martes, 1 de julio de 2014

"Vivir sin fe, sin un patrimonio que defender, sin apoyo en una lucha constante de la Verdad, no es vivir, sino ir pasando"



(RV).- En las Bienaventuranzas, pueden encontrar un programa de vida "nuevo, puro e intenso". Es parte del mensaje que el Papa Francisco dirigió a los jóvenes holandeses que participan estos días en el Festival Nacional de la Juventud Católica de los Países Bajos. Francisco exhorta a los jóvenes a pensar “en grande" siguiendo el modelo del beato Piergiorgio Frassati, quien no se acontentó con el ir pasando.

"Vivir sin fe, sin un patrimonio que defender, sin apoyo en una lucha constante de la Verdad, no es vivir, sino ir tirando". Papa Francesco tomó prestadas las palabras de Piergiorgio Frassati para estimular a los jóvenes holandeses católicos a ser "revolucionarios", como las bienaventuranzas de Jesús. El Pontífice recordó que el mensaje de las Bienaventuranzas – el cual también está en el centro de la próxima Jornada Mundial de la Juventud en Cracovia - es "nuevo, puro e intenso", y propone "un modelo de felicidad en contra de la lógica del mundo." Aquellos a quienes Jesús llama "bienaventurados", señala el Papa, el mundo los llama "perdedores inútiles". El mundo, añade, glorifica "el éxito a cualquier costo, la riqueza, el poder" y "la afirmación de sí mismos a expensas de los demás." Jesús, sin embargo, nos da una "definición muy diferente de lo que significa bendecido: muestra el camino a la vida y la verdadera felicidad." De hecho, es “Jesús mismo la vía” y "a través de su vida nos mostró cómo vivir concretamente cada una de las Bienaventuranzas".

Jesús, escribe el Papa, ama a cada uno de nosotros "con amor infinito", y con su muerte y resurrección nos mostró su infinita misericordia. Y así, dice, "cuando contemplamos a Jesús en su pobreza, su pureza de corazón y de su misericordia, entendemos la belleza de nuestra vocación cristiana y no dudamos en llevarnos por el camino que conduce a la verdadera felicidad". "No tengáis miedo de Cristo, Él no quita nada y lo da todo." Los jóvenes, insiste el Santo Padre, "quieren vivir experiencias intensas. Yo animo a tomar en serio las palabras de Dios. Digan no a una cultura efímera, superficial y de los desechos, una cultura que no os mantiene fuertes, que les tiene incapaces de hacer frente a los grandes retos de su vida. Piensen en grande.

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