miércoles, 18 de noviembre de 2015

Abrir las puertas al encuentro de Jesús que espera paciente y nos trae su bendición y su amistad, el Papa en la Catequesis

(Radio Vaticana).- "La iglesia es la portera, no la patrona de la Casa del Señor" En el umbral del Año de la Misericordia, que iniciará el 8 de diciembre con la apertura de la puerta santa, Francisco explicó el 18 de noviembre que es “una puerta que se abre en la Iglesia para salir al encuentro de aquellos que por tantas razones se encuentran lejos. También las familias están invitadas a abrir sus puertas para salir al encuentro de Jesús que nos espera paciente, y que quiere traernos su bendición y su amistad. Una Iglesia que no fuera hospitalaria o una familia cerrada en sí misma sería una realidad terrible, que mortifica el Evangelio y hace más árido el mundo”.
El obispo de Roma dijo ante la multitud de fieles y peregrinos en la plaza de san Pedro que “la puerta abierta nos habla de confianza, de hospitalidad, de acogida. La puerta es para proteger pero no para rechazar, y además no puede ser forzada, pues la hospitalidad brilla por la libertad de la acogida. Jesús siempre llama, siempre pide permiso. Al mismo tiempo, la puerta debe abrirse frecuentemente, aunque sólo sea para ver si hay alguien que espera y que no tiene el valor ni la fuerza para llamar”.
El Sucesor de Pedro fundó su catequesis en el evangelio de san Juan, donde Jesús se compara con la puerta del redil, en el que encontramos seguridad. “Una puerta por la que podemos entrar y salir sin temor. La Iglesia debe colaborar con Cristo como el guardián del que habla el evangelio, escuchando la voz del Pastor y dejando entrar a todas las ovejas que Él trae consigo”.
Antes de recordar que el 19 de noviembre es la Jornada Mundial de los derechos de la infancia, afirmando que “es un deber de todos proteger a los niños y anteponer su bien a todo otro criterio”, Francisco invitó a pedir a la Sagrada Familia, “que supo lo que significa encontrar una puerta cerrada, que ayude a los hogares cristianos a ser un signo elocuente de la Puerta de la Misericordia, que se abre al Señor que llama y al hermano que viene”. jesuita Guillermo Ortiz -RV

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