viernes, 19 de septiembre de 2014

Tres curas cuentan su cautiverio en Ucrania: golpes, maltratos, insultos, fusilamientos fingidos...

[El padre Oleksandr Khalayim, sacerdote ucraniano, relata estos testimonios en italiano en La Nuova Bussola Quotidiana]

«Pero el Ángel del Señor, por la noche, abrió las puertas de la prisión, les sacó». Hechos 5, 19

Cuando hablé con tres sacerdotes secuestrados en Ucrania entre julio y agosto, cada uno de ellos me confió que había creído ser liberado gracias a las oraciones de muchas personas, no sólo de Ucrania sino del mundo entero. Porque no existen confines ni barreras que la oración no pueda superar

Ante todo, quiero agradecer a todos los que rezan por la paz en Ucrania y a los que están cerca ayudando a tantísimas personas en dificultad. Gracias a su ayuda podemos cumplir nuestra misión y ser ese ángel para quien sufre, para quien está encarcelado. 

«Id, presentaos en el Templo y decid al pueblo todo lo referente a esta Vida» (Hechos 5, 20). Con estas palabras se dirige el ángel a los apóstoles y por esto, en estas pocas líneas,quiero escribir lo que ha ocurrido a estos tres sacerdotes católicos, dos de rito romano y otro de rito greco-bizantino, dos de los cuales he conocido personalmente. 

Desgraciadamente, hoy nos hemos "acostumbrado" al sufrimiento, a la persecución. ¡Cuántos cristianos sufren violencia a diario sólo porque, como nosotros, pertenecen a la familia que se llama cristianismo! 

Secuestrados por separatistas
Estos sacerdotes fueron secuestrados porque querían rezar por la paz en Ucrania, o tal vez porque representaban un obstáculo para quien quiere "limpiar" la sociedad de todo lo que es ajeno, de toda fe distinta de la propia. 

Dos de ellos servían en la ciudad en la que hoy continúan los combates. La parroquia que guiaba don Victor incluye la ciudad de Gorlivka y otros centros del área circundante, mientras don Sergej era párroco en la ciudad de Donetsk.

Ambos fueron detenidos por los separatistas mientras viajaban en su coche,reconociendo en los uniformes militares de los secuestradores los emblemas del grupo "Nueva Rusia".  

["Nueva Rusia" es el nombre reciente que dan los separatistas filo-rusos de Donetsk y Lugansk al territorio que quieren separar de Ucrania y eventualmente unir a la Federación Rusa. NdReL] 
El tercer sacerdote secuestrado, don Pavel, es polaco y hasta su secuestro trabajaba en Kazajstán. Fue secuestrado en agosto en la carretera hacia Donetsk, mientras iba hacia el lugar que en esos días hospedaba un "Maratón de oración" por la pazen Ucrania, en el que participaban fieles de todas las confesiones religiosas.

Cuando los secuestradores se dieron cuenta de que don Pavel era polaco pensaron enseguida que era un espía disfrazado de sacerdote. Se burlaron de él diciéndole que cualquiera puede vestirse con un hábito talar y disfrazarse de sacerdote

Un callo en la mano: ¿del rosario o del fusil?
Después de un control minucioso se percataron del callo que don Pavel tiene en la mano,causado por la continúa oración con la corona del rosario, pero sus secuestradores vieron en ese callo la prueba de que el sacerdote era en realidad un francotirador, y lo encerraron con violencia en el portaequipajes del coche

Cuando llegaron al escondite de los separatistas, donde había otros rehenes, don Pavel oyo a sus secuestradores decir a los otros: «El paquete ha llegado, cogedlo». 

Acusados de orar por la paz
Los tres sacerdotes fueron acusados de haber rezado por la paz en Ucrania y, por lo tanto, contra los intereses de "Nueva Rusia". 

Desgraciadamente, en el territorio donde tienen lugar los combates muchos creen que la Iglesia católica y la greco-católica representan un peligro para Ucrania y su pueblo, que considera que en esa área hay espacio sólo para la fe ortodoxa. 

Cuando veían que los sacerdotes rezaban continuamente, los separatistas se burlaban de ellos diciéndoles que sus oraciones eran inútiles: «Sólo los “justos” rezando son escuchados por Dios». 

Días de dolor... y crecimiento espiritual
Para cada uno de los sacerdotes fueron días de gran prueba, de reflexión y de crecimiento en el ministerio sacerdotal. 

