«Ésta es la gracia que debemos pedir hoy al Señor: la capacidad que nos da el Espíritu Santo para comprender bien los signos de los tiempos». Un cristiano piensa según Dios y por ello rechaza el pensamiento débil y uniforme, destacó el Papa Francisco en la Misa matutina de este viernes en la Casa de Santa Marta, y explicó que para comprender los signos de los tiempos un cristiano debe pensar no sólo con la cabeza, sino también con el corazón y con el Espíritu Santo. Reflexionando sobre el Evangelio del día, el Santo Padre señaló que el Señor enseña a sus discípulos a comprender los signos de los tiempos, signos que los fariseos no logran comprender. Hay que «pensar en cristiano», para comprender el «paso de Dios en la historia»:
«En el Evangelio, Jesús no se enoja, pero lo finge cuando los discípulos no entienden las cosas. A los de Emaús dice: '¡necios y tardos de corazón'. "¡Oh necios, y tardos de corazón '... Él que no entiende las cosas de Dios es una persona así. El Señor quiere que entendamos lo que sucede: lo que pasa en mi corazón, lo que está pasando en mi vida, lo que sucede en el mundo, en la historia... ¿Qué significa esto que está pasando ahora? ¡Estos son los signos de los tiempos! En cambio, el espíritu del mundo nos hace otras propuestas, porque el espíritu del mundo no nos quiere como pueblo: nos quiere masa, sin pensamiento, sin libertad».
El espíritu del mundo, reiteró el Obispo de Roma, «quiere que vayamos por un camino de uniformidad», como advierte San Pablo: «el espíritu del mundo nos trata como si no fuéramos capaces de pensar por cuenta nuestra; nos trata como personas no libres»:
«El pensamiento uniforme, el mismo pensamiento, el pensamiento débil, un pensamiento tan extendido. El espíritu del mundo no quiere que nos preguntemos delante de Dios: "Pero ¿por qué esto, por qué aquello, ¿por qué sucede esto? '. O incluso nos propone un pensamiento prêt-à-porter, de acuerdo a nuestros propios gustos: "Yo pienso como me da la gana '. Esto para ellos está bien, dicen... Pero lo que el espíritu del mundo no quiere es lo que Jesús nos pide: ¡el libre pensamiento, el pensamiento de un hombre y de una mujer que son parte del pueblo de Dios, y la salvación es precisamente ésta! Piensen en los profetas... "Tú no eras mi pueblo, ahora te digo ‘pueblo mío': así dice el Señor. Y ésta es la salvación: hacernos pueblo, pueblo de Dios, para tener libertad».
Jesús nos pide que pensemos libremente, nos pide pensar para comprender qué sucede. La verdad es que solos no podemos, hizo hincapié el Papa Bergoglio, añadiendo que tenemos necesidad de la ayuda del Señor para comprender lo signos de los tiempos y el Espíritu Santo nos da este regalo, un don: la inteligencia para comprender y no porque otros me dicen qué sucede:
«¿Cuál es el camino que quiere el Señor? Siempre con el espíritu de inteligencia para comprender los signos de los tiempos. Es hermoso pedir al Señor Jesús esta gracia, que nos envíe el espíritu de comprensión, para que no tengamos un pensamiento débil, un pensamiento uniforme, y un pensamiento según los propios gustos: sino un pensamiento como lo quiere Dios. Con este pensamiento, que es un pensamiento de mente, de corazón y de alma. Con este pensamiento, que es un don del Espíritu Santo, buscar que es lo que quieren decir las cosas y entender bien los signos de los tiempos».
«En el Evangelio, Jesús no se enoja, pero lo finge cuando los discípulos no entienden las cosas. A los de Emaús dice: '¡necios y tardos de corazón'. "¡Oh necios, y tardos de corazón '... Él que no entiende las cosas de Dios es una persona así. El Señor quiere que entendamos lo que sucede: lo que pasa en mi corazón, lo que está pasando en mi vida, lo que sucede en el mundo, en la historia... ¿Qué significa esto que está pasando ahora? ¡Estos son los signos de los tiempos! En cambio, el espíritu del mundo nos hace otras propuestas, porque el espíritu del mundo no nos quiere como pueblo: nos quiere masa, sin pensamiento, sin libertad».
El espíritu del mundo, reiteró el Obispo de Roma, «quiere que vayamos por un camino de uniformidad», como advierte San Pablo: «el espíritu del mundo nos trata como si no fuéramos capaces de pensar por cuenta nuestra; nos trata como personas no libres»:
«El pensamiento uniforme, el mismo pensamiento, el pensamiento débil, un pensamiento tan extendido. El espíritu del mundo no quiere que nos preguntemos delante de Dios: "Pero ¿por qué esto, por qué aquello, ¿por qué sucede esto? '. O incluso nos propone un pensamiento prêt-à-porter, de acuerdo a nuestros propios gustos: "Yo pienso como me da la gana '. Esto para ellos está bien, dicen... Pero lo que el espíritu del mundo no quiere es lo que Jesús nos pide: ¡el libre pensamiento, el pensamiento de un hombre y de una mujer que son parte del pueblo de Dios, y la salvación es precisamente ésta! Piensen en los profetas... "Tú no eras mi pueblo, ahora te digo ‘pueblo mío': así dice el Señor. Y ésta es la salvación: hacernos pueblo, pueblo de Dios, para tener libertad».
Jesús nos pide que pensemos libremente, nos pide pensar para comprender qué sucede. La verdad es que solos no podemos, hizo hincapié el Papa Bergoglio, añadiendo que tenemos necesidad de la ayuda del Señor para comprender lo signos de los tiempos y el Espíritu Santo nos da este regalo, un don: la inteligencia para comprender y no porque otros me dicen qué sucede:
«¿Cuál es el camino que quiere el Señor? Siempre con el espíritu de inteligencia para comprender los signos de los tiempos. Es hermoso pedir al Señor Jesús esta gracia, que nos envíe el espíritu de comprensión, para que no tengamos un pensamiento débil, un pensamiento uniforme, y un pensamiento según los propios gustos: sino un pensamiento como lo quiere Dios. Con este pensamiento, que es un pensamiento de mente, de corazón y de alma. Con este pensamiento, que es un don del Espíritu Santo, buscar que es lo que quieren decir las cosas y entender bien los signos de los tiempos».
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