Ricardo tiene 46 años y es invidente a causa de una enfermedad en la retina. Durante varios años estuvo alejado de la Iglesia: "Me dedicaba a trabajar, divertirme y escuchar música". Hasta que conoció a la que hoy es su mujer. A fuerza de acompañarla a Misa todos los domingos a regañadientes, se fue convirtiendo con las palabras que decía el sacerdote en las homilías. Luego conoció el Opus Dei a través de un amigo. Nos cuenta qué ha cambiado en su vida al acercarse a Dios.
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