«Testimonios de la radicalidad evangélica», según el carisma de Don Bosco, afianzados en la oración y la ternura saliendo al encuentro de los jóvenes, en especial de los más necesitados y marginados. Es la exhortación del Papa Francisco a la congregación salesiana, con el lema del fundador «Dame almas, llévate lo demás». Y con el anhelo de que «el Espíritu Santo los ayude a percibir las expectativas y los desafíos de nuestro tiempo - en especial de la juventud - interpretándolos a la luz del Evangelio y de su carisma», el Obispo de Roma – al recibir a los participantes en el Capítulo General de la Sociedad Salesiana - hizo hincapié en que san Juan Bosco reforzó el programa de la Congregación que fundó «con otros dos elementos: el trabajo y la templanza», y después de bromear sobre la templanza, recordando que en el colegio donde estudió no dormían siesta, el Papa alentó a la templanza, al lado de los pobres, con una vida austera, trasparente y responsable en la gestión de los bienes:
«El trabajo y la templanza – decía – harán florecer la Congregación. Cuando se piensa en trabajar para el bien de las almas, se supera la tentación de la mundanidad espiritual, no se buscan otras cosas, sino sólo Dios y su Reino. Además la templanza es tener sentido de la medida, conformarse, ser sencillos. Que la pobreza de Don Bosco y de su mamá Margarita inspire en cada salesiano y en cada comunidad suya una vida esencial y austera, cercanía a los pobres, transparencia y responsabilidad en la gestión de los bienes».
Señalando la importancia de superar «la mundanidad espiritual», el Papa destacó la necesidad de preparar a los jóvenes a trabajar según el Evangelio, «como constructores de justicia y de paz» y a «vivir como protagonistas de la Iglesia». Impulsando la profundización y actualización pedagógica y cultural, para responder a la actual emergencia educativa, siguiendo el «sistema preventivo».
«Ustedes utilizan la profundización y actualización pedagógica y cultural necesarias, para responder a la emergencia educativa actual. Que la experiencia de Don Bosco y de su ‘sistema Preventivo’ los sostenga siempre en el compromiso de vivir con los jóvenes. Que su presencia en medio de ellos se caracterice por aquella ternura que Don Bosco llamó ‘cariño’, experimentando también nuevos lenguajes, pero sabiendo muy bien que el del corazón es el lenguaje fundamental para acercarse y hacerse amigo de ellos».
Sin olvidar la dimensión vocacional, la vida consagrada, el Santo Padre puso de relieve que no se debe confundir con una opción de voluntariado, y destacó asimismo la importancia de la pastoral juvenil:
«El cuidado de las vocaciones requiere atenciones específicas: ante todo, la oración; luego actividades apropiadas, programas personalizados, el valor de la propuesta, el acompañamiento, la participación de las familias. La geografía vocacional ha cambiado y está cambiando, y eso significa que hay nuevas exigencias para la formación, la orientación y discernimiento».
El Papa puso de relieve y reiteró la importancia del apostolado salesiano para la juventud, en particular ante la tremenda exclusión de los jóvenes, el desempleo y las dependencias. Para esta misión – enfatizó el Obispo de Roma - se debe enviar a los mejores:
«Trabajando con los jóvenes, ustedes encuentran el mundo de la exclusión juvenil. Y esto es tremendo ¿eh? ¡Hoy es tremendo pensar que hay más de 75 millones de jóvenes sin trabajo, aquí en Occidente! Pensemos en la amplia realidad del desempleo, con tantas consecuencias negativas. Pensemos en las dependencias, que por desgracia son múltiples, pero todas se derivan de la raíz común de la falta de amor verdadero. Salir al encuentro de los jóvenes marginados requiere coraje, madurez y mucha oración. Y para este trabajo se debe enviar a los mejores, ¿eh? ¡A los mejores! Se puede correr el riesgo de quedar atrapados por el entusiasmo, enviando a esas fronteras a personas de buena voluntad, pero que no son adecuadas. Por eso es necesario un cuidadoso discernimiento y un acompañamiento constante. El criterio es éste: ¡los mejores deben ser enviados allí! Y no pensar: necesito a este para que sea superior en tal lugar... o para que estudie teología... Si tienes esa misión, envíalo allí. ¡Los mejores!
