Excelencia, como Presidente de la Fundación Vida y Familia en Bolivia, Usted conoce muy bien toda la problemática del aborto, la ideología de género, las uniones del mismo sexo, y temas anejos.
- Recientemente en Bolivia se está dando un debate respecto de la despenalización del aborto. Los católicos somos mayoría en nuestra patria, ¿por qué cree Ud. que se desconoce esto a la hora de promulgar leyes que atentan contra la dignidad de la persona? ¿Cómo percibe el pueblo católico el llamado de la Iglesia a desarrollar una Cultura de la Vida ante una cultura de la muerte?
El debate respecto al aborto en Bolivia se viene dando desde el año 2003, cuando el gobierno nacional de entonces quiso aprobar la Ley de «Derechos sexuales y reproductivos». La propuesta del proyecto de esta ley fue muy tramposa y no fue tomada en cuenta por la sociedad. Entonces, justamente, gracias a la oportuna y sensata intervención del Nuncio Apostólico Mons. Ivo Scapolo la promulgación de esta ley fue frenada, lo que impulsó un gran debate sobre el aborto que personalmente acompañé en su primera fase como Secretario para la Pastoral de la Conferencia Episcopal de Bolivia. El mismo debate sigue hasta la fecha. Han pasado muchas etapas que dependían del momento y problemáticas que los mismos gobiernos presentaban. Gracias a estos debates, poco a poco, la sociedad ha tomado conciencia del problema. Hoy día ya contamos con un pueblo que es mucho más consciente del problema.
Creo que no se desconoce la problemática. Sin embargo, está claro, que muchas personas no saben cómo actuar. Siento personalmente, que el movimiento pro – Vida y pro – Familia, ha tomado el adecuado liderazgo, y puede agrupar a todas las personas, grupos e instituciones que promueven la Cultura de la Vida. Se nota que los líderes de distintos movimientos despiertan a nuestro pueblo, que desde los tiempos ancestrales siempre protegía y protege los valores fundamentales que son: vida y familia.
El pueblo responde positivamente al llamado de la Iglesia a favor de la Cultura de la Vida. Por eso hay una extraordinaria participación de nuestra sociedad en los debates y distintas manifestaciones a favor de la vida, lo que pudimos ya presenciar en distintas ocasiones.
Gracias a Dios, son muy pocos los que por intereses egoístas quieren imponer la ley de la muerte.
- A veces los católicos somos poco conscientes de la necesidad de la oración como el medio «más eficaz» para conseguir la conversión de los corazones. Cuando los apóstoles, fiados en sus fuerzas, no pudieron expulsar a un demonio, el Señor les dijo: «esta clase de demonio solo puede ser expulsado por la oración y el ayuno» (Mc 9, 29). ¿Sugiere Ud. algún modo concreto de llevarlo a la práctica?
Estoy muy convencido de que este demonio no se puede vencer solamente discutiendo y marchando. Es necesario ponernos de rodillas delante del Señor, pidiéndole para que nos ayude en esta tarea tan difícil pero tan sustancial: proteger la vida y la familia. Por eso en distintos templos y capillas se ha de organizar la adoración al Santísimo Sacramento. En Oruro tenemos la Adoración al Santísimo Sacramento permanente. Deberíamos orar delante del Señor expuesto en el Santísimo Sacramento en todas los templos y las capillas de todas las jurisdicciones eclesiásticas, pidiendo a Dios su misericordia y perdón por los abusos cometidos contra la vida y la familia y, para que no se apruebe nunca el aborto en nuestra Patria. Pues Dios, es el Dios de la Vida y no de la muerte (cfr. Mt 22, 32)
Deberíamos organizarnos en grupos de oración para que no se despenalice el aborto.
- La liberalización del aborto, conlleva una carga de consecuencias, ¿qué dice al respecto?
Tenemos que ser conscientes de que el aborto es un asesinato. Se ha comprobado médica y científicamente, que en el mismo instante de la unión del espermatozoide con el óvulo, existe una nueva persona, con total independencia, ya que aquella semilla, posee todas las características físicas y psicológicas de un ser único habiendo aportado cada uno de los padres el 50% de los creomosomas intervinieres. No podemos matar un ser humano bajo ninguna condición.
