“La Iglesia es apostólica”, fue el tema de la catequesis que el Papa Francisco desarrolló este miércoles ante miles de fieles y peregrinos presentes en la Plaza de San Pedro, durante la Audiencia general semanal. El Obispo de Roma precisó que "la Iglesia, que continúa en la historia la tarea de llevar el Evangelio a todo el mundo, tiene sus raíces en la enseñanza de los Apóstoles, pero mira hacia el futuro, tiene la firme conciencia de ser enviada, de ser misionera". "Una Iglesia que se cierra en sí misma y en el pasado traiciona la propia identidad", advirtió.
¡Descubramos toda la belleza y la responsabilidad de ser Iglesia apostólica!, fue la invitación de Francisco, quien llamó a todos “a ser testigos auténticos de Cristo Resucitado y a anunciar el Evangelio a todas las gentes, en comunión con los Obispos, sucesores de los Apóstoles”. (RC-RV)
Resumen de la catequesis y saludo del Papa Francisco en nuestro idioma:
(Audio)
Queridos hermanos y hermanas:
En el Credo decimos que la Iglesia es «apostólica», expresando así el profundo vínculo que tiene con los Doce Apóstoles, a los que Jesús llamó para que estuvieran con Él y para enviarlos a predicar. «Apóstol» es una palabra griega que significa «mandado», «enviado». Y aplicada a la Iglesia, puede tener tres significados. En primer lugar, la Iglesia es apostólica porque está edificada sobre el cimiento de los Apóstoles, sobre su testimonio y sobre la autoridad que Cristo mismo les ha dado. En segundo lugar, la Iglesia es apostólica porque «guarda y transmite, con la ayuda del Espíritu Santo que habita en ella, la enseñanza, el buen depósito, las sanas palabras oídas a los Apóstoles», es decir, conserva el precioso tesoro de la Sagrada Escritura, la Tradición Apostólica, los Sacramentos que nos permiten ser fieles a Cristo y participar de su misma vida. Y, en tercer lugar, la Iglesia es apostólica porque en ella pervive el mandato misionero que el Señor confió a sus Apóstoles. La Iglesia continúa en la historia la tarea de llevar el Evangelio a todo el mundo. Dirijo un cordial saludo a los peregrinos de lengua española, en particular a los grupos provenientes de España, Argentina, México y los demás países latinoamericanos. Invito a todos a ser testigos auténticos de Cristo Resucitado y a anunciar el Evangelio a todas las gentes, en comunión con los Obispos, sucesores de los Apóstoles. Muchas gracias.
¡Descubramos toda la belleza y la responsabilidad de ser Iglesia apostólica!, fue la invitación de Francisco, quien llamó a todos “a ser testigos auténticos de Cristo Resucitado y a anunciar el Evangelio a todas las gentes, en comunión con los Obispos, sucesores de los Apóstoles”. (RC-RV)
Resumen de la catequesis y saludo del Papa Francisco en nuestro idioma:
(Audio)
Queridos hermanos y hermanas:
En el Credo decimos que la Iglesia es «apostólica», expresando así el profundo vínculo que tiene con los Doce Apóstoles, a los que Jesús llamó para que estuvieran con Él y para enviarlos a predicar. «Apóstol» es una palabra griega que significa «mandado», «enviado». Y aplicada a la Iglesia, puede tener tres significados. En primer lugar, la Iglesia es apostólica porque está edificada sobre el cimiento de los Apóstoles, sobre su testimonio y sobre la autoridad que Cristo mismo les ha dado. En segundo lugar, la Iglesia es apostólica porque «guarda y transmite, con la ayuda del Espíritu Santo que habita en ella, la enseñanza, el buen depósito, las sanas palabras oídas a los Apóstoles», es decir, conserva el precioso tesoro de la Sagrada Escritura, la Tradición Apostólica, los Sacramentos que nos permiten ser fieles a Cristo y participar de su misma vida. Y, en tercer lugar, la Iglesia es apostólica porque en ella pervive el mandato misionero que el Señor confió a sus Apóstoles. La Iglesia continúa en la historia la tarea de llevar el Evangelio a todo el mundo. Dirijo un cordial saludo a los peregrinos de lengua española, en particular a los grupos provenientes de España, Argentina, México y los demás países latinoamericanos. Invito a todos a ser testigos auténticos de Cristo Resucitado y a anunciar el Evangelio a todas las gentes, en comunión con los Obispos, sucesores de los Apóstoles. Muchas gracias.
¿Cuál es mi ídolo escondido? El Papa el martes
(RV).- (Con audio y video) La idolatría y la hipocresía no ahorran ni siquiera a la vida cristiana. El Papa Francisco puso en guardia esta mañana de ambos "vicios", durante la homilía de la misa celebrada en la Casa de Santa Marta. Para no ceder a los peligros de estos pecados, dijo, es necesario poner en práctica los mandamientos de amor a Dios y de amor al prójimo.
