viernes, 8 de febrero de 2013

Una Misa para detener el Muro de Belén

En la tarde de hoy, en el valle de Cremisan, el “pulmón verde” del área de Belén, en el lugar por el que pasará el muro de separación que construyó la autoridad israelí, Abuna Mario Cornioli, sacerdote de Deit Jala, celebró una Misa bajo los olivos que serán derribados para “gritar hacia el cielo”, porque “ha llegado el momento para dar justicia en esta tierra, pues solo la justicia traerá paz y seguridad”, dice en la convocatoria enviada a la agencia Fides.
La semana próxima la Corte de Apelaciones de Tel Aviv debería pronunciarse sobre los recursos que recibió en contra de la prolongación de los trabajos del muro por parte de los propietarios de los terrenos afectados, incluida la Casa de los Salesianos de la zona.

“Únanse a nosotros en la oración, y que Dios ilumine a los jueces israelíes”, dijo el padre Cornioli en su llamado. Según este, solo una mente “enferma puede haber trazado este vergonzoso muro de división”, que “no tiene ningún motivo de seguridad en esta zona, sino que sirve solo para robar la tierra de nuestras familias y para destrozar y hacer imposible la vida de nuestra comunidad”.
El muro devastaría “uno de los ambientes naturales más bellos de toda la Tierra Santa” y con su construcción serían expropiados los terrenos de más de cincuenta familias cristianas. El convento de los salesianos de Cremisan, explica el sacerdote, domina el valle desde 1885, “y sus vides siempre han dado sombra y buen vino para nuestra gente. También los olivos ofrecen su fruto y su aceite a muchas familias que podrían perder las fuentes para tener un ingreso seguro y cierto”.



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