Preparaba en estos días la predicación del domingo, y pensaba: ¿Que se le predica a esta gente? ¿Cómo confortarlos? ¿Quale parola buona meterci? Que difícil. Y además: ¿Vendrá gente?...
Hoy domingo hemos podido celebrar la Santa Misa, gracias a Dios, con la presencia, además de siete religiosas, de cinco valerosos hombres. Por demás edificante dado las circunstancias. Creo que ayer fue, hasta ahora, el peor de los días de esta guerra. Los cohetes no cesan de salir de aquí. Ya son varias las ciudades afectadas cerca de Tel Aviv y Jerusalén. Y, por supuesto, la respuesta no se hace esperar. La continuidad e intensidad de los bombardeos aéreos, terrestres y marítimos es cosa de no creer. Los objetivos de Israel superaran ya los 1300. Se cuentan más de 160 muertos (muchos de los cuales son niños) y cerca de 1000 heridos.
También tuvo lugar la primera incursión a Gaza, de un grupo comando marino israelí. Desde hace ya tres días el ejército israelí ha mandado la evacuación de los habitantes de las zonas fronterizas con Israel.
Allí, reparten anuncios escritos, además lo publican por tv y radio. Y la gente comienza a irse. ¿Dónde? A cualquier parte, no importa.
En la práctica, antes de bombardear una casa, el ejército israelí, llama por teléfono emplazando a esa familia para que desalojen la vivienda. Luego del plazo establecido, esa vivienda es destruida. A pesar de esto, Hamas exige a estos habitantes que vuelvan a sus lugares. “No es necesario dar espacio al enemigo sionista”, afirman públicamente.
Creeríamos más bien sea para usar a la población como escudos humanos.
Este es el llamado hecho desde algunas mezquitas durante el mes de Ramadán. Lo cierto es que los crimines se multiplican.
Desgraciadamente una familia cristiana se vio afectada al ser bombardeada la casa contigua a la suya. Ventanas rotas, humo, grito, confusión fue el trágico escenario de la noche de ayer para esta familia. También es cosa de tener en cuenta los niños pequeños que comienzan a enfermarse por el miedo, el stress, la repercusión de las ondas expansivas, el ruido continuo.
Lo padres realmente hacen malabarismos para distraerlos y que tan cruda violencia no les afecte: jugar a saltar cada vez que se escucha un “ruido”, bailar, o simplemente abrazarlos tapándoles los oídos. Es esto lo que está sucediendo aquí. Nosotros estamos bien. Hay personas que han agradecido nuestra presencia aquí. Nos recuerdan cada tanto: “Ustedes no nos van a abandonar, ¿no es cierto?”
Sin embargo, ¡qué difícil que es encontrar la palabra justa, la palabra de aliento, la palabra de esperanza, el consejo oportuno! Supla Dios.
Ciertamente que el Espíritu Consolador hará todo esto y mucho más en sus almas. No encomendamos a vuestras oraciones.
In Domino
P. Jorge
Hoy domingo hemos podido celebrar la Santa Misa, gracias a Dios, con la presencia, además de siete religiosas, de cinco valerosos hombres. Por demás edificante dado las circunstancias. Creo que ayer fue, hasta ahora, el peor de los días de esta guerra. Los cohetes no cesan de salir de aquí. Ya son varias las ciudades afectadas cerca de Tel Aviv y Jerusalén. Y, por supuesto, la respuesta no se hace esperar. La continuidad e intensidad de los bombardeos aéreos, terrestres y marítimos es cosa de no creer. Los objetivos de Israel superaran ya los 1300. Se cuentan más de 160 muertos (muchos de los cuales son niños) y cerca de 1000 heridos.
También tuvo lugar la primera incursión a Gaza, de un grupo comando marino israelí. Desde hace ya tres días el ejército israelí ha mandado la evacuación de los habitantes de las zonas fronterizas con Israel.
Allí, reparten anuncios escritos, además lo publican por tv y radio. Y la gente comienza a irse. ¿Dónde? A cualquier parte, no importa.
En la práctica, antes de bombardear una casa, el ejército israelí, llama por teléfono emplazando a esa familia para que desalojen la vivienda. Luego del plazo establecido, esa vivienda es destruida. A pesar de esto, Hamas exige a estos habitantes que vuelvan a sus lugares. “No es necesario dar espacio al enemigo sionista”, afirman públicamente.
Creeríamos más bien sea para usar a la población como escudos humanos.
Este es el llamado hecho desde algunas mezquitas durante el mes de Ramadán. Lo cierto es que los crimines se multiplican.
Desgraciadamente una familia cristiana se vio afectada al ser bombardeada la casa contigua a la suya. Ventanas rotas, humo, grito, confusión fue el trágico escenario de la noche de ayer para esta familia. También es cosa de tener en cuenta los niños pequeños que comienzan a enfermarse por el miedo, el stress, la repercusión de las ondas expansivas, el ruido continuo.
Lo padres realmente hacen malabarismos para distraerlos y que tan cruda violencia no les afecte: jugar a saltar cada vez que se escucha un “ruido”, bailar, o simplemente abrazarlos tapándoles los oídos. Es esto lo que está sucediendo aquí. Nosotros estamos bien. Hay personas que han agradecido nuestra presencia aquí. Nos recuerdan cada tanto: “Ustedes no nos van a abandonar, ¿no es cierto?”
Sin embargo, ¡qué difícil que es encontrar la palabra justa, la palabra de aliento, la palabra de esperanza, el consejo oportuno! Supla Dios.
Ciertamente que el Espíritu Consolador hará todo esto y mucho más en sus almas. No encomendamos a vuestras oraciones.
In Domino
P. Jorge
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