ROMA, 12 Dic. 12 / 04:35 pm - El Presidente de la Pontificia Comisión para América Latina, Cardenal Marc Ouellet, aseguró que la aparición de la Virgen de Guadalupe como una mujer embarazada es en sí un poderosísimo testimonio de vida contra el aborto.
La imagen de la Virgen de Guadalupe apareció en 1531 en la tilma de San Juan Diego en el Tepeyac (México). Destaca en ella que no porta al niño Jesús en brazos, sino que luce una cinta negra atada a su vientre, símbolo azteca de gestación maternal.
Durante el Congreso Internacional Ecclesia in América que se celebra del 9 al 12 de diciembre en el Vaticano, el Cardenal Ouellet subrayó que María de Guadalupe "se muestra sin el niño en brazos y con el niño en el vientre, y ese es un mensaje poderosísimo ante la cultura de la muerte, ante el hecho de que muchos niños mueren antes de nacer".
El Cardenal Ouellet, quien además es Prefecto para la Congregación de los Obispos, indicó que la Virgen embarazada "nos recuerda que la palabra de Dios se hizo carne en el vientre de una mujer y Él nos lleva la redención, la renovación de las relaciones, la misericordia al mundo y también una apertura a la vida y a la esperanza".
En medio de tanta confusión, el sí a la vida de María permitió la venida de Jesús al mundo y recordó que esa "es la verdadera solución de la humanidad, de todas las culturas y es el regalo de Dios para toda la humanidad".
Además, explicó que la Virgen también dio otro poderoso mensaje a la cultura indígena "practicaba sacrificios humanos… de manera que la Virgen se presentó como la madre del verdadero Dios que nos dice que no tienen que sacrificar a sus hijos porque es Él quien sacrificó a su hijo para llevarnos a la libertad, a la redención, al cambio en los corazones, en las relaciones humanas, una nueva cultura, y un nuevo comienzo".
"Éste es el mensaje de la Virgen, que nos orienta hacia su hijo el crucificado, pero también el resucitado, que es nuestra esperanza".
La autoridad vaticana destacó también que esta advocación mariana no solamente es un punto de unión entre América del Sur y del Norte sino que, además, es visible en su rostro y en su nombre la historia de la reconciliación de todas las culturas.
Se puede ver "en la manera que se presenta a sí misma, María es un nombre que tiene raíces judías y, Guadalupe, es un nombre con raíces árabes. Así que unidos ‘María y Guadalupe’, hacen también un mensaje por sí mismo de reconciliación, de proximidad entre culturas", concluyó.
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