultura del bienestar de hace diez años nos ha
convencido: ‘¡Es mejor no tener hijos! ¡Es mejor! Así tú puedes ir de
vacaciones a conocer el mundo, puedes tener una casa en el campo, tú
estás tranquilo’... Pero quizá sea mejor – más cómodo – tener un
perrito, dos gatos, y el amor va a los dos gatos y al perrito. ¿Es
verdad o no esto? ¿Lo vieron ustedes? Y al final este matrimonio llega a
la vejez en la soledad, con la amargura de la mala soledad. No es
fecundo, no hace lo que Jesús hace con su Iglesia: la hace fecunda”.
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