Una multitud de peregrinos participó este domingo de la fiesta en honor del Señor y la Virgen del Milagro, en la que los salteños renovaron –como lo hacen desde 1692- el Pacto de Fidelidad y el arzobispo de Salta, monseñor Mario Antonio Cargnello, presidió la procesión y misa central.
El acto central de los festejos se realizó en el parque 20 de Febrero, que recuerda la Batalla de Salta, adonde llegaron peregrinos de diferentes puntos del país, algunos tras recorrer a pie kilómetros y kilómetros por la Puna.
El prelado dijo que la beatificación del Cura Brochero es “un desafío a toda la familia de Jesús en la Argentina y en particular a los obispos, sacerdotes y seminaristas” y destacó la figura del Papa argentino, al asegurar que "Francisco es una provocación de Dios para poner la Iglesia en movimiento".
Asimismo, recordó que “ver, amar y servir como Cristo a los hermanos, a nuestras familias, a nuestras comunidades, a nuestra Nación. Esta es, queridos hermanos, la hora en que los cristianos debemos entregar a nuestra sociedad una actitud nueva, capaz de ofrecer a las generaciones jóvenes, un proyecto de país fraterno y reconciliado”.
"Sigue siendo necesario que cultivemos el respeto por el vecino, debemos hacer bien el trabajo, realizar una contribución honesta, no doblegarnos ante las dádivas partidarias, las falsas promesas. Busquemos la libertad ante lo que ofrecen los gobernantes”, subrayó.
Monseñor Cargnello llamó a pedirle “a los candidatos que aspiran a un cargo que lo hagan con moral y que tengan proyectos basados en el compromiso y el bien común, y no debemos dejarnos engañar con propagandas vacías, cargadas de emotividad cuanto carentes de propuestas".
El acto central de los festejos se realizó en el parque 20 de Febrero, que recuerda la Batalla de Salta, adonde llegaron peregrinos de diferentes puntos del país, algunos tras recorrer a pie kilómetros y kilómetros por la Puna.
El arzobispo salteño se centró su mensaje en la misericordia, al señalar que ésta “no niega la justicia, al contrario, la lleva a plenitud. La misericordia cristiana tiene como motivo profundo encontrarse con Cristo en la persona del que sufre. Como decíamos esta mañana, la misericordia cristiana no es una suerte de dejar hacer que hace la vista gorda frente a la responsabilidad y al pecado y a las injusticias del mundo. ¡No! Dios toma en serio la fidelidad del hombre por eso la Cruz, que es Misericordia, es también nuestra justicia”.
“Hermanos, celebrar el Milagro es comprometernos en crear una cultura de la misericordia frente a una creciente cultura de la exclusión. La misericordia no es debilidad sino el camino que conduce a los pueblos a cumplir la justicia que busca el bien común, la justa distribución de los bienes, la tutela de la vida naciente y la que poco a poco se va apagando”, sostuvo.
“No podemos participar en la Procesión del Milagro y renovar el pacto de fidelidad si después seguimos esclavizando a los hermanos que caminan con nosotros, si proponemos a aprobamos leyes que reducen al ser humano a un objeto, si seguimos acumulando dinero mal habido, si seguimos siendo personas violentas en el hogar, si nos desinteresamos de nuestra responsabilidad como padres, como profesionales, como empresarios, como trabajadores, si negamos la dignidad del hombre, si nos desinteresamos del hermano esclavo del alcohol, de la droga y de los vicios. ¡Dios nos libre de burlarnos de su Misericordia!”, advirtió.
Por último, monseñor Cargnello insistió en que “si nos ha llegado al corazón la invitación de Francisco hagamos de la Iglesia en Salta una casa de la Misericordia” y extendió la invitación a “todos mis hermanos salteños y a todos los peregrinos, para pedirles que el estilo de la misericordia se expanda sobre toda nuestra patria”.
“Hermanos todos, renovemos el pacto de fidelidad. Vale la pena hacerlo”, concluyó.+
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