VATICANO, 12 Dic. 11 / 12:52 pm
Ante una abarrotada Basílica de San Pedro, el Papa Benedicto XVI preside la Misa por la independencia de los países de América Latina en el día en que la Iglesia celebra la Fiesta de la Virgen de Guadalupe, 12 de diciembre.
En su homilía el Pontífice alentó al Continente de la Esperanza a comprometerse en la tarea de la Nueva Evangelización.
A las 5:00 p.m. y antes de comenzar la Eucaristía, el profesor Guzmán Carriquiry, secretario de la Pontificia Comisión para América Latina (CAL) leyó algunos textos sobre el bicentenario de la independencia y sobre la Virgen de Guadalupe.
Luego el Cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez, Arzobispo de Santo Domingo (República Dominicana) y Primado de América Latina, dirigió una oración a la Patrona del Continente.
Asimismo, el Cardenal Marc Ouellet, Presidente de la CAL y Prefecto de la Congregación para los Obispos dirigió al Papa un saludo de homenaje.
Al iniciarse la Misa, dos jóvenes por cada país latinoamericano, escogidos por las respectivas Embajadas ante la Santa Sede, ingresaron con sus respectivas banderas por la nave central de la Basílica y después de un breve saludo a la Virgen de Guadalupe colocada a los pies del altar, se colocaron al costado y detrás del altar de la cátedra durante toda la celebración.
Las oraciones y cantos de la Santa Misa fueron en español y portugués, mientras que un coro invitado especialmente para esta ocasión se alternó con el Coro de la Capilla Sixtina.
La homilía del Papa
Al iniciar su homilía en español, Benedicto XVI dijo que como Sucesor de Pedro no podía dejar pasar la Fiesta de la Virgen de Guadalupe "sin hacer presente la alegría de la Iglesia por los copiosos dones que Dios en su infinita bondad ha derramado durante estos años en esas amadísimas naciones (de América), que tan entrañablemente invocan a María Santísima".
El Papa dijo luego que la Morenita del Tepeyac "nos conduce siempre a su divino Hijo, el cual se revela como fundamento de la dignidad de todos los seres humanos, como un amor más fuerte que las potencias del mal y la muerte, siendo también fuente de gozo, confianza filial, consuelo y esperanza".
Seguidamente se refirió, en portugués, al canto del Magnificat, la alabanza que hace Santa María a Dios agradeciendo las maravillas obradas por el Señor en ella, que "hoy sigue mostrando su amor por todos los hombres, particularmente por los que enfrentan duras pruebas".
Tras recordar que la Virgen sigue mostrando a los hombres, con sencillez, "la única Luz y la única Verdad: su Hijo Jesucristo", el Papa resaltó que es importante que los pueblos de América "salvaguarden su rico tesoro de fe y su dinamismo histórico-cultural, siendo siempre defensores de la vida humana desde su concepción hasta su ocaso natural y promotores de la paz".
"Han de tutelar igualmente la familia en su genuina naturaleza y misión, intensificando al mismo tiempo una vasta y capilar tarea educativa que prepare rectamente a las personas y las haga conscientes de sus capacidades, de modo que afronten digna y responsablemente su destino".
El Papa exhortó además a trabajar por la solidaridad y la reconciliación, para hacer frente y erradicar "toda injusticia, violencia, criminalidad, inseguridad ciudadana, narcotráfico y extorsión".
El Santo Padre recordó luego que fue el Beato Juan Pablo II quien animó a emprender la tarea de una Nueva Evangelización que sea "nueva en su ardor, en sus métodos, en su expresión".
Por ello exhortó a proseguir la "Misión Continental" en América promovida por los Obispos en Aparecida en Brasil en 2007 para que "la luz de Dios brille, pues, cada vez más en la faz de cada uno de los hijos de esa amada tierra y que su gracia redentora oriente sus decisiones, para que continúen avanzando sin desfallecer en la construcción de una sociedad cimentada en el desarrollo del bien, el triunfo del amor y la difusión de la justicia".
El Papa anunció luego que viajará a México y Cuba antes de la Pascua de 2012, "para proclamar allí la Palabra de Cristo y se afiance la convicción de que éste es un tiempo precioso para evangelizar con una fe recia, una esperanza viva y una caridad ardiente".
Tras encomendar todos estos propósitos a la Virgen de Guadalupe, el Santo Padre invocó "la intercesión de tantos santos y beatos que el Espíritu ha suscitado a lo largo y ancho de la historia de ese continente, ofreciendo modelos heroicos de virtudes cristianas en la diversidad de estados de vida y de ambientes sociales, para que su ejemplo favorezca cada vez más una nueva evangelización bajo la mirada de Cristo, Salvador del hombre y fuerza de su vida".
La Misa que se inició a las 5:30 p.m. (hora local) tiene como concelebrantes al Cardenal Tarcisio Bertone, Secretario de Estado, el Cardenal Marc Ouellet, el Cardenal Norberto Rivera Carrera, Arzobispo Primado de México y el Cardenal Raymundo Damasceno Assis, Arzobispo de Aparecida (Brasil).
También están presentes el Cardenal Jaime Ortega y Alamino (La Habana); Cardenal Oscar Rodríguez Maradiaga (Honduras); Cardenal Juan Luis Cipriani (Lima) y el Cardenal Francisco Javier Errázuriz (Chile), y el Cuerpo Diplomático de los países latinoamericanos acreditados ante la Santa Sede.
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