Don Victor ha dicho que han sido los ejercicios espirituales más importantes de su vida. 

Estuvo encarcelado once días. En ese espacio de tiempo, en la habitación en la que se encontraba estuvieron más de 50 personas, muchas de las cuales se dirigieron a él para confesarse o simplemente para plantearle preguntas. Un día, uno de los rehenes dijo que para los separatistas no había nada sagrado porque habían tenido el coraje de secuestrar también a un sacerdote. 

Doce días con diabetes sin medicinas
Don Sergej estuvo en las manos de sus secuestradores durante doce días, cuatro de los cuales los pasó por completo respondiendo, vendado, a las preguntas de un hombre con acento moscovita. 

Don Sergej tiene diabetes y estuvo sin medicinas durante todo el secuestro. Con gran fe relata que su único apoyo era la oración. Cuanto sentía que la presión sanguínea aumentava y que el corazón empezaba a latir enloquecido, rezaba con el rosarioen la mano e inmediatamente se sentía mucho mejor. 

En cuanto fue liberado tuvo que someterse a una operación quirúrgica porque había entrado en coma diabético. 



En abril las milicias de separatistas pro-rusos proclamaron su declaración unilateral de independencia de las regiones de Donetsk y Lugansk de Ucrania... luego llegó la guerra y ya van miles de muertos, con el invierno a las puertas 

Un clásico: los falsos fusilamientos
Una prueba ulterior que tuvieron que soportar todos los sacerdotes fueron los falsos fusilamientos. Varias veces fueron llevados fuera, mientras los secuestradores les decían: «Rece padre, porque estos son los últimos minutos de su vida». 

Después los colocaban ante un muro y con los kalashnikov les disparaban encima de la cabeza

Desgraciadamente, otros no han tenido la misma suerte. En la ciudad de Sloviansk, cerca de un hospital infantil se ha encontrado una fosa común. 

En los trágicos días en los que los separatistas asumieron el control de la zona, varias personas fueron asesinadas y tiradas a la fosa. Entre ellas, dos pastores protestantes, que antes de ser ajusticiados fueron torturados durante mucho tiempo, y los dos hijos de uno de ellos. Se llamaban Alberto y Ruvym Pavenkov y tenían sólo 24 y 30 años. En la fosa se han hallado también los cuerpos de dos parroquianos: Victor y Vladimir, de 40 y 41 años. Vladimir tenía ocho hijos, hoy sin padre. La fosa común está siempre llena de velas y de flores que son llevadas por los familiares y los parroquianos, pero también por cualquiera que comparta este gran sufrimiento.

Violencia en el siglo XXI
En el siglo XXI, en un país europeo, suceden estas cosas ¿Por qué? ¿Para limpiar la fe? ¿Por falsa ideología? ¿Por la política? Como siempre, las preguntas son muchas y es muy difícil encontrar una respuesta clara y justa, pero no creo que se deba callar sobre lo que ha sucedido. Con la violencia no se construye el reino de Dios; se construye con el perdón, con el amor fraterno. Porque la violencia trae el miedo que hace que el hombre se cierre hacia los otros e incluso hacia Dios. 

Ahora es importante no permitir que la ira y el deseo de venganza cierren los corazones. Sería difícil curar estas heridas compartidas por tantas personas, heridas que sangrarán durante años.

Podemos continuar nuestra vida pensando que en el mundo no pasa nada, o bien podemos cambiar algo, porque como decía Madre Teresa de Calcuta, para cambiar el mundo de la violencia, de la guerra, debemos empezar por el corazón de cada uno de nosotros. 

En el mundo falta la paz porque aún no hemos abierto las puertas de nuestro corazón a Cristo resucitado, que después de la resurrección dijo a los apóstoles y al mundo entero: “La paz sea con vosotros". No temáis. No son simples palabras, es nuestra seguridad.

"Ellos marcharon de la presencia del Sanedrín contentos por haber sido considerados dignos de sufrir ultrajes por el Nombre de Jesús" (Hechos 5, 41). 

Cuando fue liberado, don Victor dijo que había sentido una gran alegría en su corazón por el hecho de poder sufrir todo esto por Cristo, por Su Iglesia. El fundamento de la vida cristiana es el mandamiento del amor, pero el amor debe concretarse en obras concretas. La ley del amor no conoce límites, se puede amar siempre más mejorándonos a nosotros mismos y a los otros.

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