El aborto daña a la madre, física, espiritual como psíquicamente. El aborto daña a la madre porque es ella quien se somete a un aborto no deseado, y corre con la responsabilidad que puede arrastrarle. Al abortar la mujer muchas veces sufre problemas físicos y trastornos psíquicos que llamamos síndrome post aborto. Las perturbaciones psicosomáticas, falta de sueño, deformaciones, auto-acusaciones, angustia irrefrenable, son algunos efectos de lo que llega a padecer la madre que ha abortado. Tanto las infecciones como las consecuencias psíquicas pueden afectar a la madre produciéndole esterilidad y convirtiéndola en una demente que puede llegar a odiar a toda clase de niños. El aborto es una discriminación al niño y a la madre.
Quien comete y/o participa en el aborto no puede perdonarse este pecado. Las mujeres sufren una carga de conciencia muy profunda. Conozco personas que teniendo algo de 80 años, siguen pidiendo perdón por el pecado del aborto que han cometido por distintas razones en su juventud. Pues las personas se dan cuenta que el aborto es un homicidio. No creo que alguien pueda perdonarse por este delito cometido con su hijo(a) inocente que no pudo ni hablar, ni protegerse.
Quiero recordar que todo médico al iniciar su carrera de medicina, realiza su juramento comprometiéndose a usar todo su conocimiento para salvar la vida, porque para esto ha estudiado y se ha capacitado. El juramento de Hipócrates, el padre de la medicina dice: «Mantendré el más alto respeto por la vida humana desde el momento de la concepción». No se entiende entonces cómo los médicos hacen todo lo contrario y se dedican a asesinar al ser humano – niño por nacer.
Al realizar un aborto el médico está incumpliendo el juramento que realizó, en el que dice bien claro, que mantendrá el más alto respeto por la vida humana desde el momento de la concepción. Es por eso que está incumpliendo con las normas de medicina, y con la ética profesional. Así no sólo se involucra la madre al aborto, sino también el médico que lo practica. Si no hubiera médicos que practicaran los abortos, disminuiría el porcentaje de abortos diarios.
Creo que ninguna persona en el mundo, que sea más ruda y más alejada de Dios, no sienta la calamidad del delito del aborto - asesinato cometido con el niño inocente en el vientre de la mamá.
- ¿Y por qué cree Usted Monseñor que la sociedad se rehúsa a reconocer o admitir todo esto? Si relativizamos el valor de la vida ¿cuál es el riesgo para la sociedad?
El debate moral y ético sobre el aborto viene dándose hace ya varios años, pero en el presente, por el creciente activismo de los movimientos feministas, barata oferta de distintas ideologías, análisis del tema en el Tribunal Constitucional, y finalmente el intento de formalizar una legislación reproductiva – sexual es fruto de una política mundial anti-vida, la política de cultura de la muerte.
Al lado de distintos grupos perversos anti–vida, lamentablemente existen también personas que se llaman «católicas», pero que no aceptan la doctrina de la Iglesia con respecto a la defensa de la vida humana ante el crimen del aborto e intentan confundir al pueblo católico sobre este importante tema.
En los últimos tiempos los defensores del aborto han procurado cubrir su naturaleza criminal mediante una terminología confusa, disfrazando el asesinato con un lenguaje como «interrupción voluntaria del embarazo», o, bajo conceptos como «derecho a decidir», o, «derecho a la salud reproductiva». Ninguno de estos artificios del lenguaje, sin embargo, puede ocultar el hecho de que el aborto es un asesinato. El aborto es la muerte de un niño o niña en el vientre de su madre, producida durante cualquier momento de la etapa que va desde la concepción hasta el momento previo al nacimiento.
La sociedad debate sobre el aborto, sobre su legalidad, penalización y/o despenalización. En cada caso cuando hablamos de este repugnante hecho, tratamos específicamente sobre la destrucción de la vida inocente. Aunque toda vida es de inestimable valor, pero la destrucción de la «vida inocente» como algo particularmente cruel, merece ser condenado siempre y en todo lugar.
