lunes, 6 de julio de 2015

El testamento espiritual de Alessandro Serenelli, el asesino de Sta. María Goretti

Alessandro Serenelli, huérfano de madre a los pocos meses, vivía con su anciano padre y un hermano en la misma casa (aunque en una parte separada) que la familia de Sta. María Goretti (1890-1902): en la hacienda del patrón de sus familias campesinas. Tras ser rechazado un par de veces en otras ocasiones, intentó violar a Sta. María Goretti (que tenía 11 años) cuando se quedó en casa sola cuidando de una hermanita, en julio de 1902. Al no tener éxito, apuñaló a la santa 14 veces con un punzón antes de huir.
Como Alessandro era menor de edad, no se le pudo condenar a cadena perpetua, sino a 30 años de cárcel. No se mostraba arrepentido de lo que hizo, a pesar de que la santa le había perdonado y había rezado y ofrecido sus sufrimientos por él. Parecía un caso perdido.
Pero, no acabó así su vida. Aunque todos le consideraban un criminal endurecido, el obispo le visitó para recordarle el perdón de Dios y de la santa. Él no mostró ningún cambio de actitud durante la visita, pero después otros vieron lágrimas salir de sus ojos.
Unos días después, su comportamiento cambió por completo cuando pidió ponerse en contacto con el obispo para decirle que vió a Sta. María Goretti en sueños con 14 lirios, sonriéndole y resplandeciente. Por su buen comportamiento desde entonces, le dejaron salir de la cárcel unos años antes de cumplir toda su condena.
Comenzó una nueva vida seglar como portero en un convento capuchino. La Navidad de 1934 visitó a Assunta, la madre de Sta. María Goretti para pedirle perdón. Ella le dijo que ya le había perdonado, habiéndole perdonado Dios y su hija, y fueron juntos a la Misa de Navidad, sorprendiendo a toda la comunidad. Se mantuvieron en contacto, pudieron ver en vida a Sta. María Goretti canonizada en 1950 y él estuvo junto a Assunta cuando ella murió.

En este vídeo se ven fotos de la casa y el pueblo de Sta. María Goretti, de su funeral, canonización, y de Assunta con Alessandro Serenelli:
Testimonio Espiritual de Alessandro Serenelli
Se encontró a su muerte (6 de mayo, 1970) en un sobre cerrado, con fecha del 5 de mayo, en el convento capuchino de Macerata [Traducción del original (italiano) que se encuentra al pie de esta página].
“Soy un viejo de casi 80 años, pronto voy a terminar mis días.
“Echando una mirada al pasado, reconozco que en mi primera juventud recorrí un sendero falso, la vía del mal que me condujo a la ruina.
Veía todo a través de la prensa, los espectáculos y los malos ejemplos que siguen la mayoría de los jóvenes sin siquiera pensarlo. Y yo hice lo mismo. No me preocupaba.
“Personas creyentes y practicantes tenía cerca de mí, pero no les prestaba atención, cegado por una fuerza brutal que me empujaba hacia un sendero malo. A los 20 años cometí el delito pasional, del que hoy me horrorizo de sólo recordarlo.
María Goretti, ahora santa, fue el ángel bueno que la Providencia había puesto ante mis pasos para guiarme y salvarme. Todavía tengo grabadas en mi corazón sus palabras de compasión y de perdón. Rezó por mí e intercedió por su asesino.
“Siguieron treinta años de prisión. Si no hubiera sido menor de edad, hubiera estado condenado a cadena perpetua.Acepté la merecida condena. Expié mi culpa.
“La pequeña María fue verdaderamente mi luz, mi protectora; con su ayuda, me porté bien en mis 27 años de cárcel e intenté vivir honradamente cuando la sociedad me aceptó de nuevo entre sus miembros.
“Los Hermanos de San Francisco, los Capuchinos de Marché, me acogieron con caridad seráfica en su monasterio no como un siervo sino como un hermano y con ellos convivo desde hace 24 años. Ahora espero sereno el momento de ser admitido en la visión de Dios, de abrazar a mis seres queridos de nuevo, y de estar junto a mi ángel protectora y su querida madre, Assunta.
“Los que lean esta carta, ojalá que quieran seguir la feliz enseñanza de huir del mal y seguir el bien siempre. Pienso que la religión con sus preceptos no es una cosa que se pueda menospreciar, sino que es el verdadero consuelo, el único camino seguro en toda circunstancia, hasta las más dolorosas de la vida. Paz y bien.”
Firma, Alessandro Serenelli

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