(RV).- (con audio) En su audiencia general, en el día de la memoria litúrgica de Juan Pablo II, el Papa Francisco exhortó a impulsar la herencia espiritual de este santo pontífice: su invitación a abrir las puertas a Cristo, su invocación al Espíritu Santo y la Divina Misericordia para el mundo entero. El Papa Bergoglio expresó su emocionado recuerdo dedicado a su Predecesor en sus saludos a los peregrinos de Polonia:
«Saludo cordialmente a los peregrinos polacos presentes en esta audiencia. Hoy celebramos la memoria litúrgica de San Juan Pablo II, que invitó a todos a abrir las puertas a Cristo. En su primera visita a su patria invocó al Espíritu Santo para que descendiera a renovar la tierra de Polonia. Recordó a todo el mundo el misterio de la Divina Misericordia. ¡Que no se olvide su herencia espiritual, sino que nos impulse a la reflexión y a la acción concreta por el bien de la Iglesia, de la familia y de la sociedad! ¡Alabado sea Jesucristo!»
Miles de fieles de tantas partes del mundo acudieron una vez más a la Plaza de San Pedro, engalanada aún con la imagen del Beato Pablo VI, para participar en la primera audiencia general después de la beatificación del Papa Montini.
Renovando, en sus saludos, su exhortación a invocar al Espíritu Santo, para que su gracia y abundancia de sus dones nos ayuden a vivir verdaderamente como Cuerpo de Cristo, signo visible de su amor, el Papa Francisco se dirigió en especial a la comunidad diocesana italiana de Tempio-Ampurias y expresó su profunda cercanía a los empleados de la compañía aérea Meridiana, «que están viviendo horas de preocupación por su futuro laboral». Con el ardiente anhelo de que «se pueda encontrar una solución justa, que tenga en cuenta ante todo la dignidad de la persona humana y las imprescindibles necesidades de tantas familias. Por favor, dirijo un llamamiento: ¡ninguna familia sin trabajo!».
En sus tradicionales saludos a los jóvenes, a los enfermos y a los recién casados, el Obispo de Roma recordó que el mes de octubre nos invita a renovar nuestra activa cooperación en la misión de la Iglesia. Y alentó a la oración para ser misioneros del Evangelio, ofreciendo ayuda concreta a cuantos se esmeran en llevarlo a los que aún no lo conocen.
«Saludo cordialmente a los peregrinos polacos presentes en esta audiencia. Hoy celebramos la memoria litúrgica de San Juan Pablo II, que invitó a todos a abrir las puertas a Cristo. En su primera visita a su patria invocó al Espíritu Santo para que descendiera a renovar la tierra de Polonia. Recordó a todo el mundo el misterio de la Divina Misericordia. ¡Que no se olvide su herencia espiritual, sino que nos impulse a la reflexión y a la acción concreta por el bien de la Iglesia, de la familia y de la sociedad! ¡Alabado sea Jesucristo!»
Miles de fieles de tantas partes del mundo acudieron una vez más a la Plaza de San Pedro, engalanada aún con la imagen del Beato Pablo VI, para participar en la primera audiencia general después de la beatificación del Papa Montini.
Renovando, en sus saludos, su exhortación a invocar al Espíritu Santo, para que su gracia y abundancia de sus dones nos ayuden a vivir verdaderamente como Cuerpo de Cristo, signo visible de su amor, el Papa Francisco se dirigió en especial a la comunidad diocesana italiana de Tempio-Ampurias y expresó su profunda cercanía a los empleados de la compañía aérea Meridiana, «que están viviendo horas de preocupación por su futuro laboral». Con el ardiente anhelo de que «se pueda encontrar una solución justa, que tenga en cuenta ante todo la dignidad de la persona humana y las imprescindibles necesidades de tantas familias. Por favor, dirijo un llamamiento: ¡ninguna familia sin trabajo!».
En sus tradicionales saludos a los jóvenes, a los enfermos y a los recién casados, el Obispo de Roma recordó que el mes de octubre nos invita a renovar nuestra activa cooperación en la misión de la Iglesia. Y alentó a la oración para ser misioneros del Evangelio, ofreciendo ayuda concreta a cuantos se esmeran en llevarlo a los que aún no lo conocen.
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