Convertirse en un apóstol de las propias ideas, o un devoto del propio bienestar, en lugar que de Dios. Hablar mal de alguien porque no se adecua a ciertas formalidades, olvidando que el mandamiento “nuevo” del cristianismo es el amor al prójimo sin condiciones. La liturgia de la misa de hoy fue el motivo de la reflexión del Santo Padre sobre las trampas que constelan la vida de fe. El Papa partió de las palabras de San Pablo, para estigmatizar el pecado de la idolatría, aquel de personas que -como dice el Apóstol- “habiendo conocido a Dios, no lo glorificaron ni le dieron gracias como corresponde”, prefiriendo adorar “a las criaturas antes que al Creador”. Es una idolatría, afirmó el Obispo de Roma, que llega a “ahogar las verdades de la fe”, en las que se revela la justicia de Dios”:
“Pero como todos nosotros tenemos necesidad de adorar -porque tenemos la huella de Dios en nosotros- cuando no adoramos a Dios, adoramos a las criaturas. Y este es el paso de la fe a la idolatría. Ellos, los idólatras, no tienen ninguna razón para excusarse: a pesar de haber conocido a Dios, no lo han glorificado como a Dios ni dado las gracias como Dios. Y ¿cuál es el camino del idólatra? Se dice claramente: ‘se han perdido en sus vanos razonamientos y su mente obtusa se ha oscurecido’. El egoísmo del propio pensamiento, el pensamiento omnipotente, aquello que yo pienso es lo verdadero: yo pienso la verdad, yo construyo la verdad con mis pensamientos…”.
Las críticas de San Pablo de hace dos mil años, se dirigían a los idólatras que se postraban ante reptiles, aves, cuadrúpedos. Y aquí, Francisco se adelanta inmediatamente a la objeción de que hoy en día nadie va por ahí adorando estatuas. No es así, afirmó el Papa, la idolatría ha encontrado otras maneras y formas:
“Incluso hoy en día, hay tantos ídolos y también hoy en día hay tantos idólatras, tantos que se creen sabios. También entre nosotros, entre los cristianos, ¡eh! Yo no hablo de aquellos que no son cristianos, no de ellos, yo los respeto. Pero entre nosotros - hablamos en familia - se creen sabios, que saben todo... Y se han vuelto necios, y cambian la gloria de Dios incorruptible por una imagen: el propio yo, mis ideas, mi comodidad... Hoy, todos nosotros - sigo adelante, ¡eh! No es una cosa solamente histórica - también hoy en día por el camino se encuentran ídolos, un paso adelante... Todos tenemos dentro algún ídolo escondido. Podemos preguntarnos ante Dios: ¿cuál es mi ídolo escondido? ¡Aquel que ocupa el lugar del Señor!”.
Si San Pablo define necios a los idólatras, en el Evangelio del día, Jesús hace lo mismo con los hipócritas, encarnados por el fariseo que se escandaliza porque el Maestro no se ha lavado antes de sentarse a la mesa. “¡Así son ustedes, los fariseos! -responde Jesús- Purifican por fuera la copa y el plato, y por dentro están llenos de voracidad y perfidia”. Y añade: “Den más bien como limosna lo que tienen y todo será puro”:
“Jesús aconseja: no mirar a las apariencias, ir derecho a la verdad. El plato es el plato, pero lo que es más importante es lo que está en el plato: la comida. Pero si eres vanidoso, si eres arribista, si eres ambicioso, si eres una persona que siempre se jacta de sí misma o que te gusta presumir, porque piensas que eres perfecto, da un poco de limosna y eso sanará tu hipocresía. Este es el camino del Señor: adorar a Dios, amar a Dios sobre todas las cosas y amar al prójimo. ¡Es tan fácil, pero tan difícil! Esto se puede hacer sólo con la gracia. Pidamos la gracia”. (RC-RV)
“Jesús aconseja: no mirar a las apariencias, ir derecho a la verdad. El plato es el plato, pero lo que es más importante es lo que está en el plato: la comida. Pero si eres vanidoso, si eres arribista, si eres ambicioso, si eres una persona que siempre se jacta de sí misma o que te gusta presumir, porque piensas que eres perfecto, da un poco de limosna y eso sanará tu hipocresía. Este es el camino del Señor: adorar a Dios, amar a Dios sobre todas las cosas y amar al prójimo. ¡Es tan fácil, pero tan difícil! Esto se puede hacer sólo con la gracia. Pidamos la gracia”. (RC-RV)
VIDEO Y AUDIO: http://es.radiovaticana.va/news/2013/10/15/¿cuál_es_mi_ídolo_escondido_el_papa_el_martes/spa-737477
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