Recordando que el apostolado de la juventud se afianza en la comunidad y fraternidad de la congregación fundada por san Juan Bosco, cuyo bicentenario de nacimiento se acerca, el Papa, terminó su discurso encomendándolos al amparo de María Auxiliadora, asegurando sus oraciones por todos ellos y pidiéndoles que ellos también recen por él.
(CdM - RV)
«El trabajo y la templanza – decía – harán florecer la Congregación. Cuando se piensa en trabajar para el bien de las almas, se supera la tentación de la mundanidad espiritual, no se buscan otras cosas, sino sólo Dios y su Reino. Además la templanza es tener sentido de la medida, conformarse, ser sencillos. Que la pobreza de Don Bosco y de su mamá Margarita inspire en cada salesiano y en cada comunidad suya una vida esencial y austera, cercanía a los pobres, transparencia y responsabilidad en la gestión de los bienes».
Señalando la importancia de superar «la mundanidad espiritual», el Papa destacó la necesidad de preparar a los jóvenes a trabajar según el Evangelio, «como constructores de justicia y de paz» y a «vivir como protagonistas de la Iglesia». Impulsando la profundización y actualización pedagógica y cultural, para responder a la actual emergencia educativa, siguiendo el «sistema preventivo».
«Ustedes utilizan la profundización y actualización pedagógica y cultural necesarias, para responder a la emergencia educativa actual. Que la experiencia de Don Bosco y de su ‘sistema Preventivo’ los sostenga siempre en el compromiso de vivir con los jóvenes. Que su presencia en medio de ellos se caracterice por aquella ternura que Don Bosco llamó ‘cariño’, experimentando también nuevos lenguajes, pero sabiendo muy bien que el del corazón es el lenguaje fundamental para acercarse y hacerse amigo de ellos».
Sin olvidar la dimensión vocacional, la vida consagrada, el Santo Padre puso de relieve que no se debe confundir con una opción de voluntariado, y destacó asimismo la importancia de la pastoral juvenil:
«El cuidado de las vocaciones requiere atenciones específicas: ante todo, la oración; luego actividades apropiadas, programas personalizados, el valor de la propuesta, el acompañamiento, la participación de las familias. La geografía vocacional ha cambiado y está cambiando, y eso significa que hay nuevas exigencias para la formación, la orientación y discernimiento».
El Papa puso de relieve y reiteró la importancia del apostolado salesiano para la juventud, en particular ante la tremenda exclusión de los jóvenes, el desempleo y las dependencias. Para esta misión – enfatizó el Obispo de Roma - se debe enviar a los mejores:
«Trabajando con los jóvenes, ustedes encuentran el mundo de la exclusión juvenil. Y esto es tremendo ¿eh? ¡Hoy es tremendo pensar que hay más de 75 millones de jóvenes sin trabajo, aquí en Occidente! Pensemos en la amplia realidad del desempleo, con tantas consecuencias negativas. Pensemos en las dependencias, que por desgracia son múltiples, pero todas se derivan de la raíz común de la falta de amor verdadero. Salir al encuentro de los jóvenes marginados requiere coraje, madurez y mucha oración. Y para este trabajo se debe enviar a los mejores, ¿eh? ¡A los mejores! Se puede correr el riesgo de quedar atrapados por el entusiasmo, enviando a esas fronteras a personas de buena voluntad, pero que no son adecuadas. Por eso es necesario un cuidadoso discernimiento y un acompañamiento constante. El criterio es éste: ¡los mejores deben ser enviados allí! Y no pensar: necesito a este para que sea superior en tal lugar... o para que estudie teología... Si tienes esa misión, envíalo allí. ¡Los mejores!
Recordando que el apostolado de la juventud se afianza en la comunidad y fraternidad de la congregación fundada por san Juan Bosco, cuyo bicentenario de nacimiento se acerca, el Papa, terminó su discurso encomendándolos al amparo de María Auxiliadora, asegurando sus oraciones por todos ellos y pidiéndoles que ellos también recen por él.
(CdM - RV)
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