jueves, 23 de julio de 2015

13 claves del Papa Francisco para educar a jóvenes (inspiradas en Don Bosco)

La Familia Salesiana agradeció este jueves 16 de julio al Papa Francisco, quien en una carta escribe algunos rasgos  de la educación salesiana que se aplican en nuestros días como antídoto contra la idolatría del dinero, la desigualdad y un excesivo uso de las nuevas tecnologías sin criterio, entre otros problemas. 

A continuación, una síntesis de 13 puntos que pueden ser aplicados por padres de familia, educadores y catequistas en varios ámbitos para apoyar y sostener el crecimiento de los jóvenes:  
 Papa
1. El alma de los jóvenes no cambia con los siglos 
 
En la carta, indica que el “mundo ha cambiado” en dos siglos, “pero el alma de los jóvenes no: también hoy los muchachos y las chicas están abiertos a la vida”, al mismo tiempo que “hay tantos con riesgo de desánimo, de anemia espiritual y de marginación”.
 
“Don Bosco – continúa- nos enseña, ante todo, a no quedarnos mirando […] para ofrecer a los jóvenes una experiencia educativa integral” que, involucre “la mente, los afectos, toda la persona”.
 
2. Educar a los jóvenes a la alegría, el amor a Dios y el trabajo 
 
De aquí -indica– deriva una pedagogía “animada por la preocupación preventiva e inclusiva”, en sectores populares y grupos marginales de la sociedad, “a los cuales ofrece también la posibilidad de la instrucción y de aprender un oficio”.
 
Una armonía enseñada por Don Bosco de “educación moral, civil, cultural”, la cual “conjuga alegría – estudio – oración, y también trabajo – religión – virtud”.
 
La fórmula "educar evangelizando y evangelizar educando" de don Bosco para alcanzar la amorevolezza, la amabilidad”. Es decir, “la simpatía, el afecto, la comprensión y la participación en la vida del otro”.
 
3. No es suficiente amar a los jóvenes, se necesitan gestos concretos 
 
El amor del educador no es suficiente si no se expresa “mediante gestos concretos y eficaces”. Gracias a tal amabilidad tantos niños y adolescentes experimentan “una intensa y sana afectividad, muy preciosa para la formación de la personalidad y para el camino de la vida”.
 
4. Educación integral: Familia, juego, amigos y acompañar en el crecimiento
 
Asimismo, destaca lo importante de un “ambiente de familia;presencia del educador como padre, maestro y amigo del joven”, además de “la asistencia; clima de alegría y de fiesta; amplio espacio dado al canto, a la música y al teatro; importancia del juego, del patio de recreación, de los paseos y del deporte”.
 
5. El educador como Don Bosco está con los débiles y necesitados 
 
En este sentido, destaca las dotes del educador: “entrega total de sí a Dios”, fidelidad “a los jóvenes en un mismo acto de amor”. Así ha destacado las decisiones valientes de Don Bosco: “la elección de dedicarse a los jóvenes pobres”, la intención de movilizar los “pobres para los pobres, y la elección de ampliar tal servicio más allá de las fronteras de lengua, raza, cultura y religión”.
 
6. Escuchar a los jóvenes para que encuentren su vocación 
 
A los adultos les incita a escuchar a los jóvenes en sus “inquietudes o sus reclamos, y aprender a hablarles en el lenguaje que ellos comprenden”. Porque ellos tienen “la necesidad de vida, apertura, alegría, libertad, futuro; el deseo de colaborar en la construcción de un mundo más justo y fraterno…”, “en la tutela de la naturaleza y de los ambientes de vida”.
 
7. Creatividad educativa contra los riesgos de la cultura digital y la cultura del descarte 
 
El Papa invita a recorrer con creatividad “las sendas de los nuevos medios de comunicación” y la “educación intercultural”, también en países emergentes y en el diálogo con otras culturas y religiones.
Y señala en particular dos tareas: la primera es la de educar según la antropología cristiana en el lenguaje de los nuevos medios de comunicación y de las redes sociales, que plasma en profundidad los códigos culturales de los jóvenes, y por lo tanto, la visión de la realidad humana y religiosa;
 
8. Los jóvenes y la gratuidad del servicio 
 
La segunda es “promover formas de voluntariado social, no resignándose a las ideologías que anteponen el mercado y la producción a la dignidad de la persona y al valor del trabajo”.
 
9. Los educadores deben estudiar y mejorar
 
Ser educadores que evangelizan es un don de naturaleza y de gracia, pero es también fruto de formación, estudio, reflexión, oración y ascesis. Don Bosco decía a los jóvenes: "Yo por vosotros estudio, por vosotros trabajo, por vosotros vivo, por vosotros estoy dispuesto incluso a dar mi vida".
 
10. La emergencia educativa es de toda la comunidad 
 
En la “emergencia educativa” (Benedicto XVI) hay que favorecer “una eficaz alianza educativa entre las diversas agencias religiosas y laicas para caminar, con la diversidad de los carismas, en favor de la juventud de los diversos continentes”.
 
11. Sin las familias, el trabajo del educador es en vano
 
En particular, recuerda “la inderogable necesidad de implicar a las familias de los jóvenes. No puede haber, de hecho, una eficacia pastoral juvenil sin una válida pastoral familiar”.
 
12. La catequesis va de la mano con el legado educador de Don Bosco
 
De esta manera, invita “renovar la opción catequética que fue su empeño permanente, a ser comprendida en la misión de una nueva evangelización…". "Se necesita un camino que comprenda la escucha de la Palabra de Dios, la frecuencia a los sacramentos, en particular la Confesión y la Eucaristía, y la relación filial con la Virgen María”, señala el Papa.
 
13. Y finalmente, el principio de todo, educar a la felicidad 
 
El Papa Francisco enseña en memoria de Don Bosco: “el cristianismo es fuente de felicidad, porque es el Evangelio del amor. Es de esta fuente que, también en la práctica educativa salesianala alegría y la fiesta encuentran consistencia y continuidad".
 
En su reciente viaje a Turín (Italia), la tierra de Don Bosco, el Papa recordó sus dotes como educador y pastor de los jóvenes. En la Basílica de María Auxiliadora, donde reposan los restos mortales del fundador, Francisco conmemoró el legado espiritual de Don Bosco (1815-1888), y exhortó a vivirlo con valentía.  
 

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