“Únanse a nosotros en la oración, y que Dios ilumine a los jueces israelíes”, dijo el padre Cornioli en su llamado. Según este, solo una mente “enferma puede haber trazado este vergonzoso muro de división”, que “no tiene ningún motivo de seguridad en esta zona, sino que sirve solo para robar la tierra de nuestras familias y para destrozar y hacer imposible la vida de nuestra comunidad”.
El muro devastaría “uno de los ambientes naturales más bellos de toda la Tierra Santa” y con su construcción serían expropiados los terrenos de más de cincuenta familias cristianas. El convento de los salesianos de Cremisan, explica el sacerdote, domina el valle desde 1885, “y sus vides siempre han dado sombra y buen vino para nuestra gente. También los olivos ofrecen su fruto y su aceite a muchas familias que podrían perder las fuentes para tener un ingreso seguro y cierto”.
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