domingo, 28 de abril de 2013

Permanecer estables en la fe con una firme esperanza en el Señor, Francisco en su homilía

SANTA MISA Y CONFIRMACIÓN
HOMILÍA DEL SANTO PADRE FRANCISCO
Plaza San Pedro
V Domingo de Pascua, 28 de abril de 2013

Queridos hermanos y hermanas,

Queridos hermanos que vais a recibir el sacramento de la confirmación,

Bienvenidos:

Quisiera proponeros tres simples y breves pensamientos sobre los que reflexionar.

1. En la segunda lectura hemos escuchado la hermosa visión de san Juan: un cielo nuevo y una tierra nueva y después la Ciudad Santa que desciende de Dios. Todo es nuevo, transformado en bien, en belleza, en verdad; no hay ya lamento, luto… Ésta es la acción del Espíritu Santo: nos trae la novedad de Dios; viene a nosotros y hace nuevas todas las cosas, nos cambia. ¡El Espíritu nos cambia! Y la visión de san Juan nos recuerda que estamos todos en camino hacia la Jerusalén del cielo, la novedad definitiva para nosotros, y para toda la realidad, el día feliz en el que podremos ver el rostro del Señor, ese rostro maravilloso, tan bello del Señor Jesús. Podremos estar con Él para siempre, en su amor.

Veis, la novedad de Dios no se asemeja a las novedades mundanas, que son todas provisionales, pasan y siempre se busca algo más. La novedad que Dios ofrece a nuestra vida es definitiva, y no sólo en el futuro, cuando estaremos con Él, sino también ahora: Dios está haciendo todo nuevo, el Espíritu Santo nos transforma verdaderamente y quiere transformar, contando con nosotros, el mundo en que vivimos. Abramos la puerta al Espíritu, dejemos que Él nos guíe, dejemos que la acción continua de Dios nos haga hombres y mujeres nuevos, animados por el amor de Dios, que el Espíritu Santo nos concede. Qué hermoso si cada noche, pudiésemos decir: hoy en la escuela, en casa, en el trabajo, guiado por Dios, he realizado un gesto de amor hacia un compañero, mis padres, un anciano. ¡Qué hermoso!

2. Un segundo pensamiento: en la primera lectura Pablo y Bernabé afirman que «hay que pasar mucho para entrar en el reino de Dios» (Hch 14,22). El camino de la Iglesia, también nuestro camino cristiano personal, no es siempre fácil, encontramos dificultades, tribulación. Seguir al Señor, dejar que su Espíritu transforme nuestras zonas de sombra, nuestros comportamientos que no son según Dios, y lave nuestros pecados, es un camino que encuentra muchos obstáculos, fuera de nosotros, en el mundo, y también dentro de nosotros, en el corazón. Pero las dificultades, las tribulaciones, forman parte del camino para llegar a la gloria de Dios, como para Jesús, que ha sido glorificado en la Cruz; las encontraremos siempre en la vida. No desanimarse. Tenemos la fuerza del Espíritu Santo para vencer estas tribulaciones.

3. Y así llego al último punto. Es una invitación que dirijo a los que se van a confirmar y a todos: permaneced estables en el camino de la fe con una firme esperanza en el Señor. Aquí está el secreto de nuestro camino. Él nos da el valor para caminar contra corriente. Lo estáis oyendo, jóvenes: caminar contra corriente.

Esto hace bien al corazón, pero hay que ser valientes para ir contra corriente y Él nos da esta fuerza. No habrá dificultades, tribulaciones, incomprensiones que nos hagan temer si permanecemos unidos a Dios como los sarmientos están unidos a la vid, si no perdemos la amistad con Él, si le abrimos cada vez más nuestra vida. Esto también y sobre todo si nos sentimos pobres, débiles, pecadores, porque Dios fortalece nuestra debilidad, enriquece nuestra pobreza, convierte y perdona nuestro pecado. ¡Es tan misericordioso el Señor! Si acudimos a Él, siempre nos perdona. Confiemos en la acción de Dios.

Con Él podemos hacer cosas grandes y sentiremos el gozo de ser sus discípulos, sus testigos. Apostad por los grandes ideales, por las cosas grandes. Los cristianos no hemos sido elegidos por el Señor para pequeñeces. Hemos de ir siempre más allá, hacia las cosas grandes. Jóvenes, poned en juego vuestra vida por grandes ideales.
Novedad de Dios, tribulaciones en la vida, firmes en el Señor. Queridos amigos, abramos de par en par la puerta de nuestra vida a la novedad de Dios que nos concede el Espíritu Santo, para que nos transforme, nos fortalezca en la tribulación, refuerce nuestra unión con el Señor, nuestro permanecer firmes en Él: ésta es una alegría auténtica. Que así sea.

Antes de concluir esta celebración, quisiera encomendar los confirmados y todos ustedes a la Virgen. La Virgen María nos enseña qué significa vivir en el Espíritu Santo y qué significa recibir la novedad de Dios en nuestra vida. Ella ha concebido a Jesús por obra del Espíritu, y cada cristiano, cada uno de nosotros está llamado a recibir la Palabra de Dios, recibir a Jesús dentro de sí y después a llevarlo a todos.
María ha invocado al Espíritu con los Apóstoles en el Cenáculo: también nosotros, cada vez que nos reunimos en oración, estamos sostenidos por la presencia espiritual de la Madre de Jesús, para recibir el don del Espíritu Santo y tener la fuerza de testimoniar a Jesús resucitado. Esto se los digo de modo particular a ustedes, que hoy han recibido la Confirmación: ¡Que María los ayude a estar atentos a lo que el Señor les pide, y a vivir y caminar siempre según el Espíritu Santo!

Quisiera extender mi saludo afectuoso a todos los peregrinos presentes, venidos de tantos países. Saludo en particular a los chicos que se preparan a la Confirmación, al nutrido grupo guiado por las Religiosas de la Caridad, a los fieles de algunas parroquias polacas y a los de Bisignano, así como a la Katholische akademische Verbindung Capitolina.

Ahora en la luz pascual, fruto del Espíritu, nos dirigimos juntos a la Madre del Señor.
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==Dos jóvenes porteños recibieron el sacramento de la confirmación por parte del Papa Francisco, en una multitudinaria celebración en la plaza San Pedro del Vaticano.
Se trata de Julieta Guzmán de la parroquia Santa Ana del barrio de Villa del Parque, y Gianfranco Carranzana de Nuestra Señora de Caacupé de la Villa 21 de Barracas, según informó el arzobispado porteño.

Los jóvenes viajaron especialmente para participar de la ceremonia, en la cual 44 jóvenes de distintos países recibieron el sacramento de la confirmación.
Participaron también de la celebración el obispo auxiliar de Buenos Aires, monseñor Eduardo García y el rector de la catedral metropolitana, Alejandro Russo.
También estaba presente el director de Cultos del gobierno de la ciudad, Alfredo Abriani.

Una vez finalizada la ceremonia, Jorge Bergoglio saludó a los argentinos y le comentó al padre Russo que estaba "feliz de haber visto tanta juventud" en la ceremonia. (Télam)

1 comentario:

Anónimo dijo...

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