Una cantidad estimada en 60 millones de abortos realizados en todo el mundo cada año, de por sí convierte el aborto en un problema social de proporciones increíbles. El volumen de abortos subraya la naturaleza social del problema y convierte el aborto en uno de los asuntos de justicia social más serios de todos los tiempos.
El aborto incluso se puede clasificar como la eutanasia, el suicidio asistido y el genocidio, por la ausencia de toda posibilidad de consentimiento consciente. La condición del niño no nacido como carente de voz y el más vulnerable, agrega una dimensión de la gravedad del aborto. El niño no nacido no tiene forma de hablar por sí mismo, por eso con más razón debemos cuidarlo.
El aborto se lleva a cabo a puertas cerradas y no se comenta en público. Como en el caso de la esclavitud, terminar con la injusticia social del aborto depende principalmente de que hablen con valentía y voluntad en contra del aborto las personas e instituciones que no están directamente involucradas.
Muchos hablan del aborto como expresión de la emancipación femenina y fruto del progreso, pero no es así: el aborto legal fue impuesto, primero por los nazis, después por la dictadura comunista y ahora por el neoliberalismo. Y esto tiene repercusiones.
Promoviendo el aborto se quiere controlar la población tanto mundial, como particularmente a los países en desarrollo. Por eso se desmoraliza y deshumaniza a las personas.
Hay que respetar la Ley Natural enraizada en cada ser humano y en cada cultura y nación, respetando la vida en todos sus estados de desarrollo.
Desde el primer momento de su existencia, desde la concepción, se debe reconocer los derechos de persona, entre los cuales está el derecho inviolable de todo ser inocente a la vida (cf. CDF, instr. “Donum vitae” 1, 1).
«Antes de haberte formado yo en el seno materno, te conocía, y antes que nacieses te tenía consagrado, dice el Señor» (Jr 1, 5; Jb 10, 8-12; Sal 22, 10-11).
«Los derechos inalienables de la persona deben ser reconocidos y respetados por parte de la sociedad civil y de la autoridad política. Estos derechos del hombre no están subordinados ni a los individuos ni a los padres, y tampoco son una concesión de la sociedad o del Estado: pertenecen a la naturaleza humana y son propios a la persona en virtud del acto creador que la ha originado. Entre esos derechos fundamentales es preciso recordar a este propósito el derecho de todo ser humano a la vida y a la integridad física desde la concepción hasta la muerte natural»(cf. Instr. «Donum vitae» 3).
«Cuando una ley positiva quita a una categoría de seres humanos de la protección que el ordenamiento civil les debe, el Estado niega la igualdad de todos ante la ley. Cuando el Estado no pone su poder al servicio de los derechos de todo ciudadano, y particularmente de quien es más débil, se quebrantan los fundamentos mismos del Estado de derecho… El respeto y la protección que se han de garantizar, desde su misma concepción, a quien debe nacer, exige que la ley prevea sanciones penales apropiadas para toda deliberada violación de sus derechos».(cf. Instr. «Donum vitae» 3).
Promoviendo el aborto la nación no tiene futuro. Con esta actitud llega a un desastre natural y a su autodestrucción.
- A menudo teólogos y laicos que se presentan como católicos, con gran presencia en los medios de comunicación, propagan teorías que en el mejor de los casos quitan importancia a la gravedad del aborto y crean confusión entre algunos fieles. ¿A qué atribuye Ud. la falta de respuesta de quien tiene el deber de actuar?
Esta clase de actitudes presentan las personas cobardes e inescrupulosas, egoístas que quieren hacerse dioses y manipular la vida de los otros seres humanos. Estos bajo la ley quieren definir quién puede vivir y quién no. Esta postura es realmente soberbia - diabólica. Es la postura de los que promueven la muerte.
En esto influyen grandes empresas multinacionales farmacéuticas que buscan provecho económico.
A todas estas personas que callan la verdad y cubren el delito repugnante del aborto y crean confusión en las personas, vale la pena recordar las palabras del mismo Señor que dice: «al que escandalice a uno de estos pequeños que creen en mí, más vale que le cuelguen al cuello una de estas piedras de molino que mueven los asnos, y le hundan en lo profundo del mar» (Mt. 18, 6).
