Ciudad del Vaticano -Martes, 26-02-2013, Gaudium Press-
"Reverenda Madre, Reverendo Padre. Os dirijo este mensaje, mientras la Iglesia entera acompaña con conmoción los últimos días del luminoso pontificado de Su Santidad Benedicto XVI y espera la venida del Sucesor que los Eminentísimos Cardenales reunidos en Conclave, guiados por la acción del Espíritu Santo, escogerán, después de haber, juntos, analizado las señales de los tiempos de la Iglesia y del mundo".
Este es el trecho inicial de una carta que el Cardenal-secretario de Estado, Tarcisio Bertone, envió a los Monasterios masculinos y femeninos de vida contemplativa en todo el mundo. En ella él pide oraciones especiales por la Iglesia.
Conclave asentado en la oración
El Cardenal, que deberá ser el Camarlengo durante el período de la Sede Vacante, justifica su pedido: "El apelo a la oración dirigido a todos los fieles por Su Santidad Benedicto XVI, pidiendo que lo acompañen en el momento de la entrega del ministerio petrino en las manos del Señor y que esperen, confiados, la venida del nuevo Pontífice, se hace particularmente urgente para aquellos miembros electos de la Iglesia que son los contemplativos. Su Santidad Benedicto XVI tiene la certeza de que es de vosotros, de vuestros Monasterios - femeninos y masculinos - esparcidos por el mundo entero, que se puede recibir aquel recurso precioso de la fe orante que, a lo largo de los siglos, acompaña y sustenta el camino de la Iglesia. El próximo Conclave podrá, así, asentarse de modo especial sobre la cándida pureza de vuestra oración y de vuestra alabanza.
Oración y contemplación: el ejemplo del Papa
"El ejemplo más significativo de esta elevación espiritual, que manifiesta la dimensión más verdadera y profunda de todo el acto eclesial, la del Espíritu Santo que guía la Iglesia, nos es ofrecido por Su Santidad Benedicto XVI que, después de haber gobernado la Barca de Pedro por entre las olas de la historia, escogió dedicarse sobre todo a la oración, la contemplación del Altísimo y la reflexión".
El Cardenal Bertone afirma al concluir su carta a monjes y monjas: "El Santo Padre, a quien comuniqué los sentimientos formalizados en esta carta, dio su aprobación pidiéndome para agradeceros y atestar el gran amor y consideración que Él nutre a vuestro respecto. Con estima cristiana, os saludo uniéndome a vuestra oración". (JS)
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