Emil Kapaun, de origen checo, nació en Kansas en 1916, se ordenó sacerdote en 1940 y tuvo varios destinos como capellán castrense durante la Segunda Guerra Mundial, pero siempre en territorio estadounidense. Tras un periodo fuera de servicio, en 1948 se reincorporó a la milicia, y fue enviado a Japón y después a Corea, justo en el momento de la invasión comunista, el primer gran episodio armado de la Guerra Fría.
Destinado en la 35ª Brigada de Artillería Antiaérea, el padre Kapaun se vio envuelto en continuos combates entre julio de 1950 y el 2 de noviembre de ese mismo año, en que fue capturado.
Durante ese tiempo se hizo legendario su valor, que le valió una Estrella de Bronce, concedida poco tiempo antes de caer prisionero. Su «kit de misa», un todoterreno en el que celebraba para los soldados en pleno frente de batalla, voló por los aires en repetidas ocasiones bajo el fuego enemigo.
Pero fue en los meses que estuvo como prisionero de guerra en el campo de Pyoktong, en Corea del Norte, cuando su fama de santidad, que ya le precedía, corrió como la pólvora entre quienes la percibían a diario: sus compañeros cautivos. Ellos testimoniarían después el desvelo con el que escuchaba confesiones, atendía a los heridos y administraba la Sagrada Comunión y otros sacramentos, sin importarle la vigilancia política de sus captores ni las enfermedades que castigaban el campo.
Una página web difunde la vida del padre Emil Kapaun y los favores obtenidos mediante su intercesión: http://www.frkapaun.org/index.html
No descansó un solo segundo en la atención a los demás, hasta que un trombo en una pierna le impidió moverse. Trasladado a un supuesto hospital donde se le negó atención médica, murió el 23 de mayo de 1951. Si su «kit de misa» ha padecido la misma suerte que su mentor celestial... es algo que las biografías oficiales, por ahora, no comentan.
Casi sesenta años después, un 22 de mayo de 2010, Benedicto XVI designó obispo a quien decidió seguir los pasos de Kapaun en el mismo lugar donde él ejerció su sacerdocio, y conmovido por su ejemplo. Richard Spencer ha servido como capellán también en complicados teatros de operaciones, como Irak.
Este sábado Benedicto XVI nombró obispo auxiliar castrense para Estados Unidos al padre Richard Spencer, una vocación tardía que descubrió el sacerdocio tras una larga trayectoria como militar.
El nuevo prelado, nacido en Alabama en 1951, sirvió en las Fuerzas Armadas desde 1973 hasta 1980. En 1977 fue destinado a Corea como parte del contingente norteamericano que guarda el famoso paralelo 38, frontera con la zona comunista. Allí conoció la vida y obra del padre Emil Kapaun (1916-1951), legendario capellán militar que había muerto justo cuando él nació, y el ejemplo de aquel heroico sacerdote hizo madurar su propia vocación, de forma que al abandonar el servicio activo, el padre Spencer decidió ingresar en el seminario.
Su nombramiento como obispo es, pues, el último de los amplios frutos espirituales que lleva rindiendo, en los sesenta años transcurridos tras su muerte como prisionero de guerra en Corea, el padre Kapaun, de quien se abrió en 1993 el proceso de beatificación.
VER: http://www.youtube.com/watch?v=y-r1W_Z0eiY
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