martes, 10 de junio de 2014

HERMANAS DE LA CONGREGACIÓN “MARTA Y MARÍA” EN EL HOSPITAL MILITAR REGIONAL CÓRDOBA

El 5 de junio se inició formalmente el servicio pastoral de las Hermanas de la Congregación “Marta y María” en el Hospital Militar Regional Córdoba “Cirujano 1º Dr. Eleodoro Damianovich”, el Ejército Argentino, y del Barrio Militar Rogelio Martínez, contiguo a dicho nosocomio.

Los actos contaron con la presencia del Administrador Diocesano, Monseñor Pedro Candia, del Capellán Mayor del Ejército, Padre Oscar Naef, del delegado diocesano para la pastoral de la salud, Monseñor Eugenio Ferrari y de los capellanes presentes de la zona Córdoba.

Luego de la celebración de la misa en la capilla del hospital, se procedió a la bendición de la casa donde residirán las hermanas. Por ahora serán tres, previéndose que en el futuro se sumen más de acuerdo a las necesidades del hospital.

Participó de las ceremonias el Teniente General César Milani, Jefe del Estado Mayor General del Ejército. Asimismo, se contó con la presencia de la superiora provincial de la Congregación “Marta y María” y una nutrida delegación de hermanas que acompañaron a las nuevas residentes. Como signo de comunión eclesial, estuvieron presentes las superioras de las casas religiosas del Hospital Militar Central (Hermanas Pobres Bonaerenses de San José) y del Hospital Militar de Campo de Mayo (Hermanas Servidoras del Señor y la Virgen de Matará).

La Congregación “Marta y María” fue fundada por Monseñor Miguel Ángel García Arauz y la madre Ángela Eugenia Silva Sánchez. Se trata de un Instituto de Vida Consagrada de Derecho Diocesano fundado en la Diócesis de Jalapa, Guatemala.

El carisma propio de la congregación se sintetiza en los siguientes objetivos: “Glorificar a Dios Padre, anunciar la Palabra de Verdad y Vida, servir a los hermanos y apostolado social”

“Florecer donde Dios te ha sembrado”, es el postulado que lleva adelante la madre fundadora y se encuentra a la base de toda la actividad apostólica.

Actualmente la congregación cuenta con más de 900 hermanas distribuidas en 10 países: Guatemala, Argentina, Honduras, Cuba, España, Etiopía, Italia, Perú, Chile y Lituania.

 
HOMILÍA DE MONSEÑOR CANDIA EN EL HOSPITAL MILITAR DE LA GU MIL CÓRDOBA

Compartimos con nuestros lectores la homilía que pronuncio Monseñor Pedro Candia, Administrador Diocesano de este Obispado, durante la Misa en el Hospital Militar Regional Córdoba “Cirujano 1° Dr. Eleodoro Damianovich” del Ejército Argentino - Página Oficial:

“Queridos amigos:

Hoy se hace realidad un sueño, una aspiración, que si no fuera por la Providencia de Dios, el apoyo del Ejército y la disposición y caridad de la Congregación Marta y María, no hubiésemos podido alcanzar.

Tenemos una gran esperanza! Que la presencia maternal de las religiosas sea un aporte a este querido hospital. Y que en cada una de las religiosas que integran esta comunidad que hoy constituimos, se haga realidad aquella frase que tanto inspiro a la Madre Fundadora Ángela Eugenia Silva Sánchez: “Florece donde Dios te ha sembrado”.

Que la flor y el fruto de este apostolado que hoy comienza se manifieste en muchas obras buenas que puedan hacer nuestras monjitas.

Para los profesionales y para todos los miembros de la comunidad hospitalaria, Uds. saben que su profesión les exige ser custodios y servidores de la vida humana.

Uds. lo hacen, mediante una presencia vigilante y solícita al lado del enfermo y de la familia que sufre junto al enfermo.

La actividad médico-sanitaria se funda sobre una relación interpersonal, es un encuentro entre una confianza y una conciencia.

La conciencia de un hombre o mujer marcado por el sufrimiento y la enfermedad, que se confía a otro hombre o mujer que puede hacerse cargo de su necesidad y que lo va a ampara para asistirlo, cuidarlo y sanarlo.

Enfermedad y sufrimiento son fenómenos que analizados a fondo van más allá de la medicina y tocan la esencia de la condición humana en este mundo.

El médico que se ocupa de ellos es consciente de que allí está implícita toda la humanidad y le es requerida una entrega total. Esta es la misión que lo constituye, y es el fruto de una llamada o vocación que el médico escucha, personificada en el rostro sonriente del paciente confiado a sus cuidados.

De ahí la grandeza de la misión del medico de dar la vida, a semejanza del mismo Cristo que vino a dar la vida y darla en abundancia (Jn 10,10).

Tenemos un concepto trascendente de la existencia humana: venimos de Dios que nos ha creado y vamos hacia Dios junto al cual compartiremos la vida eterna.

Todo aquel que por vocación trabaja en el hospital es como el buen samaritano que se detiene al lado del enfermo haciéndose su próximo (prójimo) por su comprensión y simpatía, en una palabra, por su caridad.

Esta es una labor imperada por la caridad, por el amor a Dios y a la vez el amor hacia el hombre en quien vemos la imagen y semejanza de Dios.

Es la caridad terapéutica de Cristo que paso haciendo el bien y sanando a todos (Hch 10,38) Y, al mismo tiempo, la caridad hacia Cristo representado en cada paciente. Él es el que es curado en cada hombre o mujer, porque como dirá el Señor en el Juicio Final (Mt 25,31-40) “cuando estaba enfermo, me viniste a ver”.

De aquí resulta que la identidad del agente de salud es la identidad recibida por su ministerio terapéutico, su servicio a la vida.

La iglesia asume esa responsabilidad y ministerio, pues considera el servicio a los enfermos como una parte importante de su misión salvadora: sabe bien que el mal físico aprisiona el espíritu, así como el mal del espíritu somete al cuerpo.

Invocamos a la Santísima Virgen del Perpetuo Socorro para que nos de la fortaleza necesaria para no claudicar ante el dolor, la enfermedad y la muerte y ser el vivo ejemplo de los padecimientos de Cristo para gloria del Padre. Amén.”
 


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