Potencia sin control. Un alma mística, sin formación alguna.
Así era de niña, y de adolescente, la pequeña Daniela Drtinova, que hoy es una de las periodistas televisivas más populares de República Checa, quizá el país más ateo de Europa.
Vida interior pero, ¿y Dios?
Su padre era pintor y tenía una intensa vida espiritual interior, pero Daniela nunca ha averiguado si Dios formaba parte de ella.
Su madre venía de una familia de 9 niños, criada en la naturaleza, en las colinas checas de Novohradske, con una fe "personal y no institucionalizada", de la que nunca habló hasta que su hija se hizo cristiana.
El caso es que sus padres no sólo no la bautizaron, sino que nunca le hablaron de temas de fe.
En casa no había hostilidad a la religión, ni un agnosticismo militante. Pero tampoco era un ambiente en el que la pequeña Daniela pudiera hablar con detalle de su mundo interior.
Espiritualidad desde los 7 años
Desde los 7 años, le resultaba fácil entrar en ensoñaciones intensas, largos ratos volcada en sus cuentos y fantasías imaginadas. Leía y soñaba acerca de ángeles y ninfas del bosque, de los cuentos de la escritora Eliska Krasnohorska.
Leyó un libro del norteamericano John Irwin, "Una oración por Owen Meany", que le influyó toda su vida. El cuento trataba del mundo interior de un niño, Owen Meany, "que desde su infancia sabe que su destino le lleva a sacrificarse por salvar a otros".
Ella, como Owen, sentía que tenía un llamado, algo especial que realizar en la vida, y que está enraizado en la vida interior, no en lo social y exterior.
"Fue como un relámpago"
A los 11 años, en 1981, vivió una experiencia espiritual que describe como "muy fuerte y, sin duda alguna, de un estadio elevado, fue como un relámpago".
Daniela no concreta mucho, pero insiste en que desde esa experiencia "mi vida interior empezó a ser más importante para mí que la exterior. Pero en esa época no entendí que eso tenía que ver con la fe".
Vivió parte de la adolescencia en Italia y parte en una Checoslovaquia comunista, anticlerical, que se acercaba hacia la caída del Muro de Berlín. Para Daniela, la gente que iba a la Iglesia era "peculiar". ¿Cómo podían compartir las cosas espirituales, reunirse en público, en un edificio, para lo sagrado? Para ella, lo sagrado era íntimo: nunca lo había comentado con nadie, no entendía que pudiera tener una dimensión pública. Si lo comentaba ¿no le dirían que estaba loca?
Jung: poniendo orden
Fue en la adolescencia que leyó el libro "Memorias, sueños y reflexiones", una especie de autobiografía espiritual de Carl Gustav Jung, uno de los grandes estudiosos del subconsciente por una vía alternativa a Freud, una vía que investiga los sueños y su relación con los mitos y los arquetipos. Era también una puerta de entrada para disciplinar con ejercicios su alocada vida interior.
A los 18 años, con el Muro de Berlín tambaleándose, ella entendió que toda esa "sacralidad interior" tenía que ver con Dios. Que tras esa "chispa", esa "luz", había una Personalidad, una conciencia y liderazgo, una Persona...
Entre la política... y una santa española
Estudió Derecho, pero en 1993, con 23 años, ya estaba trabajando de cronista política en televisión. Y después de 8 años explicando lo que hacían los políticos de la recién nacida República Checa, ya pasó a presentar un programa de entrevistas políticas.
En esta etapa de su vida adulta descubrió una maestra que pudiera guiar sus impulsos místicos y espirituales. Era española y llevaba siglos muerta. Era Santa Teresa de Ávila.
"Ella fue mi guardiana y maestra de mi mundo interior. Me bauticé con su nombre. Leí ´Las Moradas o el Castillo Interior´, y ´Camino de Perfección´ y su vida, y todo lo que había escrito, lo que había vivido, ¡me era tan cercano! A través de ella toqué muchas veces una fe viva. Me acompañó en mi camino como si estuviese realmente presente".
También San Juan de la Cruz y su "Noche oscura" iluminarían más adelante su camino y la alimentarían espiritualmente.
Así, la espiritualidad y la Iglesia Católica se unieron para ella, y en 2003, con 33 años, se bautizó en la parroquia de Santa Inés, en Praga.
No es fácil ser madre conversa
No es fácil ser madre católica sin haber recibido la fe en la propia infancia. ¿Cómo transmitirlo a su hija Natalka, que nació en 2002? De hecho, su padre -están separados-, es protestante, y la niña también.
Pero ella le acompaña a misa a veces. Daniela comenta cómo en misa todos se dan la paz y dicen "la paz contigo", pero luego en casa, cuando hay una pelea, la niña le recuerda: "¡en la iglesia me das la paz y aquí no me dejas tranquila!"
También le dice: "mamá, estás obsesionada con Jesús"... que no es mala cosa cuando una es periodista especializada en política. Daniela, que fue una autodidacta espiritual, intenta no forzar nada en su hija que, dice, es de talante tozudo.
Acción y contemplación
Hoy Daniela Drtinova entiende que en la Iglesia se equilibran la acción y la contemplación, lo activo y lo pasivo, Marta y María.
"Busco lo esencial en el silencio, la concentración; allí está el Altísimo; es el regalo más grande que podría tener", escribe.
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