BUENOS AIRES, 01 Mar. 12 / 03:49 am - La parroquia San Bernardo de la Diócesis de San Roque, en la provincia de Chaco (Argentina), posee desde el 25 de febrero una reliquia de primer grado del Beato Juan Pablo II, consistente en una gota de sangre.
Con una multitudinaria presencia de fieles que llegaron de distintos puntos de la provincia y autoridades argentinas, la reliquia del beato fue entronizada en una Eucaristía presidida por el Obispo de San Roque, Mons. Hugo Nicolás Barbaro, junto a otros siete sacerdotes.
Al término de la Misa se rezó un Rosario para recordar en forma especial a Juan Pablo II, quien siempre habló del rosario como su "oración preferida". Luego los sacerdotes y los fieles pudieron venerar la reliquia.
Finalmente, Mons. Barbaro se dirigió a colocar la reliquia en el espacio preparado especialmente para su veneración por todos los fieles y donde quedará para siempre.
El párroco de San Bernardo, P. Ireneo Kliche, definió el acontecimiento como "un compromiso con nuestra fe".
La reliquia fue traída de Polonia por el P. Ireneo Kliche, quien en una visita a su país natal el año pasado, conversó sobre este pedido con el arzobispo de Cracovia, Mons. Stanislao Dziwisz, quien fue durante muchos años secretario personal de Juan Pablo II.
"(Mons. Dziwisz) accedió y trajo esta gracia especial para nuestra parroquia y para la diócesis, que tiene a su disposición esta reliquia para ver, tocar y pedir intercesión", señaló el P. Kliche.
Con una multitudinaria presencia de fieles que llegaron de distintos puntos de la provincia y autoridades argentinas, la reliquia del beato fue entronizada en una Eucaristía presidida por el Obispo de San Roque, Mons. Hugo Nicolás Barbaro, junto a otros siete sacerdotes.
Al término de la Misa se rezó un Rosario para recordar en forma especial a Juan Pablo II, quien siempre habló del rosario como su "oración preferida". Luego los sacerdotes y los fieles pudieron venerar la reliquia.
Finalmente, Mons. Barbaro se dirigió a colocar la reliquia en el espacio preparado especialmente para su veneración por todos los fieles y donde quedará para siempre.
El párroco de San Bernardo, P. Ireneo Kliche, definió el acontecimiento como "un compromiso con nuestra fe".
La reliquia fue traída de Polonia por el P. Ireneo Kliche, quien en una visita a su país natal el año pasado, conversó sobre este pedido con el arzobispo de Cracovia, Mons. Stanislao Dziwisz, quien fue durante muchos años secretario personal de Juan Pablo II.
"(Mons. Dziwisz) accedió y trajo esta gracia especial para nuestra parroquia y para la diócesis, que tiene a su disposición esta reliquia para ver, tocar y pedir intercesión", señaló el P. Kliche.
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