No podemos callar la Verdad. Si lo hacemos contradecimos a nuestro Señor Jesús que dice: «Yo soy el camino, la verdad y la vida» (Jn. 14,6).
Todos debemos trabajar por la Vida que Dios nos da y la Verdad que nos ilumina.
- Se observa que las campañas abortistas están dirigidas a las adolescentes pobres. Las clínicas de aborto siempre están ubicadas en barrios pobres… ¿es decir que los promotores del aborto son racistas?
Así es, los promotores del aborto son racistas. Las clínicas de aborto se instalan mayormente en los lugares pobres y en los países pobres, para controlar la población. Algunos economistas - ideólogos dicen: «la pobreza hay que terminar matando a los pobres». Actitud racista y discriminatoria. Esto hacen los enemigos de la humanidad. Se debe preguntar: ¿Quienes pretenden ser ellos, definiendo quién puede vivir y quién no? ¿Acaso son dueños de la vida?
Dios ha creado al hombre «a su imagen y su semejanza, varón y mujer los creó…» (Gen. 1, 27).
«Antes de haberte formado yo en el seno materno, te conocía, y antes que nacieses te tenía consagrado, dice el Señor» (Jr 1, 5; Jb 10, 8-12; Sal 22, 10-11).
El ser humano tiene entonces la dignidad de hijo e hija de Dios. Desde el primer momento de la vida del ser humano, desde la concepción, se debe reconocer los derechos de la persona, entre los cuales está el derecho inviolable de todo ser inocente a la vida (cf. CDF, Instr. «Donum vitae» 1, 1).
Siendo ser humano debe ser protegido por la humanidad y no discriminado ni por algunos grupos, ni por ninguna persona. ¿Para qué se promulgan leyes anti-discriminación, si en primer lugar se discrimina a los niños por nacer?
- Ante la discriminación que supone la práctica abortista, ¿Qué acciones o programas pastorales puede emprender la Iglesia para ayudar a las mujeres jóvenes y adolescentes y orientarlas para evitar el aborto?
- Promover un Plan Pastoral orgánico en las diócesis, parroquias en distintos grupos y movimientos para conocer y promover la Cultura de la Vida.
- Promover la adecuada educación sexual en los colegios y universidades.
- Se debe promover la educación en valores, moral y ética.
- Fortalecer el conocimiento de la Palabra de Dios.
- Promover acciones a favor de la vida.
- Formar a los padres de familia y sus hijos sobre la importancia de familia y vida, respeto a la dignidad humana, solidaridad en la familia, respeto mutuo, en una palabra fortalecer la pastoral familiar.
- Promover la oración pidiendo por la vida y la familia.
- Utilizar los MCS en la formación de nuestro pueblo en la Cultura de la Vida.
- Adopción espiritual de los niños por nacer.
- Acompañamiento y orientación a las mujeres embarazadas especialmente madres solteras.
- Crear centros de orientación para las mujeres y familias.
- Crear centros de acogida para ellas y para los niños.
- En el Brasil, tras la visita de Francisco y la verificación de la JMJ 2013, la Presidenta Roussef, ha determinado legalizar la píldora del día después, ¿qué piensa Usted de tal decisión?
La Presidenta Roussef ha ignorado a la Iglesia, a los jóvenes reunidos en Río de Janeiro y el ser humano en su totalidad. Realmente es muy penosa la actitud de la Presidenta de Brasil que saludando al Papa Francisco, por detrás ha legalizado la abortiva píldora del día después. Este es uno de muchos ejemplos de tener doble cara.
- Podría decirnos Excelencia, ¿por qué la ideología de género daña nuestras relaciones hombre-mujer? ¿Por qué destruye a la familia?
El género es una ideología que no busca la verdad ni el bien de los demás, sino simplemente la conquista de sus voluntades para utilizarlas con un fin político propio. Es una ideología ambigua. Utiliza el engaño como un medio imprescindible para alcanzar su finalidad. Utiliza el engaño como una herramienta diaria de trabajo. Es una forma de ideología gnóstica. Niega por principio la naturaleza de las cosas y de las personas, porque reconocer la naturaleza lleva necesariamente a referirse a Dios y a las leyes que Él ha impuesto a ésta. La misma negación a la naturaleza, lleva a los ideólogos del género a caer en flagrantes contradicciones y además a negar aspectos evidentes de la realidad Y este es el rasgo más perverso del género.
- La ideología del género es un totalitarismo que busca el poder absoluto.
- Las feministas del género plantean una suerte de “guerra” contra todos los varones – considerándoles como la clase “opresora”.
- Quieren construir la ciudadanía que consiste en un proceso en tres etapas: 1/ hacerles tomar conciencia de ser la clase oprimida; 2/ hacerles rebelarse contra el patriarcado; 3/ arrebatar por fuerza el control absoluto de la procreación – eliminando toda figura masculina; 4/ dominando el mundo laboral y lo político;
- La ideología del género destroza la familia promoviendo divorcios, concubinatos, intercambio de parejas sexuales a plazo fijo; intercambio de múltiples parejas sexuales que coinciden en tiempo y lugar.
- Promueven la poligamia, poliandria, prostitución femenina o masculina.
- Apoyan y promueven: prostitución, relaciones y uniones homosexuales, promiscuidad sexual con personas del otro sexo, con personas del mismo sexo, con personas de ambos sexos.
- Relaciones sexuales entre un adulto y un menor.
- Promueve la opción psíquica del género que puede coincidir con sexo biológico o no. Así crean grupos del género homosexuales, transexuales, bisexuales, travestis, lesbianas. Son los sexos no naturales sino creados por la sociedad y/o por la mentalidad patológica de una persona.
La ideología del género es una ideología perversa que se caracteriza con un fanatismo que destroza la vida de un ser humano, de una familia y de la sociedad. Fanatismo que no se puede respetar menos aprobar.
- ¿Qué experiencias de otros países deberían ser tomadas en cuenta para afrontar la batalla por la vida y la familia?
- Promover la adoración al Santísimo Sacramento, oración por la vida y familia.
- Estudiar el escenario político.
- Trabajar con los políticos: diputados y senadores concientizándoles para que no se aprueben leyes de despenalización del aborto.
- Promover la formación del pueblo por todos los medios de comunicación posibles.
- Promover catequesis y homilías provida y profamilia.
- Realizar congresos, cursos de formación en todos los sectores de la población.
- Promover marchas a favor de la vida y familia.
Unámonos en la acción y en la oración por la vida, que hoy es amenazada por los que promueven la «cultura de la muerte». La oración es la piedra angular de las buenas acciones decía el Beato Juan Pablo II. Él mismo en la encíclica Evangelium Vitae escribió: «es urgente una gran oración por la vida que atraviese el mundo entero». Esta oración debe hacerse todo el año y todos los días. No olvidemos que la Vida es el don más precioso que hemos recibido y no tenemos derecho quitarla a nadie.
«Te puse delante la vida o la muerte, la bendición o la maldición. Escoge, pues, la vida para que vivas tú y tu descendencia» (Dt.30,19).
- Promover la adoración al Santísimo Sacramento, oración por la vida y familia.
- Estudiar el escenario político.
- Trabajar con los políticos: diputados y senadores concientizándoles para que no se aprueben leyes de despenalización del aborto.
- Promover la formación del pueblo por todos los medios de comunicación posibles.
- Promover catequesis y homilías provida y profamilia.
- Realizar congresos, cursos de formación en todos los sectores de la población.
- Promover marchas a favor de la vida y familia.
Unámonos en la acción y en la oración por la vida, que hoy es amenazada por los que promueven la «cultura de la muerte». La oración es la piedra angular de las buenas acciones decía el Beato Juan Pablo II. Él mismo en la encíclica Evangelium Vitae escribió: «es urgente una gran oración por la vida que atraviese el mundo entero». Esta oración debe hacerse todo el año y todos los días. No olvidemos que la Vida es el don más precioso que hemos recibido y no tenemos derecho quitarla a nadie.
«Te puse delante la vida o la muerte, la bendición o la maldición. Escoge, pues, la vida para que vivas tú y tu descendencia» (Dt.30,19).
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